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—Todavía recuerdo aquella vez en el hospital —dijo con una mueca—Estaba casi agonizando del dolor, pero tú solo te preocupabas por irte lo más rápido posible..

—No me interesa, Sunghoon —cortó dirigiendo su mirada al techo.

El mayor sonrió, pero siguió hablando.

Ambos se encontraban en distintos sofás, sin mirarse, sin hablarse. Habían estado así por largas horas sin saber qué realmente hacer.

Sunoo solo había aceptado que lo ayudara a bajar, pero luego de eso ni siquiera lo miraba y eso le dolía, le dolía porque era un grandísimo estúpido.

Ninguno podía escapar, solo estaban allí, juntos como en un principio.

—Creo que eso fue lo único que le agradecí a Jungwon —confesó—Sin él, tú no me hubieras llevado al hospital y mi brazo no se podría haber recuperado jamás —recordó—Los golpes habían dolido tanto que tomé analgésicos dos semanas enteras, eran tan fuertes que no podía despertar a veces, y lo agradecía porque cuando lo hacía, tú solo te centrabas en marcar mis errores —suspiró y también dirigió su vista al techo—Todavía no puedo evitar recordar su mirada de lástima. Yo le daba lástima, ¿puedes creerlo?

No contestó, era evidente que no iba a hacerlo.

—Cuando todo el pueblo se enteró que reviviste, él me llamó —confesó para cambiar el tema observando el techo nuevamente, aquello se había vuelto casi una rutina.

—¿Jungwon? —preguntó con interés, realmente no estaba escuchando muy bien lo que decía.

Negó a pesar de saber que el menor no lo veía.

Aquel repentino interés lo había hecho explotar por dentro de mil formas, no podía creer que solo hablar de él lo hiciera reaccionar.

Los odiaba.

Se odiaba.

—No, el policía —suspiró—Estaba bastante furioso, creyó que una vez que murieras podríamos estar juntos.. Quizás era verdad.

La sarcástica risa de Sunoo se escuchó por toda la casa.

—No me hubieras traído entonces, preferiría haber muerto en la calle, bastardo —respondió con evidente furia—¿Cuál es el puto punto de decirme estas estupideces?

—Vaya, y pensar que me había tragado el cuento de "Soy otro Sunoo" —soltó sin más mientras se levantaba del sofá y comenzaba a caminar dentro de la casa—Solo intenta tolerarme, estarás a mi lado el resto de nuestras vidas.

Sabía que si tan solo pudiera moverse correctamente en aquel momento, lo destrozaría a golpes y con razón, pero eso solo delataba su verdadero ser.

Alguien violento y despreciable, él no quería ser eso a pesar de que lo fue por años. Quería seguir siendo el tonto Sunoo pero sin golpes y quebraduras.

Solo quería ser feliz.

—Mátame entonces, no quiero seguir viéndote por tanto tiempo, sabes bien que no moriremos a la vez —dijo con tono desafiante, quizás con mucha más confianza de la que debería pero realmente ya nada le importaba, su vida no valía absolutamente nada.

—¿Estás seguro?—respondió posicionándose frente a él.

Pero no contestó. No quería contestar.

No sabía qué sucedería si contestaba. La inseguridad regresó nuevamente para atacarlo sin piedad alguna.

—¿Te ha comido la lengua el ratón? —preguntó al ver que ni siquiera se atrevía a mirarlo.

Un gruñido salió de la boca del mayor y lo observó. Lo observó con aquella mirada cargada de odio y deseo de hacerle un daño incontrolable.

Había una bestia dentro de él que parecía haber despertado por fin y no sabía cómo frenarla.

—¿Qué mierda esperas que te diga?—vociferó—¿Esperas otras disculpas? Ya te las he dado, no mereces más.

Sunghoon solo sonrió.

—Quiero que me ames, mi amor.