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IX

Con la llegada del postre, los familiares se dispersaron un poco de la mesa, algunos fueron hacia la sala o a la cocina, quedando en la mesa unos pocos, los más ancianos que no querían moverse demasiado, y un ansioso Jimin que revolvía el helado con la cuchara sin comer un bocado, escuchando a sus familiares hablar, aunque sin verlos, tenía la visita clavada en el postre.

Yoongi lo había dejado solo, ya que estaba ayudando a la tía Loon con los platos y cubiertos y demás hacia la cocina, Chanyeol se había ido por lo mismo, aunque a él lo tenían fregando.

Así que estaba refugiado detrás de su madre, sin decir nada.

— Hacía años que no lo veía, desde que se mudaron, está más delgado, se ve más lindo.

— Minnie creció mucho— dijo su madre, con una sonrisa orgullosa.

Los tres ancianos asintieron, Jimin sintió las miradas sobre él, sintiéndose incómodo y enojado, odiaba que opinaran de él, de su cuerpo, de su voz, se su novio...

— ¿Y cómo está con el tema de su tumor? — preguntó, Jimin reconoció la voz de su tía abuela, la misma que había dicho ese doloroso "Algo es algo".

Jimin frunció los labios, no le gustaba hablar del tema, a su madre tampoco.

— Bien— dijo la mujer—, está controlado, no es maligno, así que no es tan grave como suena.

Jimin admiraba a su madre muchísimo, hablaba con tanta facilidad de un tema que los tocaba a ambos demasiado, y siempre había tenido respuestas amables y sutiles a todo el que preguntaba al respecto, cosa que él no podía hacer.

— Y con este chico...— la vieja dejó la oración en el aire, esperando que la señora Park la entendiera.

Jimin se sintió enojado, ya estaban hablando de su novio, no quería que se metieran con él, esas personas no conocían lo maravilloso que era su chico, y sólo dirían cualquier cosa mala y estúpida, como siempre.

— ¿Yoon? — preguntó su madre, quien era muy amable y se le notaba demasiado en el tono de voz, al punto que su hijo no supo si estaba fingiendo ser algo tonta por no ver a qué llevaría la conversación—. Es uno de los mejores chicos que conocí en toda mi vida, es como el hijo que nunca tuve, hasta vive conmigo, lo adoramos.

— Oh, ¿Lo adoptaste? — preguntó un hombre mayor, del cual Jimin no recordaba qué tipo de relación sanguínea tenía, quizás algún primo de su madre o algo así.

— Algo así— contestó su madre, con una sonrisa—. Tuvo un problemita con su familia... Y vino con nosotros, me ayuda con las cosas de la casa, comparte cuarto con Jimin y lo cuida, lo quiere muchísimo, en muy buen chico.

— ¿Comparten habitación? — dijo su tía abuela, abriendo los ojos ampliamentecon una mezcla de sorpresa y asco.

Jimin rodó un poco los ojos, de todo lo que habían dicho su madre, la vieja se había quedado sólo con eso.

— ¿No te asusta lo que puedan hacer? Ya sabes, son dos adolescentes sólos y- — la mujer agitó sus manos, haciendo que las pulseras en sus muñecas hicieran un ruido molesto al chocar, con gestos como si todo explotara en caos.

— ¿Qué podrían hacer? ¿Hablas de el tema de las relaciones sexuales? — dijo su madre, la mujer asintió, como si fuera algo obvio—. Disculpe, pero lo dice como si fuera algo terrible, sabiendo que usted también tuvo relaciones sexuales, es algo normal que hacen todos... o casi todos, en algún momemto de su vida— la señora Park se encogió de hombros—. Si Minnie quiere tener relaciones de ese tipo con su novio está en todo su derecho en hacerlo, no me preocupo por eso, a demás de que conozco a Yoongi, es un buen chico.

>> No hay nada terrible que puedan hacer dos chicos, novios, en una habitación; no planean asesinatos o bombas o apocalipsis... Hacen exactamente lo mismo que hizo en su momento usted con su marido, y no es nada raro, ni para preocuparse.

Jimin estaba rojo de verguenza de escuchar a su madre hablar de él teniendo relaciones sexuales con Yoongi, pero a su vez se sentía aliviado de que lo tomara con tanta naturalidad y lo estuviera defendiendo como si nada.

La mujer negó, haciendo una mueca de disgusto.

— Esas cosas antinaturales, son muy diferentes a lo que yo podría haber hecho— dijo la señora, llevando una mano al pecho—. A demás todas las enfermedades que corren por ahí, que se contagian por esas cosas homosexuales, que se mueren, el tema del SIDA y eso...— la mujer volvió a negar—. Son señales de Dios para que se extingan, son cosas que no deben pasar.

Tanto la señora Park como Jimin la miraron con el ceño fruncido, una sonrisa forzada y falsa aún permanecía en el rostro de su madre, Jimin no sonreía ni un poco, por el contrario, estaba pensando que Yoongi ya la hubiera golpeado en la nariz de escuchar aquello.

Que ton-ta— murmuró Jimin, levantándose, dejó la copa de helado sobre la mesa, con un poco más de fuerza de la necesaria, ya que el golpe hizo a varios voltear.

Con vergüenza pero con aún más enojo, Jimin fue hacía la cocina, donde Yoongi secaba un plato para colocarlo en una pila de otro montón de platos idénticos, mientras hablaba amenamente con Chanyeol, quién tallaba círculos con la esponja sobre la porcelana.

Yoon-nie — habló Jimin con inseguridad, llamando la atención del rubio quién dejó lo que tenía en las manos para ir hacia él, notó el ceño fruncido del menor enseguida.

— ¿Pasa algo, bebé? — murmuró, mirando los ojos algo brillantes en lágrimas de su novio.

¿P-Podemos s-salir?— pidió, con voz temblorosa, quería llorar del enojo que sentía.

— Claro que sí, lindo— Yoongi dejó un pequeño beso sobre su frente—. Quédate aquí con Chanyeol un momento, iré a buscar nuestros abrigos, hace algo de frío afuera— murmuró, antes de salir de la cocina.

Al regresar con los abrigos de los dos, las miradas estaban puestos en ellos, y para que los vieran, luego de ayudarlo a colocarse su abrigado saco, Yoongi besó un momento los labios de Jimin, apenas un pequeño beso, para demostrar que a ellos no les importaba lo que podían decir esos vejestorios, Jimin se ruborizó completamente y escondió su rostro en el cuello de su abrigo, mientras el rubio tomaba su mano y salían por la puerta delantera, a la vista de todos los demás.

Afuera y luego de cerrar la puerta detrás de sí, Yoongi rodeó los hombros de Jimin con un brazo, en un abrazo firme mientras caminaban para alejarse.

— ¿Te dijeron algo? — preguntó el rubio, Jimin dudó un momento, para luego negar—. Jiminie, si te dijeron algo que te dolió dime quién fue y lo destruiré.

El pelinegro rió por el tono tan serio de su novio.

M-Me enojé— confesó, luego negó un poco—. Ya está... No impor-ta — ahora que tenía a Yoongi su lado se sentía mejor.

El mayor suspiró, frotando su rostro con su mano libre.

Se sentía molesto porque alguien había molestado a su bebé, y por un momento vió todos los autos estacionados, con ganas de rayar a todos y cada uno con alguna palabra obscena, sólo por hacer algo pequeño y no tan malo como golpear ancianos.

Se sentaron en el frente de la casa, donde un bajo muro de ladrillos, de poco menos de medio metro de alto bordeaba la entrada.

— Sabes que te amo por sobre cualquier otra cosa en el mundo, ¿No, Jimin? — murmuró Yoongi, haciendo que el chico lo mirara, las pocas luces del alumbrado público parecían brillar en el reflejo de los  ojitos de Jimin, haciendo que se vean mucho más bonitos—. Te amo y eso vale mucho más que la palabra de cualquier vieja quejosa.

Jimin rió un poco, sonriendo, para mirarlo con agradecimiento, asintió.

Lo sé— murmuró—, tam-bien te amo— añadió, haciendo a Yoongi sonreír, sintió más ternura cuando notó que su novio había acompañado las palabras con las señas, y había dejado los dedos pulgar, índice y meñique extendidos por más tiempo.

Con cariño, Yoongi tomó su mano, acariciandola un poco, sintiendo lo regordetas y suaves que eran, tomando ambas, dejó besos en ellas, hasta que Jimin rió por aquello.

— Siempre me pareció muy lindo cómo hablabas, Jiminie— dijo el rubio, refiriéndose a las señas, Jimin se ruborizó, sin saber cómo responder— Me enamoré mucho de todas esas palabras que no podía entender— continuó su novio, acariciando sus manitos—. Y amo tu voz también, Jiminie, pero las señas siempre tendrán su lugar en mí corazón, entre todo lo que amo de ti... Son algo tan único y tan tuyo, amor.

Jimin se mordió el labio, sintiendose cálido por esas palabras.

— No es a lo que iba, pero fue lindo decirlo— Yoongi sonrió un poco más—. Ya que esta es una fiesta de cumpleaños, por más que no sea la fecha aún, quería darte mí regalo.

Yoongi soltó las manitos de Jimin para buscar en el amplio bolsillo interno de su campera, y había entrado perfectamente la caja envuelta en papel de colores pasteles, se la entregó a Jimin, quién estaba con ojos expectantes.

La abrió con más cuidado del que hubiera querido, hasta terminar viendo la caja con la foto de la cámara instantánea, de un lindo tono de amarillo claro, sonrió ampliamente, la dejó sobre su regazo para abrazar a Yoongi como agradecimiento.

— Hay más, hay más— dijo Yoongi, palmeando un poco su brazo, haciendo que se separen—. Cierra los ojos— pidió, Jimin obedeció.

Frunció un poco el ceño y sintió su corazón acelerarse cuando Yoongi tomó su mano de nuevo, sintiendo que acomodaban algo en su dedo.

— Ya, abrelos— dijo el castaño, Jimin miró directamente hacia su mano, donde ahora un anillo plateado y algo grueso, con una bonita piedra oscura, descansaba en su dedo.

Seguido de eso, Yoongi alzó su mano, mostrando el mismo anillo.

— N-No quiero que lo tomes como que nos estamos casando a tan corta edad y e-eso, pero...

Jimin miró al rubio, totalmente ruborizado, que despeinada y peinaba su cabello con nervios, sin saber qué decir.

Por más que Yoongi se hiciera el rudo era muy tierno.

— Q-queria compartir algo así contigo— dijo Yoongi, bajo, se mordió un poco el labio inferior, sintiéndose avergonzado.

Me en-canta— dijo Jimin, sonreía tan ampliamente que apenas podía verlo por lo pequeño de sus ojos—. Es per-fecto.

Yoongi sonrió, no sabía que más podía esperarse de Jimin, sabía que su amor era mutuo, sus nervios eran injustificados, compartieron un cariñoso beso, sin importarles (sin ni siquiera pensar) en la mirada de algunos curiosos por la ventana de la casa.

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