Capítulo 4 "¿No tienes frío?"
— ¿Cómo por qué solo traes dos libretas, y estás manchada de café?
Mientras iba caminando hacia la entrada de la escuela, pude ver a un chico castaño mirándome desde su auto. Pero cuando nuestros ojos se cruzaron, me ofreció una sonrisa amable y se fue.
—Raro — dije entrando.
Hela me miró esperando una respuesta.
—Mira, no tiene caso que traiga libreta de mate, número uno, no le entiendo a su clase, número dos, por consiguiente nunca hago los ejercicios, y si ocupo, tú me puedes prestar una hoja — sonreí sosteniendo mis libros sobre mi pecho — y sin querer me atragante con el café en la mañana y lo derramé en mi blusa.
—Qué falta de respeto eh — dijo cerrando su casillero.
—Hela, te recuerdo que has tenido sexo en casa de tus padres.
Me miró—Eh, tú también — dijo apuntándome.
—No, y menos cuando están en casa.
Comenzamos a caminar por los pasillos.
—No importa — respiró — oye, quiero ir a comprarme unos abrigos, mamá me mandó dinero y quiero gastarlo en ropa antes que los gasté en idioteces.
Reí.
—Como tú quieras Hela — dije deteniéndome en mi casillero — oye, ¿vas a ver a Carson hoy?
Mi amiga frunció el ceño.
—Sí, ¿por qué?
Introduje los dígitos abriendo la puerta de mi casillero sacando el abrigo de Hans.
— ¿Se lo puedes dar para que se le entregue a Hans por favor? — Dije dándoselo — dile que sí está limpio.
Hela lo tomó muy confundida— ¿Qué?, Beka, otra vez por favor.
Suspiré —Hela, solo dáselo a Carson, él sabrá de quién es — y cerré la puerta.
Miré mi reloj.
—Tengo que ir al baño a cambiarme y me quedan cinco minutos, te veo en segunda hora — dije despidiéndome.
Caminé apresuradamente a los baños de chicas y entré. Busqué en mi bolso la blusa color marfil de repuesto que tenía para cambiármela. Ya que la gris tenía una enorme mancha. Me la quité rápidamente y me puse la otra. Acomodé mi pelo, salí del baño para mirarme en el espejo del lava manos y miré mi atuendo. En octubre sí hacia frio, pero no tanto como en los meses que venían. Así que todavía podía usar mi atuendo de una falda gris con cuadros, una blusa de cuello de tortuga con manga larga color marfil y mis botines del mismo color.
El sonido de la campana me hizo ajustar el bolso a mi hombro y apresurarme a salir. Caminé rápidamente a clase y me senté en mi respectivo lugar y saqué una de mis libretas.
—Buen día clase — dijo la maestra colocándose en su escritorio.
Comenzó a dar las indicaciones del trabajo y milagrosamente, comencé a hacerlo. Los minutos pasaban y ya casi terminaba la clase, no era tan difícil de hacerlo, mínimo esto tenía la noción de cómo hacerlo. Eran dibujos, y como casi todo en la vida. Apestaba en ello, pero la intención es lo que cuenta ¿no?
—No — dijo la voz de la maestra.
— ¿Por qué no? — pregunté mirándola asombrada.
—Rebeka, les pedí hacer una casa con un lago.
—Y eso es lo que dibuje — dije apuntando a mi dibujo.
—Es solo un cuadrado con líneas azules como "lago" — me lo entregó — para mañana quiero sus trabajo en mi escritorio a primera hora — se levantó y me miró — sé que lo puedes hacer mejor.
La campana sonó y tomé mis cosas para salir, a fuera de la puerta me encontré a Hela.
—Hola — saludó sonriente.
— ¿Qué toca? — pregunté.
—Mmm...— se fijó en su teléfono — deportes, ahg.
Sonreí. Obviamente que por las bajas temperaturas no nos dejaban hacer deportes al aire libre. Pero la escuela tenía un gimnasio con calefacción especial para eso. Ya que a la ciudad le parecía muy importante que todos los jóvenes practicaran deportes.
—Vamos — dije tomándola del brazo.
Comenzamos a platicar mientras nos cambiábamos en los vestidores.
— ¡Vamos chicas! — Gritó la entrenadora y todas salimos — una fila.
Obviamente Hela y yo estábamos al lado una de la otra.
—Vamos a jugar quemados — dijo la entrenadora con una pelota en la mano.
Hela y yo nos miramos con miedo.
La clase había sido una mierda, pero lo mejor era que ya podía irme a mi casa luego de tan terrible castigo.
—Mierda — dije bajando del carro, todo mi cuerpo dolía de los balonazos que había recibido.
Abrí la puerta de la casa y me quité los zapatos lanzándolos al montón, me puse mis zapatos para andar en la casa y me senté en el sofá.
— ¡Beka! — gritó mamá desde arriba.
— ¡En el sofá! — y me acosté.
Oí como los zapatos de mamá bajaban por las escaleras.
—Vamos a salir a cenar hoy en la noche tu padre y yo, los papás de Hela también van a venir, y quería pedirte que cuidaras a Colby — dijo mirándome.
—Sí, está bien — contesté sin moverme.
— ¿Deportes? — preguntó sentándose a mi lado.
—Quemados.
Hizo una cara de asco y yo asentí.
—Ve y toma un baño bien calientito, eso te ayudara, luego te pasó tu comida y una pastilla que te ayudara con el dolor — dijo tomando mis manos ayudándome a levantarme.
—Gracias ma — y subí las escaleras, para llegar a mi cuarto, primero estaba la habitación de Colby. Su puerta estaba abierta como todos los días, y él estaba sentado en medio de su alfombra mirando a la ventana, con una mano en su mejilla.
Su cuarto estaba perfectamente ordenado. A Colby siempre le había gustado tener sus juguetes en orden.
—Niño — dije para llamar su atención.
Él volteo y me miró con una sonrisa.
— ¡Beka! — se levantó para abrazarme.
Cerré los ojos del dolor.
— ¿Te duele? — preguntó separándose.
—No, me encanta hacer caras de dolor — sonreí para quitarle importancia — hoy es noche de películas.
— ¿Y podemos comprar palomitas de caramelo? — preguntó sonriente.
—Podemos ir al cine a pedirlas.
— ¡Si! — gritó emocionado.
Luego de haber tomado un baño y de tener mi cita con... ella. Todo estaba bien.
Estaba sentada en la cama de mamá, quería que la ayudara con un vestido.
— ¿Y este?— preguntó sacando uno de color blanco.
Negué con la cabeza y le di un sorbo a mi té.
—Rebeka, no tengo que ponerme — dijo entrando en desesperación.
Reí y me levanté—Vamos a ver qué tienes. Pero te advierto que no soy muy buena consejera de modas — comencé a husmear en su armario, haciendo prendas para un lado, para el otro, hasta que vi algo rojo. Tomé el gancho y lo saque.
Era un lindo vestido con mangas de color rojo.
—Tenemos un ganador — dije dándoselo.
Mamá se lo puso y comencé a arreglarle el pelo.
—No quiero que Colby se quede hasta muy tarde, mañana tiene escuela. No animales dentro de la casa, no en los cuartos y nadie de ustedes a fuera, está muy frio.
Terminé de alaciar su pelo y reí—Mamá, lo sé. No es la primera vez que cuido a Colby.
Se levantó y abrí la boca.
—Estas gua- pi- si –ma — y terminé con un chasquido.
Los pasos de papá se acercaron y un silbido hizo que volteara.
—Te ves muy bien de rojo — dijo él sonriendo — ¿estás lista?
Mamá camino y tomó su mano.
—Cuídense por favor.
Asentí — Ustedes cuídense — sonreí y mamá suspiró.
— Recuerda tomar tus medicamentos — dijo mientras tomaba su abrigo.
—Sip.
Los despedí hasta que oí el carro irse.
—Bueno, voy a sacar las películas — dije mirando a Colby en el sillón de la sala.
Él asintió y fui al gabinete y saqué la caja de discos. Esto ya ni se utilizaba pero a Colby le gustaba más que Netflix.
— ¿Podemos ver una de miedo? — preguntó tomando su manta para cubrirse.
—No, luego tengo pesadillas — y eso no es verdad. A mí me encantan las películas de terror, pero a Colby siempre le hacen estragos, y no necesariamente pesadillas. Si no que me asustaba cuando comenzaba a hablar de ellas.
El timbre de la puerta suena y fruncí las cejas. No estábamos esperando a nadie.
— ¿Se les olvidaron sus llaves? — preguntó mirando a Colby, pero él ni se inmuta y sigue viendo las películas. Me levantó del sofá — no te muevas.
Abro la puerta y me encuentro con Hela, y delante de ella, Danica. Atrás de ellas dos, Carson, con un niño un poco más pequeño.
—Ey — saluda muy sonriente — pero que guapa.
—Al grano rubia — digo cruzándome de brazos.
—Bueno, papá y la mamá de Dani salieron a cenar con tu padres, me pidieron cuidar a Danica pero vamos a hacer tarea con Carson.
Alzó una ceja — Que bueno que eres aplicada con tu tarea.
— Y bueno, como los padres de Carson salieron de la cuidad, queríamos ver si los cuidas solo por un rato.
Él y ella sonríen.
— ¿Mi pago? — digo mirándolos.
—Lo que quieras — habla Carson esta vez.
Suspiro y miró a Danica—Pasa, Colby está en la sala. Vamos a ver películas.
Ella entra feliz y veo al hermano de Carson, él parece de unos cuatro o cinco años. Está un poco callado.
—Ven — digo estirando mi mano para que la tome — vamos a hacer palomitas — le guiñó un ojo pero él solo asiente.
—Se llama Rebeka y él es Buddy — dice Carson presentándonos.
—¿Ya no nos vamos a ver? — Pregunta Buddy, mirándolo.
Él se agacha para estar a su altura — No digas eso. Solo...
— Solo van a ir al doctor, uy muy feo — hago cara de miedo y el niño rie.
Buddy toma mi mano y miró a Hela y Carson.
—A las diez — digo y ellos asienten.
—Adiós — dice Carson, le lanza un beso a Buddy y se van.
Cierro la puerta y veo que Colby ya se ha puesto a jugar con Danica. Nos acercamos.
—Colby — digo y él me mira — él es Buddy, y va a jugar con ustedes.
Mi hermanito sonríe y asiente.
—Estamos jugando a los zombis — dice y le ofrece un muñeco.
Buddy corre a la sala y comienzan a jugar los tres.
—Voy a estar en la cocina haciendo la cena — digo y los niños asienten.
Tomo la caja de macarrones, porque obviamente no sé hacer una mierda de comida, pero la que ya viene preparada me sale muy bien. Y comienzo a hacerla. Sé que a Colby y a Danica le gusta, pero no tengo idea si Buddy coma esto.
—Buddy, ¿te gustan los macarrones con queso? — gritó.
— ¡Si! — responde y vuelven a jugar.
Tomo mi celular y pongo algo de música mientras cocino.
Ya casi son las diez, los niños están cenados y ahora nos encontramos viendo una película en la sala comiendo palomitas hechas en casa. Me levanto del sillón y los miro.
—Voy a bañarme. No tardo.
Pero los tres están tan distraídos que no dicen nada. Subo a mi cuarto y tomo un baño rápido. Salgo y oigo el timbre de la puerta. Veo mi reloj y ya son las diez así que seguramente es Hela — Que puntual — me pongo mi ropa interior y una bata blanca que me cubre hasta los talones. Mi pelo sigue mojado así que solo lo hago para atrás y bajo.
Abro la puerta pero no es Hela la que está detrás.
—Vengo por Buddy — dice Hans mirándome.
Cierro mejor mi bata y lo miro.
— ¿Te mandó Carson? — pregunto para estar segura.
Asiente.
— ¿No tienes frio? — pregunta mirándome.
—Pasa, voy a llamarlo — digo, ignorando su pregunta.
Camino hasta la sala y los niños siguen hipnotizados por la película.
—Buddy, llegaron por ti — él me mira y asiente quitando la manta sobre sus piernas, extiende su pequeña manita para que la agarre, y yo sonrió, haciéndolo.
Él camina y ve a Hans en la puerta, esperando.
— ¡Hey! — dice él abrazándolo, lo levanta y lo carga en brazos.
Buddy parece feliz.
—Bueno, nos vamos. Gracias — dice Hans saliendo.
Los sigo hasta la puerta y voltea en mitad de su camino.
—Está haciendo frío, cúbrete — y sonríe entrando a su carro negro.
Hijo de puta.
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Hellou mis amores bellos.
Sé que en los primeros capítulos todavía no hay tanta emoción, peor son más que nada para que conozcan a los personajes.
Porque recuerden que está historia va a estar... 🥵🔥
Eternamente agradecida:
Daira ❤️
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