EPILOGO "HEY"
(Me gustaría que escucharan la canción desde que esto ▪️ aparezca)
UN AÑO DESPUÉS.
Terminé de limpiar la mesa y coloqué el trapo sobre mi hombro izquierdo.
—Un poco más de café por aquí.
Asentí y fui hasta la mesa del hombre mayor que me pedía el café —claro que sí, ¿cómo ha estado su nieta? — pregunté mientras vertía el líquido en su taza.
—Oh ya sabes, es tan pequeña como mi brazo — contestó amablemente tomado su bebida.
Había conseguido un trabajo de medio tiempo que me ayudaba a pagar las cosas, el dinero que teníamos reunido me servía, pero no iba a dudar para siempre, y mientras seguía estudiando la universidad, este empleo me servía.
—Beka, un filete para la mesa cuatro —dijo Robert, el cocinero de aquí y dueño del local. A sus treinta y siete años eso era lo que más le encantaba. Él era un hombre amable que me había acogido y ofrecido trabajo. Era robusto haciéndolo todavía más adorable.
Sonreí —bueno, seguiré haciendo mi trabajo — me despedí del hombre y fui a la cocina —huele delicioso Rob — tomé el platillo.
—Claro, si lo cociné yo.
Reí y salí de ahí, vi que la mujer que siempre venía y pedía este mismo platillo estaba en la misma mesa de siempre —su filete — dije poniéndolo sobre su mesa.
—Gracias querida — me sonrió amablemente, a ella no le calculaba más de cuarenta y cinco años. Decía que le gustaba venir aquí porque cuando vivía con sus hijos a ellos les gustaba venir aquí.
— ¿Hay algo más en lo que le pueda ayudar?
Comenzó a partir su filete dando el primer bocado, su cara de satisfacción decía todo. Volteé y vi como Robert asomaba su cabeza por la ventana de la cocina para ver, para él era muy importante que su comida le gustara a los demás — ¿podrías encender la televisión cariño?
—Con todo gusto — fui hacia la barra y tomé el control —¿algún canal en especial?
—El que sea está bien — contestó sin ponerle demasiada atención al televisor.
—Beka, pon el de las noticias — dijo el hombre mayor.
Comencé a buscar el canal hasta que lo encontré—Okey, las noticias.
— ¡Hora de salida!— gritó Robert.
Miré mi reloj y sí, era mi hora de salida. Corrí hacia el baño y comencé a cambiarme para poder ir a recoger a tiempo a Buddy de la escuela. Un Jeans claro, con botas negras y suéter del mismo color era mi atuendo de hoy —Hoy tengo doble turno, así que espero que pronto me regreses mi llave — dije tomando mi mochila.
—Lo juro, hoy en la noche te daré tu llave, me has salvado — Robert sonrió —necesito hacer algo para dejar de perderlas.
Reí y me puse mi gorro negro — pégatelas en la mano.
Sentí como me pegó con la espátula en la cabeza —sí, ya me veré como el hombre manos de llave.
— ¿Qué? A Buddy le encanta esa película.
—Oh por cierto — tomó una bolsa de papel y me la extendió — le hice su preferido, Kottbullar*. Sé que le gustaría comerlo después de un largo día de escuela.
*Es un platillo típico sueco. Son albóndigas de carne picada*
Tomé la bolsa y sonreí — ¿ya te dije que eres el mejor?
—Aja, será mejor que te lleves tu abrigo, hoy es un día frio — dijo volviendo a cocinar.
Asentí tomándolo del perchero. Vi que la gente del restaurante estaba bastante atenta a la televisión, así que decidí voltear yo también.
"Se cumple un año desde la explosión en Noruega, estudiantes muestran su apoyo a todas las familias de las víctimas"
Sentí como mi corazón se detuvo al ver el lugar en ruinas.
—Qué triste — comentó la señora mientras miraba el televisor
Abrí las puertas saliendo. El aire congelado golpeo mi rostro haciendo que todos los recuerdos con mis amigos volvieran.
— ¡Otra ronda, otra ronda! — gritaba Hela como loca en noruego.
Le puse la mano en la boca —Hela, cállate por Dios, van a pensar que los estas insultando.
—Pero quiero otra ronda — dijo haciendo un puchero.
Suspiré y miré a Hans, él me vio y sonrió. Sí, no era muy típico de él hacerlo pero me hacía sentir especial cuando él lo hacía para mí —¿algo más que quieran pedir?
—Uy, pídele un pito de cangrejo — Carson me miró.
— ¿Qué? — pregunte confundida.
Gigi lo miró — ¿quieres comer pito?
—No, solo es una brom... — intentó decir Carson.
—Es bueno para la salud — dijo Candace sonriendo.
Lilyth la miró — ¿de dónde te sacas eso estudios? El pito...
Hela la interrumpió mirando a Carson—Dice Hans que él te lo da gratis.
Hans le giró la cabeza —Rubia — dijo mirándola fríamente —¿quieres...
— ¡Otra ronda! ¡Siii! ¡Hans la paga! — gritó extasiada.
Reí, definitivamente nadie de aquí estaba apto. ¿Quién carajos había reunido a este grupo? Porque había sido la mejor elección.
Sonreí tristemente y metí las manos a los bolsillos del abrigo mientras seguía caminando. La escuela de Buddy no quedaba muy lejos de mi trabajo, por lo que prefería caminar, estaba ahorrando para poder comprarnos un auto y así llevarlo más fácilmente a la escuela.
Vi desde lejos como todos los niños salían alegremente de la escuela, sonreí cuando vi a Buddy saliendo con sus amiguitos.
—Hola — dije poniéndome frente a él.
— ¡Mana!— gritó abrazando mis piernas.
Sus amigos me miraron —tu mamá es muy joven.
Reí y abracé a Buddy — ¿listo para irnos?
—Sip —miró a los niños —nos vemos mañana.
Luego de despedirse de sus amigos comenzamos el trayecto a casa — ¿cómo te fue hoy? — pregunté mirándolo.
—Hoy hicimos un port... — se calló inmediatamente luego me miró con una sonrisa —es una sorpresa, así que no te la puedo decir.
Sonreí — ¿ah sí?
—Sip — contestó mientras jugaba a no pisar la raya en las banquetas.
Buddy se había integrado perfectamente a la escuela de aquí, aunque al principio se le dificultó un poco el idioma, pasado los meses todo se había resuelto —adivina qué te preparo Robert.
— ¿Qué? — preguntó volteando.
Saqué la bolsa de papel de mi mochila y se la mostré— Kottbullar.
— ¡Si!— gritó feliz —amos, vamos. Apresúrate Beka— me tomó de la mano apresurándome para entrar a la casa
Introduje la llave en el cerrojo y abrí la puerta, me hice a un lado para que Buddy pasara primero, y así lo hizo, dejó su mochila en el suelo y corrió al baño para lavarse las manos. Yo dejé el abrigo junto con el gorro y fui directamente a la cocina para poder calentarle la comida a Buddy.
Tomé una olla y puse todas las albóndigas dentro y comencé a calentarlas, oí el teléfono de la casa vibrar y lo tomé.
"¿Hola?" — Contesté recargándolo sobre mi hombro y la oreja mientras cocinaba.
"Hola amor, ¿cómo han estado?"
Sonreí y miré a Buddy que esperaba pacientemente en la mesa.
"Todo bien, gracias ma. ¿Cómo están las cosas por allá?
Oí su suspiro — "No ha cambiado mucho. Las investigaciones siguen" —escuché uno pequeños pasos — "¿es Beka?"
"Colby" — dije apunto de lágrimas.
"¡Beka" — gritó Colby tomando el teléfono. Mamá tenía que llamarnos desde un teléfono público para evitar que las llamadas fueran registradas.
"¿Cómo estás?" —pregunté con la voz temblorosa.
"Bien, Coco te extraña — dijo y pude percibir el tono triste en su voz — ¿cuándo regresan?"
Mordí mi labio para evitar llorar— "Ammm..."
— ¿Es Colby y la abuela? — preguntó Buddy volviendo a la mesa.
Asentí y tomé aire — "Colby, hay alguien que quiere hablar contigo" —dije pasándole el teléfono a Buddy.
Él lo tomó feliz y comenzó a hablar alegremente con ellos. Recargué mis manos sobre el lavamanos y miré hacia la ventana que tenía vista al jardín. Mis padres nos llamaban todos los días para verificar que estuviéramos bien, y cada día era lo mismo. No podía evitar este sentimiento de tristeza, después de un año, todo era lo mismo.
—La abuela te habla — dijo Buddy extendiéndome el teléfono.
Sorbí mi nariz y fingí una sonrisa — gracias lo tomé y lo puse en mi oreja.
"Es hora de comer, le voy a servir su albóndigas a Buddy" —dije apagando la estufa.
"Está bien amor, cuídense mucho"
Apreté mi mandíbula —"Pásame a Colby por favor"
"Hola" — dijo nuevamente.
Sonreí —"Te quiero mucho, mucho, mucho, mucho. Y te extraño muchísimo"
"Yo también te quiero, y los extrañamos Coco y yo"
Reí —"Te amo"
"Te amo"
Esperé y hasta que oí que había terminado la llamada dejé el teléfono sobre la mesa. Y le di el plato de albóndigas a Buddy él me sonrió —Gracias — dijo y comenzó a comerlo.
—Iré a bañarme para alistarme para la universidad — comencé a subir las escaleras.
Después de una ducha, cambiarme, guardar mi uniforme para el turno de la noche en el restaurante y llevar a Buddy con Yona, ella era mi vecina. Se había portado excelente con nosotros desde que llegamos, y me había apoyado mucho cuidando a mi hermanito en esta clase de turnos.
Había días que eran así de pesados como este, que no tenía un solo momento de descanso.
—Quiero que para mañana tengan resultas las paginas desde la cincuenta y tres hasta la cincuenta y siete — dijo el profesor cerrando su maletín y saliendo.
Suspiré y llevé mi pelo hacia atrás — Ya estoy hasta la mierda —suspiré relajando mi cuerpo.
—Hey, ¿Beka cierto?
Volteé y vi a un chico que se sentaba frente a mí en esta clase — Sí — contesté recogiendo mis cosas.
—Oye, ¿le entendiste a esta clase?
Okey, era clase de lectura, no había muchas cosas que entender —Ammm... ¿acerca de la lectura? — pregunté confundida.
—Sí, exacto. La lectura — dijo sonriente.
Kaisen era su nombre. Y lo sabía porque siempre aparecía en las listas de los alumnos de excelencia —Es el principito.
—Sí, hay partes que todavía me son confusas — apretó más los libros contra su pecho, nervioso. Era un chico lindo y tierno.
—Kaisen — dije mirándolo —en internet puedes encontrar el final y de lo que se trató — me levanté — lo siento, estoy tarde para mi trabajo.
Él se hizo a un lado y asintió — Sí... lo, lo siento.
—No pasa nada, nos vemos— dije saliendo del aula.
Si tomaba el autobús podía llegar más temprano al trabajo pero debía literalmente de correr para alcanzarlo. Así que tomé fuertemente mi mochila y comencé a correr hacia la parada de autobuses, donde ahí ya estaba una fila subiendo a él.
***
Terminé de limpiar todas las mesas para después comenzar a trapear. Robert se había ido hace unos minutos argumentando que algo urgente había pasado en su casa, pero la verdad era que le daba miedo la oscuridad.
—Ahh, puta madre — dije estirando mi espalda —no mames Cenicienta, ¿cómo puta le hacías para ligarte al príncipe mientras limpiabas el castillo?
Limpie el sudor de mi frente y dejé el trapo y todas las cosas que había utilizado para limpiar en el cuarto correspondiente. Tomé mi bote de propinas y las saqué, mis ojos estaban demasiado cansados como para ponerme a contarlas ahí, así que solo agarré mi mochila y comencé a apagar todas las luces del lugar, no tenía fuerza ni para cambiarme el uniforme. Cerré las puertas y comencé mi camino a casa.
▪️
— ¡Eres una perra! — gritó Hela abrazándome.
Sonreí —no tenía idea de que iba a entrar.
— ¡Hay que celebrarlo! — gritó Carson feliz.
Los dos habíamos entrado a la misma universidad de Suecia, y era lo mejor.
—Mira, ¿quién iba a decir que lo lograste? — dijo Hans mirándome.
Le saqué la lengua y estrujé mi papel —todos aquí me la pelan.
—Lo dudo —me tomó de las caderas acercándome a su cuerpo —eso lo veremos después.
Reí y lo aparté —una botella quien se emborrache primero.
—Trato — dijo convencido.
Hela vino corriendo hacia nosotros — ¡Ya no te voy a ver más!
—No seas dramática rubia, vendré a visitarlos cada semana.
Ella me miró a los ojos —promételo.
—Que loca te pones — dijo Carson poniéndose a mi lado —como si fuera mamá de tus hijos que te fuera a abandonar.
—Cállate, como tú te vas a ir con ella.
Carson me miró sonriente y puso un brazo sobre mi hombro abrazándome —no la dejaría ir sola a ningún lado.
Las lágrimas comenzaron a salir sin pensarlo, agaché mi cabeza y dejé que salieran libremente, Mi corazón dolía, no sabía qué tan suertuda era de tener todo lo que tenía, hasta el momento en que lo perdí todo, de nuevo. Apreté las correas de mi mochila y me detuve frente a la casa. Me senté un rato sobre los peldaños de la casa y comencé a llorar fuertemente. No quería que Buddy me escuchara.
Hela, Hans, Liam, Lilyth, Gigi, Candace, Carson, mis padres y Colby. No los iba a poder de nuevo, en cuanto pisara Noruega sé que sería interrogada y posiblemente terminaría en la cárcel, Buddy se iría a un orfanato donde viviría hasta que tuviera la suficiente edad como para salir de ahí. Y eso no era lo que quería.
Golpeé la madera y escondí la cabeza entre mis rodillas, no había día que no me lamentara por todo.
Oí como unas pisadas estaban cerca de mí, así que levante mi cabeza. Paré mi llanto y miré hacia enfrente, todo mi mundo se congelo al ver a la silueta que estaba parada frente a mí.
— Hola Beka.
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¡HOLAAAAA!
Todas las preguntas las contestaré HOY en el EN VIVO por mi INSTAGRAM.
EN TREINTA MINUTOS.
¡LOS AMOOOO!
Eternamente agradecida:
Daira ❤️
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