Parte 30 " Ahora somos una familia"
"Mis amores, si no es mucho pedir para ustedes, ¿pueden quedarse al final del capítulo y leer la notita que les deje por favor?, es una muy buena noticia y quiero que la lean. ¡MIL GRACIAS HERMOSURASSSSSHHHHH!
Los dejo con el capítulo, disfrútenlo. 😘💋
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Hans, Carson y yo nos miramos mientras comíamos unas deliciosas hamburguesas con cerveza.
—Mierda — dijo Carson cuando se inclinó en la mesa, su ojo morado parecía como una uva y sus labios parecían que habían sido rellenado con botox. Se veía chistoso con las cremas que se había puesto para los moretones.
Reí per también mis costillas dolieron cuando lo hice — cuidado — dije y dejé la bolsa de hielo que sostenía en mi pómulo para bajar la hinchazón mientras le daba otra mordida a mi comida.
—Cuidado tú — Hans me miró y vi como la crema había cubierto sus moretones de la cara.
Miré a mi alrededor y vi como algunas mesaras nos veían de reojo.
—Seguramente creen que fuimos atropellado o algo — dijo Carson devorando su comida.
Pero, ¿cómo habíamos llegado a un restaurante heridos?, Carson apenas moviéndose, yo con un pómulo hinchado y moretones en el cuerpo, y Hans con golpes en la cara.
Algunas horas antes...
— ¿Puedo tomar el color rojo? — preguntó Buddy mirando desde su pequeña sillita a Colby.
Él asintió sin levantar la vista de su dibujo — Aja.
Mis dos pequeños hermanitos estaban en el cuarto de Colby coloreando dibujos, a Col le gustaba la idea de que fuera el hermano mayor, lo hacía sentir más responsable. Mientras tanto yo lo miraba con mi trasero apretado en una mini silla bebiendo una cerveza.
—Tengo sed, ¿puedo tomar? — preguntó Buddy mirándome con sus ojitos brillosos.
Me levanté inmediatamente de pequeña silla que masacraba mi pobre y diminuto trasero —Amm... iré por jugo para los dos.
Salí de la habitación y bajé a la cocina, dejé mi lata sobre la mesa mientras sacaba dos vasos de la alacena para servirles el jugo.
—Rebeka — la voz de mi madre detrás de mí hizo que cerrara los ojos.
Volteé lentamente con los dos vasos en mis manos sonriéndole — Mami.
Pero ella tenía mi lata de cerveza en su mano y una mirada muy fea — ¿estás tomando tu medicamento?
—Algo así.
Levantó se ceja — ¿por qué estas tomando alcohol mientras cuidas a tus hermanos?
—Po la misma razón que hoy te ves tan guapa — le guiñé un ojo. Pero ella solo pasó a mi lado tirando mi cerveza por el lava platos — Noo... mi cerveza.
—Ahora ve y llévales el jugo, que es lo único que vas a tomar — dijo desapareciendo.
Puse mi cara triste y subí a llevarles el jugo. Hoy mamá se iba a encargar de ellos por la tarde ya que los chicos y yo teníamos que hacer unas entregas. Luego de que algunos minutos pasaran, Carson me recogió para luego reunirnos con Hans en su bodega.
—Dos, cuatro, seis, ocho y diez — dijo Hans echando los paquetes en la mochila — Beka tiene siete, Carson doce y yo dieciséis.
Carson alzó sus paquetes algo confundido— ¿Por qué estos tienen cinta rosita?
—Perdón, ¿sí? Se me acabo la cinta negra y era la que tenía para la escuela — dije poniéndome la mochila en los hombros.
Cerró el cierre del bolso metiéndolo en la cajuela del auto —Pensé que era un... duce especial — cerró la cajuela con una sonrisa.
—Entonces, ¿con quién iras? — preguntó Hans mirándome mientras subía a su motocicleta.
Abrí la puerta del auto —Creo que está vez iré con Carson.
Hans asintió y aceleró rápidamente desapareciendo. Carson subió al auto y me miró — ah, que divertido, entregador droga con tu hermana.
Mi corazón se aceleró y no pude evitar sonreír al oír esa palabra —algo casual.
—Aja — dijo encendiendo el auto y yéndonos rápidamente. Las entregas obviamente eran en diferentes lugares para los dos, así que después de un rato, nos estacionamos en un punto clave y bajamos, me ajusté bien la mochila y miré a Carson mientras bajaba el bolso de gimnasio de la cajuela.
—Bueno, suerte — lo abracé.
Él me abrazó de vuelta e introdujo algo en mi saco — tenlo muy a la mano y no bajes la guardia, Beka.
