Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Parte 17 "¿En serio quieres jugar?"


Sus labios se quedaron paralizados por unos segundos, me miró con una expresión de sorpresa en aquellos ojos azules, que luego dejé de verlos porque los cerró, pero luego me tomó con desesperación del cuello.

Nuestros labios se movían de una forma salvaje sin dejar ningún momento que se separaran. Sus manos bajaron al cierre de mi vestido y rápidamente terminó en el piso de la habitación dejándome solamente en mi ropa interior negra. Sentí un escalofrió recorrer mi cuerpo cuando sus dedos comenzaron a tocar mi espalda sensualmente haciendo que los vellos de mi cuerpo se erizaran. Quité las manos de su cara y rápidamente las lleve a los botones de su camisa. Necesitaba sentir su piel y las manos me ardían por hacerlo.

—Quítatela — pedí separándome.

Él sin pensarlo dos veces tomó la camiseta de los botones estirándola haciendo que cada uno de los botones se rompiera, me mordí el labio inferior con deseo. Era como en una película y rogué que fuera para adultos.

Pasé mis manos por su abdomen que estaba notablemente bien trabajado y lo miré, él ya me estaba viendo con una sonrisa burlona en el rostro así que comencé a besarlo nuevamente. Hans me tomó del trasero levantándome para que rodeara mis piernas sobre sus caderas haciendo que mis tobillos pegaran en su trasero. Y notaba como sus manos llevaban perfectamente mi trasero dándole unos ligeros apretones robándome gemidos sobre su boca, mordí rudamente su labio inferior y miré como un gruñido grave y excitante salía de su garganta, abrió los ojos y vio como lo miraba con diversión. Me tumbo sobre la cama haciendo que mi espalda quedara pegada al colchón, él estaba parado al pie de ella quitándose el pantalón y aventándolo sin ningún tipo de cuidado para quedar en calzoncillos azules.

— ¿No son negros? Qué sorpresa — dije burlona.

—Espero que sigas igual de divertida después de esta noche — sonrió quitándoselos.

Mis ojos no tardaron nada en desviar la mirada de sus ojos más hacia abajo, abrí de par en par mis ojos al igual que mi sonrisa. Hans se colocó encima de mí arrancándome la poca ropa que me quedaba. Tomó uno de mis pechos y comenzó a jugar con él en el punto más delicado haciendo que lo tomara de la nuca para mirarme.

—Hans — dije en un tono más suplicante del que esperaba.

Quitó su mano de mi pecho y comenzó a buscar su pantalón, sacó un empaque dorado y comenzó a desenrollar el preservativo a lo largo de su miembro dejándome a la espera, me tomó de las caderas poniéndome en el borde de la cama para luego levantarme y sostenerme de la cintura con solo una mano y con la otra tomó su miembro y lo introdujo de una estocada. Mi grito no tardó el salir pero no dejó recupérame y comenzó a moverse dentro de mí. Sus dos manos viajaron nuevamente a mi trasero pellizcándolo, y las mías a su nuca jalando su pelo. Su boca comenzó a mordisquear exquisitamente mi cuello, y dejando besos húmedos al mismo tiempo. Las gotas de sudor comenzaban a bajar haciendo que nuestros pechos se pegaran.

Mi cabeza estaba hacia atrás mientras mi pelo se movía al compás de sus movimientos, mis ojos podía sentir como giraban de placer cada vez que entraba, mi cerebro junto con mi boca se desconectaron haciéndome gritar cosas obscenas.

Notaba como mi orgasmo comenzaba a acercarse y Hans empezó a aumentar el ritmo llevándome a la locura, mis gemidos junto con su nombre le causaban una sonrisa en sus labios que luego me besaban desesperadamente.

Mis ojos se pusieron en blanco y todo mi cuerpo comenzó a temblar gloriosamente cuando mi orgasmo llegó. Mi pecho subía y bajaba, por un momento me desconecté del mundo y fue lo más maravilloso que pude sentir.

***

Miré a Hans.

—Creo que la señora de limpieza se va a llevar una sorpresa cuando sepa que hay un condón usado en el basurero y el cuarto lo rentaron dos chicas — tomé mi bolso con mi dinero.

— ¿Ya te vas?

Ya había amanecido y era hora de ir a casa.

—Sí — respondí como si fuese obvio — adiós.

Hans estaba en la cama poniéndose una camisa que habíamos robado de otra habitación.

— ¡Espera! — gritó y miré por la puerta.

— ¿Qué pasa? — dije confundida.

— ¿No quieres que te lleve a tu casa?

Fruncí el ceño.

—No gracias, Hela está abajo esperándome con el auto.

Se levantó de la cama y tomó su saco.

—Como quieras — dijo pasándome por un lado.

Cerré la puerta y apreté el botón del elevador, miré hacia atrás y Hans estaba recargado en la pared fumando.

— ¿Qué no vas a bajar?

—No — contestó seco.

Bufé y entré en el elevador, no iba a pedirle razones. No entendía por qué se había puesto así.

Entré al elevador y presioné el botón plateado para bajar, las puertas se cerraron dejándome como ultima vista a Hans fumando despreocupado. Esperé mientras veía como los números en la pantalla del elevador descendían. Las puertas se abrieron, tomé mi bolso y salí. Firmé algunos papeles sobre la salida y por fin estaba abriendo la puerta de mi auto del lado del copiloto.

—Buenos días estrellita, la tierra te dice hola — Una Hela muy fresca me saludó.

Reí.

—Creo que tu noche se sexo estuvo bien — dije poniéndome el cinturón de seguridad.

—Bueno, creo que la tuya no tanto.

La miré confundida y vi como miraba por el espejo retrovisor del auto, así que vi igualmente y Hans estaba subiendo a su carro y azotó la puerta al entrar.

—Vámonos, necesito cambiarme y tengo muchas cosas que hacer — dije.

Ella asintió y arrancó el auto. Puse un poco de música que ninguna de las dos cantó, simplemente comenzamos a tararear. Llegamos a su casa y bajó abrazándome y esperé hasta que entrara para luego tomar el volante e irme directo a mi casa.

—Buenos días — dije dándole un beso a mamá en la mejilla que estaba sentada desayunando.

—Hola — comentó ella queriéndose levantar — déjate sirvo desayuno.

—No gracias mamá, yo me sirvo — le guiñé un ojo y abrí una puertilla y tomé uno — ¿y papá?

Me comencé a servir el desayuno que estaba en el sartén.

—Fue a conseguir trabajo — contestó Colby comiendo.

Lo miré.

—Creo que sería una buena idea vender a Malvavisco — me senté y el me vio con los ojos entrecerrados.

—Valen más tus órganos en el mercado negro.

Mamá escupió el agua que estaba tomando y yo estallé en carcajadas.

— ¡Colby, última vez que dices eso! — gritó mamá.

***

Después de haber tomado un delicioso baño y cambiarme cómodamente, tomé el auto y fui directamente al banco para depositar una pequeña cantidad de mi universidad. Luego fui directamente a firmar algunos documentos para luego llegar a tirarme al sofá de la sala de mi casa.

—Paz y tranquilidad — digo cerrando los ojos.

El timbre de la puerta se escucha.

— ¡Maldita sea! — aviento un cojín y me levanto, voy hacia la puerta y la abro. Carson está detrás de ella con Buddy en brazos.

Lo miró a él, y luego a Buddy.

—Hola — dice sonriente.

—Ey — respondo algo confundida, no veo a Hela por ningún lado.

—Quería pedirte un favor.

— ¿Qué pasa?

Baja a Buddy.

— ¿Puedes cuidarlo esta noche por favor? — Dice con una cara suplicante — no voy a estar toda la noche y no quisiera que Buddy se quedara solo — veo nuevamente al niño y me da una ternura verlo tan pequeño y con una mochila de colores colgada en su espalda y un gorrito de los Minions  — te pagaré.

Niego y tomo la manita de Buddy.

—Está bien — él toma mi mano feliz — yo lo cuido, no tengas pendiente.

