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Parte 22 "Mentiras"

Miré mi reflejo, mis pómulos estaban morados e hinchados al igual que uno de mis ojos, las vendas cubrían la mayor parte de mi cuerpo, me dolía al respirar y al caminar. No podía creer que verdaderamente esta era yo.

— ¿Rebeka?

Miré nuevamente a la madre Mila.

— ¿Ya has pensado en un nuevo nombre?

Cuando llegué al orfanato, la madre me dio opción de poder cambiar mi nombre, ya que por todo lo ocurrido quería que tuviera una "vida normal"  en lo que cabía. Para que mi nombre o mi rostro no estuvieran en los periódicos o en noticias, normalmente siempre se hacía así para el beneficio de ls niños.

—No — contesté seca.

La expresión de la madre Mila fue de asombro. Se apoyó sobre sus codos inclinándose en el escritorio para poder acercarse a mí un poco más.

— ¿Me podrías explicar tu respuesta?

La miré sin nada de diversión, quería que supiera que hablaba en serio. Ya no me importaba si mi rostro o nombre salían en las noticias, me daba igual, mi vida se había acabado esa noche.

—Este es el nombre de mi madre y no pienso cambiarlo — me levanté de la silla haciendo muecas, dolía horrorosamente mi cuerpo — quiero dejar mi nombre como es. Gracias madre — dije despidiéndome.

— ¿Estás segura de eso Rebeka?

Volteé haciendo una mueca de dolor, mi cuello todavía dolía un poco.

—Es lo único que tengo de mi familia y no planeo cambiarlo por nada.

Mis pasos retumbaban en la madera, notaba como algunos niños me miraban. Así que solamente giré.

— ¿Quieren algo, foto o autógrafo? — pregunté molesta. No estaba en el mejor momento para nada.

Reí al recordar esos momentos. Sequé la lágrima que se había resbalado por mi mejilla y cerré el collar que había hecho con la foto que tenía de K.K y yo.

— ¿Beka?

Miré hacia la puerta y ahí estaba Colby.

— ¿Qué pasa? — dije sorbiendo mi nariz.

—Amm... bueno, no sé cómo decirle a mamá.

Fruncí el ceño, confundida.

— ¿Qué pasa?

Y cuando Colby iba a hablar, el grito de mamá me alertó callándolo.

— ¡Hay un oso en la camioneta!

Miré a mi hermanito.

—Es que ayer dejé la puerta abierta de la camioneta — contestó mirando hacia abajo.

***

— ¿Y entonces se pelearon por un hombre? — preguntó Hela mirándome tomando finamente su café.

—No, ella se peleó conmigo — aclaré levantando el dedo

—Que vintach — volvió a sorber de su popote.

—Creo que se pronuncia, vintage — dije corrigiéndola.

—Vintach dije.

El brazo de Carson me rodeo los hombros sentándose a mi lado.

—Buenos días señoritas — saludó sonriendo.

Mordí mi pan.

— ¿Qué tal amaneció mi leona? — Preguntó mirándome.

—Vientos huracanados — contesté sonriente.

Carson mordió mi pan.

—Entonces, ¿ya estás lista para otra pelea? — dijo mientras masticaba la comida.

Reí levantándome.

—En mi defensa, yo no quería pelear — Hela me miró incrédula al igual que Carson — bueno sí, pero no por esa razón.

Tomé mi bolso.

—Digamos que no es lo mío pelear por hombres — me encogí de hombros.

—Ay por favor, si el otro día te estabas peleando con una viejita por una dona en el supermercado — dijo Hela divertida.

—Hey, me podré pelear con una rata por un pan tieso a las tres de la mañana, pero jamás por un hombre — ajusté mi bolso al hombro — no querida, yo le pongo un buen moño y se lo regalo.

Carson y Hela sonrieron divertidos.

— ¿Y en donde le pondrías el moño? — preguntó Carson sonriendo pícaramente.

—Nos vemos, tengo clase de dibujo — dije haciendo cara de asco.

Volteé y vi a Hans recargado sobre su espalda en la puerta de la cafetería fumando, qué novedad.

—Hey — saludé poniéndome frente a él.

— ¿No debes ir a clase? — preguntó botando el cigarro y aplastándolo con la suela de su tenis.

—Sí — dije pasándole por un lado.

—Beka.

Volteé.

—Ammm... — hizo un ruido despejando su garganta — tus cosas siguen en mi casa.

Le di una sonrisa de boca cerrada.

—Si hoy por la tarde estás libre, te llamaré — dije yéndome de ahí.

Caminé hasta mi salón y subí los peldaños yéndome a mi lugar, saqué mis materiales y poco después la clase comenzó.

No hacía falta decir que en toda la hora de clase, no pude dibujar una maldita pared de ladrillos. A parte de que estaba idiota y no sabía dibujar, no era lo mío. Mi mente solo pensaba en Blaze, y no de la manera adecuada. ¿Cómo carajos había conseguido esa foto?

— ¿Todo bien?

Brinqué mirando al profesor.

—Sí — dije bajando la mirada y volviendo a hacer mi mierda.

Miré mi dibujo, ay pero qué asco. ¿Cómo podía hacer algo así?

— ¿Segura? — preguntó viendo mi dibujo.

Si... creo que ninguno de los dos estaba convencido que estaba bien mi dibujo.

—Ehhh — la campana sonó y sonreí — creo que mejor lo termino en mi casa — dije tomando mis cosas y saliendo del salón.

Miré mi teléfono para ver cuál era la materia que me tocaba, pero una llamada entrante hizo que mi corazón parara de latir por unos segundos. No sabía qué hacer, si contestarla o dejar que pasara, pero decidí tomarla.

"Blaze" — dije seria, no quería que supiera que estaba nerviosa.

"Sal, estoy en el estacionamiento"

Miré hacia la puerta de salida.

"Pero todavía tengo clases..."

"¿Qué acaso ya no quieres saber de tu familia?"

Apreté mi mandíbula, molesta.

"No tardo" — dije colgando.

Miré hacia todas direcciones asegurándome que no estuviera ningún profesor mirándome. Cuando vi que era así, no lo pensé dos veces y salí trotando hacia el estacionamiento. Me detuve para mirar en qué vehículo estaba Blaze, hasta que un carro blanco se detuvo frente a mí y abrió la puerta.

—Sube — dijo y vi que era Blaze.

Respiré hondo y supliqué que todo saliera bien.

***

Mis uñas estaba encajadas en las palmas de mis manos.

— ¿A dónde vamos? — pregunté sin mirar a Blaze.

— ¿Ya desayunaste?

Lo miré sin vacilar.

—Mira Blaze, no sé qué carajos tramas.

—Solo te pregunté si ya habías desayunado — dijo encogiéndose de hombros — pensé que no te vería otra vez.

Miré por la ventana y mi corazón comenzó a latir fuertemente, sentía que un ataque de pánico estaba por venir.

—No... — dije mirando el callejón — Blaze — casi supliqué con la mirada.

Él detuvo el auto y me miró.

—Ven, por favor — se bajó del auto y yo me aferré al cinturón de seguridad.

Blaze abrió mi puerta y se hinco mirándome.

—Beka, todo estará bien.

— ¡No! — grité y sentí como mi pecho se estaba quedando sin aire.

No importaba cuánto tiempo parara, el sentimiento y los recuerdos invadían mi mente. Todo comenzaba a brotar al mismo tiempo.

—Rebeka — Blaze desabrochó mi cinturón y tomó mi cara — sé que puedes controlarlo.

Cerré los ojos dejando que las lágrimas calientes bajaran por mis mejillas.

—No era mi intención que sintieras esto de nuevo, pero es necesario.

Abrí mis ojos y sequé mis lágrimas saliendo del auto.

—Ven — me extendió su mano pero no la tomé así que comenzó a caminar por aquel maldito callejón que tanto me dolía.

La oscuridad y aquel sentimiento de muerte todavía seguían ahí. Intenté pensar en otra cosa mientras los atravesábamos. Blaze se detuvo frente a una casa, y cuando logré verla bien, sonreí tristemente.

—Esta es tu casa — dijo mirándome.

Toda la estructura estaba completamente cubierta de negro por el fuego.

—Entremos.

Sin pensarlo, lo seguí. Toda el área de la casa tenía cintas amarillas como si un crimen hubiera pasado ahí. Pero no me importó en absoluto y entré, los recuerdos al ver las paredes y los muebles volvieron.

— Ta mig om du kan! (¡Atrápame si puedes!) — grité mientras corría por el pasillo.

No hacía mucho nos acabábamos se mudar a nuestra nueva casa en Noruega, y estaba muy feliz. K.K y yo jugábamos a atraparnos por toda la casa. Todavía no hablaba mucho Noruego, así que el único idioma que dominada era el sueco.

—Du är inte tillräckligt snabb för att fly mig! (¡No eres lo suficiente veloz para escapar de mí!) — K.K venía atrás mío.

Reí corriendo hasta que me topé con la puerta de salida, tomé la perilla girándola para salir y seguí corriendo.

—Kom igen K.K, jag vet att du är snabbare! (¡Vamos K.K, sé que eres más rápido!) — grité.

Mi espalda chocó con algo, así que volteé y me encontré con un señor.

—Förlåt  (Lo siento) — me disculpé.

—Ahg, malditos inmigrantes Suecos — dijo el señor en Noruego sin mirarme.

No era muy buena hablante, pero lo entendía bien.

Me quedé ahí, mirando como se iba. Con sentimiento de rabia y tristeza en la misma medida. Sentí el brazo de K.K por mis hombros.

—Lyssna inte på dem Beka, ingen äger någonting (No les hagas caso Beka, nadie es dueño nada) — dijo mi hermano sonriendome.

Lo abracé cerrando mis ojos.

Tack för att du alltid försvarade mig  (Gracias por defenderme siempre) — susurré contra su pecho.

Sus brazos me envolvieron y esa sensación de protección era lo mejor del mundo.

Och jag kommer alltid att Beka, och med mitt liv om det behövs  (Y siempre lo haré Beka, y con mi vida si es necesario)

Mi corazón comenzó a doler, y mis ojos estaban lloroso otra vez.

—Blaze, ya dime qué carajos hacemos aquí, toda esta mierda está quemada — dije apretando mis dientes.

—Es mu triste tu historia, Beka — su mirada estaba perdida en la casa.

—Me doy por vencida, tú y tu misterio se pueden ir a dar una vuelta por la chingada y quedarse ahí — traté de irme pero mis pies no se movían, quería seguir ahí a pesar del dolor que sentía.

—Aquí fue donde encontré esa foto — dijo mirándome.

Una risa amarga salió de mi garganta.

—Eso es completamente imposible, Blaze — respondí caminando por la casa, todo estaba en cenizas, las paredes tenían agujeros tan grandes por el fuego que fácilmente podías pasar por ellos, los muebles ya no existían — todo se quemó.

— ¿De verdad sabes qué pasó?

Lo miré enojada.

—No estoy para tus estúpidos jueguitos mentales — Miré el sillón que estaba atrás de él, aquel donde mi padre solía sentarse y ponernos sobre su rodilla para jugar que era un caballo y hacernos reír a carcajadas, pero esos buenos recuerdos también llevaban aquellos donde se quedaba inmóvil con una jeringa en el brazo.

—Bueno, ¿alguna vez viniste después de salir del hospital?

Ni siquiera iba a detenerme en preguntar cómo sabía. Era seguro que si tenía una foto de K.K y yo, era porque estaba enterado del asunto.

—Todo el tiempo — dije mirando el lugar — pero ya esto estaba quemado, y no había ninguna cosa rescatable, así que es completamente imposible que hayas encontrado esa foto.

Blaze se sentó en el suelo cubierto por cenizas mirando al techo.

— ¿Estás segura que todo lo que te contaron fue real? – Habló completamente tranquilo, sin titubeos — ¿sabes con qué tipo de personas estaba metido tu padre?

—La verdad es que ahora me importa muy poco, saber o no, no cambiara nada. Eran simplemente personas que vendían droga, él les debía y... — no podía acabar, ni siquiera podía admitirlo.

—La mafia tiene formas muy peculiares de actuar, ¿no?

Me di la vuelta.

—Ahg, vete a la mierda — dije a punto de salir.

—Pero eso ya lo sabes, ¿no?, Hans se ha encargado de ensañarte.

Lo miré.

— ¿Qué estás diciendo?

Abrió sus ojos mirándome.

—Tu padre estaba metido con la mafia, bueno ¿pero sabes quién fue el que hizo aquella orden esa vez, Beka?

Mis pasos se acercaron a Blaze y lo tomé de la camisa del cuello, las lágrimas ya estaban rodando por mis mejillas.

—No juegues conmigo Blaze — dije seriamente.

—Solo estoy diciendo los hecho, tú eres quien debería atar los cabos — me miró y esos ojos llenos de diversión habían cambiado, ahora me veía con la misma seriedad que yo a él — el padre de Hans es el narcotraficante más poderoso de Oslo.

— ¡Ya cállate! — grité empujándolo,

—Capaz de dar órdenes a quien sea.

— ¡No sigas! — dije cayendo de rodillas contra el suelo.