Nos separamos, metí la mano en mi bolsillo y cuando mis dedos tocaron algo metálico la saqué de inmediato — Carson.
—No te tardes y quiero que la uses, no tengas miedo. Ellos no lo tendrán, nos vemos en quince minutos aquí, ¿está bien? — dijo acunando mi cara con sus manos.
Recordé la última vez que había tenido un arma en mis manos, alguien había muerto.
—No... me da miedo.
—Beka — me miró directamente a los ojos — quiero que si algo sale mal, dejes eso a la mierda y corras, la mercancía vale una mierda, ¿okey? Después nos las arreglaremos acerca de eso, pero tú importas más que otra cosa y quiero que lo entiendas bien.
Asentí y él me sonrió — quince minutos — repetí.
Los dos tomamos nuestros caminos y empecé a caminar hacia donde tenía que entregar, solo eran dos lugares, nada muy peligroso para mí sola, o bueno, nada muy peligroso dentro de lo que cambia entregar droga sola. No pude despegar mi mano derecha del bolsillo de mi abrigo. Trataba de ocultar que sentía miedo al hacer eso, pero al ver la sonrisa de Colby y Buddy comiendo en sus restaurantes favoritos y saber que le ayudaba a mis padres con algunos gastos y pagando algo de dinero para mi universidad, hacía que gran parte de ese miedo desapareciera.
Me detuve frente a una casa grande de dos pisos blanca, a lo que me había dicho Hans, solo era una entrega para unos chicos universitarios que harían una fiesta. Apreté el botón plateado, llamando al timbre y retrocedí esperando a que alguien saliera. La puerta negra se abrió y una chica rubia sonriente salió.
—Hey — dijo mirándome.
No tenía que haber mucha interacción, así que solo puse mi mochila al frente y conteste —Hey.
—Ahhh — asintió entendiendo. Saqué los paquetes que venían envueltos con bolsas de ropa, se la extendí y ella la aceptó, me dio un bolso de mujer donde estaba el dinero — está completo, si quieres contarlo.
Abrí el zipper y vi que efectivamente estaba el dinero — nos vemos. — y comencé a caminar hacia mi próximo destino.
No duré más de cinco minutos llegando a mi próximo destino, otro grupo de universitarios emocionados por la vacaciones, así que no hubo nada de problemas como era de esperarse, me fijé en mi celular y vi que había hecho los quince minutos sin problema. Saqué las llaves de repuesto que Carson me había dado. Abrí la guantera del carro y puse las bolsas con el dinero de la mercancía, la cerré poniéndola la llave nuevamente, eché la mochila en los asientos traseros y salí recargándome en la puerta del carro. Saqué mi celular y vi que ya habían pasado los quince minutos. No dude mucho y comencé a caminar hacia donde se suponía que era la última entrega de Carson, metí mi mano en el bolsillo de mi abrigo asegurándome de que todavía estuviera el arma ahí.
Era una bodega enorme, por lo que había escuchado el enorme pedido que habían hecho era una fiesta de la elite de la sociedad, así que el padre de Hans se lo había confiado a Carson y a su hijo, pero ellos habían solicitado que se repartiera la entrega en dos partes, Hans estaba en un punto y Carson en otro.
Me acerqué y vi que una puerta estaba abierta, no tenía mucha experiencia y aparte era medio idiota, así que no sabía qué hacer en estos casos. Sin dejar que mis neuronas lo analizaran, entré.
—Carson — susurré muy bajo. El lugar tenía una iluminación naranja, pero eso hacía que fuera un poco difícil ver. Solo había enormes cajas de materiales, supongo que era una bodega de desembarque.
Por estar mirando hacia las cajas, mis pies se tropezaron con algo, volteé hacia abajo y vi que era el bolso de gimnasio que Carson, mis sentidos se alertaron y coloqué mi mano en el bolsillo del arma.
— ¿Quién demonios eres tú? — preguntó un hombre mirándome.
Retrocedí sin querer perderle de vista, pero cuando vi que dos hombres sacaban a Carson de una habitación a golpes — Carson — dije temblorosa.
Su cara volteo hacia mí y vi como su ojo estaba morado y tenía el labio roto, pero su mirada cansada cambio a preocupada — ¡Huye!
El hombre se comenzó a apresurar a mí, y temblando saqué el arma apuntándole, cuando jalé el gatillo la pistola hizo que retrocediera pero por el grito de dolor del hombre, supe que le había dado— ¡Agárrenla! — gritó él desde el suelo tocando su hombro.
Uno de los hombres que tenía a Carson atrapado, corrió hacia mí. Toda yo estaba temblorosa y no tuve más razonamiento que correr sin perder de vista a Carson, pero el hombre se apresuraba más a mí y corrí detrás de una caja. Recargué mi espalda sobre ella y sujeté fuertemente la pistola a mí. Mi pecho subía y bajaba por la adrenalina.
—Mierda, mierda, mierda — dije acelerada.
— ¡Rebeka! — el grito de Carson hizo que me preocupara.
Cuando volteé para ver algo, un golpe en el rostro hizo que me cayera al suelo. Mi cara dolía como el jodido infierno — que imbécil — dije mirando al hombre.
—Creo que deberías callarte de una puta vez — me miró desde arriba. Cuando se acercó más a mí, golpeé su rodilla con mi pie haciendo que tamaleara un poco, tomé un cenicero de cristal que estaba en una de las pilastras aventándoselo en la cara. Me levanté rápidamente y tomé un palo que estaba recargado en una de las cajas que se utilizaba para abrirlas. Pero vi como Carson lo derribaba dándole con otro en la cabeza.
— ¿Estás bien? — preguntó corriendo hacia mí.
Lo abracé rápidamente — me preocupé tanto por ti.
Carson rápidamente me abrazó, nos separamos y me miró — que hijo de puta — dijo tocando suavemente mi rostro.
—Creo que a ti te fue peor.
Tomó el palo que sostenía y comenzó a darle en la pierna del hombre — a mí me podrán hacer lo que quieran, pero nadie — dio el último golpe fuerte — te toca.
Mi pómulo sentía que comenzaba a palpitarme, pero omití decir algo — ya vámonos.
— ¿Estás loca o qué? — Preguntó mirándome — ¿pensabas agarrarte a golpes con él?
Tomé el arma que se había caído en el piso y la volví a meter en el bolsillo de mi abrigo —No creo que quisiera una charla emocional.
Los pasos de unas pesadas botas se escucharon lo que nos hizo ponernos alerta, apunté rápidamente y vi como Hans hacia lo mismo — Hijos de perra — dijo al vernos. Guardó la pistola y vino hacia nosotros — también me tendieron una trampa, pero solo eran dos — vi que él también tenía algunos golpes en la cara — mierda — vi como sus ojos azules se detenían en mi pómulo.
—No es tan grav... — Hans se agachó ligeramente para poner una mano debajo de mis rodillas y otra en mi espalda cargándome — ey, no estoy invalida.
Miró a Carson y comenzó a caminar hacia la salida —Nos vamos en este momento.
—Aja príncipe azul bájame que Carson está peor — pero a él le importó un pepino mi comentario caminando hasta el carro, me bajó y comenzó a tocar mi cara — Auch, eso morado significa dolor.
—Ahg, ¡puta madre! — Gritó desesperado — ¿por qué fuiste, Rebeka?
La cabeza comenzaba a dolerme y no tenía mucha paciencia — no iba a dejar a Carson solo, Hans quiero una cerveza con pastillas para el dolor, no un regaño. Me quiero ir.
Volviendo al principio...
—Pásame otra pastilla — dije mirando a Hans.
—No, ya te tomaste como cinco. Esas son suficientes.
Me recargué un poco sobre el sillón de hule del restaurante y cerré los ojos— me sigue doliendo el cuerpo, necesito otra cerveza.
—No — abrí los ojos y vi a Carson — Beka, te has tomado tres tarros.
—Ohhh, ¿hoy es día de decirle no a Beka o qué?
Carson y Hans se miraron entre sí — ya está borracha – dijeron al mismo tiempo.
—Son las pastillas — les sonreí. Me sentía algo mareada pero relajada y con algo de dolor al mismo tiempo.
Hans extendió su mano —Beka, tu celular.
Negué con la cabeza cerrando los ojos — hay que dormir mejor.
—No puedes llegar golpeada, drogada y borracha a tu casa — oí la voz de Carson.
—Es cierto — abrí los ojos y le entregué el celular a Hans — mamá me dijo que ya no lo hiciera.
Hans comenzó a textear algo y sin mirarme habló — le diré a tu madre que te vas a quedar con Hela, luego le hablo a ella para que ella diga que sí.
—No hace falta, lo va a decir igual — levanté las manos haciendo como un arcoíris — código de amigashhhhh.
Oí como alguien se levantó de la mesa — vamos, los llevaré — y era la voz de Hans.
Me levanté del sillón y saqué mi cartera dejando el dinero sobre la mesa, saludé a las meseras que nos veían y le sonreí. Salimos del lugar y me acosté en los asientos traseros del auto, después no supe mucho.
—Beka — Carson movía mi cuerpo.
