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✒~Semana 02.

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De: UnitedKingdom @ gmail.com
Para: r.esp @ gmail.com
Asunto: Carta día Lunes.

Querido, España.

El cambio de estación ha comenzado y me han informado de tu ausencia para la reunión de países del continente Europeo.

Según lo que Portugal me contó te encuentras resfriado y en cama, ojalá te mejores pronto. Por cierto, Portugal sonó feliz cuando pregunté por tu estado. Se nota que cuida mucho de su hermanito. Mis hermanos capaces son de meterme en una caja y tirarme al mar, os envidio.

Hoy Rusia y América se han peleado en plena reunión y hemos salido antes, quizás me paso por tu casa en la noche. ¿Esta bien eso?

Espero tu respuesta mientras realizo mis deberes.

Your obedient servant,
UK. Evans.

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De: r.esp @ gmail.com
Para: UnitedKingdom @ gmail.com
Asunto: Respuesta Carta día Lunes.

Putero Uk,
¿Cómo mierda tienes mi correo?

Agradezco no tener un cartero en mi puerta a las 8 de la mañana. Pero, cabrón, ¿De donde sacas mis direcciones? A ver si vas a ser un stalker de esos... No, eh.

El cambio de estación me está matando, apenas puedo respirar sin hacer ruidos de que me estoy esnifando medio kilo de coca, por lo que no me veras pronto en la sede, sorry baby.

Lo de Portugal ya lo sé, el mismo me llamó, ilusionado de que "tuviera amigos". Oh, dios, no le hagas caso. Tiene complejo de hermano mayor, se preocupa por todos de esa forma. (Añado: Es solo un par de segundos mayor que yo, que se joda.) Y entiendo a tus hermanos, yo también haría lo mismo contigo.

Me alegro que salgáis antes, pero nada de venir a mi casa, tengo cosas que hacer aquí dentro. (Mentira. Me da pereza recoger).

Espero que tus tareas sean para largo.

Tu fiel enfermo,
E. Cortés.

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↪UK.

No puedo negar como me alegro aquel correo tras unas horas. Quizás fue simplemente por hablar con alguien, si aquello cuenta como hablar... Quizás solo necesitaba saber cómo estaba, o quizás le daba demasiada importancia a aquel chico que había llamado mi atención durante años...

Él está bien... No necesitaba que fuera a su casa nada más terminar el trabajo, es más me lo prohibió. Pero tampoco lo dijo de forma explicita así que...

Ahí estaba, frente aquella casa de aspecto latino, apunto de llamar a la puerta, llevaba mi chaqueta a un lado y la camisa remangada. Estaba oscureciendo y empezaba a hacer frío, por lo que no le di mucho que pensar y llamé a la puerta.

Tras un pesado "Voy" donde la "o" se alargaba de mas, algunos pasos y el sonido del pestillo y la puerta abriéndose, España se mostro ante mi. Llevaba una sudadera, unos pantalones de deporte y zapatillas de andar por casa, tenía su pelo recogido en un moño mal hecho y su rostro enrojecido, sobre todo la nariz y la comisura de los ojos.

— Te dije que no vinieras... — Reprochó, aunque luego, contradiciendo sus palabras, se hizo a un lado. — Anda pasa.

— No te vendrá mal algo de compañía. — Anuncié, caminando al interior del hogar del español.

Su casa estaba, al contrario de lo que decía su correo, totalmente ordenada. Es más juraba por el olor a legía o algún otro producto de limpieza que acababa de limpiar. Caminó por mi lado y fue a la cocina, no recibí ninguna orden, pero le seguí igualmente. Al llegar, noté que estaba terminando de guardar algunos platos que posiblemente hubiera acabado de secar, siguió con su tarea.

— ¿Vives solo? — Pregunté, buscando algún tipo de conversación. — Tu casa es más grande de lo que pensaba.

— Vivo solo. — Repitió en forma afirmativa. — Siguen estando la habitación de mis hijos. Sus cuartos siempre estarán aquí por si algún día necesitan volver. — Explicó.

— ¿Algún día? 

— Ya sabes. Un lugar seguro, donde olvidarse que son países, descansar, si la cosa se pone difícil... — Hizo una pausa, haciendo un ruidito al espirar de "snif". — Ellos tienen la llave de la casa aunque ya no vivan aquí, pueden venir cuando quieran.

— Entonces deben pasarse mucho por aquí. — No hubo respuesta, solo siguió guardando los platos en un silencio que, tras casi 2 minutos los cuales yo sentí como 3 horas, entendí que no era el caso. — ¿Y Portugal? — Cambié de tema.

— Sí, bueno, se suele pasar. Pero él tiene su vida. — Terminó con su tarea, agarró un trapo y limpió sus manos. — ¿Quieres algo de beber? Estoy haciendo café, puedo ponerte té o... no sé... ¿bebes algo más aparte de té o los ingleses sois alérgicos al agua? — Soltó una pequeña risa, sacando dos tazas de otro armario.

— Con café me sirve... — Hablé en un tono calmado pero con cierta gracia por su comentario. Vale, me gusta el té. Pero no vivo a base de té. — A ti solo te he visto beber café y vino.

— Porque es lo único que bebo, que se jodan mis riñones.

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Tras un par de bromas más ambos estábamos en la mesa del salón con dos tazas de té. Pude notar mejor la decoración de su casa. Era un tono clásico y acogedor. No digo que yo tenga una casa moderna, es más, vivo con muebles que sí podrían considerarse clásicos, más viejos que todos ustedes. Pero la de España era un equilibro justo. Si tuviera que describir su casa en pocas palabras resumiría todo en "Aquí vive una familia". Por los muebles y por las fotos que tenía de sus hijos, de él y Portugal, sus primos...

Mis pensamientos fueron interrumpidos por una tos de parte ajena.

— ¿Estás bien? — Pregunté, dejando la tasa en la mesita sobre un plato.

— S-sí sí... — Contestó, relajando un poco su tos y dándole un último sorbo al café. — El resfriado, debería tomarme un paracetamol o algo.

Fue a levantarse, pero me adelanté.

—  Voy  yo, quédate aquí. —  No le di tiempo a respuesta, sin más, fui al baño que quedaba al final de un corto pasillo.

Pocas veces había ido a casa de España, la mayoría por asuntos de ONU o alguna fiesta organizada entre el continente, por lo que sabía donde quedaban las habitaciones más comunes de la primera planta. Tampoco soy un cotilla.

Entré al pequeño cuarto, dejando la puerta abierta. Tuve que abrir un par de armarios antes de encontrar donde guardaba los medicamentos. Habían muchas cajas, la mayoría vacías.

— Tsk... ¡Deberías tirar lo que ya no usas! —  Le avisé, el me contestó algo, pero no logré entenderlo del todo.

Saqué una caja de cartón alargada y abierta con toques azules, le di la vuelta en busca de saber si era el paracetamol o no. Negativo. Escitalopram, sea lo que sea, no es paracetamol. Lo guardé de vuelta y saqué otra caja. Paracetamol, este sí.

Agarré una pastilla y guardé todo, volviendo al salón y dándosela al español quien ya tenía un vaso de agua en sus manos, se la tomó sin mucho misterio y volvimos a la conversación.

— ¿Qué haces mientras todos estamos en las reuniones? — Pregunté, viéndole con esa curiosidad.

—   Lo mismo que ustedes... pero en casa. — Simplificó.

— Sabes... —  Empecé a hablar. —  Siempre me pregunté porque eres el único que no viene a las reuniones... 

—  No soy el único. —  Corrigió. —  Muchos países han tomado esa baja.

 — España. Soy miembro permanente por algo. Las "bajas" que otros países se han tomado no han durado tanto tiempo como la tuya. — Expliqué, él evitaba mirarme. — Llevas desde 1980 sin pisar las reuniones generales. Si hay algo que te incomoda podemos- — Fui interrumpido

— ¡¿Y tú como sabes eso?! — Gritó, dejando el vaso a un lado. —  ¡Oye! ¡Ni puta idea de porque  hayas venido o si alguien te ha mandado! ¡Pero ya hablé de esto con OMS, no pienso pisar ese puto sitio a no ser que sea estrictamente necesario! ¡Hago mi trabajo desde casa como muchos! — Se levantó del sofá, agarrando el vaso de vuelta. — Si has venido solo para preguntarme porque tengo el "privilegio" de no ir a las reuniones pues fácil: Porque no me sale de la polla. Ahora, fuera de mi casa.

 Se fue hacía la cocina. No hablamos más, escuché ruido en esta, seguro estaba esperando a que me levantara y me  saliera de la casa, y yo no iba a negárselo tras el enfado que recibió de golpe.

Otros le hubieran llamado egoísta o exagerado, le hubieran gritado o se hubieran quejado de eso, pero mientras cruzaba el marco de madera prensé en sus palabras, en que muchas veces no somos quien controla sus emociones, no somos quien eligen reaccionar de una forma más pasiva o más agresivas. Hay palabras que nos activan, hay situaciones que nos empujan a cierta reacción como quien ve ese botón rojo y desea pulsarlo por instinto. No somos quienes para culpar a los demás de reacciones que ni ellos saben el porque tienen.

Entré a mi coche y cerré la puerta, estaba al final de la misma calle donde se situaba aquella casa, aquella casa donde residía España.

Será mejor que le deje descansar de momento, las cartas son suficiente, no puedo forzarle a más.

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↪España.

Era de noche, estaba terminando de rellenar algunos documentos del trabajo. Una de mis piernas estaba apoyada en mi silla y otra en una caja bajo el escritorio. Tuve que escribir muchas veces una frase hasta que recordé de que trataba, agradezco al corrector de los documentos que me gritan cuando mi dislexia me hace fallar en palabras. Corregí una palabra subrayada en rojito cuando me di cuenta de un sonido, unos golpes. ¿Por qué habían golpes?

No eran de la puerta, y menos alguna obra, tardé un poco en reaccionar hasta que noté la vibración en mi pierna lo cual me hizo detener esas pequeñas patadas a la caja.

— Quieta. — Ordené a mi propia extremidad, poniendo mi mano en mi mulso y bufando.

Ese tic me volvería loco algún día. Sentí el escalofrío recorrer mis dedos, me senté bien en la silla. ¿Cuánto tiempo llevaba con aquel tic?

Entré el documento al correo de ONU. Asunto: Trabajo día Jueves-X. No más mensajes, solo adjuntar el archivo y enviar. ¿Por qué tendría que explicarle más? Él espera mi trabajo, yo le he mandado el trabajo. Tarde. Pero lo hice.

Me tiré en la cama, me había estado agobiando toda la mañana y la tarde con una tarea que hice en un par de minutos. Estuve en la cama procrastinando algo que solo era rellenar unos huecos. ¿Por qué? No lo sé.

Honestamente, dejé de saber sobre todo esto hace años, de porque hago las cosas, solo dejo que ocurran y no. 

Quiero hablar con alguien.

Miré la hora. ¿Por qué miro la hora? Entré al correo desde mi móvil y le di a redactar. Que se joda. ¿No quería que le mandara cartas? Ahora descubrirá lo pesado que puede ser un español cuando le pides que te hable.

De: r.esp @ gmail.com
Para: UnitedKingdom @ gmail.com
Asunto: Duda existencial día Jueves.

Puto quien lo lea/Querido Uk,

Es por la noche, y me puse a pensar (Sí, yo pienso, poco y puras idioteces, pero algo es algo). ¿No te pasa que de repente te cuestionas todo lo que te hizo llegar hasta aquí? Empecé a pensar porqué tengo tics en la pierna cuando se supone que debería estar quieto. También hago gestos con la boca o sufro viajes en el tiempo. (OMS lo llama "disociar", mi termino mola más).

Acabo de terminar una tarea que me llevó agobiando todo el día, era rellenar unos datos sobre el tiempo de mi país. No era mucho, pero me agobiaba tenerla que hacer, y más me agobia no hacerla, pero me daba miedo hacerla mal. ¿Entiendes? ¿Te pasa eso o eres demasiado listo para todo esto? Ni me importa. No te molestes en contestar.

ME ACABO DE ACORDAR DE ALGO (mi mente funciona así). Cuando era pequeño solo aprobaba las clases de esgrima y música , el resto me resultaban molestas y aburridas, daba igual lo que fuera. Me aburría tanto que a veces le pedía a Portugal que se hiciera pasar por mi y diera él las clases mientras yo me iba al pueblo o simplemente dormía. Años después Ecuador y Venezuela intentaron hacer lo mismo, pero ya me sabía el truco así que les tocó clases de español doble a cada uno. Un buen ejemplo para mis hijos, ¿ves? 

Yo sé que tú no te saltabas ninguna clase, menos la de cocina. Estoy seguro que eso si suspendías. 

Volviendo a la crisis nocturna: Portugal vino ayer y me comentó que estabas distraído en las reuniones. Más te vale no volverte como yo, que voy a tu casa y te pego una ostia que vaya, te vuelvo sudafricano.

Ya me dio el sueño, llevo durmiendo todo el día, pero la medicación si hace efecto en estas cosas, así que me voy despidiendo. Descansa y todo eso.

No espero tu respuesta.

Tu paranoico sirviente,
E.Cortés.

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«Querido España,

Dejo esta carta en tu puerta, porque los correos son de mi agrado, pero ya te hablé de mi preferencia.

Sé que pasó un día, fui esta mañana antes del trabajo a visitarte, pero se me olvidó que no eres de madrugar, por lo que la dejaré en la entrada y a rezar de que la leas. Espero que hayas podido dormir bien.

En lo personal, no tengo tics, ni me aburrían mis clases. Soy de los que hacen sus deberes y se olvida de ellos. Pero estaré encantando de escuchar todas tus quejas sobre tus impulsos.

Me gustaría que hubieras añadido algo sobre lo sucedido el lunes, pero te perdono por eso. No quiero que hables porque un juez te lo diga, quiero que pase lo que pase sepas que estoy aquí para escucharte.

Recuerda descansar bien, no queremos que empeores el resfriado.

Your early riser servant,
UK. Evans.»

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«Madrugador Uk.

Esta carta te llegará el día Sábado por medio de Portugal, leí tu carta de ayer. Tuve que usar el traductor para saber que era "Early riser". Yo no hablo inglés, pero te puedo escribir en gallego, catalán o euskera. Incluso en las 2 palabras que sé de árabe (aunque son insultos).

Si te preguntas "¿Por qué Portugal?" pues porque te vio en la mañana en mi puerta dejando algo y es doña chismosa. Pero le dije que solo eran papeles por el problema con Gibraltar y se lo creyó (me puse modo hermano intensito, ya sabes, drama intenso).

Me da gracia saber que estáis trabajando un sábado en la mañana. SUFRE. Yo estaré durmiendo cuando tu leas esto. ¿Qué? Privilegios.

Te debo una disculpa por lo del Lunes, tienes razón. Ya tuve muchas personas pensando que me salto las reuniones o tengo un "trato especial". La verdad es que OMS me dio un permiso por algunos temas que hablé con él. No me siento del todo cómodo en la sede. Siento como si todos me vigilaran, como si estuvieran por encima de mi en muchos aspectos. Escucho el mínimo comentario negativo y ya pienso que se refiere a mi...

Estuve los dos primeros años cuando pasé a gobernar este país como Reino sufriendo por todo eso. ¿Sabes lo que es escuchar todo el rato comentarios de gente diciendo "Oh, ¿este no era fascista?" "¿Cómo es que habla con los de Latinoamérica como si nada?" "¿Pero no eras república?"? Al primer año estaba cansado. Al segundo ya te cuestionas mucho quien eres. OMS lo habló conmigo y me dijo que podía pasar un mes trabajando en casa. Ese mes se alargó un par de décadas. No me arrepiento.

No alargo más la carta, pero, ¿sabes? me vino bien contarle esto a alguien aunque sea escrito. Te dejo con tu trabajo.

Pero no me mandes más cartas por la mañana.

Tu fiel sirviente,
E. Cortés»

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2638 palabras.

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