Él se arrodilla para estar a su altura y le da un suave beso en la frente.

—Mañana vendré por ti Minion — y con eso se va.

Cierro la puerta y veo que Buddy me mira. Nunca le había prestado mucha atención pero veo que se parece demasiado a Carson, tiene su mismo pelo castaño ondulado, pero a diferencia de él, Buddy tiene los ojos verde esmeralda, ja, casi parece nuestro hijo.

—Quieres comer algo Buddy — pregunto quitándole la mochila.

Niega con la cabeza y se quita su pequeño gorro.

— ¿Cuántos años tienes Buddy?

Alza cinco de sus pequeños dedos. Wow, es solo un año más pequeño de Colby.

— ¿Puedo ver la tele? — pregunta mirándome.

—Sí — digo dándole el control.

Él lo toma y se sienta tranquilamente y la enciende.

Subí a mi habitación y dejé su mochila en el suelo para bajar y encontrarme a Colby viendo a Buddy.

—Hola — dijo mi pequeño hermanito.

—Hola — Buddy le contestó y palmeo a su lado izquierdo para que se sentara, y así lo hizo.

***

Estaba a fuera de la puerta de mi baño esperando a que Buddy saliera.

— ¿Todo bien? — pregunto desde afuera.

—Sí — dice y sale envuelto en una toalla blanca, y siento que me derrito al verlo con su pelo algo rizado todo mojado y sus largas pestañas goteando.

— ¿Te cambias solo? — me siento en un borde de la cama.

Él asiente y se me queda viendo.

—Oh, perdón — cierro los ojos y los cubro con mis manos. Escucho sus pequeños pies caminar por la habitación.

Me siento como niña pequeña cuando empiezo a tararear.

— ¿Me puedes cepillar? — pregunta su dulce voz.

Abro los ojos y quito las manos. Buddy está frente a mí con un pijama de mameluco de uno de los marcianitos de Toy Story y con un cepillo en la mano.

—Claro — digo y lo tomo. Él se voltea y comienzo a desenredar cuidadosamente.

Su cabello castaño mojado comienza a traerme recuerdos.

—Shhhh, todo va a estar bien — me susurró abrazándome.

La lluvia caía sobre nosotras y su sangre se escurría por la calle. Mi cuerpo comenzaba a temblar, y no solo era del frío.

—Todo va estar bien — vi que su pelo castaño estaba empapado de agua, pero al tomarlo noté que también había sangre en él. Me encantaba jalarlo y ver como el rizo se volvía a hacer.

— ¿Beka?

Pestañeo y veo como Buddy me ve confundido.

—No pasa nada — cuando veo que estoy tomando mi pelo y peinándolo — a dormir.

Él se sube a mi cama como si trepara una montaña y río. Pone su cabeza sobre su cabeza sobre una almohada y cubro todo su cuerpo con la gruesa cobija.

—Gracias — dice y cierra sus ojos.

***

— ¿Sabías que los pingüinos tienen cosquillas?

Buddy mira un poco confundido y a la vez sorprendido a Colby.

—Gracias ma — digo tomando mi desayuno y sentándome.

Mamá mira con curiosidad a Buddy y él la mira.

—Gracias — dice levantándose de la mesa y llevando su plato vacío al lavaplatos.

—Yo lo hago cariño — mamá lo toma y le sonríe.

Yo me apresuro a terminar mi desayuno y miro a Colby.

— ¿Qué libro planeas leer esta semana?

Él se encoje de hombros y toma un poco de jugo de fresa.

—No lo sé, creo que algo sobre el cuerpo humano.

Le sonrió y me levanto, beso su pelo.

—Nos vamos — digo y dejo el palto — adiós mamá — le doy un beso en la mejilla.

Salgo de la cocina y tomo la mochila de Buddy al igual que su mano. Se pone el abrigo y salimos, abro la puerta trasera de la camioneta y lo subo, le pongo el cinturón y pongo su mochila al lado. Me subo en el asiento del piloto y arranco.

—Vamos a recoger a Hela y después ya iremos a la escuela, ¿está bien?

Veo por el retrovisor.

—Sí — contesta solamente.

Algunos minutos de trayecto después, presiono el claxon frente a la casa de mi rubia y ella sale dando brincos para ponerse bien el abrigo, sube al auto.

—Hola — dice y voltea hacia atrás — Buddy, que sorpresa verte.

Río y arranco yendo a la escuela.

— ¿Te quedaste a dormir en casa de Beka? — pregunta mi amiga abrochándose el cinturón.

Él asiente.

— ¿Y Carson? — pregunta Hela mirándome.

Me encojo de hombros.

—Solo dijo que no iba a estar toda la noche.

Ella se acomoda en su asiento pensativa.

Cinco minutos después estaciono la camioneta en el estacionamientos de la escuela y bajo a Buddy.

— ¡Hey! — saluda Carson hincándose y abrazándolo.

Bajo su mochila y veo como Hans me mira pero cuando nota que lo estoy viendo voltea su cara.

—Uy, creo que el sexo no estuvo bien — me susurra Hela.

***

Para graduarnos necesitamos cumplir ciertas horas de servicio social, y Hela y yo nos anotamos en humanidades, donde nos cambian de puesto. Y hoy nos tocó en el orfanato que trabajaba mi padre.

—Me encanta este lugar — dice Hela mientras cocina.

—No es muy lindo cuando pasas mucho tiempo aquí — me limpió la frente, hace un calor del demonio por todos los hornos encendidos — voy a salir por más verdura.

Mi amiga asiente mientras canta feliz. Empujo las puertas y salgo, los niños están en el parque jugando y sonrió.

— ¿Beka?

Volteo y veo a Carson con una caja de ropa entrando.

—No sabía que eras voluntario aquí — digo sorprendida.

Él sonríe.

—Siempre es bueno ayudar — dice y entra.

Voy directamente al almacén y comienzo a tomar algunos vegetales, y hay veces en que odio mi baja estatura porque los anaqueles son bastante altos.

—Carajo — digo alzándome de puntitas para alcanzar las especias, pero termino tirándolo todo.

— ¿Qué mierdas?

Cierro los ojos y frunzo la nariz al escuchar una voz. Hans sale cubierto de especias y me mira.

— ¿Lo conseguiste?

Frunzo el ceño.

—Sé que debes estar enojado conmigo por echarte eso encima, pero siento que hay algo más detrás.

Comienza a sacudirse.

—Oh, y ahora que ya tuvimos sexo ya no me hablas — digo y siento como algo me pica en mi pecho.

Él me mira.

— ¿Yo?, ¡esa eres tú!

—Estás mal.

—Tú te fuiste sin decir nada — veo como en sus ojos hay enojo.

— ¡Te dije adiós!

Hans me está mirando como si fuese retrasada, y ahora solo quiero golpearlo.

—Ya da igual — dice saliendo.

Veo solamente como se va, y tropieza con otra chica que está con Hela y conmigo en humanidades. Él primero me voltea a ver para asegurarse que lo estoy mirando y luego le sonríe a la chica que se disculpa y le pone una mano en su hombro.

—Oh, ¿quieres jugar hijo de puta? — Digo sonriendo — vamos a ver quién termina enojado en este juego.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Holaaaaaaaaa mis amores lindos y preciosos, ¿cómo han estado?, yo más o menos y con un chimesote que contarles.

Pero ¿qué tal les pareció el capítulo?

A mí sinceramente me encantó escribirlo. Y weeeeee, ya tuvieron el sin respetoooo. Jajajajajajaja bueno, tengo que decirles que este capítulo está LLENO de muchísimas pistas que nos servirán en un futuro así que, ojo.

Bueno por último, ¡hoy habrá en vivo en mi Instagram! — por ahí les estaré contando un chisme y resolviendo varias de sus dudas ¿okey? Para que no se lo pierdan y no me dejen sola.

Sin más qué decir, me despido.

Eternamente agradecida:

Daira ❤️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro