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01

Matthew suspiró profundamente, el aire cálido y húmedo de Corea envolviéndolo tan pronto como salió del aeropuerto. Solo habían pasado diez minutos desde que había bajado del avión, pero ya sentía una punzada de nostalgia por Canadá. Se detuvo por un momento en la acera, observando el bullicio a su alrededor; los taxis haciendo fila, las personas apresuradas con sus maletas, el constante murmullo de una ciudad que nunca duerme.

Vancouver había sido su refugio durante los últimos años. Allí, había encontrado una paz que nunca había conocido en su vida. En Canadá, podía desconectarse de todo, de las expectativas y las obligaciones que parecían seguirlo en cada paso que daba. Era como si existiera algun tipo de ritmo más lento y relajado que le permitía respirar con más facilidad.

Regresar a Corea no lo hacía del todo feliz. Sabía que las razones eran prácticas: su familia lo necesitaba, había oportunidades laborales que no podía ignorar, y un sinfín de compromisos que esperaban que él respondiera. Pero nada de eso mitigaba la sensación de pérdida que sentía al dejar atrás el lugar que había aprendido a llamar hogar.

Mientras esperaba, sacó su teléfono y revisó las fotos de su tiempo en Canadá. Había imágenes de las montañas, de los paseos por Stanley Park, de las tardes lluviosas en pequeños cafés con sus amigos. Todo parecía tan lejano ahora, casi como si fuera parte de otra vida.

Finalmente, un sedán negro se detuvo frente a él, Matthew se inclinó para mirar más de cerca. La puerta del conductor se abrió y, para su sorpresa, vio a Taerae bajando del coche con una sonrisa radiante en el rostro.

— ¡Taerae! ¿Qué estás haciendo aquí? —exclamó Matthew, sintiendo una oleada de alegría.

Taerae se acercó y le dio un fuerte abrazo. —¡Bienvenido de vuelta, Matt! Pensé que sería una buena sorpresa venir a buscarte personalmente.

Matthew rió mientras metía su maleta en el maletero. —No sabía que te habías convertido en mi chófer personal.

Taerae lo miró molesto mientras abría la puerta del pasajero. —Sube antes de que te deje tirado aquí.

Matthew se dejó caer en el asiento del coche, sintiéndose más relajado de lo que había estado en todo el día. Taerae subió al asiento del conductor y arrancó el motor.

—Así que, ¿cómo fue el vuelo?—preguntó Taerae mientras se incorporaban al tráfico.

—Largo, como siempre —respondió Matthew, mirando por la ventana las luces de la ciudad. —Pero vale la pena si significa que comeré samgyeosal de nuevo.

Taerae sonrió.

—La carne coreana no es tan buena como la de occidente, ¿sabes?

Matthew suspiró, lo sabía pero realmente quería tener una razón para estar aquí fuera de sus responsabilidades, y no quería mencionar al pollo frito porque Taerae se burlaría de él. —Bien, supongo que si pero todavía es diferente.

Taerae lo miró de reojo, su expresión suavizándose. —Más tarde te llevaré a comer.

Matthew sonrió, apreciando el apoyo de Taerae. La calidez y la familiaridad de la conversación hicieron que se sintiera menos abrumado por su regreso.

—Detente, estás siendo demasiado amable —bromea—. Me siento raro cuando actuas así.

Taerae tuerce los ojos molesto porque es verdad. No es así de amable con Matthew, pero inevitavblemente quiere hacerlo sentir bienvenido. Se vieron unas cuantas veces durante los años y se llamaron tantan veces por trabajo que no parecía que hubiera pasado tanto tiempo, pero era diferente ahora, Matthew estaba aquí, a su lado otra vez.

—Solo extrañaba trabajar para ti —dice—. Estar con Jeonghyeon es... demasiado.

Matthew se burla. Si había alguien que pudiera poner de los nervios a Taerae aparte de él ese era Jeonghyeon. Pero estaba feliz de que el mal temperamento del otro hombre haya empujado a Taerae de regreso a su campo.

Matthew se acomoda en el asiento del pasajero mientras observa el perfil concentrado de Taerae. Es su mejor amigo, lo conoce como un libro abierto apesar de que parece estar cerrado con candado, y sabe que hay una razón para que haya venido personalmente a recogerlo antes de que pueda hablar con alguien más.

—Entonces, ¿qué tal están las cosas en Corea mientras me fui?—preguntó finalmente.

Taerae hizo una mueca y señaló el guantero. —Revisa ahí, Matt. Hay un folder con archivos y documentos que necesitas ver.

Matthew levantó una ceja, sintiendo una punzada de preocupación. Abrió la guantera y sacó el folder, notando que estaba lleno de papeles y reportes. Mientras los revisaba, Taerae comenzó a hablar.

—Yaeby ha comenzado a hacer algunos movimientos sospechosos —dijo Taerae, sin apartar los ojos de la carretera.

Matthew frunció el ceño, hojeando los documentos. —¿Qué tipo de movimientos?

—Está comprando acciones y recursos en áreas clave de manera encubierta, está usando intermediarios para no llamar la atención. Parece que está planeando algo grande, pero no he podido descubrir qué exactamente.

Matthew asimiló la información mientras leía los documentos. Había gráficos, mapas y listas de propiedades recientemente adquiridas. Todo parecía meticulosamente planeado y al mismo tiempo nada parecía tener sentido.

—¿Qué más ha estado haciendo Yaeby? ¿Alguna otra novedad importante?

Taerae, sin apartar la vista de la carretera, frunció el ceño. —No hemos sabido mucho más, pero hay algo raro que me ha llamado la atención. Tu padre ha comenzado a actuar extraño últimamente. Decidió hacer un negocio con una empresa especializada en fármacos.

Matthew levantó la vista, sorprendido. —¿Fármacos? Eso es extraño, mi familia dejó de hacer fármacos hace años, nos hemos estado concentrando exclusivamente en inversiones en áreas de tecnología.

Taerae asintió. —Lo sé. Eso es lo que hace que todo esto sea tan sospechoso ¿por qué fármacos? ¿por qué ahora?

Matthew volvió a mirar los documentos, tratando de conectar los puntos. —¿Tienes algún nombre o información sobre esa empresa?

—Sí, está en el último documento del folder. Revisé todo antes de recogerte —respondió Taerae.

Matthew encontró el documento y leyó el nombre de la empresa: 'PharmaMerck Ltd.'. —Nunca he oído hablar de ellos —murmuró—. ¿Hay alguna razón especial por la que mi padre se interese en PharmaMerck?—preguntó con creciente interés sin apartar los ojos de las páginas.

Taerae giró el volante unas cuantas veces mientras maniobraba entre el tráfico. —Bueno, la empresa está en su mejor momento. Mucha gente está interesada en invertir. Revisa el penúltimo documento —dijo, señalando con la cabeza hacia el folder.

Matthew sacó el penúltimo documento y se encontró con una fotografía de un hombre joven. Debajo de la foto, había información detallada sobre él. —Park Gunwook —leyó en voz alta. —Hijo del director de PharmaMerck.

—Sí —respondió Taerae. —Aunque es joven, es un genio. Ha elaborado grandes creaciones en el campo de la farmacología. Su trabajo ha puesto a PharmaMerck en el mapa, y ahora todos quieren un pedazo de ellos.

Matthew estudió la fotografía de Gunwook. El joven tenía una mirada intensa y determinada, con un aire de confianza que irradiaba incluso en la foto. Leyó sus datos y entonces... oh. Es un alfa dominante.

Matthew se interesa en el inmediatamente porque Gunwook es especial, porque es igual a él.

—Entonces, ¿crees que mi padre está interesado en Gunwook y su trabajo?

—Es posible —admitió— Gunwook podría ser la clave para entender por qué tu padre ha decidido volver a los fármacos. Si lo que Gunwook está desarrollando es realmente revolucionario, eso explicaría por qué hay tanto interés.

Matthew asintió lentamente, sintiendo una mezcla de curiosidad y preocupación. —Necesitamos saber más sobre este tipo y lo que está haciendo. Si es tan importante, podría haber más en juego de lo que pensamos.

—Exactamente —respondió—. Yaeby no es la única enemiga potencial aquí. Si Gunwook es tan brillante como dicen, podríamos estar lidiando con algo mucho más grande.

Matthew volvió a mirar la foto de Gunwook, sintiendo una extraña sensación de intriga. —Voy a investigar más sobre él, tal vez podamos encontrar alguna pista que nos ayude a entender mejor la situación.

Taerae asintió. Matthew dejó los documentos en su regazo, sintiendo un nudo formarse en su estómago. ¿Por qué siempre tiene que ser tan complicado? Se recostó en el asiento, su mente trabajando a toda velocidad. La vuelta a Corea estaba resultando ser mucho más complicada de lo que había anticipado.

Mientras el coche avanzaba por las calles iluminadas, Matthew sintió una mezcla de aprehensión y emoción. Estaba de vuelta en el juego, y esta vez, no pensaba perder.

εїз εїз εїз

Desde su llegada, los días de Matthew habían transcurrido en una calma asfixiante. Todo era muy rutinario. Iba a la oficina por la mañana y por la tarde regresaba a una casa vacía donde nadie lo esperaba. La soledad se había vuelto una copañía constante, una presencia que lo envolvía al cruzar la puerta. No estaba acostumbrado a esta quietud.

Inevitablemente, llegó el momento de visitar a su padre. No es que se odien, pero la distancia emocional entre ellos era obvia. Los intentos de conversación eran breves y superficiales, como si ambos temieran profundizar en asuntos más personales.

La relación entre ellos había sido siempre tensa, una mezcla de incomodidad y reproches silenciosos. Sin embargo, se había mantenido estable hasta que finalmente su relación se quebró.

Sentado en el comedor de la amplia casa de su padre, Matthew se sentía extraño. Las paredes decoradas con cuadros caros y los muebles lujosos contrastaban con la frialdad de la relación entre ellos. El sonido de los cubiertos sobre los platos era casi ensordecedor en medio de la conversación vacía que mantenían.

—¿Cómo va el trabajo? —preguntó su padre sin levantar la vista del plato.

—Bien, todo en orden —respondió Matthew, forzando una sonrisa.

—Me alegra oír eso —dijo su padre, con un tono que no reflejaba realmente ningún sentimiento.

El silencio se hizo incómodo, solo interrumpido por el tintineo de los cubiertos. Matthew se concentró en su comida, tratando de evitar cualquier tema delicado. Sin embargo, su padre no tardó en tocar uno.

—¿Por qué no has ido a ver a Hanbin? —preguntó de repente, levantando la vista para mirar a Matthew directamente a los ojos.

Matthew se tensó, el tenedor quedó suspendido a medio camino de su boca. No había esperado esa pregunta, no tan pronto. La mención de Hanbin hizo que un torrente de emociones reprimidas se atascaran en su pecho.

—He estado ocupado —respondió Matthew, intentando mantener la calma en su voz.

—Eso no es excusa —replicó su padre—. Sabes lo importante que es Hanbin para esta familia, deberías ir a verlo al menos por cortesía.

Matthew dejó el tenedor en el plato y tomó un sorbo de agua, buscando una forma de salir de esa conversación sin causar un conflicto. La mención de Hanbin lo hizo recordar todas las veces que había evitado pensar en él, en su complicada relación, en los sentimientos que nunca había llegado a resolver.

—Lo haré cuando tenga tiempo —dijo finalmente, tratando de sonar convincente.

Su padre asintió lentamente, pero Matthew sabía que la conversación no había terminado realmente. La cena continuaba en un silencio incómodo, cada uno perdido en sus propios pensamientos. El ruido metálico de los cubiertos y el susurro del viento en el fondo eran las únicas distracciones en la sala.

—Hay algo más que quería comentarte —dijo su padre de repente.

—¿Qué es? —preguntó, intentando sonar indiferente.

—Vamos a organizar una fiesta en tu nombre, para celebrar tu regreso —anunció su padre, con un tono que pretendía ser alegre, pero que Matthew percibió como forzado.

Matthew sintió una oleada de incredulidad y molestia. Quería protestar, quería gritarle a su padre por siquiera considerar un evento cuando su madre no estaba con ellos. El dolor de su ausencia era aún muy fresco, y la idea de una celebración cuando su madre aún no se había recuperado le parecía una traición.

—¿Una fiesta? —repitió, intentando controlar el temblor en su voz.

—Sí, creo que es importante que la familia y nuestros socios vean que estamos unidos y fuertes, a pesar de todo —respondió su padre, sin notar el conflicto en los ojos de Matthew.

Matthew apretó los labios, queriendo preguntar si su padre se atrevía a hacer un evento tan superficial en un momento como este. Pero en lugar de eso, respiró hondo y se obligó a calmarse. La noticia no le hacía feliz, pero sabía que oponerse solo generaría más tensión entre ellos.

—Está bien —dijo finalmente, con un tono neutral—. Haré lo que sea necesario.

Su padre asintió, satisfecho con la respuesta. Matthew sabía que tendría que enfrentar esa reunión, al igual que tendría que enfrentar a Hanbin y todas las complejidades de su vida familiar. Pero por ahora, solo podía seguir adelante, un paso a la vez, tratando de encontrar su camino.

εїз εїз εїз

El día había llegado. Matthew estaba en su despacho, acomodando su cabello frente al espejo. Sus pensamientos estaban lejos de la fiesta de esa noche, su mente seguía anclada en los recuerdos tranquilos y reconfortantes de Canadá. Vancouver había sido su refugio, su hogar, y ahora se sentía como un extraño en su propio país.

—Realmente no estoy de humor para esto —murmuró, más para sí mismo que para Taerae, quien estaba sentado en una silla cercana, revisando algunos documentos.

Taerae levantó la vista y le dirigió una mirada comprensiva. —Lo sé, Matt. Pero es importante que asistas, esta fiesta es una gran oportunidad para reconectar y mostrar que estás de vuelta.

Matthew bufó, enderezando su corbata con un tirón final. —Es gente que no conozco ni me interesa conocer.

Taerae sonrió ligeramente, levantándose de la silla. —Hay uno que seguramente si, me enteré de que Gunwook de PharmaMerck estará en esa fiesta.

Matthew se detuvo, sorprendido. —¿Park Gunwook? ¿El genio farmacéutico?

Taerae asintió, acercándose. —Sí, él mismo. Podría ser una buena oportunidad para conocerlo en persona y entender mejor lo que está haciendo. Tal vez puedas descubrir por qué tu padre está tan interesado en su empresa.

Matthew suspiró, recogiendo su chaqueta del respaldo de la silla. —Supongo que tienes razón, al menos tendré algo interesante que hacer en esa fiesta.

—Exacto. —Taerae le dio una palmada en el hombro—. Por favor sobrevive esta noche.

Matthew no pudo evitar reir. —Vamos a ver qué pasa, pero si esta noche resulta ser una pérdida de tiempo, te haré pagar por ello.

Taerae se rió, recogiendo sus cosas. —Trato hecho.

Con un último vistazo al espejo, Matthew se enderezó y siguió a Taerae hacia la puerta. La noche prometía ser interesante, y tal vez, solo tal vez, conocer a Gunwook podría ofrecerle las respuestas que buscaba.

La fiesta estaba en pleno apogeo cuando Matthew llegó, el ambiente era un torbellino de luces y risas, y el salón estaba más que lleno. Sonriendo en grande, Matthew recorrió la sala, saludando a innumerables personas con una facilidad que casi parecía natural. Estaba decidido a demostrar que pertenecía allí, a pesar de la incomodidad que sentía en su interior.

—Matthew, querido, ¡bienvenido de vuelta! —exclamó un hombre mayor, estrechándole la mano con entusiasmo.

—Gracias, es bueno estar de vuelta —respondió Matthew, manteniendo su sonrisa intacta.

A medida que avanzaba por el salón, una figura destacaba entre la multitud. Pudo reconocerlo al instante, Gunwook tenía un porte imponente y un aura inigualable, parecía atraer todas las miradas. Incluso en un mar de trajes y vestidos caros, su presencia era inconfundible. Matthew lo observó durante unos momentos hasta que finalmente llegó el momento de las presentaciones. Taerae lo llevó hacia Gunwook y lo presentó con una sonrisa cortés.

Gunwook desvió la mirada hacia Matthew, su expresión era seria y un tanto indiferente. —Un placer conocerte —dijo, extendiendo la mano brevemente antes de volver a su conversación sin mostrar mucho interés.

Matthew sintió una punzada de frustración, pero no dejó que su sonrisa flaqueara. —Igualmente, Gunwook. He oído mucho sobre ti y tu trabajo en PharmaMerck. Es impresionante.

Gunwook asintió ligeramente, sin dejarse llevar por los cumplidos. —Gracias —respondió sin añadir más.

Bueno, mierda. No era así como se imaginaba su primera interacción, no cuando depende de la familia de Matthew que se cierre el negocio entre sus empresas. Taerae intervino rápidamente para aliviar la tensión. —Matthew está muy interesado en los avances recientes en farmacología. Tal vez podrían encontrar algún terreno común para discutir.

Gunwook asintió nuevamente, pero su atención ya estaba en otra parte. Matthew, sin embargo, no estaba dispuesto a rendirse tan fácilmente. La curiosidad sobre este joven alfa era demasiado fuerte, y estaba decidido a descubrir más.

—Espero que podamos tener la oportunidad de conversar más tarde —dijo Matthew, intentando mantener el tono ligero y amigable.

Gunwook simplemente hizo un gesto de asentimiento antes de volver a sumergirse en su conversación. Matthew se apartó, sintiendo una mezcla de desafío y fascinación. Esta fiesta podría no ser tan aburrida después de todo. Se acercaría a Gunwook sin importar cuán distante o indiferente pudiera parecer al principio.

Por un rato volvió a su tarea de ir y venir entre diferentes grupos de personas que pedían su atención. Hubo un brindis, hubo palabras y felicitaciones. También hubo una familia en especifico que Matthew atendío, y la ausencia de alguien lo inquietó. Una copa llevó a otra, y luego a otra más. El alcohol no era suficiente para silenciar la voz en su cabeza que anhelaba la tranquilidad y simplicidad de su vida anterior.

Sus ojos recorrían el salón sin realmente ver, hasta que se fijaron en Gunwook. El joven alfa estaba saliendo a toda prisa del salón, su rostro reflejaba cansancio y algo más, algo que Matthew no pudo identificar del todo.

Impulsado por una mezcla de curiosidad y empatía, Matthew decidió seguirlo. Salió discretamente del salón, ignorando las miradas de los invitados, y se dirigió hacia el estacionamiento. Alcanzó a ver a Gunwook subirse a su auto, y sin pensarlo dos veces, abrió la puerta del copiloto y se sentó a su lado.

Gunwook se sobresaltó al verlo. —¿Quién...? —las palabras se desvanecieron en su boca.

Matthew se acomodó en el asiento y miró a Gunwook con seriedad.

—No me mires así. También necesitaba salir de esa pesadilla. ¿Nos vamos?

εїз εїз εїз

Woah... este capítulo tiene casi tres mil palabras.

No sé si hacer capítulos cortos o largos como estos. ¿Qúe prefieren?

Gracias por leer, agradecería bastente que votaran y comentaran!

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