Capítulo 2
Sentía una sensación de nervios y las manos habían comenzado a sudarme. Anoche no pude dormir bien. Volví a tener los mismos sueños que tenía justo el día en que mamá me abandonó, y que hasta ahora seguía teniendo. Tenía un aspecto horrible, pero conseguí disimular las ojeras con el corrector de ojeras.
Justo en el mismo instante en que me disponía a salir del cuarto de baño, una Emilia lista y guapísima, entró al baño. Llevaba un vestido blanco con adornos florales y que iba a juego con unas manoletinas blancas.
Emilia no parecía que estuviera tan nerviosa como lo estaba yo el primer día de clases. Su sonrisa se ensanchó examinándome de arriba abajo.
—Me encantan esos vaqueros. —Señaló los pantalones vaqueros que me había puesto para empezar el día. Eran normales y ajustados. —¿Nos vamos? He quedado con mi novio en la cafetería.
—Si, vámonos.
Emilia me habló de su novio cuando nos conocimos el día anterior, y entretanto guardábamos mis cosas en el armario y ordenábamos mi parte de la habitación, me iba contando cosas de él. Decía que, aunque era dos años mayor que ella, estaba muy enamorada de él.
Bajamos conversando hasta salir del edificio y dirigimos nuestro paso hasta la cafetería de la universidad que no nos quedaba muy lejos de la habitación.
Conversábamos y reíamos mientras tanto.
Cuando llegamos, pasamos junto a unos estudiantes que se encontraban frente a la puerta de la cafetería fumando, y tenía el presentimiento de que no era tabaco normal. Estaba tan acostumbrada al olor de la marihuana, que ya no me era tan difícil reconocerla.
Emilia y yo entramos al interior de la cafetería; primero ella y luego entré yo a su espalda. Contemplo con la mirada aquel lugar repleto de estudiantes sentados en sus mesas y metidos en las conversaciones en las que estaban. Olía a almizcle y grasa de cocina. Torcí el gesto en modo de desagrado.
—Mira, allí está mi chico —enuncia Emilia señalando una mesa al fondo.
Seguí con la mirada la dirección que señalaba Emilia con su dedo, hasta pararme en un chico de tez blanca, pelo castaño y un poco rizado, y fue en ese momento cuando me quedé en trance boquiabierta, hasta que fui consciente de que Emilia ya estaba tirando de mi hacia su novio, o, mejor dicho, mi primo.
Derek me observó con sorpresa en cuanto nos acercamos.
—Hola amor.
Emilia se sienta al lado de mi primo y unos segundos después, le da un beso en los labios. ¿Mi primo? Tenía que reconocerlo, hacían buena pareja.
—Hola Derek ―saludo cuando ya no tenían sus labios pegados el uno al otro.
—¿Os conocéis?
Asentimos al mismo tiempo. Me acomodo en el asiento frente a ellos.
—Es mi primo ―contesto. Emilia nos mira; primero a Derek y luego a mí.
—¿En serio? ¡Que guay!
—¿Por qué? —preguntó ante su entusiasmo.
—Porque además de ser compañeras de cuarto y amigas, también somos medio familia.
Ruedo los ojos al igual que lo hizo mi primo, que ya tenía que estar acostumbrado de que su novia fuera tan alegre con la vida.
—Cariño, tú no cambiarás nunca —dice mi primo colocándole un mechón detrás de la oreja a mi amiga —. Prima, ¿qué tal te va con tú compañera?
Asiento riéndome por el gesto que había hecho mi primo al preguntarme.
Continuamos en la cafetería hablando. Emilia me contaba el día y cómo conoció a mi primo. Me contó que la primera vez que visitó California, —ya que ella era de Londres—, se cruzó con mi primo Derek en la calle y que para mí nueva amiga fue como amor a primera vista. Mi primo no dejaba de rodar los ojos divertido. Unos días después de conocerse, mi primo la invitó a una fiesta que organizaban unos amigos suyos. Observaba de reojo a mi primo que desde que Emilia había comenzado a contarme todas esas cosas, se había estado sonrojando un poco. Conocía a mi primo perfectamente, y sabía que estaba muy enamorado de Emilia.
Unos minutos más tarde, siento que la cafetería se queda en silencio por completo. Derek alza la vista y se concentra en algo o alguien situado detrás de Emilia y de mí. Mi primo se levanta de la mesa y sin poder contenerme, giro mi cuerpo en el asiento y con la mirada curiosa, sigo con ella a mi primo que iba caminando hasta la puerta de cristal, donde unos segundos después, se chocó el puño con un chico alto, apuesto y musculoso.
Vuelvo a girarme regresando a la posición en la que estaba antes, cuando Derek y aquel chico se acercaban. Traté de disimular que no le había seguido con los ojos. En el primer minuto que mi primo se sentó de nuevo en su sitio, escuché un suspiro proveniente de mi amiga. Aquel chico, seguramente amigo de Derek, se apropió del asiento al lado de mi primo y frente a nosotras.
Observé de reojo al chico con el que estaba hablando mi primo, mientras escuchaba lo que Emilia me estaba contando; aunque no es que estuviera prestándola mucha atención.
—¿Quién es la chica nueva? —escuché decir al amigo de mi primo.
Miré de soslayo nuevamente.
—Es mi prima... Baby, y ni se te ocurra intentar meterla en tu cama, ¿entendido Evans?
—Bueno, si esta muñeca quiere, yo no se lo impediré.
—Déjalo ya Evans. —enuncia mi primo con desdén.
Una risa me hizo levantar la mirada hasta él amigo de Derek. Ese tal Evans se estaba riendo y seguramente era por la forma en que mi primo le había dicho que lo dejará. Tenía toda la pinta de ser el típico gilipollas que lo único que le importaba era ver con cuantas tías se lo podía montar para luego dejarlas tiradas, y que quedará claro, que yo no iba a ser una de ellas. Le fulminé con la mirada por el mote de muñeca que me había puesto.
—Connor. Soy Connor Evans.
Sus ojos verdes se clavaron en los míos como si estuviera intentando intimidarme, pero si era eso lo que estaba haciendo, esperaba que supiera que conmigo no funcionaría.
Ruedo los ojos; miró a mi primo de nuevo.
—Primo, yo me voy ya. No quiero llegar tarde. —dije pasando del tal Connor.
Derek asintió.
Me levanté y después de darle un beso en la frente a mi primo y de esperar a que mi amiga le diera otro beso, pero ésta más bien en los labios, salí con ella de la cafetería. Presentía que Connor Evans no me iba a caer nada bien. Ya comenzaba a caerme mal.
Cruzo el umbral para entrar en el edificio seguida de Emilia y antes de continuar, me giro para quedar frente a mi amiga y acto seguido preguntarle:
—¿Que clase tienes ahora?
—Historia, ¿y tú? —dice sonriendo.
—Literatura. —contesto maldiciendo porque no me tocara la misma clase que a Emilia. —No sabrás donde está esa clase, ¿no?
Emilia se ríe y yo no tardó mucho en reunirme a su risa. Ahora mismo los pocos estudiantes que pasaban por ahí, no dudaban en pararse a mirarnos, pero no les prestábamos atención.
Al cabo de un rato, me dirijo hacia el aula de Literatura después de despedirme de Emilia y quedar en cuanto termináramos las clases, de nuevo en la cafetería.
Estaba a punto de entrar al aula, cuando de pronto chocó con un cuerpo menudo y grande. Alzo la vista hasta aquella persona con quién me había topado y unos ojos marrones me observaban divertidamente enseñando sus dientes perfectos en una sonrisa preciosa.
—Lo siento —me disculpo.
—¿Estás bien?
Asiento con vergüenza.
—Soy Liam Brown. —habla mientras hacía aparecer unos pequeños hoyuelos cerca de sus labios; sacudo esos pensamientos —. Y tú eres....
—Perdón, soy Baby Foster.
—¡Liam!
Volteo mi cuerpo para ver quien había llamado a Liam con la esperanza de que no fuera en quien yo estaba pensando, pero justo cuando mi mirada se encuentra con el amigo de mi primo, como se llamaba..., así Connor, viene hacia donde estábamos nosotros con las manos en los bolsillos del pantalón.
No tarda mucho en estar cerca de nosotros. Me miraba serio para a continuación, decirle algo a Liam.
—Pues claro que iré a la fiesta —le contesta éste a la pregunta que le habría dicho Connor, después me mira a mí y añade: —Tienes que venir Baby, espero verte allí. Es la primera fiesta de principio de curso.
—No creo que a ella le gusten esas fiestas.
¿Este quién se creía que era? Él no tenía ni puta idea de lo que me gustaba o no, así que sin saber porque, miré a Liam y le contesté.
—Claro que me encantaría ir.
—Genial. Bueno, hasta luego entonces. Te veo la próxima semana en la fiesta. —Y salió casi corriendo hasta salir del edificio.
Con una sonrisa en el rostro, entré en clase de Literatura pasando de la mirada que Connor tenía en ese momento. Nadie me iba a decir lo que debía de hacer o no hacer, y mucho menos si se trataba de alguien como él.
Me encaminé hasta los asientos del fondo de la clase y en el primer asiento que vi libre, me senté.
En cuanto el profesor llegó, sentí un cuerpo sentándose muy cerca de mí. No hice caso alguno y empecé a tomar apuntes a lo que aquel profesor comenzaba a explicar, hasta que, en uno de esos minutos, aquella persona empezó a darme codazos molestos en el brazo.
Giré mi cabeza encontrándome con sus ojos verdes. Nuevamente.
Connor Evans.
—Déjame en paz —susurré.
Connor rio. ¿De qué se reía ahora?
—Tranquila muñeca.
—No me llames muñeca. —dije con un atisbo de furia en los ojos.
—Lo que tu digas... muñeca.
A pesar de que me daban unas tremendas ganas de gritarle por haberme llamado muñeca por tercera vez consecutiva en lo que llevaba de día, me tragué esas ganas dentro de mí y continué con lo que explicaba el profesor. Tenía claro que nadie como Connor me arruinaría la vida.
Doy un largo suspiro por el simple hecho de que a mi lado tenía al estúpido amigo de mi primo. Aún seguía escuchando la risa de éste a mi lado, pero traté de no hacer nada que el primer día me echarán de clases. Ahora sí que tenía precisamente claro que odiaba a Connor, y ni siquiera le había conocido del todo.
Aprieto el puño que tenía libre, al notar de nuevo los codazos y la risa bajita que se formaba a mi lado, mientras trataba de escribir olvidándome de él. Definitivamente le odiaba.
Hola, el siguiente capítulo ya está publicado. Espero que lo disfrutéis y que me dejéis vuestros votos y comentarios para saber que os ha parecido.
AdictaAlChicoDelPan, SheilaCandel, Burgui92, GrisbelBrito, BeMyKata, LaChicaAnonima18, Yomira99, _DulcePrincesa, Alis0nCrawf0rd, AbiSanchezXVI, syle12, EmilianaFernandez5, Ah_nnalise, XSweetBxbyX.
Espero que os guste. ❣️❣️❣️
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