Blaze se hinco y tomó mi barbilla mirándome.

—Debes cuestionarte muchas cosas, Beka.

***

Mis piernas dolían, pero no tanto como mi pecho. Quité las lágrimas de mis ojos, se estaba estorbando para ver. El frío aire quemaba mi garganta pero no me importaba en lo absoluto.

Cuando vi mi casa apresuré el paso, había corrido desde mi antigua casa en cenizas hasta aquí. Abrí la puerta mirando hacia ambos lados.

—Beka... — dijo mamá mirándome. Se levantó del sofá al verme en ese estado

— ¿Dónde está papá? — pregunté mientras mi pecho subía y bajaba rápidamente.

—Hija, ¿estás bien?

— ¡Dónde está papá! — grité desesperada.

Los pasos apresurados por las escaleras llamaron mi atención.

— ¿Qué sucede? — dijo mi padre mirándome.

Caminé apresuradamente hacia él.

— ¿Es verdad todo lo que me has dicho?

Él me miró sin entender.

—Beka, ¿de qué estás hablando?

— ¿Qué pasó con mis padres? — pregunté tratándome de calmar.

—Murieron en...

— ¡Dime la verdad! — grité mirándolo.

—Beka, creo que estás exagerando — mamá puso su mano sobre mi hombro.

La quité enseguida.

—Exijo la verdad en este momento — dije mirándolos.

Mis padres se miraron preocupados y sin entender mucho.

— ¿De qué verdad estás hablando? — preguntó papá.

— ¿Están completamente seguros que toda mi familia está muerta?

—Beka... — mamá trató de acercarse.

— ¡Por una maldita vez en su vida, díganme la verdad! — grité alejándome.

—Los cuerpos de tus padres no fueron hallados esa noche — respondió papá mirándome — ni el de tu hermano. Pero años después los cadáveres aparecieron enterrados.

Mis uñas cada vez estaban más enterradas en las palmas de mis manos, hasta un punto en el que sentí que ya estaban sangrando.

— ¿Los cadáveres de todos? — pregunté cerrando los ojos.

Pero un silenció hizo que los volviera a abrir, sabía que mis ojos estaba muy rojos de tanto llorar, pero mi mirada era fría y enfurecida.

— ¡¿Los cadáveres de todos?! — volví a repetir.

—Menos el de tu hermano — respondió mamá bajando la mirada.

— ¡Entonces quién carajos está enterrado en la tumba de mi hermano! — Grité desesperadamente, sentía como todo el mundo ficticio que había construido por mi salud mental se empezaba a caer en pedazos — ¿quién carajos es la persona a la que he estado visitando este tiempo?

Pero ninguno de los dos respondía.

—A la que le he llorado todos estos años — dije en un susurró.

—Hija — papá trató de darme una mano.

—No — me hice hacia atrás —les agradezco haberme salvado. Pero jamás pensé que todo esto fuera verdad, jamás imaginé que ustedes dos fueran capaces de ocultarme estás cosas, sabiendo lo importantes que son para mí.

—Te queríamos mantener protegida — intervino mamá llorando.

— ¿En una burbuja? — Pregunté dolida — un día se iba a romper, madre. Y toda esta mierda iba a salir a la luz, sé que no es fácil lidiar con algo así. Pero por un momento, pónganse en mi lugar — sorbí mi nariz — ¿les gustaría que si Colby o yo somos asesinados les escandan la verdad?

— ¡No digas eso! — gritó mamá interrumpiéndome.

—Y que cuando por fin crean que todo está "bien" — dije haciendo comillas en el aire — les digan que estaban vivos, pero que les ocultaron la verdad para que no les doliera. ¿No les hubiera gustado aunque sea por un momento, volverlos a ver?

Tomé las llaves del auto saliendo. No estaba lista para quedarme ahí, mi mente estaba hecha un completo desastre. Todos mis problemas había saldo a flote nuevamente, mis emociones no tenían control cualquier cosa era un detonante en este momento.

Pisé el acelerador, necesitaba detenerme en algún lugar. Y sin pensarlo, ni tenerlo claro. Llegué al departamento de Hans. Estacioné y bajé rápidamente. Mis pies se movieron involuntariamente y mi mente estaba tan distraída con tanta cosa que pasaba en ese momento por mi cabeza, que no me había dado cuenta que ya estaba frente a su puerta.

Hans salió con un pans gris solamente. Me miró inspeccionándome, sabía que mi imagen era una completa mierda, mis ojos estaba rojos y llorosos, mi pelo estaba por todas partes, mi piel estaba muy blanca y fría, mis labios morados y temblando.

—Beka — dijo sin saber qué hacer.

Corrí y lo abracé por la cintura. A Hans le importó poco que mis manos heladas tocaran su desnuda espalda, no me rechazó ni preguntó nada, solo me envolvió con su calidez.

Ya no sabía qué creer en este punto, había cosas que simplemente no tenían sentido. Jamás había considerado a Hans mi lugar seguro. Yo era mi propio lugar seguro, solamente quería sentir el calor de su cuerpo. No estaba segura de qué era lo que sentía por él, o si de verdad sentía algo. Nunca me había puesto a pensarlo, pero nunca estando a su lado me imaginé un futuro con él, o yo siendo su pareja. Pero en este momento no tenía la menor idea de con quién ir, ni siquiera sabía cuáles eran los sentimientos de él hacia mí, y tampoco me importaban.

***

Mis manos temblorosas no podían ni sostener la taza de café y mi mirada estaba perdida.

—Creo que ya enfriaste eso — dijo Hans levantándose y tomando mi taza.

Después de encontrar los tranquilizantes de Hans, y tomarme varios de ellos. Me había quedado como un muñeco.

— ¿De dónde es que conoces a Blaze? — pregunté después de mucho tiempo.

—Por mi padre — contesto sin mirarme mientras esperaba mi taza de café calentándose en el microondas.

— ¿Qué hace su padre?

El ruido del microondas me asustó, Hans tomó la taza y me la entregó de nuevo.

—Beka, no es como que sea mi asunto, pero ¿estás bien?

—Sé que sonará patético, o como que me quiera creer la importante, pero — desvié mi mirada al café — ya no sé qué es estar bien.

Le di un sorbo a mi café.

—Y ¿a qué vienen todas estas preguntas de Blaze? — preguntó mientras se dirigía a su habitación.

Me levanté del banquito de la cocina siguiéndolo.

— ¿De verdad el padre de Blaze es su verdadero padre?

Hans se sentó en la esquina de su cama y comenzó a contar pequeñas bolsas con lo que le llamaba "Dulcecitos"

—Mira — dijo mirándome — Blaze y yo no nos llevamos bien, y eso claro está. Su padre y el mío tienen diferencias, los dos están metidos en la misma mierda, así que ya más o menos sabrás el porqué de eso. Pero respondiendo a tu pregunta, no, ese señor no es el verdadero padre de Blaze, él fue adoptado ya hace bastante tiempo.

Asentí entrando a la habitación.

—Hans, ¿puedo hacerte una última pregunta?

—Aja — contestó no muy seguro.

— ¿Tú te llevas bien con tu padre?

Sin dejar de contar las bolsas respondió.

—No estoy de acuerdo en muchas cosas que ha hecho, y tenemos diferentes puntos de vista — dijo levantándose de la cama — saldré a hacer algunas cosas.

Asentí todavía drogada por los calmantes.

—No hagas cosas muy estúpidas — se puso una camiseta para luego salir.

Me senté en su cama y cuando escuché el sonido de la puerta de la entrada cerrándose ese sentimiento de soledad volvió a mí. Dejé la taza sobre la cómoda y me levanté, mi cuerpo todavía no respondía muy bien, pero aquellas palabras no dejaban de resonar en mi cabeza.

—Cállate — dije tapándome los oídos.

Caminé hasta el baño y me miré al espejo, abrí el cajón y vi el bote de los calmantes, pero las palabras sonaban una y otra vez en mi cabeza. Sabía que aunque tomara todo el bote, no iban a dejar de aparecer por mi mente. Me quité mi collar y lo abrí, miré nuevamente la foto de mi hermano y yo. Pero aquellas palabras volvieron.

—De verdad que jamás pensé volverte a encontrar — dijo mirándome.

Pero mi mirada estaba perdida en la foto que me había dado, en esa estábamos mamá, papá, K.K y yo, era navidad y nos habían tomado esa fotografía en el enorme árbol del centro de la ciudad.

— ¿Sabes cómo sé todo eso Beka? — Preguntó Blaze.

Levanté mi mirada llena de lágrimas

—Ya no juegues conmigo por favor — Supliqué con mi garganta ardiendo.

Me tomó las manos mirándome,

—Beka —   mis manos temblaban del miedo de las palabras que fueran a salir de su boca —soy Carter.

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SIN PALABRAS.

Eternamente agradecida:

Daira. ❤️

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