Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 12



Me sentía acorralada entre la espada y la pared con unos escalofríos recorriéndome cada rincón de mi cuerpo que no sabía a qué venían. Era raro que me sintiera de aquella manera cuando tenía a un imbécil al que odiaba tan de cerca, y lo que más me molestaba era que tenía razón. Desde que le aparté enfadada en el jardín de la fraternidad rompiendo nuestro contacto físico, no había dejado de pensar en ello. Tenía su mirada perforándome entera. Me examinaba de arriba abajo poniéndome cada vez más nerviosa de lo que ya estaba. La cocina donde nos hallábamos, se había convertido en un espacio silencioso en el que solo podía oír el tic tac que hacían las manecillas del reloj de pared. Me ponía de los nervios. Connor seguía acercándose hasta que ya no quedaba casi hueco entre nosotros. Sus brazos, uno a cada lado de mi cuerpo, me impedían salir de allí. Podía oler su aroma varonil de lo cerca que estábamos.

Me enderecé poniendo la espalda erguida, y tratando de parecer que su cercanía no me ponía para nada nerviosa, alzo la barbilla entrecruzando mi mirada con la suya.

Abro la boca para pocos segundos después, decir:

—Creo que una castaña de ojos azules te estará esperando en la fiesta —digo refiriéndome a Maddie que se había marchado echa una furia cuando interrumpí. —Deberías ir y dejar que terminará de chupártela.

Veo que Connor empieza a reírse evitando hacerlo demasiado alto y no despertar a mi primo. Por lo menos era bueno con Derek.

—Muñeca, no me la estaba chupando.

Alzo una ceja dejándole a entender que no me lo creía.

—¿A no? Pues estaba muy cerca de hacerlo cuando yo interrumpí. —Me cruzó de brazos rozando su pecho desnudo con el brazo cuando lo hago.

—A mí no me juzgues muñeca —habla con un atisbo de diversión en su cara. —Pero admite que tú no puedes dejar de pensar en ese beso que te di.

Pongo los ojos en blanco al mismo tiempo que escuchaba la risa de Connor muy cerca de mi oído. Demasiado cerca. Cierro los ojos esperando que así, esos estúpidos y desconocidos nervios que me recorrían el cuerpo, desapareciesen. Lanzo un suspiro decidido y segundos después empiezo a abrir los ojos lentamente. Connor seguía ahí. Parado y sonriendo de la manera más estúpida posible, mientras los nervios que me acechaban cada vez iban más deprisa. Miro al suelo tratando lo máximo posible en pensar cómo podía salir de allí. De reojo, compruebo en que el brazo de Connor que antes me estaba acorralando sin dejarme espacio para que pudiera salir, ahora estaba un poco más alzado que antes dejando un hueco por el que podría pasar si me agachaba.

Paso mi cuerpo por debajo de su brazo en un movimiento rápido que cuando me vuelvo para mirarle, éste me observa sorprendido y con un ápice de seriedad en sus ojos. Le sonrío divertidamente para acto seguido salir de la cocina hacia el salón.

—Muñeca me has vuelto a sorprender. —Oigo que murmura a mis espaldas.

Me volteo encontrándome de nuevo con sus ojos. Encojo los hombros con los labios apretados en una sonrisa y digo:

—Todo son sorpresas Connor y, por cierto, —respondo acercándome a él poniendo un dedo en su pecho. —No me llames muñeca.

Me duele la espalda y las piernas casi no las siento. Es en ese momento cuando me doy cuenta de que me encontraba durmiendo en un sofá que me sonaba conocido. Voy abriendo poco a poco los ojos, mientras me iba haciendo a la luz que entraba por la ventana de aquel lugar del cuál no me acordaba. Me levanto del sofá con una sensación extraña entretanto me frotaba los ojos con las manos intentando que así me despertara de una vez por todas. En cuán ya estoy un poco mejor, me doy cuenta de que donde me encontraba no era ni más ni menos que el salón del apartamento de Derek, y con ello me viene a la cabeza el momento incómodo que pasé con el insufrible en la cocina. Recuerdo que interrumpí a Connor y Maddie porque necesitaba que me ayudará con mi primo borracho, luego lo dejé directo en su cuarto y me habló un poco de sus padres, y luego recuerdo que me sentía nerviosa e incómoda cuando me encontraba sola con Connor en la cocina y éste solo hacía que acercarse más y más a mí.

Después de unos segundos, —o quizá minutos—, parada cerca del sofá pensando sin saber muy bien en qué, me decido a moverme hasta la cocina. Las tripas me comenzaban a sonar y eso solo me hacía querer desayunar de inmediato. Me sentía rara en este apartamento; y aunque fuese también de mi primo, me sentía extraña por entrar en la cocina para prepararme el desayuno, porque eso significaba que tendría que fisgonear en sus armarios.

Al final, dejo apartados todos aquellos pensamientos y me dispongo a prepararme lo que desayunaría. Mis ojos se abrieron como platos en cuanto mi mirada se detuvo en un bote de nocilla de chocolate. Alcanzo el bote con una mano mientras que con la otra sujetaba una caja de cereales Kellogg's que me había encontrado.

Echo unos pocos cereales en el tazón de leche que había calentado antes de encontrar la nocilla, y cuando ya los cereales se sumergen en el líquido blanco ablandándose, me dispongo a poner dos cucharadas de nocilla en los cereales, al tiempo que unos pasos se escuchaban dirigiéndose hacía aquí. Aparto las cosas de en medio y remuevo el desayuno con la cuchara. La leche comenzaba a volverse marrón gracias al chocolate.

—Buenos días muñeca. —Maldigo para mis adentros mientras me metía la cuchara en la boca.

Siento a Connor pasando por detrás de mí rozándome, lo que hizo que una sensación de escalofrío volviera a recorrerme el cuerpo.

—Se debe decir buenos días muñeca, y, por cierto, no hay que coger nada sin permiso —dice agitando la caja de Kellogg's que no sabía que había cogido.

—Si llego a saber que era tuyo, no lo cojo —respondo volteándome con el tazón en la mano y llevándome otra cucharada de cereales a la boca disfrutando. —Además, también es el apartamento de mi primo, si no recuerdo mal.

Connor se ríe y debía admitir que el chaval se veía bien incluso recién levantado. Se pasa la mano por el pelo despeinado para después abrir la nevera y sacar un cartón de leche de esta misma.

Le miro con repugnancia cuando éste bebe directamente del cartón, aunque dejando unos centímetros entre sus labios y la boca de la botella. Aparté la mirada cuando un poco de leche se le cayó mojándole el pecho.

—¿Cómo puede gustarte eso? —pregunta señalando el bote de nocilla abierto. Apoya su cuerpo en la encimera.

Abro los ojos asombrada para luego lanzarle una mirada fulminante porque yo sí que no entendía cómo no le gustaba la nocilla. Aunque siempre que comía nocilla luego lo bajaba haciendo ejercicio, y ahora tendría que hacer igual, era mi dulce favorito y siempre lo tomaba con papá y Derek mientras veíamos películas —aunque ellos no sabían que luego lo bajaba yendo al gimnasio de Oregón— pero me encantaba.

—La nocilla es el mejor dulce que existe.

Connor niega apartándose de la encimera a la vez que yo me sentaba sobre ella y dejaba el tazón a un lado.

—No digo eso. —dice dejándome confundida. —Lo que digo, es que como te puede gustar mezclar nocilla con leche y cereales Kellogg's. Eres rara muñeca.

Me estremezco cuando éste estira su brazo para coger la caja de cereales que estaba muy cerca de mí, rozándome un poco el cuerpo al echar hacia atrás de nuevo su brazo. Bajo de la encimera de un salto y con el tazón de mi desayuno en la mano, me acerco al fregadero. Al principio solté un diminuto quejido cuando el agua del grifo me había salido congelada, pero luego de regularla, comencé a limpiar mi plato.

—A mí me gusta y punto —respondo echándole jabón al plato y luego darle con la esponja.

—Te lo repito: eres rara muñeca.

La cocina se torna en silencio en cuanto Connor pronuncia esas últimas palabras. Suelto el plato que ya estaba más que limpio dejándolo en el escurridor que tenían cerca del fregadero, y acto seguido me seco las manos en los vaqueros con los que, ahora que me daba cuenta, había dormido. Me volteo dispuesta a salir de la cocina, cuando su cuerpo menudo y musculoso, choca conmigo.

Mi mirada se detuvo en otro de sus muchos tatuajes. Esta vez en el que centré mis ojos, fue en el de una brújula con tinta negra situada en el lado del corazón y un poco más arriba de este, tenía tatuado unos números en romano.

Aparto rápidamente mi atención de él en cuanto escucho la risa de Connor sonar. Alcé la mirada concentrándome en el reloj de pared que había allí, cuando al ver la hora que era, volví de nuevo a la normalidad. Eran las diez de la mañana. Salgo de la cocina casi corriendo dirigiéndome a la habitación de mi primo. No sé si todavía seguía durmiendo o no, pero necesitaba cambiarme de ropa, y al no tener nada, decidí coger algo de mi primo. Entro con el máximo cuidado ya que Derek se encontraba durmiendo sobre su cama de la misma posición en el que le tumbé anoche, pero esta vez no estaba solo. Emilia estaba tumbada abrazándole. Me acerco a su armario tratando de hacerme a la oscuridad del cuarto evitando golpearme o tirar algo.

En el momento en que conseguí dar con la puerta del armario, esta chirrió un poco cuando la abrí. Saco lo primero que encuentro: una camiseta del equipo de fútbol Los Chargers y después de cerrar de vuelta el armario, salgo nuevamente del cuarto. Decido no cambiarme los vaqueros —ya que los de Derek me quedarían grandes—, y directamente me dirijo al cuarto de baño que vi ayer cuando traje a mi primo.


No tardo mucho tiempo en terminar de vestirme, cuando de pronto alguien llama a la puerta del baño. La voz de Derek al otro lado de la puerta me alivia. Abro la puerta encontrándome a un Derek somnoliento y despeinado que me observaba de arriba abajo. Me peino con los dedos al tiempo que éste entraba al baño sentándose en la tapa del retrete.

—He tenido que cogerte una camiseta —digo apoyándome sobre el lavabo.

Derek me hace un gesto de que no le importaba lo que cogiera. Siento el cuarto de baño pequeño cada vez que iban pasando los minutos y ninguno de los dos volviera a decir nada más. Sin dudar ni un solo segundo más, me arrodillo en el suelo frente a mi primo y segundos después, muevo los labios hasta articular las palabras:

—Tu nunca te has pasado con el alcohol Derek —menciono acariciando su pelo. —Por favor, no vuelvas a pasarte.

—Lo siento prima. No sé qué se me paso en mente para beber así.

—Venga, olvidemos este tema, —enuncio cambiando de tema. Derek asiente mirándome.

—¿Podrás llevarme en coche a la residencia?

Derek niega antes de decir:

—Me duele la cabeza prima —habla frotándose la frente. Suspiro. —Pero, le he dicho Connor que te llevé, ¿te parece bien?

¿Qué si me parecía bien? Pues claro que no me parecía bien. Odiaba a Connor con todo mi ser y ahora lo único que me faltaba era que me llevará él mismo a la residencia. Niego con la cabeza mirando furibunda a Derek haciéndole a entender que ni de coña iba a ir con ese insufrible engendro que tenía como compañero de piso.

Derek pone los ojos en blanco, se pasa la mano por su pelo y cuando creo que está a punto de decir algo, su mirada se posa en algo o mejor dicho alguien, detrás de mí. Giro la cabeza encontrándome con los ojos verdes de Connor apoyado sobre la puerta y sonriendo egocéntricamente.

Resoplo.

—Venga prima, aún estas a tiempo de llegar a tu segunda clase. —Derek se levanta y sale del baño dejándome ahí en el suelo, plantada.

Oigo una risa procedente de detrás cuando me levanto del suelo.

Paso por su lado golpeándole el hombro cuando lo hago. Recojo el móvil que se encontraba tirado en el sofá y cuando ya tengo todo listo, voy hacia la puerta. Me volteo para mirar a mi primo que estaba hablando con su insufrible amigo, y sin pensármelo dos veces, digo:

—Tengo prisa imbécil, así que vamos. —Mi voz sale crispada cuando Evans comienza a caminar a paso tranquilo hacia donde estaba yo. Antes de salir, añado: —Dile a Emilia que la esperaré en la cafetería después de clase.

Derek asiente, y por fin yo salgo para reunirme con el imbécil que ya había bajado. Bajo las escaleras corriendo hasta salir del edificio donde éste se hallaba apoyado en el coche de mi primo.

Abre el coche de mi primo con un solo clic de las llaves y no dudo ni un solo segundo más, en meterme dentro de una vez. Evans enciende el motor en cuanto se sienta y antes de salir a la carretera, enciende la radio poniéndola a todo volumen. Me doy cuenta de que aún seguíamos sin movernos y que sentía como si me estuviera observando. Estiro el brazo para bajar un poco la música y acto seguido, me volteo en mi sitio para mirarle.

—¿Podemos irnos ya? Tengo prisa.

—Tranquila muñeca. —Sube de nuevo la música y cuando estoy dispuesta a bajarla otra vez, éste me da un diminuto golpe en el dorso de la mano. Me observa. —Deja la música como está.

—Está muy alta —comento frotando esa parte. —Aparte, es el coche de mi primo, si quiero lo bajo.

Connor hizo un gesto de que le importaba una mierda, y cuando fui a bajar de nuevo la música, esta vez me agarró de la muñeca y me miró.

Me suelto, doy un largo suspiro y cruzándome de brazos, me vuelvo a mirar al frente.

Hablo por última vez:

—Vayámonos

Y en ese momento, Connor arranca el coche saliendo de allí por fin. 

Hola lectores! aquí les dejo el siguiente capítulo de Love me Baby. Espero que lo disfruten y que no olviden dejarme sus opiniones mediante sus votos y comentarios. Gracias.

Dedicatorias:

Burgui92LaChicaAnonima18Yomira99AdictaAlChicoDelPanlpeldAbiSanchezXVI-Sweethazelnut-GrisbelBritoBeMyKataSheilaCandelpanteritaaaAran_IR.

Besos a todos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro