Que germine la semilla
Había llegado el día. Tras mucho esperarlo y desearlo, Honoka por fin tendría su primera batalla de gimnasio, y tenía plena confianza en que saldría airosa de aquel reto.
- Teddiursa, hoy ganaremos nuestra primera medalla. ¡Faito dayo!
- ¡Teddiursa!
Casi como una señal de buena suerte, el sol brillaba con fuerza en el cielo.
- Honoka-san, ¿no crees que te estás confiando mucho? Hanayo-san es una líder de gimnasio; no será fácil vencerla. Además, los Pokémon planta pueden ser muy problemáticos en manos de un entrenador experimentado.
- Podremos lidiar con eso.
- ¡Teddiursa!
- Mmm, dudo que Hanayo-san sea una oponente sencilla. Mi onee-chan decía que muchos de sus oponentes se dejaron llevar por su apariencia tranquila al principio y terminaron derrotados con facilidad. Ojalá este no sea el caso.
Mientras las chicas se dirigían al gimnasio, la figura misteriosa salía del centro Pokémon. Se las había arreglado para que Honoka no supiera de su presencia, y ahora se disponía a seguirla.
- Ya casi, ya casi.
(...)
- Bienvenidas. Hanayo-san las está esperando.
- Gracias, Yurika-chan.
Honoka y Alisa fueron guiadas por Yurika al fondo del invernadero, donde la líder de gimnasio aguardaba. Teddiursa, al igual que el día anterior, veía las hortalizas con ojos de hambre, pero el fuerte agarre de su entrenadora impidió que se escapara e hiciera de las suyas.
Hanayo ya se encontraba en el campo de batalla. Se veía tranquila y dispuesta a combatir.
- Sean bienvenidas al gimnasio de ciudad Tasukete -saludó con suavidad mientras hacía una ligera reverencia-. Esperaba su llegada.
- Hola, Hanayo-chan -respondió Honoka-. Estoy lista para combatir.
- Se nota -señaló la castaña soltando una pequeña risita-. Alisa-chan, los espectadores deben ponerse detrás de la valla.
- De acuerdo -dijo la rubia mientras se dirigía al lugar señalado. Ya en su sitio, sacó a Iney de su Pokébola para que viera el combate con ella.
Ambas entrenadoras se pusieron en posición. La pelijengibre mostraba pasión y determinación en su mirada, mientras que la de lentes se mantenía sumamente serena.
- Yurika-chan, explícale las reglas a la retadora.
- Como mande, Hanayo-san. Este es un duelo de gimnasio oficial y válido por una Medalla Tallo. Ambas entrenadoras podrán usar un máximo de dos Pokémon y la batalla terminará cuando los dos Pokémon de alguna de ellas sean incapaces de continuar. No se permiten las sustituciones.
- ¿Quedó todo claro, Honoka-chan?
- Como el agua, Hanayo-chan.
- Muy bien, ahora veamos cómo enfrentarás a mis Pokémon planta. Me agradas y todo, y te agradezco por ayudarme ayer, pero no pienses que será sencillo derrotarme. ¡Este es mi gimnasio y aquí me doy a respetar! ¡Si quieres la medalla, tendrás que ganártela dándome todo lo que tengas!
Honoka no se esperaba que Hanayo tuviera un lado tan entusiasta en su personalidad. Su tranquilo yo contrastaba con lo que estaba viendo: alguien que parecía emocionarse con las batallas y que no pensaba perder bajo ninguna circunstancia.
La comepan terminó tragando saliva por puro nerviosismo.
- ¡Basta de palabras! ¡Hoppip, hora de pelear!
- ¡Hoppip!
«Hoppip, el Pokémon Algodonado. Tipos planta y volador. Su cuerpo es tan ligero que puede ser arrastrado fácilmente por las corrientes de aire, por lo que suelen reunirse en grupos y aferrarse al suelo para evitarlo».
- Conque un Hoppip... ¡Komala, ve!
- Buah.
Desde detrás de la valla, Alisa hacía su propio análisis al respecto.
- Espero que Honoka-san no se confíe, Iney.
- ¿Vul?
- Solo mira a ese Hoppip. Se ve que está bien cuidado.
- ¡Comiencen! -exclamó Yurika.
- Hay que dormir a Hoppip. ¡Komala, Bostezo!
- Buah.
Pequeñas burbujas salieron de la boca de Komala en dirección al Pokémon planta, quien no se movía.
- Eso no servirá. ¡Viento de hada!
- ¡Hop!
Una ráfaga rosada comenzó a soplar en cuanto Hoppip agitó sus hojas. No solo el Bostezo de Komala se desvió, sino que también el viento le dio de lleno, haciéndolo rodar hacia atrás.
- Tendrás que hacer algo más que eso para vencernos, Honoka-chan.
- ¡Rayos, no esperaba eso! No tengo más opción que pasar a la ofensiva. ¡Komala, Golpazo!
A pesar de que el Pokémon normal siempre estaba dormido, parecía seguir al pie de la letra las órdenes de su entrenadora. Se apoyó en su tronco y dio un gran salto antes de volver a ponerlo en posición para intentar golpear a Hoppip.
