Capítulo 1 - "Solo... un sueño"
Mi abdomen comenzó a doler.
—Mamá... — sentía como si algo me estuviera quemando.
—Beka.
Traté de llegar a él pero cada vez que daba un paso, más me alejaba —Por favor — supliqué teniendo las manos sobre mi abdomen mientras las lágrimas rodaban por mis mejillas.
Él sonrió tristemente y comenzó a escupir sangre.
— ¡No!
Abrí mis ojos y miré hacia alrededor. Estaba en mi habitación.
—Beka — mamá abrió la puerta mirándome preocupada.
Toqué mis mejillas y vi que estaba llorando. Ella se acercó y me abrazó. Todo había sido un sueño... un simple sueño.
***
La maestra estaba explicando sobre el por qué había llegado tarde, y la clase se encontraba en silencio escuchándola y haciéndole preguntas absurdas para que no diera clase, bueno, casi todos estaban en silencio.
—Pero luego dije, eso es muy feo y caro, entonces salí de ahí y entré a la otra tienda — Hela estaba a mi lado hablando de... ni idea.
—Espera — la miré — ¿de qué hablas?
Hizo su cara de "he pasado media hora hablándote para que ahora me digas que no escuchabas" bueno así quería verla yo, pero más bien era una de "jodete"
—De la fiesta de este fin de semana que organizan los de ultimo año Beka — puso los ojos en blanco como si fuera lo más obvio del mundo.
Respiré y miré a la maestra feliz, porque todos por primera vez le estábamos poniendo atención, bueno, era la historia sobre su divorcio con su esposa y no la clase, pero era un avance.
—Sí, sobre eso, no sé si voy a ir — dije jugueteando con el lápiz.
Los ventanales grandes del salón daban hacia uno de los patios de la escuela, donde podías observar el césped y sus grandes árboles. El frio de Noruega normalmente nos mantenía adentro la mayor parte del tiempo y no nos dejaba disfrutar de esas maravillas.
— ¿Qué? — La voz chillona de Hela casi rompió mi tímpano — estás loca si crees que te voy a dejar no ir.
Reí y la miré. Hela era mi amiga desde secundaria, su pelo rubio claro y su tez algo bronceada por las vacaciones pasadas la convertía en toda una belleza, y con sus ojos color miel, un poco rellenita pero con curvas la hacían ver todavía más atractiva.
—Tengo cosas que hacer — me defendí.
Frunció sus cejas.
—Eso no es cierto — y antes de que pudiera abrir la boca me interrumpió — estar sola en casa viendo Netflix no es estar ocupada Rebeka.
Suspiré derrotada, a Hela no había fuerza humana, o sobrehumana que le pudiera decir no.
—Y vamos a ir de compras— Me advirtió.
—Ir al supermercado por pastillas no es ir de compras — La campana sonó y tomé mi mochila blanca para colgármela en un hombro y levantarme.
—Toca matemáticas — Hela tomó su bolso.
Hago una cara de asco — No, ¿por qué? — realmente era mala en mate, apesto increíblemente en esa materia.
Comenzamos a salir y ajusto mi gorro color vino sobre mi cabello castaño oscuro.
—Y he pensado en que te puedes quedar a dormir en mi casa — dice mientras caminamos por los pasillos esquivando a la gente que se mueve para sus siguientes clases.
—No, tu perra — digo y ella voltea a verme con su cara de odio, obviamente no le gusta que le diga así — Whiskey me da miedo.
Entramos al salón y tomamos asiento una al lado de la otra.
—No seas exagerada, Whiskey es un amor — dice sacando una barra de chocolate y dándomela mitad.
Whiskey, más conocida como "la perra de Hela" es un chihuahua color café claro que se coge a la almohada de mi amiga.
—Da miedo y lo sabes — sacó mi libreta y comienzo a prepararme mentalmente para el sufrimiento que se viene a continuación.
El demonio de la maestra entra, y sin piedad alguna, comienza a anotar sus rituales satánicos en el pizarrón.