Estaba tan cansada y a gusto en esta posición que no quería moverme ni un poco — ¿Mhh?
—Mañana pasaré por ti, cuídate.
Asentí sin oír sus palabras y volví a desconectarme. Luego de varios minutos nos detuvimos en otro lugar, yo de verdad tenía mucho sueño, las pastillas que había tomado eran para eso, y abusar de ellas no era nada bueno.
Sentí como alguien me tomó, bajándome del auto, abrí lo más que pude los ojos y vi que era Hans, ¿me iba a quedar a dormir con él?
Me subió directamente a su departamento, y como doctor que era, (nótense el sarcasmo) pensó que era bueno para una persona llena de medicamento, un baño. Así que sin objetar, mucho, me quité la ropa dejándome la ropa interior puesta, y no era porque no quisiera, sino que ya me daba mucha flojera. Entré a la tina llena de agua tibia.
—Beka, mínimo intenta mantenerte erguida — dijo Hans.
Pestañeaba lentamente y volvía a cerrar los ojos. El baño me estaba sirviendo pero no mucho—No... puedo — los bostezos no me dejaban hablar — ya quiero dormir, por favor — hablé, apenas mirando a Hans.
Pude escuchar como sacó el aire de su boca, para después poner una toalla alrededor de mi cuerpo y sacarme de la tina. En este momento me sentía como cuando abusaba del medicamento para la depresión, sí, un sentimiento nada lindo. Me sentó sobre la cama y quitó la toalla de mi cuerpo reemplazándola por una de sus camisetas de pijama de manga larga muy afelpada. Sentí como el paraíso que estuviera tan suave.
—A dormir — dije gateando hacia las almohadas y cobijándome.
Sentí la cama hundirse y supe que Hans ya había entrado en las cobijas también—Beka, ¿te duele algo?
Solté una pequeña risa e iba a decir que no estuviera tan preocupado por mí, pero las cinco pastillas hicieron efecto antes, dejándome casi desmayada.
***
Después de que Carson pasara por mí al departamento de Hans, vinimos directamente a la escuela.
—Tu mamá me llamó ayer asegurándose de que estuvieras en mi casa, le dije que estábamos viendo una película mientras acabábamos un proyecto, pero que habías ido a ayudar a papá con algunas cosas de Danica y que por eso no estabas — Dijo Hela mientras caminábamos a la cafetería — y Jesucristo, creo que debería haberle dicho que ibas a una pelea de boxeo.
Entramos y dejé mi bolso en una de las mesas — gracias.
—Me debes una.
—Hela, del uno al diez, ¿Qué tal mal me veo? — pregunté quitándome el cubre bocas.
Mi amiga me examinó — Como un veinte.
Nos sentamos en una de las mesas de la cafetería de la escuela, destapé mi café y volví a mirar a Hela— siguiente pregunta.
—Beka — dijo dándome una sonrisa de boca cerrada — parece como si un boxeador se hubiera enojado mucho contigo y te hubiera dado de guantazos.
—Sí, pues así es como me siento ahora — la miré mal — pero por tus comentarios.
Ella alzó las manos—Si quieres que te mienta dímelo, pero sabes que ese pómulo ve muy, muy muy...
—Sí, sí, sí, ya lo sé — la interrumpí.
Me lanzó un beso — bueno, hazme tu siguiente pregunta, Pecas. Trataré de no ser mala contigo, lo prometo.
Dudé por un segundo, ya sabía que me veía mal, pero intentaba adivinar la reacción de mi madre al verme así, obviamente ya tenía una idea de que iba a enloquecer.
—Bueno, del uno al diez, ¿qué tan bien me veo?
—Ay no, cero — dijo Hela mirándome.
Fruncí el ceño— ¿Cero?, no seas cruel, ¿del uno al diez de bonita me veo cero? — Sorbí mi café — ni siquiera entra en el raking.
—Yo no sé cómo lo haces para meterte en tantos problemas.
Asentí dándole otro trago a mi café — Ni yo.
— ¿Te duele mucho?
Era un nuevo día, y el moretón en mi pómulo había crecido, traté de cubrirlo con maquillaje pero solamente fue peor, se veía como una más monstruosa, así que preferí un cubre bocas. Eso podía servir aquí en la escuela, pero no tenía ni la menor idea de cómo explicarles severo golpe a mis padres.
—No Hela, es una sensación fantástica, ¿quieres uno? —Carson puso la bandeja de mi almuerzo frente a mí y le agradecí sonriéndole — gracias.
Él se sentó al lado de Hela y Hans a mi lado, pero mi rubia a miga lo miró — Bueno, aunque si nos vamos a casos severamente feos, Carson gana — puso una mano sobre su hombro — amigo, tú sí te ves muy mal.
