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Segundo Amor


Pequeños Cambios

Madre de Joss = Ivellise

Padre de Joss = Gerard

Hermano mayor de Joss = Nathan

Rose = Amelia

Estos son los cambios. Espero no se confundan con los nombres XD

-o-

El silencio cae sobre el salón mientras Joss y la nueva niña, Sofia, se quedan mirando fijamente. El maestro decide romper el silencio mientras el aula se queda mirando a la nueva estudiante.

Maestro: Bueno, ya por lo menos sabemos que vas a hacer amigos rápidamente.

Sofia: Disculpe maestro, pero yo no podría ser amigo de ese... de ese rufián que está ahí.

Joss: ¿Rufián? ¿Yo? ¡Guárdate tus palabrerías en ese vestido raro que tienes de circo!

Sofia: Vestido de cir... ¡¿Que te crees?!Esto es uno de los vestidos más caros que se pueden comprar en Italia! ¡Hecho a mano por uno de los diseñadores más profesionales y de los mejores del mundo! Lo que pasa es que alguien como tú nunca podrá, ni siquiera soñar con algo como esto.

Joss: ¿Y que se rompa de tan solo mirarlo? ¡Tranquila! Prefiero usar la ropa que tengo puesto ahora mismo que por lo menos sirve para limpiarme.

Los niños comienzan a reírse mientras observan el traje roto de la nueva niña.

Sofia: Pero, ¡¿cómo te atreves a decir algo así insolente?!

Sofia saca un pañuelo con el cual forma una pequeña esfera y se la tira en la cara a Joss. Todo el salón cae en un silencio. El pañuelo cae en el piso y nadie se atreve a moverse. Joss se agacha para tomar el objeto.

Sofia: ¡Muy bien! Por lo menos se puede ver que tienes modales. Ahora se un caballero y dame....

Toda la clase se queda en silencio mientras el chico utiliza el pañuelo y comienza a limpiarse la nariz con el mismo. Después camina hasta donde la nueva estudiante y le pone el objeto en la mano.

Joss: Toma, creo que esto se te cayo.

El salón comienza a reírse mientras que a la chica le comienzan a brotar lágrimas de disgusto y asco. Joss se voltea y comienza a reírse junto al grupo.

Sofia: Eres...eres un ser humano detestable. ¡No, peor que eso! ¡Eres...eres un mandril horrible y malo!!

Joss: Y tu una niña malcriada que se cree que todos tiene que hacer lo que digas y con una actitud como princesa. Te tengo noticias princesa, aquí nosotros somos iguales y no tratamos a los demás como menos. Así que acostúmbrate porque si no, te llenare de mocos tu traje.

La niña toma el hombro del chico, lo voltea y lo golpea en la cara. El chico cae en el suelo y todo el salón comienza a reírse más fuerte, hasta que el chico no se levanta. El maestro se asusta y se acerca rápidamente al niño.

Maestro: ¡Oh Dios! ¿Qué has hecho? Natalie ve a la enfermería y notifícales que voy a llevar a un estudiante!

La clase vuelve a caer en silencio mientras que el maestro toma al joven entre brazos y se levanta del suelo.

Maestro: ¡Todos permanecerán en silencio mientras regreso de la enfermería! Jorge estará a cargo del salón!

El maestro se acerca a Sofia.

Maestro: Y tu jovencita, iras directamente a la oficina del director y llamaras a tus padres de inmediato.

La chica baja la mirada y camina lentamente hacia la oficina del director mientras que el maestro lleva al "herido" a la enfermería.

-o-

???: oss? Me chas? Jo??

No sabía quién me llamaba. Solo podía escuchar una voz dulce y apacible y una mano cálida que sostenía la mía. Tan solo de saber que era ella, me llenaba de seguridad y de confianza. Quería seguir así, tomando su mano y escuchando su voz, pero sabía que no podría estar de ese modo toda mi vida, hubiese querido, pero no fue así. Al levantarme la pude ver. Esos ojos verdes, era como ver la primavera en sus ojos. Su pelo era largo y marrón claro. Sus labios eran pequeños y su nariz era refinada. Sus manos, aunque pequeñas, daban calor y seguridad. Nuestras miradas se cruzaron por un tiempo hasta que su voz y una sonrisa disipó el silencio.

Amelia: ¿Me escuchas Joss? ¿Estás bien?

Aunque un poco aturdido le pude contestar.

Joss: Si, me encuentro bien.

Ella baja su mirada y su rostro comienza a tornarse rojo.

Amelia: No me molestaría seguir sosteniendo tu mano si a ti no te molesta.

Me volteo a ver y nuestras manos estaban agarradas fuertemente. La suelto rápidamente. Mi rostro comienza a volverse rojo mientras me volteo. El tiempo comienza a pasar, mientras que ella sonríe y comienza a tararear mi canción favorita.

Joss: Sabes que no me gusta esa canción.

Amelia: ¿Cómo puedes decir eso si es tu canción favorita? Además, a mí me gusta mucho.

Joss: ¿Existiendo muchas canciones y tiene que ser esa? ¿Una canción tan fea?

Amelia: Puede que sea fea para ti, pero para mí es las más bonita y la mejor, ¿sabes por qué?

Como olvidarlo, si fue la canción con la cual te conocí por primera vez. Era la que sonaba mientras todas las demás personas pasaban y tu llegabas y bajabas de ese tren. El cuarto resonaba con su voz y a mí me encantaba, poder escucharla me traía tranquilidad. Era como si el tiempo se detuviera solo para poder escucharla. No existía nada ni nadie más, solo ella, yo y su voz. Sin percatarnos sonó el timbre del almuerzo el cual interrumpió ese bello concierto que ella me daba y el ruido de los otros niños corriendo por los pasillos.

Joss: Sera mejor que vayamos a comer.

Me levanto de la cama. Mientras que ella sonríe y asiente con la cabeza. Ambos nos levantamos y nos dirigimos hacia donde se encontraba la enfermera.

Enfermera Hernández: ¿Y cómo se siente nuestro pequeño boxeador?

Joss: ¿Boxeador?

Enfermera Hernández: ¡Por la paliza que te habían dado! Tu maestro te trajo aquí pensando que no te ibas a levantar. Yo solo le dije que estarías viajando por las estrellas por un buen tiempo pero que no sería por mucho. El muchacho que te dio tiene mucha fuerza. Lo contrataría y lo entrenaría para convertirlo en un gran boxeador profesional.

Joss (en voz baja): No fue un chico...

Enfermera Hernández: ¿Qué?

Joss: ¡QUE NO FUE UN CHICO! ¡FUE UN GORILA LA QUE ME HIZO ESTO!!!

El niño sale corriendo del lugar sin voltear y con enojo en su cara. La enfermera comienza a reírse mientras se imaginaba aquella escena. Mientras tanto Amelia iba a seguirlo, la enfermera la detiene.

Enfermera Hernández: Debes de querer mucho a ese muchacho para quedarte con el mientras dormía y ausentarte a las clases.

Amelia le contesta sonriendo: Él es una persona muy especial para mí, y sé que a pesar de todo lo que diga o haga, él es una persona de buenos sentimientos y de un gran corazón.

Mientras caminaba, miraba como los demás niños corrían hacia el comedor. El pasillo que estaba pintado de azul, las ventanas en la cual se reflejaba el radiante sol, llegaría el día en el cual lo dejaría de ver, pues me graduaría pronto y no tendría que ver esa escena de nuevo. Mientras caminaba sin ningún rumbo, siento que alguien me llama y volteo para ver.

???: ¿Seguirás caminando como un retardado por ahí?

???: No digas eso, acuérdate que su novia no está cerca para dirigirlo.

El primero en hablar era Shean Rhodes, un chico que estudio conmigo desde elemental y mi mejor amigo. Su apellido es alemán y se le puede notar por su apariencia, cabello marrón/rubio, ojos azules oscuros, tez blanca y con un poco de actitud. Aunque a veces me trata con desprecio, ha sido el único en entenderme y compartimos a veces puntos de vistas iguales. El otro chico era Ricardo Cortez, le decimos Ricky de cariño y su madre viene de España, pero él es nacido aquí. Tiene pelo castaño, ojos marrones y es el chico más alto de la escuela. A pesar de eso es humilde y callado, aunque cuando tiene la suficiente confianza, cambia drásticamente.

Joss: Oh, son ustedes.

Ricky: ¿Cómo que "oh, son ustedes"? ¡Te perdiste la clase de matemáticas, ciencias y español!

Shean: Eso es para que veas que es tan débil que no puede soportar un puño de una niña.

Joss: ¡Eso no era una niña! ¡Eso era más un rinoceronte más que un humano!

Ricky: Lo creo lo creo

Los chicos se recuestan de una baranda que estaba cerca del comedor. Solo se podía ver a los otros niños jugando en la caja de arena que había cerca del comedor mientras otros jugaban a los escondites. Mientras que en una esquina se podía ver a Sofia tirada en el piso cabizbaja y sola. Los 3 chicos se quedan mirando a la nueva estudiante.

Shean: Aunque no puedo negar que ser la nueva estudiante debe de ser algo malo para ella.

Joss: Ella se lo busco por su actitud y sus cosas, incluso antes de llegar a esta escuela.

Ricky: ¿Antes de llegar a esta escuela?

Joss: Si. Fue la chica que se tropezó con Amy y la trató mal, así que pensé que debía de darle una lección.

???: Creo que esa es su forma de poder defenderse de aquellas personas que no conoce, tal vez, su medio de defensa sea esa.

Los chicos se asustan y se voltean rápidamente para ver a Amelia sonriendo mientras los escuchaba

Amelia: Creo que sería lo correcto pedirle perdón y hacerse amigos de ella. ¿No lo crees Joss?

Ella mira a con esos ojos verdes a la única persona que puede y debe decir algo, a mí. Los otros 2 solo voltearon sus miradas como si con ellos no fuera el problema. Ella cierra sus ojos y comienza a sonreír, y ahí sé que o me disculpo, o algo malo va a pasar, y a mi...

Joss: Esta bien, está bien, cuando se acaben las clases iré a disculparme con ella.

Amelia: ¡Gracias! Sabía que tenías un corazón bueno y agradable.

Shean (en voz baja): Y ahí tenemos al perrito haciéndole caso a su dueña.

Joss: ¡Yo no soy un perro y ella no es mi dueña!

Los chicos corren mientras Joss trataba de atraparlos. Amelia solo suspira y decide seguirlos en su juego. Pasa el tiempo hasta que suena el timbre de las 3 pm, a lo que se escucha el correr de los pequeños en toda la escuela. Mientras tanto, el maestro de la clase de Joss, el Sr. Hopkins termina su clase.

Sr. Hopkins: Bueno chicos eso es todo por hoy. Acuérdense de repasar los verbos y como aplicarlos en las oraciones completas. Y los estudiantes Joss Harrison y Sofia Valois se quedarán para que me acompañen a la oficina del director y resolvamos el "asunto" de esta mañana.

Amelia: Descuida Joss, te esperare afuera de la escuela.

Joss: Esta bien Amy, esto no tardara mucho.

Y así nos quedamos ella y yo mientras los demás se iban corriendo a sus casas. ¿Valois? Suena como a apellido de realeza. Ella me miraba desde la otra esquina del salón, su mirada reflejaba molestia y coraje, pero algo más. Mientras más quería saber, mis intensa se volvía mi mirada hasta que la voz del maestro interrumpió mis pensamientos.

Sr. Hopkins: Bueno chicos, síganme. Debo decir que estoy completamente decepcionado de ambos. Primero que nada....

Mientras el Sr. Hopkins seguía hablando me quede observándola. Su mirada estaba fija en el suelo. No levanto su cara en todo el camino. Solo volteo a mirarme una vez y en su rostro pude ver un sin número de emociones. Sin darme cuenta ya habíamos llegado a la oficina. Allí pude reconocer un rostro la cual me miraba con cara molestosa, mi madre. Tenía el pelo largo, color negro, sus ojos marrones casi cerrados y la ceja levantada me dejaba saber que estaba en muchos problemas. Pero al otro lado había figuras que no reconocía. Un hombre alto, de cabello rubio, ojos azules claros, nariz perfilada y con bigote. Tenía un semblante serio y al verme llegar me observo detenidamente. Al contrario de él se encontraba una mujer, de pelo largo y de color rojo, rojo como el atardecer. Sus ojos eran azules como el mar y su piel se notaba que era suave. Ella no me miró ni tan siquiera una vez. Al llegar, muchos pensamientos pasaron por mi mente hasta que nos sentamos y el director comenzó a hablar.

Director: Buenas tardes, soy el director David Spader y lamento mucho que tenga que llamarlos debido al incidente que ocurrió esta mañana con estos jovencitos. Espero pueda arreglarse esta disputa y puedan terminar siendo amigos en lo que culmina este año académico.

Mi madre baja la cabeza y comienza a hablar.

Madre: Espero disculpen a mi hijo, es tan solo un niño y a veces no sabe controlar sus impulsos ni lo que dice o hace. Sé que ese traje se ve costoso y si me permiten, lo coceré y se lo entregaré temprano mañana.

Mi madre me mira con la esquina del ojo y me hace señas para que baje mi cabeza. ¿Qué espera, que me arrodille para pedir disculpas? A todo esto, el hombre se levanta de la silla y comienza a hablar con una voz profunda.

Padre de Sofia: Espero que esto no haya sido un inconveniente en su trabajo, señora Harrison. Sé que ellos son niños y que tienden a cometer ingenuidades y maldades, pero como padre, se lo que mi hija puede dar, y no cabe la menor duda que ella tuvo que haber hecho algo para incitar a este joven. En cuanto a su traje, no se preocupe en lo más mínimo, pues ella tiene muchos de esos en su habitación y reconstruirlo no es nada para nosotros. El hombre toma una pequeña pausa y baja su rostro. Quiero pedirle disculpas a usted, al director Spader y al maestro Hopkins por lo que sucedió y espero que puedan perdonar a Sofia por lo que hizo. Además, les prometo que no volverá a causar más problemas en esta institución en lo que resta del semestre.

No supe que decir y al final ambas partes se disculparon. La madre de Sofia no dijo nada e incluso se movió. Sofia se acercó a mí y me pidió disculpas y yo hice lo mismo. El padre de ella se despidió de todos y salió de la escuela y afuera se encontraba una limosina negra y muy brillante. El padre subió primero y la madre le dijo algo a Sofia. Ella solo voltea a verme y se sube al auto. En los portones de la escuela me esperaba alguien, quien, al verme, le salió una sonrisa y fue corriendo hacia mí. Solo pude sonreírle mientras mi madre salía de hablar con el director.

Madre: ¡Joss Harrison Smith, no puedo creer que hayas hecho eso en la escuela y más con una niña de la familia Valois!

Joss: Ma, sabes que yo no soy una persona de hacer eso, pero su actitud me hizo enojar y pues...

Madre: ¡Eso no te da la razón para hacer lo que hiciste! ¡Sabes que cuando lleguemos a casa vamos a hablar con tu padre!

Amelia: Pero Ive, entiendo que lo que hizo estuvo mal y no tuvo razón de hacerlo, pero ella comenzó todo.

Madre: ¡Amy no te dejes influenciar por este niño y sus cosas! ¡Te contare como era todo cuando yo estudiaba! En aquellos tiempos....

Una vez que mi madre comenzaba a hablar sobre el pasado, no había nadie que la interrumpiera. Siempre hacia eso cada vez que hacía algo malo. Amelia solo me miraba y sonreía y yo solo la miraba y suspiraba. Y así nos fuimos nosotros 3 caminando por la pequeña isla de Portos hasta llegar a nuestras casas. Amelia vivía 5 casas más debajo de la mía y la habíamos dejado a ella primero. Luego llegamos a nuestra casa y mientras mi madre servía la comida, ella contaba la historia (según ella creía) y mi padre y hermano solo se reían y comían. Todo termino con yo prometiéndome portarme bien y castigado por 3 días. Cayo la noche y me acuesto en mi cama, solo pensando en lo que paso hoy y en como terminaría este semestre con una nueva niña en esta isla.

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