Comienzo a anotarlos sin saber qué carajos hacer, los miró, analizo y ni puta idea.
—Hela, ¿le entendiste algo?— pregunto y giro hacia ella.
Veo que está volteando hacia enfrente y analizando todo, doy un respiro de alivio al saber que ella le entendió, luego me mira.
—Imagínate que alguien se muera cuando está teniendo sexo — dice y frunzo las cejas — en la televisión "se vino y se fue"
Las dos nos quedamos en silencio.
—Hela, acerca de la clase — digo tratando se olvidar lo que me acaba de decir.
—Ah, no, ni puta idea que esté haciendo esa imbécil — y comienza a textear en su teléfono.
Suspiro resignada. Ni modo, tocó copiar.
Comienzo a voltear hacia los lados en busca de mi presa, veo a alguien que se levanta y seguramente acaba de terminar los ejercicios.
—Ey — le pego un codazo y ella reniega — plan rojo.
— ¿Tampón de emergencia? — pregunta confundida.
—No rubia — apunto con mi barbilla —cazar a la presa.
Levanta sus cejas y observa al objetivo, asentimos y nos levantamos.
—Hug — digo sonriéndole. Es un tipo lindo y con el trabajo hecho — ¿Cómo has estado?
Sube sus lentes con el dedo índice y me sonríe —Bien.
Le correspondo la sonrisa y miro hacia atrás asegurándome que Hela ya esté ahí.
—Bueno, ¿acabaste? — pregunto sonriente. No me gustaba hacer eso, luego iba a regalarle una barra de chocolate.
—Sí
— ¿Puedo ver cómo es?
Él asiente y tomo su cuaderno, finjo verlo y lo pongo en mi espalda para que así pueda sacarle una foto Hela a su cuaderno, escucho un clic y sonrío.
—Okey, ya sé cómo es — le guiño un ojo — gracias — digo devolviéndoselo y yendo a mi lugar.
Mi amiga viene con la sonrisa más grande.
— ¿Le tomaste foto? — pregunto mirándola.
Ella se sienta a mi lado y asiente.
—Tengo la foto del culo relleno de la maestra.
Dejo caer mi frente contra la mesa —Hela — digo chillonamente.
—Rebeka — me imita.
Oigo como la maestra dice que el trabajo mañana valdrá menos, y la campana de salida acompaña su voz.
—Bueno has que sirva de algo y ponlo de fondo de pantalla — tomo mi mochila colgándomela sobre el hombro.
Salimos y el frio aire golpea nuestros rostros y caminamos mientras vuelvo a ajustar mi gorro y meto mis manos en el bolsillo de mi sudadera negra.
—Y mira qué lindo día.
Miro hacia el cielo y una maldita nube está tapando al sol.
—Está nublado Hela, como todos los días.
Niega y se sienta en el césped.
—Tengo ganas de comer una dona de café.
***
Aviento mi mochila al sofá y grito.
—Llegué — y comienzo a acercarme a la cocina de mi casa.
Veo a mamá de espaldas cocinando algo. Su cabello castaño está atado en una coleta alta.
—Hola ma — saludo y le doy un suave beso en la mejilla.
—Hola linda — deja lo que estaba haciendo y me mira con sus ojos café — dile que es un perro.
Frunzo las cejas, confundida —¿Qué?
— ¡Rebeka! — oigo como mi pequeño hermanito Colby viene corriendo.
Él es la viva imagen de mamá, tienen el mismo pelo y ojos, al igual que sus facciones.
Me giro y lo encuentro en la puerta de la cocina con un gallo entre las manos.
—Mira al perrito que mamá me dejo quedarme.
Lo alza y veo que es feo, feo, feo, feo. Con f de fundillo y hago una cara de asco, el gallo está pelón viejo y parece de caricatura.
—Eso es un gallo, Colby — le toco un ojo pero este ni se mueve — y probablemente esté muerto.
Él niega —Es un perrito, ¿verdad mamá? — le pregunta implorando que le diga eso.
—Déjalo que él decida, tú no debes de imponer qué es si él no quiere — y con eso mi madre sale y se libra.
El niño de cinco años frente a mí me sonríe y le sonrió.
—Te dejo una sorpresa en tu cama — dice feliz.
Y mi sonrisa se va.
—Por eso Dios lo hizo tan feo — camino hasta la sala y se siento sobre el sofá — ¿Papá sabe que tienes un nuevo animal? — le pregunto.
Y es que en esta casa ya parecemos zoológico, y todos son animales de mi hermanito, tenemos un conejo, dos tortugas, una paloma, dos pájaros, un gato y el nuevo miembro de la familia, un gallo.
—No, pero también le dejo una sorpresa en su cama — y se va.
Mamá me mira y viene hacia mi —¿Cómo te fue?
—Tan bien como me podría ir — respondo sin hacerlo completamente.
Ella ase sienta a mi lado —¿Tomaste tu medicamento? — asiento y suspira — deberías empezar a tomar las sesiones más seguido.
—Solo fue una pesadilla — digo levantándome del sofá — además, ya es mucho dinero en psicóloga.
—Beka.
Rio y subo las escaleras —Estaré en mi habitación — digo y entro a esta.
Mis ojos se van directamente al arroz que está tirado en toda mi habitación.
—Animal del demonio — digo al ver mi piso.
***
Estamos todos en la mesa comiendo.
— ¿Me puedes pasar la sal linda, por favor? — dice mi padre y asiento. Si Colby es la viva imagen de mi madre, yo soy la de papá.
Tenemos el mismo cabello castaño oscuro pero él tiene ojos verdes esmeralda y yo a diferencia, azules aqua y de que en mi rostro hay diminutas pecas.
— ¿Sabías que tenemos un nuevo miembro en la familia? — le digo al mismo tiempo que se doy el envase.
— ¿Ah sí? — pregunta mirando a Colby.
Él asiente enérgicamente y repetidas veces.
—Es un perrito.
Papá miró a mi madre.
—Es lo que quiera ser
Llevo un bocado de comida a mi boca.
—Voy a salir con Hela este fin de semana — aviso antes de tomar agua.
— ¿Vas a llegar tarde? — pregunta mi madre.
—Tal vez, la fiesta es de los de último año y siempre las empiezan tarde.
Ella asiente.
—Solo no llegues borracha — mi padre me sonríe.
Luego de la cena con mis padres, tomé el auto y unos minutos sin tener algún rumbo en especial. Y ahora no sé cuantos minutos llevaba viendo la puerta del cementerio, sin tener el valor de entrar.
—Agh, mierda — digo pegando mi frente sobre el volante del carro, y en un ataque de adrenalina, abro la puerta bajando del auto.
***
— ¿Fresa o tuti fruti? — Hela me mira con las dos cajas en la mano.
Sábado por la tarde y ¿Qué estábamos haciendo? Comprando condones.
—Hela, ¿estas consiente que quien los va a probar vas a ser tú? — digo mirando mi teléfono.
—Pero ¿Cuál te gusta más a ti? — me mira.
Tomo la caja de tuti fruti y la echo al carrito.
—Los otros me dan asco — suspiro rempujando el carrito.
Seguimos recorriendo.
— ¿Te vas a quedar a dormir en mi casa? — pregunta caminando hacia el área de farmacia para pagar.
—Hela, la verdadera pregunta es, ¿te vas a quedar a dormir en tu casa?
Pone los preservativos para pagar y me mira.
—Ya, déjame vivir en paz — ríe.
Luego de haber tenido tan buenas compras con mi amiga, cada una volvió a casa para arreglarse para la fiesta.
Tomo mi chaqueta de cuero negra y me la coloco para verme al espejo. Mi pelo castaño estaba alaciado, y el vestido negro de tirantes junto con los tenis blancos se veían perfectos, tomé mi celular y bajé las escaleras, tomé del mueble las llaves del carro de mi papá.
— ¡Me voy! — grité abriendo la puerta de madera con cristales.
—Rebeka.
Volteo y veo a mi mamá — ¿Si?
—Cuando te digo nada de alcohol es nada, si te encuentro que llegas borracha sabes que voy a tomar medidas al respecto.
Asiento — Sí.
Bajo los dos pequeños escalones de mi casa y me subo al coche negro estacionado, me coloco el cinturón y comienzo a conducir, en el camino prendo la calefacción.
Cuando veo la casa blanca de Hela, me detengo y llamo a su celular.
"¡Voy!" — me grita y cuelga.
Suspiro y dejo a un lado al celular para ver a Hela corriendo hacia el auto.
—Lista — dice una vez arriba, me mira con una sonrisa.
— ¿Qué? — pregunto, extrañada.
—Nada, estoy feliz — y se coloca el celular.
—Hela, todavía no tengo la ubicación.
Echa atrás las botellas y toma su celular —Listo.
Veo en la pantalla que ya está la ubicación.
—Ponte el cinturón — y arranco.
El camino iba tan tranquilo, hasta que...
—Mamá encontró mis preservativos — suelta mi amiga de repente.
Miré de reojo a Hela.
— ¿Es enserio? — pregunté.
—Sí.
Y sé que por su madre, se refiere a Weylyn, que es la esposa de su papá y madre de si media hermana, Pero Hela le tiene mucho cariño hasta el punto de llamarla mamá.
— ¿Y... y qué los hizo?
—Los volvió a dejar en mi bolsa.
Rio y golpeo suavemente el volante con las yemas de mis dedos. Había dejado de tomar los medicamentos que me habían recetado para el insomnio, cuando los tomaba me sentía mareada y no me gustaba eso. Pero ahora que los había dejado, había creado una dependencia a ellos.
Luego de un rato de camino, por fin llegamos.
—Tremenda casa — digo bajando del carro.
Hela tomó la bolsa de cervezas y yo la de botellas, bajándolas de auto y comenzamos a caminar hacia la enorme casa en azul con blanco y de dos pisos. En el patio delantero había un bonito césped y chicos fumando sobre él.
—Hela — digo, pero ella entra sin oírme.
Veo que dentro hay mucha gente, en su mayoría chicos, y no, no es que me incomode estar rodeada de ellos, solo que a esos no los conozco. La mayoría están con una chica a su lado, chicos con chicos y puedo ver a algunas parejas de chicas en el sofá, y no necesariamente hablando de sus sentimientos.
—Ven — mi amiga me toma de la mano y vamos hacia donde parece ser la sala
Y ahí hay chicas, que no conozco, claro.
—Hela, ¿y los de ultimo año? — pregunto.
Ella sonríe —Casi todos los chicos que ves son de último año.
Y ahí le doy "la mirada"
—Viniste por alguien — digo sin necesidad de ser pregunta.
Me toma de los dos brazos haciendo un puchero —Vamos, no tarda en llegar, además, es un chico espectacular
—Imbécil, sabes que te hubiera acompañado sin dudarlo, pero me hubieras dicho que era una maldita fiesta llena de desconocidos y me hubiera traído un juego para entretenerme en lo que tú cogías.
—Sabes que no iba a coger aquí — sonríe tratando de que yo sonría.
Tomo una cerveza y suspiro.
—¿No estás tomando medicamento? — pregunta mirándome.
Niego con la cabeza, destapándola y dándole un buen trago — No desde hace tres días.
—Beka — me mira preocupada.
Me siento en el sillón y Hela hace lo mismo.
— ¿Dónde lo conociste? — pregunto tomando un trago.
—Va en nuestra escuela — contesta con una enorme sonrisa, olvidando por completo nuestro tema anterior.
Doy otro trago — Que bien.
—Voy al baño — dice y se va.
Saco mi celular y comienzo a leer notas, claro, para parecer que estoy escribiendo mensaje y que no soy la única estúpida sentada en el sofá, sola. Normalmente en las fiestas cada quien está en su mundo y no se concentran en los demás.
***
Dejo la botella que ya me he tomado sobre la pequeña mesa de madera que se encuentra frente a mí y tomo otra mientras miro como unas chicas comienzan a contarse algo al oído y así, unas con otras hasta que salen y solo parejas y algunos chicos se quedan dentro de la casa.
Tomo mi celular y le mando un mensaje a Hela.
"¡Ey!, ¿todo bien, te paso unas tijeras?"
Espero unos momentos y miro por la ventana, la noche ha caído sobre nosotros, las luces de la ciudad se pueden ver con más claridad.
Volteo hacia mi celular y no hay ningún mensaje, así que tomo lo que me falta de mi cerveza y me levanto del sofá, camino hasta la puerta trasera para ver si me encuentro con Hela, pero solo hay más parejas en lo suyo, así que decido irme.
Comienzo a caminar por la parte de atrás de la casa y siento como mi celular vibra.
"Pecas, cualquier cosa estoy en tu casa ;)"
Y la rubia de Hela, se ha ido a coger sin decirme y dejándome aquí.
—Perra.
Oigo un motor de camioneta detrás de mí, así que volteo y veo que viene hacia mí. El camino de tierra en el que estoy, y el polvo comienza a alzarse por la rapidez en que viene.
No lo pienso dos veces y me hago a un lado rápidamente, mejor sucia que atropellada —Idiota — Pocos metros de donde estoy veo como baja la velocidad hasta quedarse totalmente frenado.
—No pasa nada — oigo una voz muy ronca de hombre.
Volteo y veo como el vidrio de la camioneta se baja parcialmente.
—Imbécil — digo levantándome y sacudiendo mi ropa, le levanto el dedo media y comienzo a caminar.
El vehículo avanza conmigo.
— ¿Quieres que te lleve?
Sin voltear a verlo le levanto el dedo de en medio y camino hasta estar en la calle, veo mi auto y sin preocuparme por el chico de atrás me subo y conduzco hasta mi casa.
Dejo el carro estacionado y me bajo, subo los pequeños peldaños y abro la puerta.
—Fiesta de mierda — dejo las llaves y subo a mi cuarto para quitarme la ropa y ponerme cómoda.
—Esa boca.
Volteo y veo a mi papá en la sala, suspiro y le sonrió — pensé que eras mamá.
—¿Has tomado?
Tomo aire y asiento — Tomé una cerveza y un trago de vodka.
—Rebeka, lo que estás haciendo no es normal, no puedes ahogarte en el alcohol como si fueras un completo borracho.
Muerdo mi lengua —Yo... no sé qué decir.
Se levanta del sofá y me besa sobre el pelo — Ve a dormir.
Asiento —Buenas noches pa — subo las escaleras y entro a mi habitación.
Lanzo los zapatos al igual que la chamarra al suelo y me quito el vestido para ponerlo en la ropa sucia. Tomo una camisa gris grande que me llega hasta la mitad de los muslos y me acuesto en mi cama. Veo que tengo un mensaje de la rubia.
"Mañana con detalles incluidos :*"
Rio y apago mi celular dejándolo sobre mi mesita de noche.
Rebeka
(Siguiente capítulo con más imágenes de los personajes y fotos de los outfits como les gusta :*)
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Ey ey ey eyyyyyyy.
Pero cómo se encuentran el día de hoy, espero que muuuuuuy bien. Bueno, como ya saben normalmente los primero capítulos de las historias (No todas) no son taaan emocionantes, son para que vayan conociendo a los personajes y su trama ¿okey?
Y bueno, si esta es la primera vez que lees una de mis historias ¡gracias por darme la oportunidad¡ te prometo que tratare con todo mi corazón de que te guste, y también puedes pasarte por mi perfil para que descubras otras de mis historias. Pero si eres un lector que ya saben como soy ¡gracias weeee!
Sin más que decir les dejo.
Eternamente agradecida:
Daira <3
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