💌: 06
La mesa estaba en un silencio incómodo. Jimin apenas había tocado su desayuno, mirando de reojo a sus padres, quienes comían en silencio, cada uno inmerso en sus propios pensamientos. El ambiente era tenso, como si las palabras no dichas llenaran el espacio.
—Ya me voy. —dijo en voz baja, levantándose de su silla. Su padre fue el único que levantó la mirada, ofreciéndole una sonrisa cansada y un leve asentimiento—. Adiós... —murmuró Jimin, tomando su mochila y saliendo de casa rápidamente, deseando escapar de la atmósfera opresiva.
La caminata hacia la parada de buses se sintió más larga de lo habitual. El frío matutino mordía su piel, pero apenas lo notaba. Sus pensamientos estaban ocupados con los ecos de la discusión de la noche anterior y las palabras de Jungkook, que aún resonaban en su mente. Subió al autobús, eligiendo un asiento junto a la ventana. Mirar el paisaje pasar era una mejor distracción que enfrentar los pensamientos que se arremolinaban en su cabeza.
Cuando llegó a la escuela, el ambiente cambió de inmediato. A lo lejos, divisó a sus amigos esperándolo en la entrada, como siempre. Una cálida sonrisa se formó en sus labios al ver a Taehyung y Seokjin, quienes charlaban animadamente.
—¡Jimin! —gritó Taehyung, agitando la mano con entusiasmo.
Sin pensarlo dos veces, Jimin corrió hacia ellos, envolviendo a ambos en un abrazo apretado. Sentía una oleada de alivio al verlos, como si su presencia pudiera ahuyentar los recuerdos amargos.
—Los extrañé. —murmuró, aferrándose a ellos un poco más de lo normal.
—Nos vimos el viernes, drama queen. —bromeó Seokjin, aunque correspondió el abrazo con la misma calidez.
—Sí, pero aún así… —Jimin sonrió, soltándolos lentamente—. Necesitaba esto.
Taehyung lo miró con curiosidad, notando la ligera sombra en los ojos de su amigo.
—¿Estás bien, Jiminnie? Pareces un poco… apagado.
Jimin dudó por un segundo, pero luego asintió.
—Sí, solo tuve una noche difícil. Pero ya estoy mejor.
—Bueno, si necesitas hablar, ya sabes que estamos aquí. —dijo Seokjin, dándole una palmadita en la espalda—. Ahora vamos, antes de que el maestro Kim nos mate por llegar tarde.
Jimin asintió, agradecido por la distracción. Caminó junto a sus amigos hacia el edificio escolar, sintiendo cómo poco a poco el peso en su pecho se aligeraba. A medida que avanzaba el día, se permitía disfrutar de las clases, las risas compartidas y los momentos simples que hacían que todo pareciera un poco más llevadero.
Durante el almuerzo, se encontraron con Jungkook en la cafetería. Jimin lo observó desde la distancia, notando la sonrisa despreocupada en su rostro mientras hablaba con sus compañeros de equipo. Cuando sus miradas se cruzaron, el capitán de baloncesto le guiñó un ojo, una sonrisa cómplice jugando en sus labios. Jimin no pudo evitar sonreír de vuelta, sintiendo una calidez que no había esperado.
—¿Qué miras? —preguntó Taehyung, siguiendo la dirección de su mirada.
—Nada, solo a un idiota. —respondió, aunque el rubor en sus mejillas lo delató.
Seokjin levantó una ceja, pero no dijo nada. Solo sonrió y continuó comiendo, dejando que Jimin tuviera su momento, pero Taehyung no pudo contenerse y, con una sonrisa traviesa, se inclinó hacia él.
—¿Qué pasa, Jiminnie? ¿Te acabas de sonrojar por el "idiota"? —bromeó, dándole un suave codazo.
Jimin suspiró, tratando de no prestar demasiada atención al comentario de Taehyung, pero el rubor en sus mejillas se intensificó. Seokjin, que observaba la interacción, negó con la cabeza, sonriendo. A veces sentía que estaba rodeado de dos niños pequeños, aunque apreciaba el espíritu liviano que Taehyung siempre traía a la mesa.
—Déjalo en paz, Tae. —intervino Seokjin, aunque la sonrisa en sus labios indicaba que también encontraba la situación divertida.
—¡Pero es que no puedo! —respondió, fingiendo indignación—. Es demasiado gracioso ver a nuestro pequeño Jimminie sonrojarse así.
Y es que ver a Jimin con las mejillas coloradas era cosa de todos los días, simplemente no podía evitarlo.
Jimin rodó los ojos y decidió concentrarse en su comida, aunque el calor en su rostro no disminuía. Justo cuando estaba a punto de contraatacar con una respuesta sarcástica, el grupo de jugadores de baloncesto se acercó a su mesa. Jungkook iba a la cabeza, con su característica sonrisa despreocupada.
—¿A qué se debe su interrupción donde no los llamaron? —preguntó Taehyung, alzando una ceja con exageración dramática, lo que provocó que Seokjin le diera un leve golpe en la rodilla debajo de la mesa.
—No seas tan dramático. —murmuró, echando una rápida mirada de reojo a cierto moreno que le sonreía. Ahora él era el sonrojado.
Jungkook no se inmutó por la broma de Taehyung y, con un tono relajado, respondió:
—No vine a interrumpir. En realidad, quería hablar con Park.
Las palabras hicieron que el grupo quedara en silencio por un momento, todos los ojos se posaron en Jimin, quien se sorprendió por la declaración directa. Intentando parecer calmado, levantó la mirada hacia Jungkook.
—¿Conmigo? —preguntó, intentando ocultar la sorpresa en su voz. Como si no se hubieran visto anoche.
—Sí. —dijo con una sonrisa—. ¿Podemos hablar un momento?
Jimin asintió lentamente, dejando su bandeja a un lado mientras se levantaba. Sentía las miradas curiosas de sus amigos mientras seguía a Jungkook hacia la salida de la cafetería.
—¿A dónde vamos? —preguntó cuando estuvieron fuera del bullicio del comedor.
—Al teatro de la escuela. —respondió Jungkook—. Somos los protagonistas del show de talentos, ¿recuerdas?
Jimin soltó una pequeña, asintiendo. Caminaron en silencio hasta llegar al teatro, un lugar que a esa hora estaba casi desierto. Jungkook abrió la puerta y entraron, la penumbra del lugar les ofrecía una especie de refugio.
—Así que… —comenzó Jimin, sentándose en uno de los asientos del auditorio—. ¿Qué ideas tienes?
Jungkook se apoyó en el borde del escenario, mirando a Jimin con una expresión seria, pero amable.
—Primero, quiero asegurarme de que aún quieres hacer esto. —dijo—. Sé que has estado pasando por cosas, y no quiero presionarte si no te sientes bien. Puedo hablar con el director y…
—Gracias, Jungkook. —respondió, con una pequeña sonrisa—. Sí quiero hacerlo.
Jungkook sonrió, aliviado por la respuesta.
—Me alegra escucharlo. —dijo—. Entonces… Estaba pensando en algo tranquilo, la verdad no pienso hacer el ridículo frente al escenario.
Jimin soltó una carcajada. Era de esperarse la respuesta de Jungkook.
—Pues… ¿qué sabes hacer?
—Ser guapo. —Dijo en un tono coqueto, el rubio solo rodó los ojos. Jungkook lo pensó unos segundos—. Bueno… sé tocar el piano y la guitarra.
Jimin se quedó en silencio por un momento, procesando lo que Jungkook acababa de decir. Sus ojos se abrieron de par en par, asombrado por lo que acababa de escuchar.
—¿En serio? —preguntó, sin poder evitar la sorpresa en su voz. Estaba tan acostumbrado a ver a Jungkook como el capitán confiado y un poco bromista del equipo, que no había imaginado que tuviera ese tipo de habilidades artísticas—. ¿Sabes tocar el piano y la guitarra? ¡Eso es impresionante!
Jungkook se encogió de hombros, una sonrisa tranquila en su rostro.
—Bueno, no soy un experto, pero sí sé lo básico. —dijo, su tono relajado como siempre—. Y la guitarra la toco más cuando estoy solo, es una forma de relajarme.
Jimin no podía dejar de mirarlo con asombro. Tenía tantas facetas que nunca había conocido, y algo en su interior empezó a sentir una chispa de admiración.
—¿Por qué te asombras tanto? ¿Quieres que te de un concierto gratis?
—Cállate tonto. Aunque eso suena genial. —respondió Jimin, dejando escapar una sonrisa—. ¿Sabes? Hay una canción que me encanta. Siempre me ha gustado mucho, sobre todo porque tiene algo… mágico, algo que me conecta con la música de una forma muy personal.
Jungkook frunció el ceño, interesado.
—¿Qué canción es? —preguntó, dándose cuenta de lo serio que se había puesto Jimin al hablar.
Jimin se inclinó hacia adelante, como si quisiera compartir un pequeño secreto.
—Se llama Starlight. Es una canción tranquila, hermosa… y tiene una letra tan profunda. Me gustaría cantarla algún día, pero… no sé si soy lo suficientemente bueno para hacerlo.
Jungkook, al escuchar esas palabras, se quedó pensativo por un momento. La manera en que Jimin había hablado sobre la canción le hizo sentir que había algo especial detrás de su elección.
—Starlight... —murmuró Jungkook, como si estuviera repitiendo el nombre de la canción para grabarlo en su memoria—. Suena como una canción que realmente podría resonar contigo. Si te gusta tanto, tal vez podamos hacerla parte de nuestra actuación.
Jimin levantó la mirada hacia Jungkook, sorprendido por su propuesta. Pensó que solo iba a bromear, pero la seriedad con la que lo miraba lo hizo reconsiderar su duda.
—¿De verdad? —preguntó, un tanto incrédulo.
Jungkook asintió, con una sonrisa genuina.
—Claro. Si esa canción tiene tanto significado para ti, me encantaría acompañarte en el piano. —dijo con una confianza que hizo que Jimin se sintiera más seguro—. Después de todo, el piano le da un toque especial a cualquier canción.
Era una canción tan personal, tan cargada de emociones, que la idea de compartirla con un público, incluso si solo era para el show de talentos, le hacía sentir un nudo en el estómago.
—Nunca pensé que haríamos una actuación tan… emotiva. —dijo Jimin, con una leve risa nerviosa—. Pero la idea me gusta.
—Entonces, tomatito, manos a la obra. Es hora de volver a clases. —Jungkook se levantó de un salto y caminó hacia la salida del teatro.
—¿C-Cómo me llamaste? —Jimin lo siguió, sintiendo sus mejillas calientes.
Jungkook se detuvo de golpe, haciendo que el rubio se estampara contra su pecho. Jungkook lo miró unos segundos antes de soltar una pequeña risa.
—Justo ahora, estás como uno.
. . • ☆ . ° .• °:. *₊
—¿Entonces cantarás? —Taehyung dijo emocionado. Jimin asintió.
La tarde había caído suavemente sobre la ciudad, y el grupo de amigos se encontraba en la pequeña heladería cercana a la parada de buses. El aire fresco de la tarde se mezclaba con el aroma dulce de los conos de helado, mientras SeokJin, completamente absorto en su teléfono, no podía evitar sonreír ante lo que veía en su pantalla.
Jimin hizo una seña a Taehyung, pidiéndole que lo mirara. Los dos compartieron una mirada cómplice antes de estallar en carcajadas.
—¡SeokJinnie! —gritó Taehyung, levantando la voz lo suficiente como para interrumpir la burbuja en la que SeokJin se encontraba. El mayor levantó la mirada, algo confundido por el alboroto, pero pronto entendió a qué se referían—. ¿No quieres una servilleta para la baba que estás botando?
SeokJin bloqueó su teléfono rápidamente y volvió a centrar su atención en sus amigos, aunque no pudo evitar sonreír ante la broma de Taehyung.
—¿Parece que tú y Jungkook han limado las asperezas? —dijo cambiando de tema con una leve sonrisa mientras observaba a Jimin. La pregunta fue directa, y el rubio no pudo evitar sentirse un poco avergonzado, aunque se apresuró a dar una respuesta tranquila.
—Somos amigos. —se limitó a decir, encogiéndose de hombros con una sonrisa tímida en sus labios.
Antes de que Taehyung respondiera con una de sus bromas, la campanilla de la puerta sonó, interrumpiendo el momento. El grupo de chicas que acababa de entrar al lugar comenzó a charlar en voz alta, haciendo que Jimin mirara hacia el frente. Al instante, sus ojos se encontraron con los de Nayeon, quien cruzó la mirada con él, rodando los ojos de manera evidente
El corazón de Jimin dio un brinco en su pecho. Aunque ya había pasado un buen tiempo desde la última vez que había hablado con ella -hace meses por una tarea para ser exactos-, no podía evitar sentir una extraña mezcla de emociones cada vez que la veía.
—Parece que le sigue gustando… —le susurró Taehyung a SeokJin, observando a Jimin desde el rabillo del ojo.
—Oigan… —dijo Jimin, mientras volvía a mirar a sus amigos—. Volví a escribir una carta… Y ¿saben qué? No pude expresar lo que realmente sentía. —admitió, su voz un poco más baja.
SeokJin y Taehyung lo miraron con curiosidad, esperando la continuación.
—¿Por qué? —preguntó Tae, inclinándose hacia él con la mirada intrigada.
Jimin dudó por un momento, mirando a la mesa donde Nayeon se encontraba, antes de volver a centrarse en sus amigos. Respiró hondo antes de continuar.
—Porque mientras escribía algo para ella… —dijo, con un leve suspiro— otra persona se coló en mis pensamientos.
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