IV
El día en que Jimin comenzaría sus sesiones con la fonoaudióloga, el pelinegro estaba notoriamente nervioso, durante en viaje de casi veinte minutos hasta el consultorio, tanto Yoongi como la señora Park intentaron relajarlo un poco, aunque apenas lo lograron.
Por más que sabía que no era nada malo, Jimin tenía miedo, estaba mentalizado de que todo iba a salir mal.
Al llegar a la puerta y ser atendidos por una joven mujer de sonrisa amable, sólo la saludaron y ambos se despidieron de Jimin con un beso en su frente, que hizo al chico tener una sonrisa vergonzosa.
Para esperarlo, Yoongi y su madre postiza fueron a una cafetería cercana, eran casi las seis de la tarde así que estaban a tiempo para merendar, acompañados de unos cafés, y aprovechando que podía hablar tranquilamente con la señora Park, Yoongi no se contuvo en ser sutil, sabía que podía hablar de lo que sea con su nueva mamá.
— Jimin no quiere decirles a Tae y Jungkook de su tumor.
La mujer tardó un momento en responder, evidentemente dolida, por su silencio, Yoongi se sintió un poco mal, supo que había sido inapropiado decirlo así tan de golpe.
— Yoon... ¿Tú no tienes algo de lo que en serio no quieras hablar?— preguntó— ¿Algo que te duele tanto que no quieres decirselo a nadie?
El rubio pensó la pregunta un momento, asintió lentamente, sí tenía cosas que se guardaba sólo para él, como todos.
— Bien, ahora, imagina que eso que no quieres decirle a nadie, está representado físicamente como un problema— dijo la mujer—. Cómo lo que tiene Minnie, por ejemplo.
Yoongi sólo la miró, sin saber qué decir.
— El tumor de Jimin apareció cuando él la estaba pasando realmente mal... — la vista de la mujer se había perdido en los recuerdos—. Nunca había visto a un niño odiarse tanto a sí mismo, sentir tanto miedo y ansiedad... Y luego cuando estuvo rodeado de doctores y agujas, todos los días de hospital. Él sufrió mucho por eso, por más que intenté que todo sea lo más ligero posible para él, hay cosas en las que no le pudo ayudar.
Las manos de la señora Park temblaban ligeramente, Yoongi se sentía mal por hacerla hablar de eso.
— Por más que pudieron controlarlo, o que al cambiarlo de escuela a una especial, la pasó un poco mejor... El tumor para él es como un recordatorio constante, algo que sigue allí, que lo hace sentir mal porque vuelve a sentir todo lo que sufrió por ese tiempo, y ahora que todo "volvió"... Él tiene miedo de que suvida se arruine como fue la primera vez, aún despues de todo el esfuerzo que hizo para sentirse mejor— continuó la señora Park, la mirada volvió a los ojos de Yoongi —. Creo también que su miedo a los doctores, consultas, hospitales... Todo eso lo estresa mucho... Pero, respondiendo a lo que dices, Jimin no le gusta hablar de eso porque se siente mal... No lo culpes, sólo dale su tiempo.
Yoongi asintió, comprendió aquellas palabras, aunque una parte de él creía que sus amigos merecían saberlo.
El teléfono de la mujer comenzó a sonar en su bolso, y ella se apresuró a sacarlo, viendo que era la fonoaudióloga, frunció un poco el ceño, el turno de Jimin no había terminado aún, le debían quedar al menos media hora.
— ¿Hola? — dijo, con el aparato al oído, su expresión cambió de golpe, Yoongi sólo pudo escuchar el tono de voz alterado del otro lado de la línea, sin escuchar nada de lo que decía.
Vió a la señora Park levantarse, para sacar torpemente su cartera y dejar unos billetes sobre la mesa, mientras continuaba hablando rápidamente con la mujer:
— Es un ataque de pánico, intente calmarlo, iré allí ahora mismo.
Le hizo seña rápidas a Yoongi , aunque no lo esperó mucho para salir de la cafetería y casi correr hacia el auto, el joven apenas tuvo tiempo para tomar su abrigo e ir tras la mujer.
— ¿Qué le pasa?— fue lo primero que pudo decir Yoongi al subir al auto.
La señora Park encendió el coche y comenzó a ver nerviosamente por los espejos para poder salir.
— Jimin está teniendo un ataque de pánico, o de ansiedad, no lo sé aún — dijo, de forma rápida, mientras maneja intentando no acelerar tanto como quería— De pequeño también solía tenerlos— añadió por lo bajo.
Yoongi recordó en su cumpleaños, cuando Jimin se había puesto bastante raro y habían tenido que salir afuera para calmarlo un poco, de alguna forma, creyó que su novio estaría así de nuevo, sin entender muy bien toda la preocupación, proque en esa ocación había sido fácil de calmarlo.
Minutos después ya estaban de regreso frente al consultorio de la fonoaudióloga, la señora Park estacionó de forma brusca, bajando del auto rápidamente, seguida de Yoongi , tocaron la puerta hasta que esta se abrió, dejando ver a la misma joven mujer pero con una expresión de gratitud en el rostro, comenzó a hablar aunque apenas la escucharon.
—... Se encerró en el baño y no logro que quiera salir —fue todo lo que Yoongi pudo retener, al escuchar sollozos provenientes del baño.
Entró apresurado, esquivando a la chica, se agachó frente a la puerta, probó girar la perilla pero estaba cerrado desde adentro, escuchó a Jimin llorar y quiso tirar esa puerta a patadas.
La señora Park llegó a su lado, se había quedado unos segundos calmando a la fonoaudióloga, quien se veía asustada por lo que había pasado, la mujer tocó la puerta suavemente, hablando de forma calmada.
—Minnie, soy yo, todo está bien, querido— su tono cariñoso hizo que el llanto se calmara un poco—. Minnie, ¿Me abres, por favor?
Por un momento Jimin pareció pensarlo, ambos escucharon unos bajos intentos para hablar del otro lado, pero que no formaron ninguna palabra, fueron como balbuceos o palabras entrecortadas y sólo hicieron el llanto volver.
La señora Park mordió su labio con nervios, le destrozaba imaginar lo mal que podía estar su hijo.
Yoongi tomó aire, antes de hablar lo suficientemente alto para que Jimin pudiera escucharlo claramente.
— Bebé, soy Yoongi , ¿Estás bien?
Pasó un segundo antes de escuchar que Jimin se había acercado a la puerta, aunque no dijo nada, escuchó la agitada respiración de su novio que intentaba calmar el llanto, volvió a escuchar esos sonidos sin sentido que se parecían mucho a los que Jimin hizo el día en que recuperó la voz.
— Jiminie, quiero verte, ¿Me abres, bebé?
Escuchó el chasquido de la traba al ser quitada, el picaporte se movió un poco, aunque apenas tembló, escuchando el llanto de Jimin crecer un poco.
— Está bien, Jiminie— se apresuró a hablar Yoongi para incentibarlo— , abre, por favor.
Con el corazón acelerado, Yoongi esperó con miedo hasta que la puerta se abrió, sintió al menor abrazar su cuello rápidamente, escondido su rostro en el cuello del rubio, sin dejar de llorar.
Yoongi no entendía el por qué, pero sabía que Jimin necesitaba ser consolado, lo acomodó sobre su regazo, para abrazarlo de forma cómoda, acariciando su espalda, besando su cabeza con cariño, diciéndole cosas como "Todo está bien", "Ya pasó todo", recordándole de respirar para relajarse.
La señora Park no pudo evitar sonreír, cuando Jimin era pequeño, la única persona capaz de calmarlo era ella, y ahora había sido reemplazada por Yoongi , que lo trataba con tanto cariño que la hacía sentir cálida por dentro.
El rubio mecía ligeramente a Jimin, como si fuera un bebé, sin dejar de darle mimos, así pasaron unos cuantos minutos hasta que el pelinegro separó su rostro del pecho de Yoongi , para mirarlo con una expresión vergonzosa, pero evidentemente más calmado.
Yoongi sólo le sonrió, pasando sus pulgares por las mejillas de Jimin, limpiando unas cuantas lágrimas, aunque tuvo que tirar de la manga de su remera para limpiar del todo los mojados cachetes de su novio.
—Todo pasó, bebé, ya está, todo está bien...— la voz de Yoongi fue acallando, Jimin había alzado un poco sus brazos, con las mangas arremangadas sobre sus codos, mostrando cómo había rascado sus muñecas y parte interna del antebrazo, dejando la piel roja e inchada por donde sus uñas habían pasado.
Yoongi sintió su corazón encogerse, y recordó el día en que Seokjin había llevado a Jimin a su casa con las muñecas vendadas por lo mismo, que el chico había hecho cuando creyó que lo cambiarían de escuela.
Supo que los ataques de pánico eran peores que aquella actitud que había tenido su novio en su cumpleaños.
—Jim-
El chico llevó sus manitos hacia el cuello del buzo, tirando un poco hacia abajo mientras giraba su rostro, dejando ver las misma marcas pero en la piel de su cuello que iban un poco hacia su pecho, estas parecían ser más insistentes, porque pequeños cortes rojos aparecían cada tanto.
Jimin balbuceó algo que no pudo entender, el menor se mordió le labio e hizo unas señas, que Yoongi había aprendido hacía mucho tiempo.
"Ayuda, lo siento"
Yoongi quiso llorar, y sin saber qué hacer, sin palabras por lo que el chico le mostraba, miró a la señora Park en busca de ayuda, la mujer se acercó al instante, viendo las marcas, por más que le dolían, se obligó a sonreír a su hijo, quien volvía a tener los ojos llenos de lágrimas.
—Está bien, Minnie, ven, te curaré —dijo la mujer, ayudando a su hijo a levantarse, entrando al baño de nuevo.
La puerta permaneció abierta de par en par, dejando a Yoongi ver desde el pasillo cómo la mujer lavaba los brazos de Jimin con agua fría, hasta que la hinchazón había bajado, para luego tomar algo de papel higiénico y mojarlo, para pasarlo lentamente y con cariño sobre el cuello del pelinegro.
Yoongi tomó nota mental de lo que debería haber hecho, sintiéndose mal de no haber podido reaccionar.
— Lo siento—escuchó, se giró a la nerviosa fonoaudióloga, que temblaba un poco aún por lo ocurrido—. N-No supe cómo reaccionar, nunca tuve un paciente que reaccionara así.
Yoongi no podía culparla, él tampoco tenía idea.
—¿Qué pasó? —su voz sonó más tranquila de lo que esperaba.
— Eh... Estábamos practicando el abecedario, por lo que siempre empiezo con los pacientes... Y c-creo que era el sonido de la "R" que no le salía, lo intentó varias veces, hasta que creo que se angustió o algo, porque no pudo decir ni un sonido, movía la boca pero nada... Empezó como a hiperventilar y comenzó a rascarse el cuello, antes de que pudiera hacer algo corrió hacia el baño y se encerró.
Yoongi se mordió el labio, sintiéndose mal por el chico, su mirada se encontró con la de Jimin, quien tenía una expresión como si pidiera perdón, y se obligó a sonreír un poco, sólo por él.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro