Capítulo 3 "Solo dáselo limpio"
Miré a Colby como le enseñaba con tanta felicidad su nueva mascota a Danica.
— ¿No te da miedo? — Preguntó.
Volteé a ver a Hela, ella estaba bebiendo una soda al igual que yo. Estábamos sentadas en un sillón mirando como nuestros hermanitos jugaban.
— ¿Colby? — Fruncí las cejas..
—No, ese animal.
Las dos volvimos a verlo.
—Creo que me da más pena ajena, que miedo.
Dimos un trago a nuestras sodas.
— ¿Podemos ir al jardín? — Danica miró a su hermana.
—Está nevando — le contestó como si la respuesta fuera obvia.
En la casa de Hela, no tenían un patio cubierto. Solo árboles que cubrían muy poco.
— ¿Entonces sí? — dijo ella animada.
—No — Hela dio otro sorbo.
—Por fiiii — gritó juntando sus manitas.
—No Dani, te vas a enfermar y a mí va a ser a quien regañen.
—No — negó, rápidamente con su cabecita.
Reí y comencé a ver mi teléfono mientras las dos discutían.
— ¿Podemos ir a comprar pastel?
La dulce voz de Colby hizo que todos dejáramos de hablar. Y así fue como su pelea terminó, y partimos hacia la pastelería.
En cuanto abrí las puertas de cristal, Colby y Danica corrieron dentro.
—Yo de vainilla — dijo Danica poniendo sus dulces manitas sobre el mostrador mientras se levantaba de puntitas.
La chica sacó una rebanada y se la entregó. Luego de que cada quien pidiera su sabor favorito, pagamos y fuimos a una mesa a sentarnos.
—Yo quiero — Colby miró mi rebanada de pastel.
Fruncí el ceño—Pequeño, pero si no le has dado ni una probada al tuyo.
—Pero el tuyo se ve más rico — sonrió.
Reí y le di la mitad y Danica y Colby comenzaron a jugar.
— ¿Qué pasó con... — mierda, se me había olvidado el nombre — con el que tuerces los ojos.
Hela le dio una mordida a su rebanada y me miro—Nada — se encogió de hombros.
—Rubia, acabo de encontrar condon...— me acordé que nuestros hermanitos estaban ahí — encontré dulces de tuti fruti en tu bolsa.
—Y qué bueno estuvo — dijo limpiándose los extremos de sus labios.
— ¡Yo quiero dulces de tuti fruti! — gritó Danica.
Mi amiga y yo nos quedamos sin habla.
— ¡Yo también! — Colby me miró.
—Hela, ¿me prestas tu bolso? — preguntó su hermanita.
Mi amiga tomó su bolso con las dos manos.
—Mejor coman pastel — dijo mirándome — si algo pasa, es tu culpa, pecas.
Y cuando volvió la vista, Danica ya tenía la bolsa entre las manos.
— ¡No! — grité levantándome.
Hela igual se levantó.
— ¡Los tengo! — Danica alzó los condones.
Mi amiga y yo nos quedamos en medio de la pastelería congeladas, la gente de alrededor nos miraba.
—Suelta eso — Hela apuntó a su hermanita.
—Pero yo también quiero probarlos — Danica hizo un puchero, sujetando fuertemente el bolso.
—Sí, pero... esos no te van a gustar, Wuacala, saben muuuy feo — hice caras de asco.
Hela y yo nos sentíamos como si fuera parque jurásico, y Danica fuera un dinosaurio, que cualquier movimiento brusco, haría algo terrible.
—Bueno — y la niña le entregó su bolso.
Soltamos el aire que teníamos guardado y nos sentamos.
—Hela — dije frunciendo el ceño — ¿Cuántos preservativos tenías en la bolsa?
—Cuatro — contestó mirándome.
— ¿Y cuantos tienes en la mano?
Los dos bajamos la mirada a su mano.
Solo estaban dos.
— ¡Mira Beka!
Cuando alzamos la mirada, Danica y Colby tenían los preservativos inflados.
—No eran dulces tontas, eran globos — dijo la castaña riendo.
Hela y yo solo cerramos los ojos.
—Solo es mitad mi sangre, solo es mitad mi sangre — repetía mi amiga.
***
Apliqué un poco de hidratante sobre mis labios y luego me miré al espejo. Me gustaba mi atuendo de hoy, blusa blanca con una falda negra, mi camiseta larga de cuadros verdes y unas converse blancas.
—Así que simule que por accidente abrí la ventana — terminó Hela — y así fue como me deshice del señor globo de pene.
La miré—Yo solo fingí que lo troné sin querer — me encogí de hombros.
La campana sonó indicando que las clases ya iban a comenzar.
—Vamos a tomar asiento — Hela tomó su mochila y la colgó sobre su hombro.
Abandonamos los baños de chicas y caminamos por los pasillos. Unas risas se escucharon frente a nosotras así que levanté la mirada.
El mismo grupo de chicos que había visto en el estacionamiento, estaba caminado frente a nosotras. Y el no sé qué de Hela, tenía una chica a su lado, besándose.
—Rubia — le di un codazo.
—Mis lonjitas — dijo como si le hubiese dolido.
Y el chico de cabello azabache, me miró por un segundo para después voltear hacia otro lado. Cuando ellos pasaron de nosotras, entramos al salón rápidamente.
— ¿Qué te pasa? — Hela me miró — nunca debes de golpear a la gente bombón en sus lonjitas — mi amiga llamaba a la gente rellenita como ella "gente bombón"
—Tu... ¡Carson! — Grité recordando el nombre — llevaba otra chica.
—Aja, ¿y? — dijo sentándose.
—Mira Hela, no juzgo tu relación de "cogi-amigos" pero...
—Pero nada, mira, si estoy aburrida, solo lo llamó y listo, sexo sin compromiso.
Reí—Eso es cierto — me senté a su lado.
El teléfono de Hela comenzó a vibrar, lo miró y luego a mí.
—No — digo sacando mi libreta.
— ¿Qué?, ni he hablado.
—Te conozco rubia — el maestro pone su maletín sobre el escritorio y comienza a dar su clase.
—Es una fiesta tranquila, y esta vez no va a estar el sequito de Hans.
La miro confundida— ¿Quién carajos es Hans?
—Vamos pecas, es al que le gritaste en pleno pasillo.
Ah, ya. Así que ese es su nombre.
—Ya lo había olvidado — digo encogiéndome de hombros.
Mentirosa.
— ¿Vamos? — me pregunta sonriendo.
—Para que me dejes sentada como estúpida en un sofá bebiendo, paso — comienzo a anotar las palabras que debemos de traducir.
—Te juro que esta vez no va a ser igual — me mira y levanto una ceja — ¿sí?
—Ya dije que no, y cuando es no, es no
***
—Mejor el verde.
Rodé los ojos y le saqué el dedo medio a Hela. Llevábamos media hora probándome vestidos para la fiesta.
—Vamos Beka, hay que apurarse y con una sonrisa — dijo sonriéndome — porque si vas a estar con tus caras, mejor no vayas.
—No voy — dije tirándome en la cama.
Hela me miró.
— ¿Y me vas a dejar sola en esa fiesta donde no conozco a nadie, donde posiblemente si vaya sola termine tirada?
Y ahí está mi amiga la dramática.
—Rubia, en serio, puedo hacer origami con tu papel de víctima — me levanté de la cama — el verde y no más, ese me llevo, punto.
Tomé mi vestido verde satín de tirantes y me lo puse, de verdad que me gustaba ese vestido. No me quité los tacones negros abiertos ya que combinaban perfecto, así que solo tomé un bolso negro.
—Vámonos antes de que piense que no sea tan mala idea dejare tirada.
Hela se levanta del mini sofá de mi habitación y sonríe.
—Que linda, vámonos — abre la puerta y comenzamos a bajar las escaleras.
Oigo la televisión de la sala y sé que mi papá está viéndola.
—Ya nos vamos pa — digo besando su mejilla.
Él me mira — Nada de alcohol Rebeka. Recuerda que mañana tienes cita con...
—Sip — le sonrió.
—Con cuidado, y la cuidas — dice mirando a Hela.
— ¿Cómo cree que yo voy a hacer algo malo señor? — mi amiga le sonríe y mi padre ríe.
—Nos vemos — digo saliendo.
Subimos al auto de papá y sonreímos, dispuestas a divertirnos toda la noche. En cuanto llegamos a la fiesta, y tomé un trago.
Hela me lo quitó de la mano —¿Acaso quieres ir a rehabilitación? ¿otra vez?
—Rubia, es solo un trago. No el fin del mundo — intenté quitárselo pero esquivó mi mano.
—Dime que no estás tomando nada de medicamento.
Suspiré — No estoy tomando nada de eso.
—Júramelo — me miró.
Alcé tres dedos — Lo juro.
Ella me sonrió, dándome mi vaso — Estoy muy feliz por ti de que todo esté mejorando.
—Sí — le di un trago a mi bebida.
Y caminamos hacia la pista de baile improvisada en medio del lugar y comenzamos a bailar.
Hela estaba detrás de mí fingiendo que me nalgueaba mientras yo le ponía el culo.
Noté como algunos chicos se empezaron a acercar, así que miré a mi amiga—Objetivo conseguido — susurré en su oído — vamos por algo.
Tomé su mano y nos dirigimos a una pequeña barra donde estaban dando las bebidas.
—Voy al baño — dijo Hela y asentí.
Había algunas personas delante de mí y recargué mis codos sobre la madera mientras esperaba. Sutilmente giré mi cabeza sobre mi hombro y vi a un chico sonriéndome, así que reí y volteé nuevamente hacia la barra.
—Dos cervezas — pedí al que atendía la barra.
—Que sea una botella de vino mejor — la voz de un chico sonó a mi lado.
Miré al chico y levanté una ceja—Creo que puedo pagar yo sola mis tragos.
Él rio acercándose a mí—Nunca he dicho lo contario.
Me senté en un banco y me miró— ¿Estas libre esta noche? — preguntó sirviéndome un poco de vino del que había pedido.
Tomé el vaso y sonreí—Eso creo.
Noté como mi bolso vibraba así que saqué mi teléfono y vi un mensaje de Hela.
"Hoy hay 👉🏻👌🏻"
Reí y volví con el chico.
— ¿Quieres? — preguntó sacando algo de su bolsillo.
Fruncí el ceño al ver que eran pastillas.
—No me gusta eso — dije dejando mi vaso sin haber tomado un trago.
Vi como el lugar se comenzó a vaciar y un chico se dirigió a nosotros.
—Nos vamos — le dijo a mi "conquista nocturna"
—Espera, la noche no ha acabado — contestó él sonriente y guiñándome un ojo.
El otro tipo me miró y luego volvió a su amigo.
—La has cagado y sabes a lo que me refiero.
El chico pensó un poco y luego azoto la mano contra la mesa.
— ¡Mierda!
Y sin decirme nada se fue. Cuando voltee hacia la pista improvisada de baile, ya no había ni un alma.
—Carajo.
Rápidamente tomé mi celular y le envié un mensaje a Hela.
"Rubia, vámonos, hoy no va a haber 👉🏻👌🏻 :("
Miré a ambos lados y oí el ruido de unos tacones.
— ¿Y tu chico? — dijo Hela mirándome.
—Ni idea, pero vámonos.
Salimos y había un círculo de chicos fuera.
—Mierda — la voz de mi amiga hizo que todos y cada uno de ellos volteara hacia nosotras.
Cerré los ojos y tragué grueso— ¿Hela?
Pero la voz de uno de ellos hizo que abriera los ojos nuevamente. Era Carson.
—Nosotras ya nos vamos — dije antes de que todo esto se pusiera incómodo.
—Hola — contestó ella sonriente.
Caminé hacia mi carro y noté que Hans estaba ahí.
—Hubo una pelea — Comentó Carson, sonriente mientras tenía una paleta en su boca — pero los vencimos.
—Hijo de puta — dije al ver las llantas del coche.
— ¿Qué pasó? — Hela se puso a mi lado.
—Seguramente pensaron que era uno de nuestros coches y lo poncharon antes de irse— comentó Hans.
Okey, esto no podía ir peor.
— ¿Quieren que las llevemos? — preguntó Carson mirándonos.
—Sí.
—No — miré a Hela.
Mi amiga y yo íbamos en la parte trasera de la camioneta, mientras que Hans estaba manejando y Carson en el asiento del copiloto.
—Gira aquí — le dijo Hela al Hans.
Y para terminarla de cagar, Hela iba a bajarse primero.
—Hemos llegado — Carson volteo sobre su asiento y sonrió.
—Gracias — Hela me abrazó y se bajó, vi por mi ventana hasta que entro a su casa.
Suspiré.
— ¿Dónde es tu casa? — preguntó Hans por el retrovisor mirándome.
—A tres cuadras de aquí — contesté sin despegarle la mirada.
—Mañana podrás ir por tu carro — dijo Carson.
Asentí — Mientras tanto, le explicaré a mis padres que unos pandilleros poncharon nuestras llantas.
—Nosotros no somos pandilleros — Carson frunció el ceño.
Cerré los ojos recargándome en el asiento mientras Hans conducía.
— ¿Mala noche?
Abrí mis ojos y me encontré a Carson mirándome.
—No como la esperaba — admití.
El silencio abundo entre nosotros hasta que oí el motor apagarse.
—Listo — la voz de Hans rompió el silencio.
—Gracias — dije en voz baja.
Tomé la manilla y abrí la puerta, acomodé el bolso sobre mi hombro y bajé, el frio de Noruega se sintió en su máximo esplendor y ahí fue cuando me di cuenta que mi abrigo lo había dejado en el coche.
—Joder — dije apretando los dientes y abrazándome a mí misma.
Oí unos pasos detrás de mí, así que volteé y vi a Carson con un abrigo.
—Dice Hans que solo se lo devuelvas limpio — Rio poniéndomelo sobre los hombros y guiñándome un ojo, para luego subirse nuevamente a la camioneta negra.
Cerré los ojos al sentir el calor que emanaba del abrigo y me aferré a él. Cuando el motor de la camioneta volvió a rugir, solo me quede mirando el vidrio donde estaba el dueño del abrigo.
Imagen de como YO me imagino a Carson.
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Sin mucho que decir, espero que les haya gustado rl cap, y que les esté gustando la historia.
Eternamente agradecida:
Daira ❤️
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