—Mira, ya casi te iba a preguntar eso — contestó él comiendo su almuerzo — gracias Hela, hoy voy a poder dormir a gusto, fíjate — la miró — ayer no pude de la preocupación de saber qué te parecía mi cara. Pero hoy, será diferente.
Hans rio y yo igual, creo que el sarcasmo era algo que manejábamos con mucha facilidad.
—Cambiando a temas más interesantes — dijo Candace sentándose en nuestra mesa.
Gigi me dio una bolsa con hielos y me sonrió sentándose al lado de Candace — ay Dios, te vas a ir al cielo — me la puse de inmediato y sentí como el frio calmaba un poco el dolor.
—Bueno, mi tío dijo que el interior del autobús ya estaba listo — habló Lilyth mientras se acomodaba a un lado de Carson — estoy tan emocionada por el Russ.
—Todos lo estamos — Hela sonrió — en solo unos meses seremos universitarios.
Sonreí, todo en mi vida se encontraba bien, bueno a excepción de mi cara. Pero sentía que todo se había acomodado fantásticamente, Carson y yo íbamos a ir a la misma universidad en Suecia, eso era algo que me hacía sentir feliz.
—Ya sé — dijo mi rubia amiga de repente — ¿y si le dices a tu madre que nos agarramos a golpes y que por eso tu cara parece como un bistek molido?
***
—Más arriba — dijo Colby riendo.
Carson lo empujó de la espalda un poco más fuerte haciendo que el columpio fuera más arriba.
— ¡Beka, ¿ves esto?, estoy arriba del mundo! — gritó muy divertido.
Sonreí levantándole el pulgar de mi mano izquierda.
—Esto está ico (rico) — Miré para abajo, Buddy me tomaba de la mano derecha mientras que la otra sostenía su helado que le había comprado.
Nos sentamos en una de las bancas de metal del parque mientras que Colby y Carson se divertían. Colby nunca había tenido un hermano mayor, y ahora que Carson estaba aquí, a él le encantaba la idea, ya que en casa convivía la mayoría del tiempo con mujeres.
— ¿Quieres? — preguntó Buddy ofreciéndome de su helado.
Negué con la cabeza sonriendo — ya comí suficiente por toda una semana — y es que me había comido seis helados y dos paletas.
Oí como pequeños pasos se acercaban rápidamente, volteé y vi que Colby venia corriendo hacia mí con una enorme sonrisa — ¡Beka! — gritó abalanzándose hacia mí, lo abracé y lo miré con una sonrisa.
—Te compré una paleta de chocolate — dije dándosela.
Él la tomó feliz comenzándola a lamer, Carson me miró haciendo un puchero — ¿y a mí no me compraste nada?
—La verdad, me la comí — le di una sonrisa incomoda.
Carson se sentó al lado de Colby y él amablemente le dio su paleta — a mí casi ni me gustan las paletas de chocolate — le sonrió entregándosela en su mano.
Sentí como mi corazón se estrujaba al ver esa escena, mientras Buddy comía su helado y yo los miraba sonriente — mitad y mitad — dijo Carson partiéndola a la mitad, a Colby le dio el pedazo que tenía el palito de manera y él empezó a comerla directamente de la envoltura plástica.
Buddy me abrazó y miró a Carson y Colby con una sonrisa — ahora somos una familia.
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¡Helllouuu mis bellos amores preciosos! ¿Cómo están? 🤔🧡🧡🧡
¿Qué tal les pareció el capítulo? 🧐🧐🧐, por favor háganmelo saber que AMO locamente leer sus comentarios. 🤪
Okey... ¡BUENA NOTICIA‼️‼️‼️👩🏻
Mis amores, me siento muy comprometida y DEMASIADO agradecida con ustedes, y puedo entender la frustración que sienten al no saber si actualizo o no, si la historia sigue en pie etc, etc. Así que voy a tomarme esto como mi trabajo, pero igualmente quiero que tengan en cuenta que tengo una vida fuera de aquí, X, sin más rodeos.
⭕️¡TODOS LOS DOMINGOS SIN FALTA HAY ACTUALIZACIÓN DE "LOVE ME"! ¡YEYYYYY! 😊😆
Bueno, y si algunos días me sobra tiempo demás, puedo subir dos capítulos a la semana de "Love Me" y próximamente el nuevo capítulo de "Nuestros caminos" Juro que me tomaré Wattpad con más organización y estaré muy, pero muy activa aquí para no defraudar a todas esas bellas personas que me apoyan. Gracias.
Eternamente agradecida:
Daira. ❤️
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