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diecinueve

—Si nunca hubo amor de mi parte, ¿Por qué crees que lo habrá ahora? Bájate de la nube, te lo pido por favor.—contestó incrédulo, molesto y extremadamente histérico

Kihyun cada vez estaba más ansioso.

—Porque somos iguales Minhyuk, ¿Acaso no lo ves? la misma mierda, los mismos errores. Estamos asquerosamente destinados pero tú te empeñas en negarlo.—la cara del menor delataba la furia contenida, pero la ignoró

—La mierda no siempre merece más mierda, la gente cambia.—contestó subiendo una ceja

El  menor rió mientras tiraba de sus cabellos castaños con algo de nervios.

—Tú no lo haz hecho.—respondió sin más—Sigues siendo el mismo horrible Lee Minhyuk que se casó conmigo. No cambiarás, acepta tu destino.

—Cambiaré mi destino, mételo en tu cabeza.—masculló

La habitación quedó en completo silencio. Ninguno deseaba hablar por el momento.

No era un silencio incómodo, pero tampoco era cómodo. Era un simple y eterno silencio que envolvía a dos personas que se odiaban mutuamente.

—¿Crees que podrás volver a amarme?—preguntó acomodándose en el sofá, era una de las preguntas más tontas que había hecho en su vida, pero sabía que no perdía nada porque todo estaba más que perdido desde hacía un largo tiempo ya

El mayor suspiró. Realmente le impresionaba que no pudiese mantenerse callado un segundo.

—¿Por qué debería de hacerlo?—respondió con un tono cansado mientras lo observaba—A veces siento que no piensas con racionalidad.

Kihyun rió.

—Porque yo lo hago, ¿No puedes simplemente corresponderme por una vez?—ahora estaba parado frente a él con los brazos cruzados—Ambos nos hemos hecho daño, quizás al final sí nos merecemos el uno al otro.—soltó en un susurro mientras acunaba el rostro de su ex esposo entre sus manos—Nos merecemos lo peor, y nosotros lo somos. Deja de negarte a tú destino.

—¡Estar a tu lado no es mi destino!—vociferó a punto de estallar en rabia, pero fue rápidamente callado al instante.

Pegó sus labios contra los ajenos con necesidad y esta vez el mayor no pudo evitar dejarse llevar, por algún motivo, ya estaba cansado de luchar.

Pero él sabía que aquello no estaba bien. Nada lo estaba.

Comenzó a sentir un sabor a cereza que nunca antes había probado, era fuerte, rico, dulce. Intensificó el beso en busca de ese sabor en la boca ajena, necesitaba seguir sintiéndolo. El fuerte agarre que tenía en la camisa del menor parecía inquebrantable.

Pero todo se quiebra en algún momento. Todo árbol cae, todo vidrio se rompe, todo alcohol se evapora.

Le era familiar, lo hacía sentir necesidad. La necesidad de probarlo. Aún así, se paró a él mismo, no podía hacer eso, no podía hacerse eso.

No era amor el que sentía al besarlo.

—Esto no está bien Kihyun, lo siento.—dijo separándose intentando respirar normalmente

Observó los labios del menor, rojos como la cereza y todo comenzó a distorsionarse en su mirada. Rayas rojas comenzaron a aparecer por doquier, no podía regresar su vista a la normalidad por más veces que pestaneara y comenzó a entrar en pánico por no saber qué ocurría.

¿Acaso estaba muriendo otra vez? No estaba tan mal después de todo, no era doloroso pero sí estresante al extremo.

—¿Estás bien...Minhyuk?—preguntó Kihyun observando los frenéticos parpadeos del mayor

Su voz lo hizo volver a la realidad, de a poco comenzó a ver normal nuevamente. Sus labios no estaban rojos como la cereza, solo estaban a penas algo rosas y se sintió más que engañado.

¿Estaba alucinando?

—Sí, eso creo.—respondió volviendo a pestanear con algo de miedo—Probablemente el beso no fue la mejor decisión del mundo, por favor no vuelvas a hacerlo.

La decepción se hizo presente en el pecho de Kihyun, creando un vacío que sabía jamás iba a ser llenado.

Era tonto por decepcionarse. Pero ¿Cómo no iba a sentirse de esa forma? Había expresado todo el amor que sentía por él en aquel beso, pero el mayor ni siquiera notó eso.

—¿Por qué no me amas?—vociferó de golpe, tomando por sorpresa al mayor

Minhyuk no respondió, se evitaría el hacerlo porque no quería decir algo hiriente que terminara por empeorar aún más la situación.

Aunque quizás aquella era la peor opción.

—¡Ámame mi amor, ámame por favor!—rogó entre lágrimas mientras lo sujetaba de la camisa y lo elevaba para tenerlo frente a frente—Solo ámame, mierda.

—M-me estás lastimando.—respondió intentando safarse torpemente del agarre del menor, aquella posición hacía que todo le doliese

Pero eso poco importaba.

Poco le importaba él el dolor que pudiera llegar a ocasionar, ya nada importaba. Todo había perdido sentido en la vida. En la suya específicamente.

—Ámame, ámame, ámame.—volvió a rogar de forma agresiva, moviéndolo de un lado a otro como un muñeco

No sabía qué hacer, no sabía qué decir.

—Y-yo...no puedo.—respondió a punto de atragantarse con sus palabras

Lo dejó caer nuevamente en el sofá y se alejó solo un poco.

—¿No lo harás? ¿No me amarás?—preguntó acercándose de espaldas a un pequeño mueble de la habitación en donde se encontraban, sin quitar la mirada del mayor ni un segundo—¿Qué tan seguro estás de que no me amas?—volvió a preguntar al no obtener respuesta a sus anteriores preguntas mientras abría uno de los cajones de aquel mueble, aún sin apartar la mirada del mayor

—¿Prefieres que te ame realmente o que solo lo diga sin sentirlo?—respondió como pudo—Debes darme tiempo, no pretendas que sienta lo que jamás pude sentir.

—Pero, ¿Cuál es la diferencia si ruego por amor? Las palabras siempre serán vacías, carentes de sentimientos. El amor no existe, el amor es una ilusión.—dijo sacando sus manos de detrás de su espalda y apuntándolo con una linda pistola aparentemente real—¿Cuál es la puta diferencia si ruegas por amor? ...¿Me amas ahora, Minhyuk?

Sus ojos se abrieron a tope, nervioso, excesivamente nervioso.

Comenzó a desesperarse, no sabía qué hacer. No sabía si las palabras lo calmarían, si moriría, si viviría, lo poco que vivió pasó frente a sus ojos como una película animada, pero esta era triste, repugnante, humillante.

Él, un maltratador con un esposo que lo amaba incondicionalmente. El mismo lo mató por serle infiel y por hacerle tanto daño, pero resucitaba para volver a sufrir.

Odioso y horrible karma.

—Te amo más que a nadie en este mundo, Yoo Kihyun. ¿Cómo es que no te diste cuenta jamás?—dijo con un tono sincero que nunca había utilizado hasta el momento a pesar de que sus palabras eran más que vacías, cargadas de miedo

—¿Lo dices en serio?—preguntó el menor mientras se acercaba, amagando bajar el arma pero finalmente no haciéndolo

—Sí, mi amor. Baja eso, no hace falta herirnos así, vuelve a mis brazos, vuelve a ser mío.—respondió intentando con todas sus fuerzas que su voz no temblara

No sabía por qué se empeñaba en salvarse si lo que más deseaba era estar muerto.

Lo que no te mata, te hace desear estar muerto y él lo estaba experimentando en su máximo esplendor.

—¡Mientes!—vociferó y soltó un disparo justo en la rodilla del mayor

El grito de dolor de Minhyuk lo hizo comprender lo que había hecho, pero quería más. Quería que sus palabras fuesen verdad a pesar de que sabía que jamás lo serían, jamás serían reales.

¡Quería su amor! Algo tan insignificante.

¿Valía la pena entregar tu vida en vez de simplemente brindar tu amor?

—¡Eres un maldito mentiroso!—volvió a disparar, esta vez en la otra pierna

Mintiría si dijera que no disfrutaba aquella sensación.

Lo gritos y gemidos ahogados de Minhyuk hacían todo aún más satisfactorio para él y no entendía el por qué.

—Solo debías amarme, pero decidiste no hacerlo. Ahora aguanta las consecuencias.—habló mientras se acercaba hasta quedar frente a él

Una bala fue lanzada al estómago, seguida de otras tres al mismo sitio. Se estaba ahogando en sangre.

—No te daré el placer de morir ahora sin sentir nada, sufrirás por un largo rato.—dijo recostándose en sobre él—Mereces sufrir por no ser un buen niño, Minhyuk.—rió—¿Sabes qué es lo más divertido de todo? Que me volaré la cabeza justo ahora y descansaré en paz sobre ti, mientras sigues sufriendo hasta alcanzar la divinidad.—lo miró y depositó un casto beso en sus labios—Hasta siempre, mi amor.

Dicho eso, colocó el arma en su cabeza y disparó.

Sus cesos y sangre se casi pegaron a la cara de Minhyuk y él no podía hacer nada al respecto.

—¡No, no, no! ¡No puedes hacer eso Kihyun! No me dejes solo, por favor despierta.—rogó entre gritos y lágrimas, pidiendo algo que jamás podría llegar—Despierta por mí, por favor amor, despierta...

Solo le quedaba gritar y llorar hasta que el dolor cesara.

Estaba allí, frío, casi incosciente, sangrando y con el cadaver de su ex esposo sobre él con los cesos volados. No había mejor película que aquella.

Comenzó a sentir un intenso cosquilleo en sus miembros, hasta que finalmente, todo se volvió negro.

Ya no sentía absolutamente nada, solo estaba flotando en aquella nube que ahora era transparente, carente de emociones y sensaciones.

¡Ámame, por favor!



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