Parte 7 "Necesito un favor"
Un golpe hace que abra mis ojos pero inmediatamente los cierro porque duelen.
—Mierda — la voz de una chica retumba en mi cabeza.
Tallo mis ojos y los abro lentamente. Estoy sobre una cama, a mi lado está Hela. En frente veo que hay dos chicas en otra cama y otra ¿en el suelo?
Mi mente tarda en procesarlo y recuerdo que las chicas son las de la fiesta de anoche.
—¿Estas bien Gigi? — pregunta Candace desde la cama.
Pongo mis pies sobre el suelo y llevo las manos hacia mi cabeza.
— ¿Todas vivas? — la voz de Lilyth hace reír a Hela.
—No — contestamos al mismo tiempo.
Me levanto y veo que mis botines ya no están, tal vez me los quite en algún punto de la noche.
— ¿Tuve sexo? — pregunta Gigi todavía desde el suelo.
Camino hacia la puerta y la abro.
—Voy por agua — digo y salgo.
Miro hacia ambos lados del pasillo y no sé ni por dónde ir. Así que camino hacia la derecha y encuentro las escaleras y comienzo a bajarlas lentamente, puesto que mi cabeza y mi cuerpo no hace mucho estaban desconectados uno del otro. Me siento todavía mareada y mi boca está completamente seca.
—Puto alcohol — digo cerrando los ojos.
Tomo un respiro y comienzo a caminar, veo que la sala está limpia lo cual me extraña, porque anoche estaba hecha una mierda. Pero cuando veo la cocina, siento como mis ojos se dilatan al sentir que ya estoy cerca del agua, así que camino y entro.
—Buenos días.
Salto y miro hacia la estufa.
Carson y Hans están cocinando.
—Deberían de avisar que están aquí — digo luego de calmarme. Abro el refrigerador y tomo una jarra con agua.
—Buenos días a ti también — dice Carson sonriente.
Tomo un vaso y me siento en uno de los bancos a tomar agua.
—Que rica es el agua — digo bajando mi vaso. Miro a Hans y él está concentrado en la sartén — ¿Qué hacen?
—Panqueques — contesta volteando y dándome un plato con un par de ellos.
Se queda ahí, a mi lado, esperando.
—Gracias, pero creo que con dormir en tu casa es demasiado.
Ríe y me mira.
—Esta no es mi casa.
Frunzo el ceño—Carson dijo que lo era.
Y él me mira—Creo que si te hubiera dicho que íbamos a tener una fiesta en casa de un desconocido no hubieras venido —me pega delicadamente con la espátula.
— ¿Estamos invadiendo una casa? — pregunto alarmada.
—Sí — dice Hans cruzándose de brazos.
Salto del banco.
—Carajo. No puedo ir a la cárcel — respiro agitada — mis padres dijeron que me iban a meter a rehabilitación.
Carson y él comienzan a reír a carcajadas
—Es la casa de Candace — dice Hans mirándome.
Enchino los ojos y los observo — ¿Están conscientes de que mi cabeza me duele a más no poder y ustedes me hacen esto?
Luego de ese... bello malentendido, los minutos pasaron. Candace, Gigi, Lilyth, Hela, Carson, Hans y yo estábamos desayunando panqueques en la sala mientras veíamos la televisión. Como si no fuéramos casi extraños y nos hubiéramos conocido la noche anterior.
—Vamos a cambiar de canal — Gigi tomó el control remoto y puso las caricaturas. Y esas caricaturas eran las mismas que veían Danica y Colby.
—No, mejor hay que ver una película — Dice Lilyth arrebatándole el control.
Miro a Hela y ella solo come divertida.
—Espera, que todavía falta — susurra mirándome.
Volteo nuevamente con las chicas.
—Eh, yo quiero ver madres adolescentes — Candace tomó el control.
Hans y Carson no parecían sorprendidos por la disputa. Pero las tres comenzaron a parlotear, y pelear sobre qué deberían de ver.
—Vamos chicas, no se peleen por un programa, si aquí estoy yo para entretenerlas — dijo Carson levantándose del sofá y poniéndose frente a ella.
—Voy no quiero ver eso — Hago una mueca, levantándome y yendo a la cocina. Enjuago mi plato y lo dejo en el gabinete.
— ¿Ya te vas? — pregunta Hans entrando.
—Sí, tengo cosas que hacer — Miento y voy nuevamente a la sala. Veo que Lilyth y Gigi ya se están besando.
Tomo mis botines y miro a Hela—Rubia, las llaves de tu camioneta.
—Déjame llevarte — propone Hans detrás de mí.
—Gracias, pero ya has hecho mucho por mí — digo volviendo con Hela.
—Pecas, no sé dónde las deje anoche... — se disculpa mientras Carson le comienza a besar el cuello.
Okey....
—Está bien — suspiro, y volteo hacia atrás, mirando a Hans — ¿Me puedes llevar antes de ver esta orgía?
—No siempre debes llevarme la contraria — dice divertido.
Salimos y el sol está elevándose, el frío a esta hora es un poco más notable. Así que me pongo mis botines en las escaleras de la casa y me levanto para entrar al carro negro de Hans.
— ¿Seguro que quieres desperdiciar tu oportunidad de una súper orgia? — Pregunto jugando con mi pulsera. Ya una vez dentro del auto.
Él arranca el carro y ríe —Te aseguro que no ha sido mi primera oportunidad, ni va a ser la última — dice poniendo la calefacción.
—Lindo — digo, sin prestarle mucha atención.
Solo sigo mirando mi pulsera y jugando con los dijes. Esta pulsera tenía muchos años conmigo. Mi mamá me la había regalado la primera vez que nos vimos. Sonrió al recordar esos momentos.
***
Mamá está de espaldas a mí haciendo el desayuno para ir a la escuela. Colby sigue en el teléfono de ella y yo estoy en el mío.
—Beka — mamá me pone un plato frente a mí y dejo el celular a un lado.
—Gracias ma — tomé un pedazo de tocino y le di una mordida.
Miro a mi hermano, y él sigue bastante absorto por el celular.
—Niño — le toco la cabeza — se te va a enfriar tu desayuno — digo con todavía tocino en mi boca.
Él me mira y deja el teléfono de mamá a un lado.
—Estaba derrotando al villano — dice comiendo su pan tostado.
Mamá se sienta con nosotros—Pues deberías derrotar la suciedad que hay en el granero, tu gallo... — Colby la ve — tu nueva mascota ha hecho un desastre.
—Se llama Coco — le corrige.
Lo miro extrañada— ¿Le has puesto Coco a tu gallo? — Suspiro. Yo ya le había puesto Marisol.
Mi hermanito frunce sus cejas —Que es un perrito.
Miro el reloj de mi celular —Me voy, se me hace tarde — tomo la cabeza castaña de Colby y le doy un beso — adiós ma — digo besando su mejilla.
Tomo mi chaqueta de mezclilla y me la pongo encima de mi blusa blanca. Me miro al espejo de la sala, mi pantalón negro que va a juego con mis botines del mismo color. Cuando comienzo a jugar con mi muñeca noto que mi pulsera ya no está.
—Carajo.
¿Dónde fue la última vez que la tuve?
— ¿Se te olvida algo amor? — pregunta mi mamá viéndome.
—No — sonrió — solo miraba mi atuendo — tomando las llaves de la camioneta. Pero ¿Dónde mierdas dejé esa pulsera?, vamos Beka, piensa...
¡Ya!, están en el carro de Hans. Mierda.
Subo a mi auto, y manejo directo a la casa de mi curvilínea amiga, Que sale con toda la flojera del mundo y con un tonto gorro rosa, al igual que la mayoría de su atuendo. Rió, pero no hago ningún comentario al respecto y conduzco hacia la escuela.
Hela y yo estábamos arriba de mi camioneta espiando... mirando a Hans y sus amigos.
—Ya bájate — Hela me mira acosadoramente.
— ¿No crees que es medio rarito? — pregunto viendo que Hans está con Carson, las tres chicas de la orgía, y unos cuantos más.
—No, ya dile — la miré, y resopló — Beka, solo llegas, lo mira y le dices. "Ey, se me calló mi pulsera por estar jugando como una idiota en tu carro y quiero recuperarla" — sonríe — punto, ahora abajo.
Respiré y bajé de la camioneta. Normalmente me importaba un carajo esto, pero hoy estaba de nervios. Esa pulsera tenía un valor sentimental muy, pero muy importante para mí.
Caminé y me acerqué hasta donde ellos estaban, las chicas fueron las primeras en sonreírme.
—Hola Beka — dijeron al mismo tiempo.
Les di una sonrisa amable y Carson me miró.
—Por allá — apuntó a Hans.
Ni siquiera le pregunté cómo es que sabía que lo estaba buscando. Solo asentí y giré, caminando hacia él.
—Hans — dije esperando a que volteara.
Pero él seguía hablando con los chicos.
—No necesito tu tiempo — intenté sonar lo más calmada posible — solo mi pulsera. La dejé en tu coche.
Su mano entró en el bolsillo trasero de su pantalón y sacó unas llaves dándomelas sin mirarme. Prometo que si esa maldita pulsera no me la hubiera regalado mi madre, dejaría que se la metería por el culo.
—Que amabilidad — dije tomándolas, volví con Carson que ya estaba sobre Gigi — Carson, no sé cómo se abre el carro de tu amigo y necesito tu ayuda.
Él sonrió, divertido. Tomó las llaves y fácilmente abrió la puerta del carro — Para usted, mi lady.
Reí y miré el asiento donde me había sentado anteriormente, viendo la pulsera. Sonreí y la tomé, viendo que todos los dijes estuvieran ahí. La pareja de tres hermanos estaba y las dos "K" También. Suspiré, aliviada.
***
Estaba lavando los platos mientras mamá se arreglaba para ir a la cena del trabajo, junto con Colby.
— ¿Todo en orden?
Volteé y me encontré a papá con su traje y le sonreí.
—Todo perfecto — dije, secándome las manos sobre mi pantalón y arreglándole un poco su corbata.
— ¿Segura que no quieres ir? — preguntó mirándome.
Reí —Segura, tengo que hacer tarea y no me apetece arreglarme.
Me separé y vi que mamá ya estaba junto con mi hermanito.
—Vaya, mira que guapo te ves — dije mirándolo.
Él solo me miró, casi implorándome que me callara.
—Bueno amor, llegaremos un poco tarde, Colby no tiene clases pero tú sí, así que duérmete temprano — dijo mamá tomando su abrigo.
—Diviértanse — los despedí desde la puerta.
Colby me miró — Alimentarías a Coco.
Sonreí — No.
Mamá me dio una mirada y solo reí. Luego de que su coche se perdiera entre la noche, cerré la puerta y tomé mi libreta para hacer la tarea mientras cenaba.
Mi teléfono comenzó a vibrar y vi el nombre de Hela en la pantalla.
"Hola" — dije poniéndolo en mi oreja.
"Hey, ¿Qué haces?" — Oí como la goma de mascar se reventó.
Dejé mi plato a un lado y me acomodé en el sillón — "Acostada en mi cuarto haciendo la tarea"
Su risa me hizo reír.
"¿Quieres que vaya?" — me preguntó.
"No, estoy bien" — fruncí al ceño al ver que la cantidad que me había salido en mi trabajo, estaba mal.
"Bueno, cualquier cosa me avisas, ¡besos!"
Reí y colgué. Suspiré, haciendo mi libreta a un lado.
—Vamos a ver qué hay — dije encendiendo la televisión.
Pero mi paz duro poco. Alguien tocaba a la puerta. Fruncí el ceño y miré el reloj, eran más de las diez y Hela no podía ser.
Me levanté, caminando hacia la puerta y la abrí.
—Necesito un favor.
Hans estaba frente a mí sin abrigo y el frio ya le había pasado factura.
—Pasa — dije, impávida.
Entró y jamás había odiado mi altura, pero mi metro sesenta al lado del metro ochenta y tantos de Hans me hacía levantar la cabeza.
— ¿Qué? — pregunté cruzándome de brazos.
— ¿Estas enojada? — preguntó todavía titiritando.
Negué con la cabeza —Solo dime qué y ya.
Frunció el ceño —Beka...
—Hans, no somos amigos y qué más da cómo esté — dije algo cansada — ya dime cuál es el puto favor.
Su expresión cambió, estaba... ¿confundido?— ¿Por qué dices eso?
Okey, si antes no estaba irritada, ahora sí.
—Mira, nos conocemos hace una semana ¿no?, lo único que tenemos en común son nuestros amigos que tienen sexo. Así que no tienes que fingir tu puto comportamiento de portarte bien, solo dime y ya — suspiré.
Se acercó a mí —No estoy fingiendo — dijo seriamente.
Cerré los ojos y respiré profundamente—Solo... dime qué pasa — dije más calmada.
—Necesito quedarme a dormir.
Mi expresión no cambió en absoluto.
— Buena broma — reí al final.
Pero la expresión de Hans no parecía estar bromeando.
—Dime por favor que estás bromeando.
Él negó.
Pasé las manos sobre mi cara, tratando de calmarme, y de encontrar qué hacer. Hans era alguien extraño para mí, y claramente algo podía hacer para matarme, pero por otro lado, realmente se veía desesperado.
Suspiré — Siéntate un rato en el sofá, buscaré un abrigo que te quede — dije, subiendo las escaleras — no tenemos nada de valor.
— No vengo a robar.
— Solo digo — subí al segundo piso y fui directamente a la habitación de mis padres. Busqué en el armario de papá, pero él era una persona de un metro setenta, bastante delgado — idiota — dije, pensando en Hans. Así que solo tomé una gran manta, bajando.
La coloqué en sus piernas.
—¿Por qué no hay fotos tuyas? — preguntó, divertido — ¿no te quieren?
—¿Acaso quieres que te eche de mi casa? — lo miré.
Él negó, y tomó la manta — Gracias.
Suspiré — Sí hay fotos mías — apunté a unas cuantas.
— Pero yo quería ver cómo eras de bebé.
Hice una mueca — ¿Pedófilo?
— Me das una sensación que eras rara de bebé — se encogió de hombros.
Negué con la cabeza — No hay fotos mías de bebé porque era muy fea, y no quiero que la gente fisgona que entra a mi casa las vea. Están guardadas con máxima seguridad.
—¿En el cuarto de tus padres? — Preguntó, divertido.
—Que te importa — respiré hondo — será mejor que subamos. No vaya a ser que mis padres regresen y te vean aquí.
Él asintió, levantándose. Ambos subimos las escaleras hasta llegar a mi habitación. Puse unas mantas en el suelo, con cobijas y unas almohadas.
—Ahí está tu cama — la apunté y me subí a la mía.
Nunca había considerado mi cuarto pequeño, de hecho, estaba bastante amplio. Pero el cuerpo de Hans en el suelo lo hacía ver bastante pequeño, era bastante grande y corpulento.
—No entiendo por qué. — Miré el techo — tu carro vale más que mi casa, y me atrevo a decir que más que mi vida. Así que por eso asumo que tienes dinero, y eso me lleva a que tienes más casas.
—Si te diste cuenta no vengo en carro — dijo su voz ronca.
Giré mi cabeza para encontrarme sus ojos azules mirándome.
— ¿Por qué?
—Larga historia — dijo cubriéndose más con la cobija.
Volví a mirar al techo, Hans y yo no nos conocíamos para nada, la única vez que habíamos estado juntos fue en casa de Candace y cuando me trajo a mi casa. Pero no existía ese nivel de confianza para haberlo dejado pasar y dormir en mi casa, y menos en mi habitación. Pero no creo que a mis padres les hubiera parecido buena idea tener a un casi extraño en el sillón. Digo tampoco es buena idea tenerlo en mi habitación, pero así no se enterarían.
— ¿Por qué piensas que me caes mal? — preguntó sacándome de mis pensamientos.
Fruncí el ceño—Solo dije que no éramos amigos.
—Pero yo sé que piensas que me caes mal.
Lo miré y ahora él estaba mirando el techo.
—Bueno, cuando una persona me habla, procuro hacerle caso o mirarla, bueno, por lo menos no despreciarla.
Él me miró—Yo no he hecho eso — frunció el ceño.
Respiré y cerré los ojos, ya estaba cansada y los parpados me pesaban.
—Si lo dices por hoy en la mañana, no fue mi intención hacerte sentir así — dijo calmadamente.
—Claro, porque casi tirarme las llaves en la cara no fue tu intención — mis bostezos comenzaron a salir.
—La misma razón por la que no tengo carro, vengo a dormir a tu casa, es por la misma que no te preste atención en la escuela Beka.
Abrí mis ojos y Hans me seguía mirando.
—Eso no tiene sentido — bostece nuevamente — da igual. Buenas noches — dije tomando mi cobija y volteándome para dormir.
—Lo siento.
Giré mi cabeza y reí.
—Gracias. No te tengo que decir que te comportes, porque sé que no soy tu tipo — le guiñé un ojo, pero pareció más que me había electrocutado. Volteé hacia el otro lado, cerrando los ojos.
El silencio inundó la habitación.
— ¿Quién te dijo que no eres mi tipo?
———————————————————————————
¡Hey, hey, hey mis amores bellos y divinos!
Espero que le haya gustado el cap. Porque muy, pero muy pronto se viene uno nuevo.
¿Listos para las tercera guerra mundial? 👮💂🏻
No mames, no se crean we.
Les dejo mi Instagram para que vayan a seguirme porque ahí les aviso cuando les publico nuevos capítulos.
🍔"dairacstbooks" 🍔
Eternamente agradecida:
Daira❤️
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