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Parte 25 "Blaze"


El evento más esperado por todos los jóvenes noruegos había llegado, no, y no hablaba de la graduación. Era algo más... salvaje.

El Russ, como normalmente lo llamábamos. ¿Cómo describirlo? Era como una fiesta donde todos los adolescente de Noruega que están a punto de acabar sus estudios rentan un autobús y lo decoran casi haciendo parecer una discoteca ambulante, aunque al final de todo parece más bien un burdel ambulante, pero bueno. Ese momento, todos lo esperábamos con ansias

—Vamos chicos, vengan — Lilyth les sonrió saludándolos con la esponja en la mano.

Lilyth, Gigi, Candace, Hela y yo, estábamos lavando autos para recoger dinero para así poder decorar nuestro autobús.

—Beka — Hela me miró ajustando su top para que sus pechos se vieran más voluminosos — déjame arreglarte eso. — vino hacia mí y comenzó a tocarme descaradamente.

Nuestro "uniforme" por así decirlo consistía en un shot deportivo color menta con una camiseta del mismo color con un nudo. Aunque Hela, Gigi y Candace habían decidido cambiar la camiseta por un top muy lindo. Yo también quería usar eso pero se me había atorado en una puerta y decidí ponerme mi camiseta con el nudo.

—Hela, esto parece cualquier otra cosa menos que me estás arreglando el top — dije volteando hacia otro lado, donde estaban Hans, Carson y Liam también lavando autos, ellos iban a estar en el autobús con nosotras.

— ¡Un cliente! — gritó Gigi haciendo que todas nos pusiéramos en pose.

Era un carro lleno de adolescente.

— ¿Precio? — preguntó el chico que manejaba.

—Trescientas coronas — Hela se recargó en la ventanilla.

El chico pagó sin renegar y comenzamos a lavar el carro, no era algo que me negara a hacer, si ya lo hacía gratis lavando el de mis padres, pues ahora con paga incluida hasta una sonrisa les daba.

—Beka, pásame la manguera — dijo Candace sonriéndome.

Terminé de enjuagar la parte traerá y me pasé al cofre donde estaba ella, dándole la manguera. Candace la tomó y comenzó a rociarla mientras yo enjabonaba las llantas.

—Agua por aquí — pidió Hela.

Luego de un rato, terminamos.

—¿Cuánto llevamos hasta el momento?— preguntó Lilyth.

Hela comenzó a contar el dinero.

—Con este carro, apenas quince mil — dijo como si fuese una mala cantidad.

Me asomé en la otra acera a ver a los chicos, y parecía que ellos también contaban el dinero.

— ¿Cuánto llevan ustedes? — grité.

—Veinticinco — dijo Carson sonriente.

—Hijos de perra — murmuré.

Hans miró mi expresión y rio, a diferencia de nosotras ellos solo llevaban shorts.

—Yo propongo que rentemos a Hans y a Carson — dijo Hela sonriéndome.

El sonido de un claxon nos asustó y volteamos.

Era un chico con un carro que parecía costoso, ahhh esta clase de personas prepotentes no me agradan.

— ¡Precio! — gritó como si fuéramos unas putas sordas.

Hela lo miró de arriba abajo y se acercó con una sonrisa, que en el fondo sabía que no era para nada amable.

—Setecientas coronas — casi se me sale una carcajada al oír el precio.

— ¿Usan jabón de oro o qué?

—Mira guapito, sino te parece, te puedes ir que nadie te está obligando a nada— sabía que le había dicho ese precio para que se fuera.

Nos miró por un rato y luego le dio el dinero.

—Espero que hagan bien su trabajo.

Tomamos cada quien nuestras cubetas y comenzamos a enjabonar el auto. Él solo nos miraba atento,

— ¿Se verá muy sospechoso si le poncho una llanta? — pregunté viendo a Gigi.

—Ya estamos por acabar, tranquila — me sonrió calmándome.

Mmmmh... yo quería poncharle la llanta igual.

—Bueno, esto se está poniendo un poco aburrido, ¿por qué no te pones a bailar o algo? — ijo mirando a Gigi.

—No es un prostíbulo, idiota —contestó ella lanzándole jabón.

—Ey, más te vale que pagues eso — dijo bajándose del auto bastante molesto y tomándola del brazo fuertemente.

Beka, es tu momento de brillar. Tomé la escoba que estaba a mi lado, y tomé solo el palo rompiéndole un vidrio a su coche.

