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Capítulo 32


Sábado y pensaba quedarme en la biblioteca estudiando para los exámenes finales antes de que llegaran las vacaciones de navidad. Si. Aún estábamos en noviembre y ni siquiera había terminado, pero yo quería aprobar los exámenes que venían antes de estas pequeñas vacaciones porque no quería quedarme estudiando en navidad ni en la semana de vacaciones que había la última semana de noviembre y principios de diciembre (que se me olvidaba). Cuando compruebo que tengo todo listo para salir del cuarto e irme a la biblioteca, abro la puerta y sin nada más que decir, la cierro tras de mí para marcharme.

Camino por la universidad dirigiéndome a la biblioteca después de que decidiera ir antes a la cafetería para pedir un zumo de naranja de botella. Para mi mala suerte, en el transcurso por el pasillo que iba andando para llegar a la biblioteca, me cruzo con Adam que nada más verme, una sonrisa imponentemente espeluznante y de gilipollas, se le asoma en el rostro. Empezó a hacer el tonto moviéndose de un lado a otro para que no pudiera seguir caminando, cosa que hacía que me pusiera de malas maneras a estas horas de la mañana. Y encima un sábado.

Doy un largo suspiro cruzándome de brazos para luego decir:

—¿Puedes dejarme pasar por favor? Tengo prisa.

En cambio, Adam no parecía estar prestándome atención, porque al rato me di cuenta de que tenía los ojos en otra parte de mi cuerpo: mi escote. Aunque lo tenía más bien tapado, al ponerme de brazos cruzados, había levantado sin querer un poco de mis pechos subiéndolos haciendo que se viera la línea que marcaba el escote en la camiseta que no era ajustada, pero que por una vez tampoco era extragrande.

Le miré repulsivamente cuando éste no dudo en soltar un sofoco más bien parecido a un gemido de su garganta. Sujetando con su oreja, llevaba el porro que siempre se fumaba.

—Zorrita, te lo digo de nuevo: deberías dejar enseñar ese buen par de tetas.

—Y yo te repito nuevamente que me dejes en paz gilipollas —respondo tratando de pasar por su derecha, pero este era demasiado rápido y se movía hacia donde yo andaba. —Pareces un mentecato.

Adam me observa levantando la ceja que tenía una fina línea rapada; como se llevaba ahora.

—¿Qué? —preguntó y ahí me acordé que con él tendría que usar palabras para su nivel de neuronas.

—Perdón, se me olvidó que tú no tienes neuronas —hablo sonriendo de manera astuta y añadí —: Quería decir que eres un gilipollas sin neuronas, ¿sabes lo que son las neuronas o te lo tengo que dibujar?

La contestación que le solté no pareció gustarle mucho a Adam, ya que, sin más se fue acercando hasta quedar lo suficientemente cerca de mí teniendo su repulsivo aliento a marihuana en mi cara. Reprimí las ganas que tenía de vomitar allí mismo en ese momento, pero sin quitar la cara de asqueada que se me había puesto. Debido a que no quería estar cerca de éste, fui andando hacia atrás con la mala suerte de que éste me encerró entre su cuerpo y una pared que había allí en el pasillo de la universidad. Adam acercó sus labios al hueco de mi cuello, pero sin llegar a posarlos en él y con una de sus manos me agarró la mía cuando estaba a punto de pegarle un puñetazo en el estómago. Una sonrisa egocéntrica enseñando sus dientes amarillentos, le apareció en sus labios y sus ojos verdes intimidaban bastante. La mano que me tenía agarrada de la muñeca me hacía demasiado daño.

—Cuidado conmigo culo bonito —¿me estaba amenazando? Claro que era una amenaza, pero me daba igual lo que éste subnormal sin neuronas pudiera decirme; por eso, sin poder evitarlo, una sonrisa engreída me aparece, confundiéndole —: ¿De qué te ríes zorrita? No sabes las ganas que tengo de quitarte esa ropa con los dientes.

Sus dedos comenzaron a subir por mi brazo por debajo de la manga larga de la camiseta produciéndome miles de sentimientos. Uno de ellos fue de repulsión. No quería que Adam me tocara y encima apenas podía moverme para salir de allí por culpa de su cuerpo enfrente. Traté de moverme con todos mis esfuerzos que pudiera reunir en ese instante, pero era en vano; Adam era más fuerte. Justo cuando estaba a punto de introducir su mano por la parte de mi tripa, una voz grave (así que supuse que sería hombre) le interrumpió:

—¡ruso!

Adam se volvió para ver de quien se trataba, ademán que hizo que yo pudiese alejarme de él. Alisé las arrugas que el gilipollas me había dejado en la camiseta sin dejar de mirar al ruso. Su rostro formaba una mirada perfectamente intimidante, incluso yo diría que más que antes. Acordándome de la otra voz de antes, giro mi mirada hacia el otro lado. Suspiré al ver que de quien se trataba era de Liam que sin pensármelo ni un segundo más, ando hasta detenerme a su lado cuando éste me hizo un gesto con la mano de que lo hiciera. Me quedé detrás de su voluptuosa y ancha espalda sin poder apartar los ojos del ruso y de Liam. Éste último dio unos pasos adelante hasta quedarse ni muy cerca ni muy lejos de Adam, que con una sonrisa entre malvada y astuta, se dirigía a Liam. La muñeca me dolía de lo fuerte que me la había apretado antes.

—Te dije que dejarás a Baby, así que vete ruso. —Se notaba que Liam estaba intentando no perder los estribos, sin embargo, sus puños apretados decían lo contrario.

—La culpa es de la zorrita, que me pone cachondo —movió las cejas subiéndolas y bajándolas varias veces mirándome. No dije nada, simplemente le eché otra mirada de asco hasta que éste debió ver algo en la cara de Liam, porque colocándose el porro entre los labios, formó una sonrisa y segundos antes de marcharse añadió —: Vale cabronazo, ya te dejo con tu zorrita. —Me miró por última vez examinándome entera y alejándose gritó: —¡Hasta luego culo bonito!

En ese momento Liam se volteó acortando la distancia que había entre los dos y una sensación incómoda me recorrió el cuerpo cuando apoyo sus manos en mis mejillas. Mis ojos se cruzaron con los suyos y no podía estar más agradecida de que hubiera llegado a tiempo, porque a saber lo que Adam podría haberme hecho.

—Muchas gracias Liam.

Ahora que volvía a verle me sentía un poco incómoda con su cercanía. Era como si ya no tuviera tanta amistad desde la última vez que nos vimos, concretamente cuando me invitó a cenar y Connor por casi le estampaba contra su propio BMW; además, cada vez que recordaba esa noche, recuerdo sus labios (los de Evans) en los míos. Remuevo aquellos pensamientos centrándome de nuevo en el chico de ojos marrones frente a mí observándome.

—No me las des Baby, ¿estás bien? —Asiento ya que por suerte solo me había hecho daño en la muñeca y poco más sin llegar a nada peor. La pregunta que me hizo éste a continuación me sorprendió —: Prácticamente no nos vemos, ¿te apetecería ir a tomar algo luego?

—Disculpa Liam me encantaría, pero estos días estoy muy ocupada estudiando para los exámenes, —digo tratando de que no sonara borde; era verdad que estaba con los exámenes finales. —Ahora mismo me dirigía hacia la biblioteca. Lo siento mucho Liam, quizá otro día.

Él se encoge de hombros y una sonrisa sincera que me decía: <<Otro día entonces>>. Justo cuando me fijé que Liam acercaba su rostro hacia el mío supongo que, para darme un beso en la mejilla, me aparto echándome hacia atrás, cosa que hizo que éste me observada de una manera confusa. Levantó una ceja sin entender porque lo había hecho, y es que ni yo misma sabía el porque me había alejado cuando quería darme un beso. Señalo con el dedo pulgar a mi espalda para que supiera que tenía que marcharme y añado:

—Tengo prisa lo siento. Ya nos veremos y gracias. —No le doy tiempo a reaccionar, porque cuando terminé de hablar, me di la vuelta para irme dejándolo allí sorprendido.

Unas manos con una manicura impecable se apoyan en la mesa donde estaba estudiando. Eran de un color rosa pastel con perlitas decorativas en ellas. Levanto la mirada hacia la persona que menos deseaba ver y la sonrío sarcásticamente. Maddie se encontraba en el otro lado de la mesa con las manos sobre esta misma y un poco inclinada para estar un poco más cerca de mi cara mirándome como si pretendiera matarme con los ojos. Solté el bolígrafo sobre los apuntes, apoyé los codos sobre la madera de la mesa, entrelacé los dedos de cada mano y con la barbilla apoyada en las manos juntas, esperé a que ésta hablara, o al menos dijera porque estaba aquí.

El pelo lo llevaba suelto y algunos mechones de los laterales le caían tapándole la cara, que tenía que estar todo el rato poniéndoselos detrás de la oreja. Como no parecía que fuese a decir nada, vuelvo de nuevo la vista a lo que estaba haciendo antes de que me interrumpiera, pero justo en ese instante, Maddie habla:

—Eres una mosquita muerta, zorra —Mis ojos se abren cuando la escuchan llamarme nuevamente zorra.

—No te he hecho nada para que vengas a insultarme, Maddie.

Ella se ríe.

—Eres una puta si pretendes follarte a todos los que se te pongan delante —la mano comienza a picarme de las ganas que tengo de saltar a ella y pegarle un puñetazo, pero en cambio, recojo mis cosas (que eran pocas) y cuando termino, me levanto de allí para marcharme.

No tenía intención de meterme en su juego y menos en un lugar público como lo era la biblioteca de la universidad. Salgo de allí, y se perfectamente que me había seguido fuera, cuando escucho la puerta del edificio cerrarse de un portazo. Ahora estábamos en la entrada de la residencia y hacia demasiado frío.

—¿Por qué te vas Baby? —intento no hacerla ni caso siguiendo andando, hasta que me paro en seco cuando Maddie menciona el nombre de alguien que no quería oír —: ¡Vaya mierda de vida! ¡Tu madre te abandona dejándote sola y eres la puta del siglo!

Sin pensarlo dos veces, me giro y comienzo a caminar a donde se hallaba Maddie riéndose como la mismísima zorra que era. En cuanto estoy lo suficientemente cerca, no tardo ni un segundo más y cuando estoy con el puño en alto preparado para dejarlo caer impactándolo sobre su mejilla, la miro y replanteándomelo mejor, bajo el brazo sin hacer nada. Si. Tenía muchísimas ganas de atizarle un puñetazo, pero eso solo haría que me rebajara a su nivel y no quería eso. Lo que si hago es acercarme hasta dejar el mínimo espacio entre nosotras fulminándola y la suelto:

—Ten por seguro que la próxima que menciones a mi madre, te romperé el labio, ¿entendido?

Me doy la vuelta dispuesta a largarme de una puta vez de allí, sin embargo, su voz vuelve a detenerme cuando suelta una contestación:

—¡Vete a masturbarte, cacho de zorra!

Ni siquiera me acercó a ella; solo me doy la vuelta y con una sonrisa irónica le respondo:

—No, eso prefiero dejártelo a ti.

—¡¿Qué has hecho qué?

—Casi. No lo he llegado a hacer —acelero el ritmo de la cinta de correr mientras hablaba con Emilia que había decidido acompañarme al gimnasio.

Le estaba contando como es que "casi" le daba un puñetazo a Maddie en la entrada de la universidad y ahora me arrepentía de habérselo contado. Tenía una cara de horror, pero algo que no entendía, es que también tenía esa típica cara que todos poníamos alguna vez de estar descojonándonos por dentro aguantando la risa. Emilia estaba apoyaba en la cinta de al lado observándome correr mientras seguía alucinando con lo que le estaba contando. Cuán ya creo que estoy demasiado cansada para seguir corriendo, paro la cinta y me bajo de ella acercándome a donde ahora se encontraba Emilia sentada en un banquillo. Alcanzo la toalla y al tiempo que me sentaba a su lado, me secaba con ésta el cuello y la cara.

—Tenía que haber estado allí para verlo —dice de pronto haciéndome reír.

—Te juro que en ese momento me daban ganas de romperle esa bonita boca.

—Se lo merecía —Asiento bebiendo de mi botella de agua un buen trago. —Cambiando de tema, esta noche nos vamos a otra fiesta en la misma casa que la última vez. Esa que tenía piscina.

Al oír la palabra piscina, no puedo evitar recordar que allí fue donde Connor me tiro al agua y que no dejábamos de besarnos. Aún podía sentir como sus manos se introducían por debajo del agua para tocarme, como mis manos tiraban de su pelo mojado cuando uno de sus dedos se introdujo por mi sexo femenino, y como me pidió que repitiera su nombre con el acento español porque esa fue la primera vez que éste me escuchaba hablarlo. Escondo rápidamente la sonrisa que se me había formado al recordarlo, cuando ésta me da un golpe con su codo haciendo que llamara mi atención.

—Vamos a la fiesta, ¿verdad?

Asiento; porque sabía que no me dejaría negarme, aunque tampoco pensaba hacerlo.





Me termino la cerveza del vaso rojo que agarraba con la mano y mientras escuchaba a Emilia a hablar, —o lo intentaba—, porque mis ojos hacían menos de una hora que no dejaban de mantenerse con los del chico que se encontraba en el fondo de la casa. Liam con su vaso de plástico azul en la mano, no había dejado de observarme desde que entré por la puerta con Emilia. Aún podía acordarme de cuando me había ayudado con Adam. Tenía una sonrisa de par en par en el rostro. Le sigo el gesto devolviéndole la sonrisa. A su lado, se encontraba la chica del pelo corto; esa de la otra fiesta que se colgaba de Liam como si ella fuera un koala y éste su árbol; creo recordar que era amiga de Tiffany y que se llamaba Carla. En el momento que la tal Carla se aleja de Liam dejándolo a solas, una mano se agita delante de mi cara llamando mi atención.

—Gracias por prestarme atención amiga —sonrío inocentemente a Emilia.

Justo cuando iba a responderle algo, observo a Derek viniendo hacia donde nos encontrábamos nosotras junto a Jace Evans, el hermano del insufrible. Era la primera vez que le veía por aquí. Éste me mira sonriendo, una sonrisa que era prácticamente idéntica que la de su hermano.

—Así que nos vemos de nuevo, ¿eh? —menciona éste colocándose a un lado mío y pasándome el brazo que tenía libre por mis hombros. Derek se nos queda mirando un buen rato sin entender absolutamente nada.

—¿Os conocéis ya?

Es Jace quien asiente a la pregunta de mi primo, porque yo apenas podía dejar de recordar como conocí a Jace. Y mucho menos, que él había descubierto que yo era hija del ex boxeador John Foster. Como si me hubiera leído la mente, el pelo fuego añade:

—Y el otro día descubrí lo bien que sabe de boxeo.

Aquí les traigo el capítulo 32 de Love me Baby. Siento tardar en actualizar pero he estado con estudios y cosas personales que no me dejaban escribir. Además, de falta de inspiración. Espero que os guste el capítulo y votad y comentad vuestra opinión.

¿Qué os ha parecido el capítulo de hoy?

¿Esperabais algo diferente?

DEDICATORIAS:

Burgui92__Sdlagg__GrisbelBritoBeMyKataLaChicaAnonima18TatianaEscamilla198PanteritaaaKCriStarRakelValdearenasMateMafer2319AdictaAlChicoDelPanLecto02Eliza11E__DulcePrincesaSheilaCandel

Gracias a todXs.

Mañana subiré el siguiente que ya esta corregido y escrito, ya que ya es muy tarde. 

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