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Parte 23 "Estás de nuestro lado"

En este punto de mi vida ya no sabía quién era yo, qué estaba haciendo en este mundo, qué eran los demás para mí.

Volteé a mi lado y vi mi celular vibrando en el piso de la habitación, vi que era Hela así que decidí contestarlo.

"Hola" — dije sin más.

"¿Hola?, ¿cómo que hola?, ¿eso es todo lo que vas a decir después de que tus padres de están buscando como locos, pues donde demonios estás?"

Exhale el aire que estaba conteniendo, los calmantes me habían hecho efecto, sentía ganas de llorar, gritar, romper cosas, pero todo eso estaba contenido en mi interior.

"Hela — mi voz no tenía sentimiento alguno — ya no sé qué pasa con mi vida... tengo miedo. Después de mucho tiempo, siento miedo. Ya no sé qué es verdad, que he inventado, por qué estoy luchando, ya no tiene sentido. Estoy aterrorizada Hela, por favor, ayúdame"

"¿Por qué estás luchando, estás tarada o qué? — Su voz se oía molesta — tienes un hermano al cual adoras con toda tu vida Beka, y él te ama como a nadie, sabes que debes de cuidarlo. Hay veces que cuando tú no te sientes suficiente para seguir, debes de hacerlo por los demás, piensa en Colby, eres la luz de sus ojos"

Sonreí tristemente pensando en cada cosa que él hacía.

"No sé qué está pasando en este momento contigo, pero dime dónde estás, voy para allá y esto lo vamos a arreglar"

"Estoy en el departamento de Hans" — Me levanté del suelo, mi cuerpo todavía no reaccionaba muy bien.

"Si... como lo imaginé, ábreme que estoy afuera"

Arrastré mis pies hacia la puerta y giré la perilla, Hela metió su teléfono al bolsillo y me observó.

— ¿Estás drogada? — preguntó preocupada entrando.

—Son calmantes de Hans — respondí cerrando la puerta.

Mi amiga me miraba esperando a que le contara.

— ¿Tu padre tiene llave de los archivos policiacos? — pregunté.

—Ah no mujer, no vamos a jugar a ladrones y policías.

***

—Uhhhh, mira — dijo enseñándome una carpeta — aquí está el expediente de mi mamá.

Dejé de revisar los cajones y la vi.

— ¿Tu madre estuvo en prisión?

—Sí, pero este solo es el de la última vez — lo devolvió a su lugar — cuando mis padre estaban casados a mamá le gustaba hacer... escándalos. Pero cuando se divorciaron, siguió haciéndolos, así que cada vez que pasa eso, papá la arresta.

Bueno, ¿quién era yo para ponerme a juzgar a su familia?, yo estaba mucho peor.

— ¿Y qué es lo que exactamente buscamos?

—Mi archivo — dije mirándola.

—Y por el tuyo, quieres decir...

—Sí — admití — deben de tener fotos de lo que pasó esa noche.

Hela sin más que decir, siguió buscando. Entre más archivos revisábamos más parecía que no íbamos a encontrar nada.

—Beka, ¿estás segura que lo quieres encontrar y ver lo que hay ahí?

Tomé una carpeta amarilla.

—No es que esté retando al destino, pero después de todo lo que me ha pasado, ya no me importa — abrí la carpeta y comencé a leer. Según esto, todo era sobre un "arreglo de cuentas" con la mafia, no había más investigaciones, así que pasé de página hasta las fotografías, pero solo eran de charcos de sangre, algunas prendas y mías, en la calle.

—De verdad no puedo creer que haya gente tan... ahg, que pueda hacer eso — Dijo al ver mis fotos, y es que era cierto, ahí parecía que ya estaba muerta, todo mi cuerpo estaba manchado de sangre, moretones y por el frio todo me hacía parecer un cadáver.

—Bueno al menos algo de lo que me dijo Blaze... — todavía me costaba decir su nombre — es real.

—Beka — Hela me miró directamente a los ojos — ¿tú... crees que todo lo que te dijo es verdad?

Cerré la carpeta dejándola nuevamente en su lugar con mucho cuidado.

——No lo sé, mi mente ya no se puede quedar en un solo lugar. Quiero creer que sí, pero hay otra parte que ruega con todo mí ser que nada sea verdad.

Sin esperarlo, Hela me abrazó.

—Sabes que siempre vas a tener mi apoyo, pase lo que pase.

La abracé de igual forma.

—Gracias Hela — dije sinceramente — ahora hay que salir.

Las dos nos separamos y comenzamos a ordenar las cosas nuevamente de la oficina de su padre, sí, el padre de Hela había sido quien llevó mi caso.

—Listo  — La rubia levantó el dedo pulgar — salgamos.

Abrí la puerta y salimos de ahí como si nada hubiese pasado.

— ¿Hela?

Cerré los ojos, si no me muevo no me ve, si no me muevo no me ve.

—Papi — contestó ella nerviosamente.

— ¿Qué hacen aquí muchachas? — preguntó analizándonos.

Yo seguía estando bajo los efectos de los calmantes, así que solo sonreía como loca.

—Oh, mamá me mandó mensaje sobre algo de un viaje a Paris con su esposo, y dijo que era urgente que yo hablara contigo, así que le pedí a Beka que me acompañara aquí para hablar contigo y te estábamos esperando en tu oficina, pero me dio hambre. Así que ya nos vamos, luego los discutimos.

Mi amiga me tomó de la mano escabullendo.

—Hela — la voz  de su padre nos detuvo, giramos ya esperando el regaño — ¿de verdad te quieres ir con tu madre a Paris?

Y es que a su padre no le gustaba que estuviera mucho tiempo lejos de Oslo.

—No, yo pienso estudiar mi universidad aquí, con Beka.

Sonreí al igual que ella.

—Diviértanse — dijo su padre satisfecho con una sonrisa.

Sin más, literalmente salimos corriendo de ahí, subimos al auto y nos miramos.

—Hamburguesas — dijimos las dos al mismo tiempo.

***

—No sé cómo sentirme al respecto de que estés aquí — Hela hablaba mientras masticaba su comida.

—Ah, yo hace tiempo que me dejé de preguntar el porqué de las cosas — respondí tomando de mi soda.

—Bueno, para serte sincera, no sé qué me causa más asombro, que tú estés aquí tan campante en el departamento de Hans, o que Hans te deje tan campante aquí.

Me encogí de hombros dándole una mordida a mi hamburguesa.

—Nah, creo que ganas tú.

Reí — Si vas a hacer alguna pregunta sobre esto, no Hela, no sé la respuesta y por el momento estoy hasta la madre de las respuestas que no son importantes.

Mi rubia amiga se levantó del sofá.

—Bueno, me iré, le avisaré a tus padres que estás bien al igual que a Colby, y cualquier cosa, escúchame bien Pecas, cualquier cosa ni dudes en llamarme o simplemente ven a mi casa, ¿entendido?

Asentí levantándome y abrazándola.

—Lo sé Rubia, gracias — ella era una persona muy importante para mí, y no podía dejar que saliera de alguna forma dañada, así que no pensaba expresarme más de lo necesario.

Tomó sus cosas y salió. En ese instante pude soltar el aire que llevaba guardado. Estaba sensible a todo, había guardado mis emociones por bastante tiempo, pero aunque quisiera soltarlas, no sabía qué hacer. ¿Llorar?, ¿por qué?, ¿enfurecerme?, no tenía sentido.

No sentía que Hans me había admitido aquí como si fuera su novia, yo más bien me sentía como un amigo ayudando a otro. Nunca había pensado otra cosa.

La puerta de la entrada se abrió abruptamente y Hans entró con una mano en su estómago.

—Mierda  — corrí hasta él y tomé uno de sus brazos poniéndolo sobre mi hombro. Lo llevé hasta su habitación y lo dejé en la cama.

—Beka — dijo mirándome.

— ¿Qué te pasó? — con cuidado levanté su camiseta y vi que era una herida tal ve con una navaja, pero estaba aliviada que no fuera una bala. Fui hasta el baño y tomé el kit de primeros auxilios. Agarré las tijeras y rompí su camisa, comencé a desinfectar el área para luego ponerle gasas.

—Rebeka — lo miré después de ponerle la última gasa.

— ¿Qué pasó? — pregunté agitada — Hans, empiezas a asustarme, parece que te vas a morir.

—Lo siento — dijo con una mirada triste.

Fui hasta su armario y tomé una de sus camisas.

—No sé de qué estás hablando — intenté ayudarle para que se pusiera su camisa pero solo la tomó aventándola — Hans — lo miré molesta.

Él tomó mis manos profundizando su mirada.

— ¿Por qué es que estabas tan alterada hace rato?

Me solté de su agarre mirando hacia otro lado.

—No creo que sea de tu incumbencia — contesté tratando de alejar mi mirada, pero Hans se levantó de la cama haciendo que lo mirara.

— ¿No tienes nada que reclamarme?

Lo miré seriamente — ¿Reclamarte?, ¿acaso debo hacer algo así, o qué piensas que te reclamaría exactamente, Hans?

—Sé lo de tus padres Beka.

Me separé de él sin quitarle la vista de encima.

—Que sepas lo que pasó no te da derecho a opinar — empezaba a irritarme esta situación.

—No estoy tratando de decirte como llevar tu vida...

Lo interrumpí abruptamente ya irritada —Perfecto, porque no tengo que darle explicaciones de mi vida, ni a ti ni a nadie Hans. No te lo tomes personal, te agradezco la hospitalidad, pero si eso significa que te vas a meter en mis asuntos, prefiero terminar todo esto de una vez — dije saliendo de la habitación.

Oí como los pasos de Hans venían detrás de mí.

— ¿Esto?, ¿a qué carajos te refieres con esto?, todo lo que haces es hacerme a un lado cuando estoy a punto de abrirme. Vienes aquí esperando a que vea llorar y como casi te matas tomándote un maldito bote de calmantes y no me preocupe por ti, entonces dime qué es lo que buscas.

Llegué a la cocina y sin dejar de darle la espalda le contesté — ¡No lo sé Hans!, no quiero que nadie termine lastimado, todo es una mierda y va a seguir siéndolo así.

—Ya deja de esquivar a todos Rebeka, ¿entiendes que hay personas a las que les importas?

Volteé con una sonrisa amarga — ¿Ah sí?, ¿cómo a quién?, ¿a ti?, ¿crees que porque nos hemos acostado y nos hablemos amistosamente ya tienes derecho alguno de meterte en mi vida? — Respiré hondo — Mira Hans, vine aquí porque pensé que serías la única persona a la cual no le importaba una mierda que pasara con mi vida y no me pediría explicaciones sobre nada...

— ¿Crees que todo el mundo giramos alrededor de ti?, ¿crees que eres la única a la que le han pasado cosas malas, o que ha tenido una vida de mierda Beka?, ¿por eso te crees capaz de tratar así a las personas, solo porque has sufrido? — Se acercó a mí aun haciendo muecas de dolor — tú eres la única que piensa de esa estúpida manera, quieres que la gente esté cerca de ti lo suficiente para lo que necesites, pero no tanto para que se encariñen contigo.

— ¿Y qué?, ¿acaso tiene algo de malo eso? — levanté la mirada para poder verlo directamente a los ojos. La mirada de Hans era todo un dilema, no sabía si estaba enojado o triste, ya que sus ojos proyectaban las dos cosas.

—No sé qué es lo que está pasando por tu mente en este momento, y estoy resignado a no saberlo. Ni si quiera yo sé que es lo que me pasa a mí, me siento culpable al ver cómo has forjado un escudo, indirectamente es mi culpa.

Ahora estaba segura de que Hans lo sabía, alguien le había dicho lo que su padre había hecho.

— Sé que reclamarte cosas no solucionará nada Hans, ni tú ni nadie tienen la culpa de lo que pasó hace años. Y nada de lo que haga cambiara el pasado — le di una sonrisa de boca cerrada — si viniste pensando que te iba a reclamar algo, no tengo nada en tu contra.

Hans solo se quedó ahí, nuestra mini discusión había terminado y ninguno de los dos sabía qué hacer. Ni siquiera estaba segura de cómo me sentía, toda la maldita plática no había servido para nada. Casi terminábamos matándonos y ahora todo eso se esfumó.

—Ahora me vas a contar, ¿qué te pasó? — le pregunté cruzando los brazos sobre mi pecho. Tenía que romper el incómodo silencio que se había formado.

—Una pelea con Blaze — contestó yendo hacia la habitación.

— ¿Qué? — lo seguí.

Hans tomó la camisa que antes le había dado, poniéndosela para luego mirarme — Una pequeña disputa. Pero deberías ver cómo quedó él.

Mi corazón se detuvo, todavía no sabía si Blaze decía la verdad. Pero igual me preocupaba.

— ¿Estás bien? — me preguntó poniendo su cara frente a la mía.

— ¿Por qué fue la pelea?

Hizo un gesto de disgusto. — Empezó a decir estupideces y cosas que no tenían sentido...

— ¿Sobre ti? — interrumpí mirándolo.

Sabía que Blaze no se iba a guardar el rencor hacia él, y que ahora sabía todo lo mismo que yo. Y eso me hacía sentir incomoda, que Hans me mirara de la misma forma de siempre aun sabiendo toda la mierda que guardo detrás.

—Ya no importa — se encogió de hombros para luego sentarse en la cama.

—Hans — dije mirando hacia el piso.

— ¿Si?

Lo miré sin vacilación alguna — no quiero que nadie sepa nada sobre esto. Hela solo sabe lo esencial. No sabe lo de Blaze.

— ¿Qué es tu...

Asentí antes de que terminara su frase.

—No quiero que nadie lo sepa, ¿podrías hacerlo por favor? — lo miré a los ojos.

Él asintió. Unos toquidos hicieron que volteáramos hacia la puerta.

— ¡Hans!, ¡Hans, maldito mal nacido, abre de una buena vez la puerta antes de que la derrumbe! —gritó Carson detrás.

Caminé hacia la puerta y giré la perilla abriéndola.

— ¡Tú, maldito... — me miró deteniéndose — oh, hola Beka, ¿está Hans?

Me hice a un lado dejando que pasara, pero vi que Buddy estaba a su lado.

—Hola Buddy — le sonreí.

—Hola — dijo tiernamente.

— ¿Ya cenaste?

ÉL negó.

—Bueno, en lo que nos entretenemos con una buena pelea, hay que cenar — extendí mi mano para que la tomara y entrará.

Cerré la puerta detrás de nosotros.

— ¡Como mierdas se te ocurre ir a pelear tu solo, imbécil! — Carson seguía gritándole — ¡Ya pareces jamón de supermercado!, ¡estás todo rajado!

Levanté a Buddy sentándolo sobre uno de los banquitos de la cocina.

—Ya cálmate — Hans le pasó por un lado.

— ¡Tu padre nos va a matar! — Gritó persiguiéndolo — Dime, ¿qué demonios hacías ahí?

Dejé la cacerola a un lado para mirar de reojo a Hans.

—Entregas, Carson — respondió él y agradecí internamente que no le dijera la verdad — ¿y tú cómo te enteraste?

—Había rumores de que un maldito maniático se había peleado con Blaze, así que pensé, vamos a ver, ¿quién estaría tan estúpido e idiota para ir a pelear contra Blaze en su territorio solo?

Hans no le dio importancia y se sentó al lado de Buddy.

— ¿No quieres cenar Carson? — Pregunté mientras picaba un poco de ajo — Haré espagueti.

Él miró a Hans para sentarse al otro lado de Buddy — bueno, esto lo arreglaremos después.

***

Mis ojos solo miraban por la ventana.

—Bueno, sí estoy bien — dijo Blaze dándole un sorbo a su bebida — gracias por preguntar.

Volteé a verlo, su cara estaba molida, tenía moretones en todos lados del cuerpo, también tenía una herida en el abdomen como Hans, pero la de él parecía más grave. Era la hora del almuerzo de la escuela y él había venido para comer juntos.

—No sé para qué tenías que soltarle todo eso a Hans.

—No me gusta que esté de prepotente — contestó — no sé por qué sigues con él aun después de lo que hizo-

— ¿Él hizo? En lo que a mí concierne él no hizo nada, y aunque me la pase llorando y gritándole por algo que no tiene nada que ver, eso no solucionará nada.

Cuando recordaba lo que me había dicho, sí, no negaré que sentía cierta furia, pero jamás hacia Hans. Miraba a Blaze y nada en mi interior me hacía sentir segura, o cómoda con él, no tenía ese instinto de hermana, ni siquiera él sentía que lo tuviera. Pero creo que es normal, después de pasar tanto tiempo pensando que el otro estaba muerto, eso se había deteriorado.

—Blaze, casi mueres — dije molesta.

— ¿Y te preocupa? — levantó una ceja.

Respiré hondo y volví a mirar por la ventana del carro.

—Bueno, no creo que tener un almuerzo juntos sea lo único que tienes en mente, así que ya di qué es lo que pasa.

Blaze dejó su bebida para mirarme.

—Bueno, como ya te pudiste haber dado cuenta, Hans y yo trabajamos en lo mismo, ¿no? — lo miré — pero nuestros padres manejas distintos territorios, y siempre estamos peleando por más.

— ¿Y eso en qué me importa a mí?

—Ya eres de la familia Rebeka — dijo con una sonrisa — por lo tanto, también estás involucrada en todo esto. Estás de nuestro lado, Beka.

Fruncí el ceño — ¿Y eso qué quiere decir?

—Que ya no podrás estar más con Hans.
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¡Buenoooo! Mis amores, espero que les haya gustado.

¿Qué opinan ustedes?

Por favor díganme, que yo AMO leer sus comentarios. 👀

Eternamente agradecida:

Daira ❤️

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