— ¿Qué haces?, ¡maldita loca!— gritó acercándose a mí, para nada contento.

—Si vuelves a tocar a cualquiera de nosotras, el siguiente va a ser directo en tu cabeza — lo tomé firmemente preparándome para batearlo — mejor lárgate de una puta vez, sino quieres que pase.

Él rió — ¿Tú crees que vas a poder conmigo?

Me reí de igual forma acercándome a él — sino crees que una niña te pueda reventar la cabeza de un palazo, acércate, que a mí no me cuesta nada demostrártelo y miedo no te tengo. Nosotras podemos defendernos solas, si te metes con una, te metes con todas, guapo.

El chico solo me miró con cierta burla, pero no se acercó más, subió a su auto y se fue sacándonos el dedo.

— ¿Estás bien? — pregunté dejando el palo en el suelo nuevamente y yendo con Gigi.

—Sí, solo fue un apretón — me sonrió.

Vi su brazo y solo estaba un poco rojo.

—Creo que por hoy es suficiente, tenemos bastante dinero  — Candace tomó la cajita metálica haciéndola sonar.

Sentí una mano en mi hombro, volteé y vi a Hans justo a mi lado.

— ¿Están bien? — Preguntó mirándonos a todas — iba a venir pero vi que Beka lo tenía bajo control.

—Esa mano señores — Carson la tomó dándole palmaditas jugando — yo quería ver sangre correr.

Reí pegándole en la mano — ¿Cuánto era el depósito para el autobús?

—Cincuenta — contestó Liam poniéndose una camiseta.

—Yo creo que con la fiesta podremos pagar el depósito y las luces — Lilyth dijo mientras veía su celular.

Volteé con Hans y noté que seguía sin camiseta.

— ¿No piensas ponerte algo?, ¿o nos vamos a poner a vender besos?

—Ay por favor, ya todos aquí hemos probado el sabor de todos — dijo Hela.

***

Después de tomar un baño para quitarme todo el jabón de los carros que había quedado en mi cuerpo. Fui a mi armario para tomar la ropa que iba a ponerme, porque iba a salir con Blaze.

Tomé una camiseta de mezclilla con cuello, y me puse unos jeans que le cambiaba perfecto y arriba un suéter rojo, tomé mis botas negras de agujetas y finalicé mi Outfit con una bolsa que le combinaba a las botas. Dejé mi pelo al natural y me coloqué un labial con un poco de color.

—Me voy — dije bajando las escaleras.

—Ten mucho cuidado por favor — Papá me miró desde el sillón.

—Tranquilo, cualquier cosa los llamo — dije dándole un beso en la mejilla como despedida.

Blaze ya estaba afuera esperándome dentro de su coche. Así que me subí en el asiento del conductor.

—Hola — saludó cunado me subí.

—Ey —dije poniéndome el cinturón de seguridad.

—Vamos a ir a una reunión con unos amigos.

Lo miré.

—No estoy vestida para ir a una fiesta, Blaze, debiste decirme.

—No es una fiesta tal cual, solo es una reunión con amigos cercanos — dijo prestando atención al camino.

Suspiré mirando por la ventana para ver el paisaje y distraerme un poco. Algunos minutos después seguíamos en camino al lugar, y mi mirada se detuvo en un punto. El orfanato donde había estado.

Flashback

—Rebeka.

Mi mirada seguía observando el árbol hacer nada.

—Rebeka.

Él solo se preocupaba por existir, no tenía nada que perder.

—Rebeka Almstedt — me llamaron por mi nombre completo.

Volteé quejándome un poco por el dolor de mis costillas.

—Rebeka, ellos son la familia que quiere conocerte — dijo una de las hermanas apuntando a una mujer tomada de la mano con un hombre.

Ellos me sonrieron inmediatamente saludándome amablemente.

—Cualquier cosa estaré por aquí, ¿está bien? — la hermana Marcela me miro para luego irse.

En el patio del orfanato había un enorme árbol con bancas a su alrededor y me gustaba ir a apreciarlo, pensando en aquel árbol que a mi madre le gustaba.

—Hola Rebeka — dijo la mujer sentándose en la banca que estaba frente a mí.

Miré atentamente sus movimientos sin contestar nada.

—Somos la señora y el señor Haugen — se presentaron sonrientes. La mujer poseía un hermoso pelo castaño con algunos rizos en las puntas, sus ojos café me miran con un cierto brillo en ellos, y el hombre por el contrario, su cabello café castaño oscuro es idéntico al mío, pero sus ojos azules me miran con el mismo cariño y el brillo que los de ella.

—Te hemos traído algo, nos dijeron que te gusta el chocolate — habló el hombre dejando una barra enorme de chocolate a mí lado.

Los dos comenzaron a hablar tan emocionados acerca de ellos, a qué se dedicaban, cuáles eran sus gustos, planes a futuro y todo de lo que jamás hubiera preguntado, ellos lo contestaron sin pensarlo. Eran bastante parlanchines, y se notaba que se querían mucho.

—Y bueno, hemos intentado varias veces quedar embarazados pero... — la mujer sorbió su nariz con una sonrisa triste en su rostro — no hemos podido.

Su pareja le tomó la mano dándole un ligero apretón sonriéndole.

—Y queremos que formes parte de esta pequeñita familia — dijo el hombre sonriéndome.

—Sé que tal vez sea un cambio muy radical, pero como familia trataremos de salir adelante cueste lo que cueste — incluyó la chica.

Los miré sin ninguna expresión en el rostro.

—Pero eso no es lo que yo quiero — hablé en un Noruego casi perfecto.

Ellos me miraron un poco confundidos.

—Entonces, ¿qué es lo que buscas? — preguntó la mujer dándome una sonrisa amable.

—Morir — dije sin titubear — quiero estar con mi familia.

Fin del flashback.

—Beka — alguien me movió del hombro despertándome.

Estaba bastante cansada de haber lavado carros toda la mañana y sin notarlo me había quedado dormida en el camino.

—Vamos, llegamos — dijo desabrochándome el cinturón.

Bajé del auto cerrando la puerta, estábamos frente a una casa de dos pisos, había algunas pocas personas afuera fumando y otras con vasos en las manos.

— ¡Blaze! — gritó uno de los chicos viniendo hacia acá.

Y casi se me salen los ojos al ver que era uno de los chicos con los que Hans se había peleado, y no estaba muy segura si era al que le había roto la pala. Uy... Qué pequeño es el mundo, ¿no?

—Qué bueno que vinis... — y el chico me miró — de dónde te conozco — dijo mirándome.

—Ay no sé, tal vas si vas al jardín y te encuentras una pala, de casualidad me recuerdes — le sonreí.

Después de dos segundos su mente hizo "clic"

—Tú eres la chica que está con Hans — me apuntó dramáticamente.

—Ay, ¿qué cosas no? — metí las manos en los bolsillos de mis jeans.

— ¡Blaze, ¿ya vas a venir a dentro?! — volteé hacia la casa donde provenía esa voz chillona.

Charlie.

—Sí, hasta aquí di — dije comenzando a caminar por la acera mientras mis manos permanecían en mi pantalón.

—No seas así, Beka — Blaze venía detrás de mí.

—No me llevo con ninguno de aquí, y no solo eso, sino que nos odiamos.

Una carcajada de escuchó a mis espaldas.

—Ya déjala, Blaze — volteé y el chico estaba recargado sobre la cerca del patio mirándonos divertido.

—Que juego más estúpido tienes — continuo Charlie mientras soltaba el humo de su cigarro— ¿no te cansas de hacer estupideces?

Yo estaba bastante confundida acerca de lo que hablaban.

—Quiero que se callen de una buena vez — gruñó Blaze mirándolos. Pero ellos no parecían inmutarse ante eso.

— ¿Por qué?, ¿hay algo malo? — el chico seguía bebiendo de su vaso bastante divertido.

— ¿Cuál es su problema conmigo? — preguntó Blaze mirándolos.

—Yo no tengo problema alguno contigo — Charlie se acercó a él — solo no me gusta tu juego estúpido con ella.

—Te dije que cierres la boca de una buena vez.

Miré sin ningún rastro de diversión en el rostro.

— ¿Juego?

—Blaze — el chico lo miraba serio.

— ¡Cállense de una buena vez! — gritó estallando.

—Tú — lo tomé directamente del cuello de la camisa — eres el que te vas a calmar, y hablaras.

—Deja de jugar a la puta casita, y dile la verdad — dijo Charlie soltando su cigarrilo y pisándolo en el suelo.

— ¡Esa es la verdad! — trató de soltarse, pero ni lo logró.

— ¡Él no eres tú, deja de tratar de aparentar! — Gritó Charlie enojada — ¡Carter está muerto! — una lágrima se deslizó por su mejilla.

Solté la camisa de Blaze sin pensarlo.

FLASHBACK.

El tiempo había pasado desde que mi nueva familia me había adoptado, y mamá había quedado embarazada sin saberlo.

— ¿Por qué tú no entras? —Le pregunté a papá.

Los dos estábamos en sala de espera en el hospital mientras que mamá daba a luz.

—Tu madre quiere que me quede aquí contigo — contesta sonriéndome. Pero noto que está algo nervioso.

—Yo pienso que deberías ir con ella, es su hijo — le doy una sonrisa amable.

Papá voltea con la boca abierta, anonadado.

—Beka — se levanta de la silla para arrodillarse frente a mí — no importa lo que diga un papel, tú también eres nuestra hija, y así será por siempre. Quiero que te lo grabes muy bien, te queremos como a nada en el mundo y eso no va a cambiar.

Mi corazón se calentó y le sonreí feliz de las bellas palabras que me había dicho.

—Familiares de la señora Haugen — dijo una enfermera saliendo de la habitación.

—Aquí — contestó papá levantándose y tomándome de la mano.

—Pueden pasar.

Miré a papá, emocionada. Después de pasarnos por un área donde nos desinfectaron y nos vistieron apropiadamente, pudimos ver a mamá.

—Hola — saludó papá entrando con su traje azul.

Mamá estaba en la cama sosteniendo al bebé en sus brazos.

—Hola — dijo ella mirándonos con una sonrisa, su frente tenía algo de sudor pero en ningún momento la vi cansada.

Papá fue el primero en acercarse a la cama y abrazar al bebé, yo seguía mirándolo, algo sorprendida y confusa.

— ¿Quieres cargarlo Rebeka? — preguntó mamá sonriéndome.

Negué inmediatamente con la cabeza — Se me cae y muere.

Mis padres rieron y papá cuidadosamente puso al bebé en mis brazos, sus ojos estaban hinchados y estaba muy raro.

—Es tu hermano, Beka — dijo mamá.

Y ahí entendí que no volvería a estar sola en el mundo.

FIN DEL FLASHBACK.

Blaze me miraba con la boca abierta, mientras que yo, seguía sin saber qué.

— ¡No se pueden meter en mis asuntos! — gritó empujando a Charlie.

— ¡Te lo decimos por tu bien, imbécil!, ¡ya supéralo! — el chico lo empujó contra la pared tomándolo del cuello de la camisa.

No, no estaba decepcionada por saber algo que por mucho tiempo de mi vida ya sabía. Que K.K estaba muerto. Estaba enojada, frustrada y con ganas de romper su cabeza contra el suelo por haberme hecho creer lo contrario.

— ¿Cómo conseguiste las fotos? — pregunté tratando de no golpearlo.

—Beka — dijo quitándose el chico de encima.

— ¿¡Qué cómo conseguiste las malditas fotografías!? — me abalancé contra él tumbándolo de espalda contra el pavimento y comenzando a pegarle en el rostro — ¡quiero que me digas la puta verdad!

No estaba en mi lado más pacífico, y no sabía cómo actuar. Y dejar salir toda la ira que tenía dentro no era la mejor opción tal vez, pero sí la que más me gustaba.

— ¡Estaban en la comisaria! — Gritó Charlie quitándome de encima de él — ¡Él no está bien!

Mi respiración se había descontrolado al igual que mis emociones, no sabía qué estaba pasando conmigo.

BLAZE.

Después de haber sido abandonado por mis padres y estar la mayoría de mi vida en un orfanato, aprendes a estar solo, pero siempre anhele aquel día donde tuviera una familia, que tuviera un hermano al cual cuidar.

EL orfanato se encontraba en un silencio bastante particular. Me encontraba en la ventana de mi habitación viendo hacia la calle, hasta que me percaté que un carro de la policía estaba a fuera del orfanato, algo que me pareció normal. Así que no le tomé importancia. Bajé de la ventana y fui hasta el piso de abajo para ver quién era el nuevo.

—Te gustará mucho aquí — oí decir a la madre Mila.

Puse mis manos sobre el barandal de la escalera y abrí sorprendido los ojos. Era una niña llena de vendas, parecía estar muy mal. Pero su mirada estaba perdida y sin brillo.

— ¿Qué le pasó? — preguntó uno de los niños que estaba a mi lado viendo todo.

—Dicen que casi la matan — contestó una niña un poco más grande.

Lo último que vi fue a ella entrando a la oficina de la madre.

+

Los meses habían pasado y la chica seguía aquí, pero a diferencia de mí, ella tenía una familia interesada que la visitaba todos los días.

— ¿Sabes qué le pasó? — Le pregunté a una miga que era bastante mayor que yo durante el desayuno.

— ¿A quién?

Apunté con la barbilla hacia la niña.

—Dicen a que toda su familia la asesinaron a sangre fría, incluso trataron de matarla a ella, pero la policía llegó primero. Muchos de los niños dicen que quemaron en cuerpo de su hermano para que no hubiera pruebas.

Volví a mirarla, pero una hermana se acercó para decirle algo en el oído. La niña se levantó del comedor yéndose a su habitación.

—Creo que la van a adoptar — susurró uno de mis amigos.

Ella podía ser mi hermana, podíamos compartir la misma familia, y así todos estaríamos completos.

¿Por qué a ella la adoptaban y no a mí?, ¿yo era más feo?, ¿será porque está más dañada?, ¿Por qué lleva menos tiempo en el orfanato?

Jamás supe la respuesta.

Los años seguían pasando y nadie se interesaba en mí, ninguna familia venía a verme. Y estaba harto de eso.

—Debo ir con mi hermana — susurré trepando por el árbol que estaba en el patio del orfanato, la oscuridad de la noche hacia que mis pasos se dificultaran más, debía ser más cuidadoso de no dar un paso en falso o despertaría a alguien. Cuando llegué a lo más alto sin pensarlo dos veces, salté hacia fuera del muro.

Mis piernas se doblaron y sentí un crujido. Puse mi mano sobre la boca para evitar gritar, me dolía horriblemente pero no podía echarlo todo a perder. Debía de llegar con mi hermana y su familia.

—Mi familia... — susurré cerrando los ojos.

+

—Niño.

Alguien me golpeo ligeramente.

Abrí los ojos y vi que un hombre me miraba bastante sorprendido.

— ¿Qué haces en la calle?

En ese momento fue cuando conocí a mi padre adoptivo. Descubría que su trabajo era algo particular, era un narcotraficante con bastante poder.

***

Los años habían pasado y yo estaba contento con mi vida, no recordaba mucho de lo traumante que había sido para mí el orfanato.

—Blaze, ve y tráeme los papeles del nuevo edifico, están en el último cajón con llave — dijo mi padre entregándome la llave.

Asentí y las tomé subiendo las escaleras de la casa, fui hasta el último cuarto que era su oficina e introduje la clave de entrada, y después fui hasta su escritorio para introducir la llave en el ancho cajón, comencé a buscar dichos papeles. Pero jamás esperé volverme a encontrar algo de esa magnitud.

Era una lista de deudores, o como yo le llamaba "la lista de los muertos" ahí solo habían nombres de personas que debían mucho dinero a la mafia y que por consecuencia los mataban, también incluían direcciones y nombres de sus familiares. Mis ojos se fueron hasta casi debajo de la lista para encontrarme entre uno de los deudores aquel nombre:

Rebeka Almstedt.

Seguí leyendo y ahí estaban todos los nombres, el de su padre, su madre e inclusive el de su hermano. A todos ellos ya los habían puesto con una "X" Lo que significaba que los habían matado, excepto a Rebeka, pero pareció no darle más importancia.

—Yo los maté — dije metiendo las manos entre mi pelo — los asesiné — comencé a jalar mi cabello — pero yo estoy vivo, Carter está vivo, yo estoy vivo — sonreí

Solté una carcajada levantándome del suelo, cerré la puerta nuevamente.

—Blaze — oh sí, ese era mi nuevo nombre. Miré a mi padre — ¿a dónde vas?

Le sonreí.

—Iré a buscar a mi hermana.

FIN DEL FLASHBACK

REBEKA

Mis manos comenzaban a palpitar, miré mis nudillos con sangre. Ya no tenía nada que decir o hacer ahí.

—La próxima vez que me lo tope, lo voy a matar — dije caminando sin rumbo. Limpié la sangre que estaba en mis nudillos en mi suéter rojo, alguna era de Blaze y otra parte era mía, lo podía sentir porque mis manos me ardían.

Las luces de la calle comenzaban a encenderse, y el sol empezaba a tornarse de un naranja bastante oscuro. Me sentía... ¿sola?, ¿decepcionada?, ¿frustrada?, no había manera de explicar la forma en la que me sentía en este momento.

Saqué mi celular del bolsillo de mis pantalones, y no sabía a quién debía llamarle. No iba a poder recorrer toda la ciudad a pie, si llamaba a mis padres se iban a preocupar por mí, Hela estaba en una obre de teatro de su hermanita, tampoco quería llamarle a Hans, no era su responsabilidad recogerme, pero era quién sabía más de toda esta mierda. Sin pensarlo mucho, presioné su nombre en la pantalla.

"¿Beka?" — preguntó contestando.

"Emm... sí — jugué con mi pelo mirando a la calle — oye, olvidé mi auto y estoy varada, ¿estás muy ocupado?"

"Solo estoy haciendo algunas entregas, pero envíame la ubicación"

"Gracias" — dije colgando.

Me senté en una banca sobre la acera para calmarme. Recargué mi cabeza para poder cerrar un poco los ojos y relajarme. Las lágrimas calientes rodaban por mis mejillas. Sé que era una tontería, pero en el fondo de mi corazón de verdad quería creer que todavía había esperanza... que no todo estaba perdido.

Un claxon me hizo limpiarme rápidamente las lágrimas y levantarme.  El auto de Hans estaba sobre la carretera, así que no le quité mucho tiempo y subí enseguida.

— ¿Necesitas hablar? — preguntó mirándome.

Negué con la cabeza mientras me ponía el cinturón y trataba de retener las lágrimas.

—Okey, ¿quieres ir a tu casa?

— ¿Alguien está en tu departamento?

Hans me miró raro.

— ¿De verdad crees que alguien estaría ahí? — sin decir nada más arrancó.

Recargué mis manos sobre los muslos soltando aire.

— ¿Ahora con quién te peleaste? — preguntó mirándome por un segundo.

—Golpeé a Blaze.

Casi presentía que se iba a reír, pero no fue así. Solo asintió pacíficamente.

— ¿Quieres decir por qué?

Volteé para verlo.

—No sé cómo me siento, pero ahora pareces mi psicóloga, Hans. Lo que quiero decir es que agradezco que me tengas paciencia pero necesito acomodar por ahora mis pensamientos.

***

—No, así no es la suma — dijo Carson borrando las operaciones de Buddy.

—Es que no le entiendo — Buddy puso su frente sobre la mesa de la sala de Hans.

Mientras él le ayudaba con la tarea, Hans y yo contábamos algo de mercancía para el viaje de grupo.

— ¿Vas a ir al viaje de Suecia? — me preguntó mientras contaba los paquetes.

—Sí, es mi último año y quiero disfrutarlo antes de entrar a la universidad.

Él asintió y cerré el bolso con el primer cargamento.

—A ver Buddy, ¿con qué te explicaré? — Carson volteo hacia todo el departamento en busca de algo — ah, ya sé — tomó cuatro paquetes de droga poniéndolos sobre la mesa — si compras tres paquetes — los tomó apartándolos — y te dicen que necesitas otro, ¿cuántos tienes?

Buddy empezó a contarlo.

— ¿Cuatro paquetes? — dijo confuso.

— ¡Cuatro paquetes! — gritó Carson feliz.

—Vaya, hasta maestro deberías ser — comentó Hela mientras ella veía la televisión.

—Nah, no es lo mío.

— ¿Ya no necesitas eso, señor? — preguntó Hans mirándolo.

—Ah, gracias — se los lanzó y él los volvió a poner dentro del bolso. — Nos vamos.

—Hey, ¿me puedes dejar de pasada en mi casa? — Hela se levantó del sofá apagando la televisen.

—Claro — Carson tomó la pequeña mochila de su hermanito colgándosela sobre el hombro y abrazando a Buddy con el otro brazo — nos vemos mañana, ¿vas a llevar carro, Beka?

Negué con la cabeza — Me iré con Hans y Hela.

—Bueno, entonces Gigi, Lilyth y Candace vienen conmigo.

Los despedí y cerraron la puerta. Me dejé caer sobre el sofá y cerré los ojos.

— ¿Ya cenaste? — la voz de Hans llegó a mis oídos.

—No, pero tengo ganas de ir por algo dulce — abrí los ojos y me levanté.

—Beka — volteé a verlo, me tomó de la cintura enterrando su cara en el hueco de mi hombro. Levanté mis manos sin saber qué hacer —no haría nada para lastimarte.

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Helloouuuuu mis amores.

Necesito quiero leer sus comentarios 👁👄👁

Jajajaja... ¿les gustó el capítulo?, ¿Qué creen que pase?

Eternamente agradecida:

Daira ❤️

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