Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

💌: 05

No se había topado con Jungkook durante los últimos días, ni tampoco le había enviado uno de sus mensajes estúpidos que terminaban con su cordura porque este se encontraba entrenando para el partido oficial de baloncesto. Jimin vio el chat una vez más y apagó su celular, luego miró la nota que tenía sobre su escritorio, le había costado terminar de escribirla, la tomó y la guardó en uno de sus cuadernos.

El fin de semana parecía estar bastante aburrido, tenía que pensar ideas para el show de talentos, aunque eso debería de discutirlo con Jungkook.

—Jungkook… —murmuró su nombre. Abrió los ojos de golpe cuando se dio cuenta que lo había mencionado—. ¿Qué hago pensando en ese idiota?

Justo cuando pensaba en lanzarse a su cama, los pasos de sus padres se filtraron bajo su puerta. Soltó un suspiro, acostumbrado a lo que pasaría. Encendió sus auriculares, dejando que la música inundara sus oídos. Al menos, esta vez no estaba en el centro de la discusión.

—Otra vez. —Murmuró, apoyando su rostro en sus brazos, viendo las sombras de sus padres a través de la puerta mientras una lágrima resbalaba por su mejilla.

Sabía que sus padres no estaban en una buena relación desde hace unos años y no sabía cuál fue el punto de quiebre para que su familia se desmoronara de la noche a la mañana, pero no se atrevía a preguntar. Después de todo, siempre era así, al día siguiente y delante de él era como si nada hubiera pasado. Prefería no verlos en casa y que estuvieran en uno de esos viajes de trabajo.

Los gritos atravesaron la canción que se reproducía a través de sus audífonos.

—¡Solo lárgate! —escuchó decir a su madre. Se quitó los auriculares y se levantó para ir hacia la puerta, entonces lo siguiente que escuchó solo terminó de romperle el corazón.

—¡Maldita sea el día en que te conocí!

Luego el sonido del fuerte azote de la puerta lo hizo sobresaltar. Se quedó con la mano en el pómulo de la puerta, antes de ahogar un sollozo. Su madre se había encerrado en su habitación y su padre había salido de casa.

Mordiendo sus labios con fuerza, se acercó de nuevo a su escritorio, tratando de calmarse. Quería gritar, llorar, cualquier cosa que sacara la presión que sentía en su pecho. Pero en lugar de eso, miró su teléfono, buscando algo o a alguien, sus dedos se detuvieron sobre el teclado, dudando. No había planeado escribirle, ni siquiera sabía por qué había abierto ese chat en particular. Había querido hablar con Taehyung o Seokjin, sus amigos de confianza, pero aquí estaba, a punto de escribirle a Jeon Jungkook.

Respiró hondo, intentando calmar el torbellino de emociones que lo invadía, aunque el dolor no desaparecía. Sentía un nudo en la garganta que parecía no querer irse.

Jimin: ¿Estás despierto?

Pasaron unos segundos antes de que las dos pequeñas marcas azules aparecieran en la pantalla, indicando que Jungkook había leído el mensaje. Su corazón latía con fuerza mientras esperaba una respuesta.

Jungkook: ¿Quién eres? ¿Park Jimin está hablando primero?

Jimin vaciló, sus dedos temblaban sobre el teclado. ¿Cómo explicar lo que sentía sin sonar desesperado o necesitado? No quería que lo viera débil. Pero antes de que pudiera sobrepensarlo, escribió:

Jimin: ¿Puedo llamarte?

El silencio que siguió se sintió eterno. La incertidumbre lo hizo arrepentirse de haber enviado el mensaje. Pero entonces, la respuesta de Jungkook llegó, simple y directa.

Jungkook: Llámame.

Sin pensarlo más, presionó el botón de llamada. El tono de marcado lo hacía temblar, como si cada segundo que pasaba fuera un juicio. ¿Por qué le había escrito? ¿Por qué a él? Pero cuando escuchó la voz de Jungkook, todo ese caos interno se desvaneció, aunque no sabía por qué.

—¿Jimin? —preguntó Jungkook, su voz calmada y curiosa al mismo tiempo al no escuchar la voz de Jimin luego de unos segundos.

—Sí… soy yo. —Dudó por un momento antes de continuar—. Lo siento si te desperté o algo.

—No te preocupes. —La voz de Jungkook sonaba más cálida de lo que esperaba—. ¿Todo bien?

Jimin mordió su labio inferior, luchando contra las lágrimas que amenazaban con caer de nuevo.

—No… No lo sé. —Su voz se quebró ligeramente—. Solo quería hablar con alguien.

—¿Pasó algo, Park? Tu voz… —Jungkook guardó silencio cuando un pequeño sollozo brotó de los labios de Jimin—. Oye…

—L-Lo siento, olvídalo. Fue una mala idea, yo…

—¿Estás en casa?

—Sí…

—Bien. Iré a verte. Dame unos minutos.

La sorpresa era clara, no esperaba que Jungkook se ofreciera a ir, pero la idea de no estar solo era tentadora.

—No tienes que hacerlo —respondió, aunque su voz carecía de convicción.

—Quiero hacerlo. Además, cualquier excusa para salir de casa es buena.

Jimin no pudo evitar sonreír un poco ante el comentario. Había algo en la forma en que Jungkook manejaba las cosas, ligero pero genuino, que lo hacía sentir un poco mejor.

—Está bien.

Jungkook colgó, dejándolo en un silencio que de repente se sintió menos opresivo. Se levantó rápidamente, agarrando su chaqueta y saliendo de su habitación con cuidado de no hacer ruido. La casa estaba en silencio, pero el ambiente aún era tenso, como si las paredes absorbieran la energía de la pelea reciente. Se deslizó por la puerta principal y comenzó a caminar hacia la salida.

Jungkook estaba apoyado contra la verja, sus manos en los bolsillos y una expresión despreocupada en su rostro. Al ver a Jimin acercarse, su sonrisa se amplió ligeramente, pero había una suavidad en sus ojos que sugería que estaba más atento de lo que dejaba ver.

—¿Listo para una caminata nocturna?

Jimin asintió, metiendo las manos en los bolsillos de su chaqueta mientras ambos comenzaban a caminar por la acera. La brisa nocturna era fresca, y el silencio de la noche se rompía sólo por el crujir de las hojas bajo sus pies.

—Gracias por venir. —La voz de Jimin era suave, casi un susurro.

—No hay problema, Park. Puedo estar para ti cuando lo necesites.

Caminaron en silencio por unos minutos más, la presencia de Jungkook ofreciendo una sensación de calma que el rubio no había esperado. Finalmente, rompió el silencio.

—Entonces…, ¿quieres contarme qué pasó? —preguntó con suavidad—. Puedes confiar en mí.

Jimin soltó un suspiro pesado.

—Mis padres… Mmm ellos discuten siempre. Y a veces no puedo evitar ponerme así. —Admitió con sinceridad, su mirada bajando hacia sus manos mientras jugaba con el anillo de su dedo pulgar. Jungkook lo escuchaba atentamente—. No suelo mostrar cómo me siento en la escuela porque no quiero que sientan lástima por mí. Trato de ser positivo la mayor parte del tiempo porque en casa es todo lo contrario. Mi vida no es tan perfecta como intento aparentar, Jungkook... Solo intento ser feliz en las horas que estoy con mis amigos, es el único momento en donde se me olvidan todos mis problemas.

Jungkook se detuvo y se acercó a Jimin, sintiendo la necesidad de expresar lo que había surgido en su corazón. Sin poder contenerse, llevó su mano a los mechones rubios y los acarició suavemente. Jimin lo miró con sorpresa.

—Te admiro. —Dijo Jungkook con voz suave.

—¿Eh?

—Sí, te admiro. No solo por soportar todo lo que pasa en tu casa, sino por tratar de mantener tu sonrisa y no dejarte rendir fácilmente. —Sonrió sincero—. Creo que aún me falta mucho por conocerte, pero esto es suficiente para admirarte.

El rubor invadió las mejillas de Jimin. Era extraño. Jungkook, el chico que normalmente lo volvía loco, ahora lo hacía sentir tranquilo. No esperaba palabras tan reconfortantes y bonitas de su parte. Le dio un golpecito en el pecho.

—¡Esto es raro! —Chilló de repente, riendo—. ¿Jeon Jungkook, dónde está tu frente arrugada y tu cara larga?

Jungkook soltó una risa, continuando su camino.

—No más caras largas para ti, Park.

Jimin no respondió de inmediato, sin embargo, mantuvo su sonrisa y continuaron caminando bajo el cielo estrellado. Llegaron a un pequeño parque vacío, iluminado tenuemente por las farolas. Jungkook se dirigió a un banco de madera y se sentó, dándole una palmadita al espacio junto a él, invitándolo a unirse.

—Ven, siéntate. —dijo con una sonrisa tranquila.

Jimin se dejó caer al lado de Jungkook, soltando un largo suspiro mientras se acomodaba. Permanecieron en silencio por un momento, observando cómo las hojas caían suavemente de los árboles, movidas por la brisa. Jimin sintió el peso de sus emociones acumulándose de nuevo en su pecho, pero no sabía cómo expresarlo. Las palabras parecían insuficientes.

Sin pensarlo demasiado, se inclinó ligeramente hacia Jungkook, apoyando su cabeza en el hombro del otro chico. Fue un gesto suave, casi tímido, pero la calidez que sintió al hacerlo lo hizo cerrar los ojos por un momento, dejando escapar el aliento que había estado conteniendo.

Jungkook no se movió, permitiendo que Jimin encontrara consuelo en ese simple contacto. Después de unos segundos, bajó ligeramente su cabeza, apoyando suavemente su mejilla contra la de Jimin.

—¿Te sientes un poco mejor?

Jimin asintió, aunque no dijo nada. La tranquilidad de la noche y la presencia de Jungkook a su lado eran todo lo que necesitaba en ese momento.

—¿Sabes qué hacemos cuando las cosas están mal en el equipo?

Jimin negó con la cabeza, intrigado.

—Hablamos. —Jungkook sonrió—. Nos reunimos y lo dejamos salir. A veces, solo hablar ayuda más de lo que crees.

Jimin se permitió una sonrisa pequeña.

—Eres más sabio de lo que pensaba, Jeon. Me sorprendes.

—Lo sé. —Jungkook bromeó, guiñándole un ojo—. Solo soy un genio incomprendido.

—¿Por qué estás tan... amable hoy? —Preguntó Jimin, alejándose un poco de él para mirarlo.

Jungkook sonrió, ladeando la cabeza.

—A veces soy amable. No siempre tengo que molestarte, ¿sabes? Además, parecías necesitarlo.

Jimin exhaló un suspiro, sintiendo cómo una parte de su tensión se desvanecía.

—Gracias —murmuró, casi avergonzado.

—No hay problema —respondió Jungkook, dándole un suave golpe en el hombro—. A veces, incluso yo necesito a alguien con quien hablar.

La confesión inesperada hizo que Jimin lo mirara con curiosidad. Nunca lo había visto como alguien que pudiera abrirse de esa manera, pero quizás había más en Jungkook de lo que él imaginaba.

—¿Por qué te molestas tanto en provocarme, uhm? —preguntó, cambiando de tema.

Jungkook soltó una pequeña risa.

—No sé. —Se encogió de hombros—. Tal vez porque me gusta tu reacción. Es divertido verte enojado, además, te pones tan rojo como un tomate.

Jimin frunció el ceño, pero no pudo evitar sonreír un poco.

—Eres un idiota.

—Lo sé. —Le guiñó el ojo—. Es parte de mi encanto.

Ambos rieron suavemente, y por un momento, la tensión de la noche anterior se disipó. No sabía cómo ni por qué, pero algo había cambiado entre ellos, y Jimin no estaba seguro de si eso lo asustaba o lo emocionaba.

—Gracias por venir. —Susurró.

Jungkook sonrió, girando la cabeza para mirarlo.

—Es tarde, deberíamos volver. —dijo suavemente, aunque parecía no querer romper el momento.

—Sí, supongo que tienes razón.

Jungkook se puso de pie y extendió una mano hacia Jimin para ayudarlo a levantarse.

—Vamos, te acompaño hasta tu casa. Luego no quiero cargar con mi consciencia si te pierdes.

Jimin rodó los ojos.

—Tonto.

Caminaron de regreso, esta vez con una conversación más ligera, hablando de cosas cotidianas, de sus compañeros de clase y del próximo partido de baloncesto. Para cuando llegaron a la puerta de la casa de Jimin, ambos se quedaron en la puerta, mirándose sin decir nada.

—Entonces… Buenas noches, Jungkook. —Dijo Jimin, de pronto sintiéndose avergonzado. Sus mejillas se colorearon.

—Buenas noches, Jimin.

Jungkook se despidió con una sonrisa antes de continuar su camino; sin embargo, cuando volvió a mirar hacia atrás, cierto rubio aún lo observaba.

—Oye, Park. ¿No te cansas de ser tan tierno cuando te enojas? —Las mejillas de Jimin volvieron a encender, sobre todo al ver la sonrisa juguetona de Jungkook—. ¿Tampoco te cansas de ser tan lindo cuando te sonrojas?

Jimin abrió los labios para decir algo, pero luego los cerró. Finalmente, entró a casa, escuchando la estúpida risa de Jungkook

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro