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Capítulo 6




—¡No te soporto John!

La voz de mamá se alzaba por todos los rincones de la casa retumbando en cada pared. Agarro con fuerza el peluche de cerdito que sostenía en la mano y que papá me compró porque yo le había insistido tanto, que al final se rindió y aceptó.

Miraba por la pequeña rendija de la puerta que había dejado, para poder observar lo que pasaba sin que tuviera que salir de la habitación. Cada vez que oía los gritos me asustaba bastante.

—Kimberly, no digas tonterías —La voz de papi sonaba casi destrozada, y sabía que todo esto le estaba doliendo.

—No, no son tonterías John —hablaba mami enfadada —. Mira, me voy a dar un paseo. Necesito calmarme.

Me sobresalto con el portazo que dio la puerta avisando que mami se había ido. Abro con cuidado la puerta del cuarto, tratando que esta no chirriada, y con pasos cuidadosos, me dirijo hacia papi que se encontraba sentado en un sillón. Me acerco a él, y cuando nota mi presencia y me mira, sé que está intentando aguantarse las lágrimas.

Me coge de la cintura alzándome hasta dejarme sentado en su rodilla. Siento su cálido aliento en mi pelo mientras me besaba la cabeza.

—¿Por qué mamá te ha dicho eso papi? —pregunto acariciando mi peluche.

—No es nada pequeña, los papás suelen discutir a veces, eso es todo.

—¿Seguro? —pregunto de nuevo esta vez girando la cabeza para mirarle. Él asiente —. No quiero que estés triste papi.

—Tú haces que nunca esté triste pequeña.

Le sonrío bajándome de su rodilla y acto seguido me marcho esta vez a mi habitación. Subo el último escalón a la planta de arriba, cuando de pronto, escucho a papi llorar. Papi nunca lloraba, ¿por qué ahora sí lo hacía?

Los sollozos son cada vez más fuertes y son demasiados. Papi llora y llora y llora...


Me remuevo entre las sábanas de mi cama, nerviosa. No. Papi no puede llorar otra vez. No estando yo aquí, demasiado lejos de él y no poder hacer nada para animarlo. Siento unas manos sacudiéndome al mismo tiempo que alguien decía mi nombre repetidas veces.

—¡Bab despierta!

Abro los ojos de golpe encontrándome con Derek. Estaba tumbado a mi lado, pero un poco levantado mientras me observaba asustado. Le veía borroso, pero aun así sabía que era mi primo. Sentía que las paredes de la habitación se cerraban lentamente hasta aplastarnos. Notaba la frente y las mejillas mojadas, pero no sabía por qué.

Una mano fría se me acerca hasta dejarse caer sobre la piel de mi cara. Derek me miraba preocupado al tiempo que me rodeaba los hombros para abrazarme.

—Estas sudando Bab —Su voz sonaba profunda y delicada.

¿Estaba sudando? Claro, por eso me sentía las mejillas y la frente mojadas. No me doy cuenta de que estaba temblando, hasta que mi primo volvió a acercarme más a él. Apoyo mi cabeza en su hombro hundiéndome en su aroma tranquilizador.

—¿Qué... qué... hora es Derek? —consigo preguntar tartamudeando.

—Aún son las cinco de la madrugada. Estabas teniendo de nuevo las pesadillas, ¿verdad?

Asiento tratando de contener las lágrimas.

Desde que vi a mi madre en aquella revista que cogí en el centro comercial, había vuelto a tener las estúpidas pesadillas que cada noche me asaltaban. Derek me abraza con más fuerza mientras nos volvíamos a tumbar por completo en el colchón. Tenía la cabeza aun en su pecho, y Derek me rodeaba abrazándome posando su mano en mi brazo, acariciándolo. Me besa en el centro de la cabeza para después apoyar su mejilla en ella.

—No tengas miedo prima, estoy aquí como siempre —dice susurrando, ya que se había dado cuenta de que estaba Emilia en la otra cama durmiendo.

—No dejo de pensar en todo lo que acaba de pasar.

—Pues no lo pienses. Venga, intenta dormir, lo necesitarás —responde volviendo a plantar un beso en mi coronilla.

Asiento, y no tardó nada en quedarme dormida, acunada en los brazos de mi primo Derek.


Despierto entre un charco de sudor y lágrimas, y simplemente por eso, sé que anoche tuve una de mis pesadillas. A mi lado no hay nadie. Seguramente Derek se habría tenido que ir antes, pero le daba las gracias por volver a estar conmigo en estos momentos difíciles.

En cuanto piso el suelo con los pies descalzos, maldigo por lo frío que estaba bajo estos. Camino hacia el cuarto de baño, no sin antes coger ropa limpia que no estuviese mojada de sudor... y cuando por fin la tengo, me meto dentro del baño.

Dejo que mis pensamientos fluyan bajo el chorro de agua fría que me caía de la alcachofa. Necesitaba una ducha, y ahora sentía como mi cuerpo se iba relajando un poco más. Pocos minutos después, salgo, y rápidamente me cubro el cuerpo con una toalla; es en ese momento, cuando alguien golpea la puerta con suavidad

—Prima, ¿estas dentro?

Me sorprendo al oír la voz de mi primo al otro lado de la puerta. Al no verle, creí que se había marchado a su apartamento, pero me había equivocado.

—¿Prima? —vuelve a preguntar, y es cuando me doy cuenta que me había quedado callada.

—Si primo, estoy terminando de arreglarme.

Escucho los pasos de Derek alejándose de la puerta del baño después de que me contestara con un simple vale.

Una vez hube acabado de arreglarme, salgo del baño con el pelo mojado cayéndome por la espalda, y con el presentimiento de que me estaba goteando alguna que otra gota por el suelo. Mi mirada se detuvo en mi primo que se encontraba sentado al borde de la cama, mirando hacia abajo con la cabeza entre las manos. Me alisó las diminutas arrugas del pantalón vaquero que me había puesto, y acto seguido me acerco hacia Derek para a continuación sentarme a su lado.

En cuanto nota mi presencia, se gira para mirarme. Esta vez sus ojos brillaban y con los labios, me regala una de sus sonrisas de siempre; sabía que estaba intentando animarme.

—Gracias Derek, eres el mejor primo.

—Bab, sabes que puedes contar conmigo —contesta; me agarra la mano y añade: —Siempre.

Asiento, pues era verdad. Podía contar con mi primo siempre que lo necesitase. No importaba cual fuera el motivo, él siempre estaría ahí conmigo. Por eso le quería tanto. Miro al suelo aún con la mano de Derek rodeando la mía. Desprendía un calor agradable.

Derek me alza la barbilla con su mano libre y nos quedamos así, bastante rato mirándonos. Era agradable. Al cabo de un rato, la puerta de la habitación se abre, y entra Emilia. Confusa, la miro. ¿Había salido del cuarto?

—Estoy cansada —habla Emilia dejándose caer sentada en el borde del escritorio —. ¿Bajamos a la cafetería?

Derek y yo reímos por el cambio de mi amiga. Decía que estaba cansada, y segundos después, nos preguntaba si bajábamos a la cafetería. Asentimos a la vez, y acto seguido nos levantamos para marcharnos.

Salgo de la habitación detrás de Emilia y seguida de mi primo, que éste último me había susurrado antes de salir por la puerta que me quería y que contará con él para todo.

Justo al salir del edificio para dirigirnos a la cafetería, miro la hora en el móvil. Eran las diez y media de la mañana del lunes.

Atiendo todo lo que puedo a la clase del profesor Anderson.

Me había saltado la primera clase esta mañana, así que no podía saltarme las siguientes. Después de hablar cuando estábamos aún en la habitación, solos mi primo y yo de lo que pasó con mi madre y la pesadilla que tuve en mitad de la noche, no volvimos a hablar del tema más. Derek sabía que no tenía que insistir tanto en estas cosas, ya que, si no me seguiría doliendo, y, además, ya hablamos suficiente anoche antes de que volviera a quedarme dormida en sus brazos y esta mañana cuando no estuvo Emilia.

Tomo apuntes del tema de Historia que estaba explicando ahora el profesor. No me estaba enterando de nada, y cada vez que escribía algo, a los pocos segundos volvía a tacharlo porque me había equivocado. Ahora mismo mi cuaderno estaba repleto de tachones por todos lados.

La puerta de la clase se abre de golpe, pero aun así seguía con la cabeza metida en lo apuntes destrozados sobre la mesa.

—Señor Evans llega tarde —Oigo que dice el profesor.

Pocos minutos después, siento un cuerpo sentándose cerca de donde estaba yo acompañado de una risa por lo que el profesor había comentado. Levanto la cabeza ladeándola hasta mi lado derecho, encontrándome con Connor Evans. Aprieto la mandíbula volviendo a bajar la vista a la mesa; lo que me faltaba ahora.

El aroma que desprendía, se me colaba por las fosas nasales. Era fuerte y gustoso.

La sala se queda en completo silencio observando a Connor, que éste había subido los pies a la mesa. Un resoplido fuerte proveniente de donde estaba el profesor, suena en medio del aula.

—Baje los pies de la mesa señor Evans —le regaña el profesor.

Otra risa emerge de la persona más insufrible que tenía al lado.

—¿Qué vamos a dar hoy profesor? —contesta éste cambiando de tema.

Pocos minutos después de la contestación de Connor, el profesor Anderson vuelve hacía su mesa y sigue explicando el temario, que como había dicho antes de que él llegara, entraría en el próximo examen.

Procuro olvidar el simple hecho de que al lado tenía al amigo imbécil e insufrible de mi primo, y atiendo a las palabras de Anderson.

Hasta que, de nuevo, vuelvo a recibir los mismos codazos que la última vez. Ladeo la mirada hacia él, cabreada, y en un susurro para que Anderson no pudiera escucharme, le digo:

—¿Quieres parar ya?

Otra risa. Esta vez más flojita que las anteriores.

—Muñeca, no seas tan grosera —dice de manera divertida.

—Que. Dejes. De. Llamarme. Así —respondo dejando una pausa en cada palabra que pronunciaba.

—Señorita Foster y Señor Evans —Anderson llama nuestra atención. Sentía la mirada de todos, puesta en mí —. Iros de mi clase por no prestar atención y encima, hablar.

Fulmino a Connor maldiciendo en mi cabeza lo insufrible que era. Guardo las cosas en la mochila, sin importarme que pudiera arrugar alguna hoja; lo único que quería era alejarme del gilipollas de Evans. Cuando termino de recoger todo, me levanto de mi sitio cabreada y con la mirada de todo el mundo puesta en mí, pero me la sudaba. Me importaba una mierda todo. Solo quería salir de allí, ya que, por culpa de él me habían echado de clase y encima yo solo intentaba prestar atención.

Salgo de la clase y camino con paso decidido y pisando fuerte. Solo llego hasta la puerta para salir del edificio, cuando de repente escucho unos pasos detrás de mí.

No me doy la vuelta y abro después de permanecer unos segundos quieta, la puerta, saliendo al exterior del edificio. El sol me da en los ojos en cuanto pongo un pie fuera, pero por suerte tenía mis gafas de sol puestas como diadema en la cabeza. Me las pongo y sigo andando hasta a cafetería.

Dispuesta a dar un paso más, soy detenida por alguien que me agarra con fuerza el brazo. Giro mi cabeza para encontrarme con el insufrible de Connor.

Me suelto bruscamente, pero no me muevo de allí.

—Estas contento, ¿no? —enuncio cabreada.

Connor no contesta. Sus ojos verdes estaban fijos en mí y su pelo largo que le cubría casi toda la frente, se mecía con el diminuto viento que había. Se pasa la mano por el pelo, peinándoselo hacia tras; aunque éste luego volvía de nuevo hacia delante. Su pecho subía y bajaba con demasiada calma.

—Tranquila muñeca, solo es una clase —contesta un par de segundos después.

Aprieto los dientes y tratando de retener toda la calma posible que tenía en el cuerpo, sin éxito, al final saltó:

—¡Deja de llamarme de una puta vez muñeca! —gritó; ya estaba harta de él —. Eso se lo llamas a las zorras con las que salgas, ¿entendido Evans?

Se ríe. Es lo único que hace cuando le suelto aquello.

—Vine aquí para aprobar y tener una vida normal, así que no vengas tú y me jodas la vida —vuelvo a decir —. No soy como las demás Connor, y nunca voy a ser de esas tías desesperadas por meterse en tu cama... y muchísimo menos, dejar mi dignidad por alguien como tú. Así que déjame de una puta vez en paz.

—Vaya humos muñeca

Y, después de decir eso, se marcha en dirección contraria a la que iba a ir yo. Ruedo los ojos y doy un fuerte soplido, para luego marcharme para la cafetería.

El olor a café de desayuno, inunda mis fosas nasales y una vez estoy dentro del todo, me voy hacia el fondo del todo sentándome en la mesa donde siempre me sentaba.

Lectores, aquí les dejo el capítulo 6 de Love me Baby. Espero que lo disfrutéis u no dudéis en hacerme saber que os ha parecido.

Panteritaaa, BeMyKata, ale1133, Alis0nCrawf0rd, LaChicaAnonima18, _Palvin_Lachowski_, LauraCardona05, Aran_IR, __Sdlagg__, -Sweethazelnut-, SolReyes17.

Besos a todXs!!

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