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Capítulo 23


—¡Despierta amiga!

Siento un cuerpo encima de mí apretujándome contra el colchón. En cuánto abro los ojos, lo primero que veo es a una Emilia sonriente y enseñando todos sus dientes, sobre mi cuerpo. Ni idea de que hora era, pero me habría tenido que quedar dormida seguramente. Le sonrió lo mejor que puedo intentando que no notará que había estado llorando antes. Su pelo estaba suelto con pequeños tirabuzones que caían en volandas sobre mi cara y que ésta trataba de apartar soplando. Cuando ésta por fin se percató de que ya había abierto los ojos, se levantó de encima y tiró de mi brazo para levantarme también. No tenía ganas de nada y mucho menos si implicaba ver a Derek, porque mi primo me conocía lo suficiente como para saber que algo me había pasado o me pasaba. Él con solo mirarme, ya sabía si había vuelto a tener otra pesadilla o si en cambio, simplemente había estado llorando.

Me llevé una mano a la cara para frotármela porque, aunque no sabía cuánto tiempo había estado dormida, estaba cansada. Noté mi mejilla caliente cuando pasé mi mano por encima de ella y si no me equivocaba, había sentido que estaba un poco húmeda, pero era raro porque solo sudaba cuando tenía pesadillas, y ahora no las había tenido.

Necesitaba aire urgentemente, así que no dudé ni un segundo más, y me acerqué a la ventana para abrirla cuando me di cuenta de que estaba oscureciendo lentamente.

Miré a Emilia esperando que me dijese la hora que era.

—Son las nueve menos cuarto de la tarde —contesta con una sonrisa como si no se creyera que le estuviera preguntando. —Cuando entré en la habitación te vi durmiendo como un bebé. Has estado durmiendo desde las doce de la mañana hasta ahora.

Oh, genial, me había saltado las clases de hoy.

Ésta se vuelve a reír como si fuera divertido verme no recordar a qué hora me había dormido. La miré fulminante por reírse, pero luego me uní a ella unos minutos solamente. Emilia siempre conseguía que sonriera hasta cuando no me apetecía hacerlo. Al cabo de un rato, caminé hasta sentarme en el borde de mi cama y ésta no dudó en pararse frente a mí, de pies.

Solo pasaron unos segundos, cuando Emilia volvió a hablar:

—Me voy del tema —dijo removiendo su cabeza de un lado a otro. —Derek, Connor y yo íbamos a cenar fuera, así que tienes que venir amiga.

—Lo siento amiga, pero no me apetece, me duele un poco la cabeza.

Mentí, pero ya lo había dicho antes: no me apetecía salir ni hacer nada hoy. Además, no quería que mi primo me viera, cómo había dicho, él solamente con verme, sabría que algo me pasaba y hoy mi cara decía de todo menos que estaba contenta. Aparte, oír decir que Connor estaría allí, tampoco me contentaba mucho. Solo con escuchar su nombre, me hacía recordar lo que había pasado en la biblioteca, o, mejor dicho, lo que estaba a punto de pasar. Sus manos alrededor de mi cintura, acariciándome por dentro de la camiseta delante de las personas que estaban allí y mi cara cuando había conseguido arrebatarle mi móvil de su mano (he de decir que eso fue divertido). Remuevo aquellos pensamientos de mi cabeza, y vuelvo a centrarme en mi amiga, que ahora tenía una cara de súplica.

Seguí negando con la cabeza mientras ésta no se rendía en intentar hacerme cambiar de opinión, pero mi respuesta siempre era la misma, incluso cuando se puso de rodillas y juntando las manos me lo suplicó muchas veces, aun ni por esas, accedí, así que al final acabó rindiéndose y se acercó a su armario a cambiarse de ropa.

La vi cambiarse veinte veces por lo menos, hasta que se decidió por un vestido de encaje blanco que le llegaba hasta las rodillas. Luego, antes de marcharse, intentó por última vez, persuadirme para que fuera, pero solo se llevó por mi parte un Que te lo pases bien y así salió de la habitación con su bolso rosa chicle de Michael Kors colgando del brazo.

Y en la silenciosa y vacía habitación, me quedé yo pensando, hasta que la notificación de un mensaje me llegó al móvil.

Rodé los ojos cuando de quién se trataba era de Derek.

Bab, Emilia me ha dicho que no querías venir, ¿te pasa algo? ¿Por qué no quieres venirte a cenar con nosotros?

Contesté una respuesta rápida y obviamente, tenía que decirle la misma excusa que le había puesto a Emilia antes.

Lo siento Derek, me duele la cabeza.

Al ir a dejar el teléfono sobre el colchón, éste volvió a sonar antes si quiera de soltarlo de mi mano.

Vale. Recupérate y si quieres algo me llamas. Te quiero.

Ni siquiera le contesté más y dejé el móvil en la mesita de noche que había entre la cama de Emilia y la mía. Me tumbé sobre el colchón con la cabeza apoyada en una de las almohadas y abracé un cojín sobre mi pecho mientras trataba de olvidarme de todo a mi alrededor y volvía a ponerme a llorar.

A la mañana siguiente, y como suponía, no dormí nada bien y estuve casi toda la noche deambulando por la habitación sin estarme quieta un segundo. Después de verme en el espejo como un zombi resucitado, vi que necesitaba una taza de café, así que por eso ahora me encontraba yendo hacia la cafetería cuando de repente, choco con dos cuerpos musculosos. Alcé la mirada hacia aquellos tipos con los que me había chocado y solo pude reconocer a uno: Liam Brown que me sonreía de buena mañana, mientras que el otro solo me echaba una mirada como si me estuviera escaneando de arriba abajo. Tenía el pelo de punta hacia arriba negro y los ojos eran verdes como los de Connor y en su oreja derecha, pude ver que sujetaba un cigarro normal mientras que en la mano tenía un porro que se lo acercó a los labios para unos segundos después encendérselo. Hice un gesto de repugnancia cuando el gilipollas aquel, soltó un poco de aquel humo con el mítico olor que desprendía un porro. Liam pareció darse cuenta de mi gesto, ya que en silencio y con una seña de la cara, me pidió perdón como si hubiese sido él el que estaba fumando esa mierda; además, a Liam no me lo imaginaba fumando de esas mierdas, y mucho menos, de otras cosas.

—Y, ¿quién es esta zorrita solitaria? —dijo aquel tipo y ahora que hablaba, notaba algo en su voz, como si estuviera drogado o borracho.

—Tío, Adam, déjalo ya. —Así que Adam. Liam me miró de nuevo pidiéndome otra vez perdón por el comportamiento de su amigo. —Lo siento Baby, éste es Adam...

—Prefiero que me llamen ruso, zorrita. —dijo el tal Adam interrumpiendo a Liam. —Por cierto, ¿esa camiseta no es demasiado grande para tapar tu cuerpazo zorrita? Se ve desde lejos, que eres una zorrita con un buen cuerpo.

Rodé los ojos, solté un suspiro agotador y tapándome un poco con los brazos el cuerpo disimuladamente, le solté:

—Y se ve desde lejos, que tú eres un gilipollas sin neuronas. —contraataque cruzándome de brazos sobre mi pecho.

Liam comenzó a descojonarse hasta que Adam le miró con mala hostia y se quedó callado. Después pasó a mirarme a mí, que se fue acercando lentamente con el porro entre los labios. Cuando ya estuvo lo suficientemente cerca, me soltó el humo a la cara, lo que hizo que tosiera, y comenzó a susurrarme al oído:

—Eres buena zorrita, me gusta —aspiró otra bocanada del porro y volvió a soltarlo. —Pero ten cuidado conmigo.

—Bueno, déjala ya ruso —habló de pronto Liam. —Por cierto, Baby, no te olvides lo del sábado.

Asentí devolviéndole la sonrisa, y cuando reanudé mi camino hacia la cafetería, volví a escuchar la voz de Adam a mis espaldas a los lejos.

—Espero volver a verte culo bonito.

Levanté el brazo sacándole el dedo en forma de peineta y me dispuse a entrar por la puerta, debido a que no me había parado tan lejos de la cafetería y ya estaba aquí.


Cuando pedí mi café y caminé hacia la mesa de siempre, vi que se encontraba Derek allí sentado escribiendo en su teléfono. Me senté dejando en un lado la mochila, y en ese instante, Derek se percató de mi presencia levantando la mirada hacia mí y formando una amplia sonrisa con los labios. Guardó su teléfono en el bolsillo del pantalón centrándose en mí y justo cuando iba a preguntarle por Emilia, éste tuvo que haberme leído la mente, porque en ese instante, habló antes que yo:

—Emilia tenía un examen importante y no ha podido venir a la cafetería ahora.

Por eso no la había visto por la mañana cuando yo me había despertado. Se habría tenido que levantar temprano, porque yo esta mañana me había levantado a las diez, y ya eran las... miro la hora en el móvil: las once y cinco pasadas. Regreso mi mirada hacia mi primo que el rato que había estado distraída, había aprovechado y ahora me estaba escaneando cada gesto y músculo de la cara, y sabía perfectamente que ahora vendrían las preguntas de si estaba bien o porque no fui a cenar ayer con ellos. Por eso, antes de que éste pudiese decir nada y sin que se lo esperará, soy yo la que le contesta.

—Si piensas preguntarme el motivo de que no fuera ayer a cenar, ya te lo escribí. Me dolía la cabeza.

Derek frunce el ceño divertidamente para luego contestar:

—¿Cómo sabías que te lo iba a preguntar? —pregunta frotándose la barbilla como si estuviera pensando.

—Porque te veo venir primo, te veo venir.

Deja de frotarse la barbilla centrando de nuevo sus ojos castaños en mí y una sonrisa le asoma otra vez en los labios.

—Así que se me ve venir, ¿eh Bab? —dice y yo asiento volviendo a dejar la taza de café sobre la mesa después de beber un trago. —Entonces, habrás visto venir esto.

No entendí a que se refería con aquello, pero de repente, y sin apenas esperármelo, Derek me mancha la nariz con la mermelada de la tostada que se había pedido riéndose y diciendo que ahora parecía el reno de Santa Claus con la nariz roja (aunque más que roja, pegajosa). Le fulminé mientras me limpiaba con una servilleta para después, tirársela en la cara.

Y, así fue como en pocos segundos, me vi enfrentándome a mi primo en una pequeña guerra de servilletas y mermelada en nuestra mesa.


Varios minutos después, me despido de Derek para marcharme a la clase que tenía ahora. En cambio, él, me había comentado que se quedaba porque había quedado con Evans allí mismo y como si la vida me odiase, al salir de la cafetería, me lo encontré tirando al suelo el cigarro y pisotearlo con el pie para luego comenzar a andar hasta aquí. Sin tardar mucho más, yo también me dispuse a caminar sin dirigirle ni una sola palabra cuando pasamos uno al lado del otro, lo que sí fue, es que, al pasar, nuestras miradas se cruzaron unos segundos que aparté rápido, para posteriormente seguir caminando. Supuse que Emilia ya habría terminado su examen, pero no lo sabía y por si acaso, prefería no mandarle un mensaje por ahora, no fuera a ser que estuviese aun en clase. Ya la vería más tarde.

Caminé con pasos rápidos al aula de Lingüística y tuve suerte de que aún no hubiera llegado el profesor, aunque éste entró unos segundos después de que yo me dirigiera a mi mesa, pero por los pelos había llegado a tiempo. Ayer me salté las clases y no me gustaría que hoy también me pasará lo mismo; no podía perderme ninguna más. En cuanto me senté al lado de Tiffany, en voz muy baja, le pedí que si cuando acabará la clase me podría pasar los apuntes de ayer miércoles. Evidentemente y sin dudar, aceptó pasarme en la tarde los apuntes.

Le ofrecí una cálida sonrisa cuando de pronto el profesor comenzó a hablar:

—Hoy nos dedicaremos a repasar lo visto anterior —comienza diciendo Haim en voz alta. —Pronto tendremos el examen de este tema.

¿Qué? Estaba de broma verdad. Si me faltaba la mitad de los apuntes, no me quería ni poner a pensar como narices iba a estudiar. Doy un resoplido mientras dejaba caer mi cabeza sobre la mesa. Tiffany me tocó el hombro suavemente evitando que el profesor me viera de aquella manera. Me erguí en la silla y volví a centrar mi atención en Haim.

Cogí tantos apuntes como pude sintiendo que la mano en la que sostenía el bolígrafo, me empezaba a palpitar por dentro, pero ni eso me detuvo, debido a que tenía que permanecer lo que quedaba de clase, atendiendo. Por eso, cuando el timbre que anunciaba que había terminado esa clase, me alegré recogiendo las cosas para salir de allí; aunque ahora me tocaba ir al aula de Literatura, —lo que me recordaba que ahí vería a Connor—, al menos estiraría las piernas en el camino al aula.


I just wanna be somebody to someone, oh —canto al ritmo de la canción que estaba saliendo de mi móvil mientras terminaba los últimos apuntes que Tiff me había pasado. —I wanna be somebody to someone, oh. I never had nobody and no road home....

—¡Menuda voz cacho de puta!

Me sobresalto al oír la voz de Emilia a mis espaldas rodeándome los hombros con sus brazos y dándome un beso en la mejilla para luego volverse a separar. Me doy la vuelta en mi silla para poder verla mejor y cuando lo hice no pude evitar soltar una carcajada al ver las pintas que llevaba. Su toalla naranja envuelta en su tremendo cuerpo moreno de escándalo, un moño en lo alto de la cabeza, desaliñado como si se lo hubiese hecho para no mojarse el pelo, y por último una mascarilla cubriendo toda su morena cara de color rosa con tropezones y ahora que me daba cuenta, corriendo llevo mi mano a la parte donde me había besado y como supuse, me había manchado con aquella extraña mascarilla. Me limpié con dos dedos quitándome aquella sustancia espesa y cuando olí que solamente era fresa, me metí el dedo en los labios para saborearlo, cosa que hizo que Emilia me mirara con una sonrisa.

—Ríete, pero esta mascarilla me deja la piel perfecta. —habla paseándose como una diva de un lado a otro del cuarto y luego parándose frente a mí. —Pero enserio tía, tienes una voz de escándalo.

—Como tu cuerpo.

—Que quieres, una estrella no se hace, se nace. —Nos reímos por el tono de diva que había empleado al decir aquella frase.

Me vuelvo a girar en la silla para terminar los apuntes que me quedaba ya menos, y mientras escribía, escuchaba a Emilia detrás de mí berreando la canción de Justin Bieber que había salido ahora en mi móvil

Unos segundos después, no puedo evitar soltar otra carcajada cuando ésta añade:

—Si estuviera aquí mi querido Justin, le follaría unas mil veces.

—Oh, así que prefieres al niñato Bieber antes que, a tu novio, muy bonito. —Giro la cara para encontrarme con mi primo que justo había entrado por la puerta que alguien había dejado abierta. Derek se acerca a darme un beso en la coronilla y luego pregunta: —¿Qué haces prima?

Señalo los apuntes que había sobre la mesa y cuando por fin terminé, solté el bolígrafo dejándolo rodar por toda la mesa hasta detenerse cerca del portátil cerrado. Me levanto para estirar mis piernas y así poder hablar con mi primo mientras tanto. Apagué la música del móvil provocando una queja por parte de Emilia que ésta sale unos segundos después ya vestida del baño.

Se acerca a su novio dándole un beso en los labios y después de darle una colleja, le recrimina:

—Eso por insultar a mi amor platónico. —Camina hasta tirarse encima de su cama sentándose. —Es mil veces mejor que tú, cielo.

—Vaya novia que tengo —dijo éste haciéndose el ofendido por parte de su novia.

—Por cierto, cariño, ¿tu sabías que Baby tenía una tremenda voz?

Mis mejillas comienzan a volverse rosas por la vergüenza y por eso agacho la cabeza hacia el suelo. Por el rabillo del ojo, podía ver que Derek asentía a la pregunta de mi amiga y después dice.

—Si, y cuando estábamos en Oregón, siempre estaba cantando, pero... —Derek se detiene mirándome a los ojos cuando ya había alzado la cabeza. Continúa: —Pero no sé qué le hizo dejar de hacerlo.

La razón: Roxy y mi madre.

Mi madre, porque me decía que cantaba muy bien, pero que si no era como ella nunca sería tan grandiosa aunque cantará super bien (yo solo cantaba por diversión, no por fama) y Roxy, porque un día, en el patio del instituto, me escuchó cantar y no dudó en grabarme para después subirlo a su Instagram con la voz editada a la de una ballena y de frase cabecera para la foto simplemente una que siempre era repetitiva en el instituto: "Mirad a nuestra querida ballena cantando". La foto llegó a más del millón de me gustas en la plataforma, pero por suerte Marcus Kepler y Ariadna, —los únicos que estaban conmigo—, se lo comentaron al director y Roxy aparte de ser obligada a borrar la foto, estuvo una semana castigada. También tuve suerte de que Derek no siguiera a Roxy, porque si llegaba a ver aquel vídeo, ya sabría que Roxy y yo ya no éramos amigas.

Una mano agitándose delante de mi cara me hace volver a la realidad dándome a entender que me había quedado en mi mundo. Derek me observaba entre preocupado y divertido, y Emilia de la misma manera. Sacudo mi cabeza sacando aquellos pensamientos de ella y volviéndome a centrar en ellos dos y cuando él cabezota de éste habla sobre la mascarilla que antes tenía Emilia en la cara, es cuando me percato de que hacía rato que ya se la había quitado.

—Menos mal que te has quitado esa cosa, porque me recordabas a nuestra vecina de Oregón cariño —esto último lo dijo mirándome a mí haciéndome recordar a una vecina que teníamos en Oregón que, incluso teniendo la mascarilla puesta, salía al patio a recoger el correo.

Me río al imaginarme a Derek y a mí de pequeños escondidos mientras la imitábamos. Derek no se libra de otra colleja por parte de su novia.

—Pues bien, que luego no puedes vivir sin acariciarme la suavidad de mi cara.

Ésta se vuelve a sentar en su cama colocando la pierna derecha encima de la izquierda y soltándose el pelo de su desaliñado moño para hacérselo esta vez mucho mejor, apartando cada mechón de la cara. Luego, unos segundos más tarde, se vuelve a levantar caminando hacia donde estaba yo levantada y tirando de mis manos hacia donde quiera que quisiera llevarme, enuncia:

—Vístete, —dice, aunque más bien parecía una orden viniendo de ella. —Hoy vamos a salir y está vez no te vas a negar, ¿entendido amiga? ¡Corre al baño!

Para no enfadarla y con una sonrisa divertida en los labios, hago lo que me pide y voy al baño una vez he cogido algo de ropa del armario. Comienzo a vestirme rápidamente y unos minutos más tarde cuando por fin estoy cien por cien vestida, antes de salir nuevamente a la habitación, me observo en el espejo. Había escogido lo más simple de mi armario. Contemplo mi vestuario: unos pantalones negros rotos en las dos rodillas, unas converses rojas y una sudadera de Marvel que debajo de ésta me puse una camiseta de finos tirantes. Al conjunto lo acompañé con un gorro de lana rojo que lo eché un poco hacia atrás cuando ya lo tuve puesto. Y en ese momento, salí reuniéndome con Derek y Emilia en la habitación.

Cierro los ojos entretanto esperaba a que Emilia regresará del baño del pequeño bar donde habíamos acabado viniendo, porque todos los locales ya habían cerrado cuando salimos de la habitación y llegamos al centro comercial; así que al final decidimos ir a uno fuera del centro que estaba abierto. Derek había salido fuera a atender una llamada de a saber quién y yo simplemente me había quedado en la mesa que conseguimos coger cerca del escenario donde solo dos personas estaban subidas allí.

Abro los ojos en cuán siento que alguien se ha sentado a mi lado y pensando que se trataba de Derek o de Emilia, mi sonrisa se convierte en un semblante bastante serio cuando mis ojos se encuentran con el gilipollas de Adam; el chico que acompañaba la otra vez a Liam cuando me choqué con ellos dos.

Tiene una sonrisa de subnormal peor que la de Connor (y ya es decir). Decido pasar de él y concentrarme de nuevo en el tipo sobre el escenario que se dedicaba a afinar su guitarra. No puedo verle, pero se perfectamente que Adam se acababa de encender un porro cuando el olor a Marihuana me traspasó las fosas nasales. Arrugué mi nariz con asquerosidad y con una mano me tapé la boca y parte de la nariz.

Le miré frunciendo las cejas y fulminándole con la mirada.

—Qué suerte que nos encontremos aquí zorrita solitaria —dijo soltando una buena cantidad de humo que había ingerido a los pulmones. —¿Sigues tapando esos buenos atributos?

Me siento asqueada cuando su mirada me examina por encima de los pechos tapados con la sudadera y no puedo evitar cruzarme de brazos para taparme todavía más.

—Sabes zorrita solitaria, tienes unos ojos bastante raros.

—Pues tú tienes una cara de gilipollas de lo más normal del mundo. —Vuelvo a contraatacar y en ese mismo instante se acerca Emilia y Derek con Evans a su lado. Derek al ver a Adam, viene casi corriendo.

—Sigues teniendo el mismo humor....

Antes de terminar la frase, mi primo le corta en cuanto llega a la mesa seguido de Connor. Emilia se sienta a mi lado.

—ruso, ¿Qué haces aquí? —Derek se dirige a Adam por su apellido mientras éste se levantaba de donde estaba sentado.

—Coño, si es Foster.

Adam vuelve a darle otra calada a su porro sin antes ofrecerle a mi primo, que obviamente había rechazado. Observé a los tres chicos al igual que estaba haciendo Emilia a mi lado como si de una película se tratase. Unos minutos después, mi mirada se pasa a observar a Connor, que tenía la mirada en mí en lugar de en él tipo de los porros. Intenté con todas mis fuerzas no sonreír ante lo que aquella mirada me provocaba, pero era muy difícil. Segundos después, cuando Evans dejó de mirarme, éste volvió a centrar su mirada en Adam.

Minutos más tarde, por fin volvíamos a estar los tres, o, mejor dicho, los cuatro añadiendo a Evans. El tal Adam se había ido hace bastante y tuve suerte de que Derek no saltara cuando éste antes de marcharse me llamó culo bonito como la última vez que le vi.

Como suponía Derek comenzó a mover los labios para articular las palabras que seguramente se había estado aguantando para este momento.

—¿Qué te ha dicho ruso mientras estabas sola, Bab? —Suspiro dándole un trago a mi bebida.

Me dispongo a contestarle de una vez.

—Solo que ha tenido suerte de volver a encontrarse conmigo...

—¿¡Qué ya te habías cruzado con él otra vez!? —habla casi grita éste abriendo los ojos por completo.

—Si, pero como la última vez, he contraatacado a sus estúpidas frases.

Antes de que Derek pudiera decir nada más o echarme de nuevo uno de sus absurdos sermones, le cortó volviendo a tomar la palabra.

—Se cuidarme sola, y ni Adam ni nadie me va a tocar las narices, ¿vale primo?

Derek asiente y sin que ninguno tuviera nada más que decir, nos pusimos a pasar la noche bien y sin pensar en lo que había pasado antes o en cualquier cosa que pudiese estropear la noche, y para olvidarme del asunto, me pongo a hablar con Emilia entretanto escuchábamos al tipo tocando una canción con la guitarra recién afinada, a la vez que Derek hacia lo mismo con Connor. 

Hola lectores! Aquí les dejo el siguiente capítulo de Love me Baby y siento mucho tardar en actualizar pero he tenido muchos problemas. Espero que os guste el capítulo y votar y comentar.

Besitos.

DEDICATORIAS:

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