- ¡Esta vez no fallaremos!
- ¡Hoppip, Guardia algodón!
El Pokémon planta comenzó a brillar ligeramente con un color blanco, para que después varias motas de algodón aparecieran y lo rodearan, aumentando su defensa y amortiguando el golpe.
Cuando las bolas de algodón desaparecieron, se pudo apreciar que Hoppip apenas había sentido el impacto.
- ¡Hoppip!
- ¡No puede ser!
- ¡Sa!
- ¡Honoka-san, haz que Komala se aleje!
- ¡Llegó el momento de atacar! ¡Hoppip, usa Acrobacia!
Hoppip, quien hasta entonces no se había movido de su sitio, comenzó a brillar con un tono azul, hizo unas extrañas maniobras en el aire y después tacleó a Komala con fuerza. Todo había sido tan rápido que el Pokémon de Honoka no pudo esquivarlo.
- ¡Sigue usando Acrobacia, Hoppip!
- ¡Hoppip!
Las cargas del Pokémon de Hanayo eran incesantes y sumamente rápidas. Era difícil para el ojo humano seguirlas.
Alisa, desde su lugar, no entendía qué estaba pasando.
- No puedo creer que Hoppip sea tan veloz. Quiero decir, sé que no es precisamente lento, pero...
- ¿Vul?
Fue entonces que la rubia reparó en algo que no había considerado antes.
- ¡AH!
Miró al techo y a las paredes: se le había olvidado que el gimnasio estaba en un invernadero, y el sol era especialmente fuerte ese día.
- ¡Honoka-san, Hoppip está usando su habilidad!
- ¿Su habilidad?
- En efecto -confirmó Hanayo-. Mi Hoppip tiene una habilidad llamada Clorofila, que aumenta su velocidad en climas soleados.
Honoka se hallaba en problemas serios. Si no revertía pronto la situación, la castaña le ganaría sin mayores dificultades.
- Creo que me confié demasiado con ella.
Su brillante sol matinal estaba convirtiéndose en ocaso en un abrir y cerrar de ojos.
- ¿Qué haré ahora? -pensó la pelijengibre con preocupación.
(...)
- Por fin llegué.
La figura misteriosa había llegado al gimnasio Tasukete. Entró y comenzó a caminar por el invernadero, esperando encontrar el campo de batalla.
- Me dijeron que este era un gimnasio, pero todo lo que veo son plantas. No hay nada similar a un...
Un ruido a la distancia le sirvió como guía. Mientras más caminaba, más claros se hacían los sonidos.
- Ya estoy cerca. Seguramente está...
- ¡Hoppip, Bala semilla!
Una ráfaga de semillas salió disparada de la boca de Hoppip, las cuales golpeaban con fuerza al pobre Komala, quien había estado soportando bastante castigo.
- ¡Komala!
- Honoka-chan, si quieres puedes retirarte -dijo Hanayo-. No quiero lastimar a tu Pokémon más de lo necesario.
La figura misteriosa veía la escena desde un lugar apartado. Ninguna de las chicas presentes había notado que ella estaba allí, y tampoco sus Pokémon.
- Komala, ¿puedes seguir? -preguntó la ojiazul con preocupación.
- Bu... ah...
El Pokémon koala se incorporó en sus sueños. Daba la impresión de no querer ceder.
- Continuaremos el combate, Hanayo-chan.
- Entonces no alargaré más esto. ¡Hoppip, usa Acrobacia!
El Pokémon planta se preparó para dar el último golpe. Ya envuelto en su energía azul, se dispuso a terminar la ronda.
- ¡Hop-pip!
En medio de su desespero, Honoka solo atinó a gritar:
- ¡Golpazo!
Casi como un jugador de beisbol, Komala logró golpear con su tronco a Hoppip, y a pesar de que este tenía sus defensas aumentadas, de todas formas recibió un fuerte impacto que lo mandó contra el techo del invernadero.
- ¡Sí!
- ¡Ursa!
- ¡Pix!
- Parece que Honoka-san aprovechó la velocidad de su oponente y la usó contra él.
- ¿Vul?
- Verás, Iney, gracias a Clorofila, la velocidad de Hoppip es mayor de lo usual, así que al recibir ese golpe de Komala mientras cargaba contra él sufrió un mayor daño del que recibiría normalmente, inclusive con su aumento de defensa.
- Vulpix.
- También ayudó el que Komala esperara hasta el último minuto para golpear. En cierta manera, se parece a lo que hizo Hanayo-san al principio del combate.
- ¡Bien hecho, Komala, le diste!
- Debo admitir que no me esperaba eso. En verdad fue impresionante -dijo la castaña con suavidad-. Sin embargo -el tono de su voz comenzó a cambiar-, no creas que has derrotado a Hoppip.
- ¡¿Qué?!
- Hoppip. -Se lo veía golpeado, pero no vencido.
- ¡Rayos!
- Creo que tendré que atacar a distancia. Hoppip, ¿estás listo?
- ¡Hop!
- Excelente. -Le sonrió su entrenadora-. ¡Usa Viento de hada!
La rosada ráfaga comenzaba nuevamente a soplar.
- ¡Esquívalo, Komala!
Como pudo, el Pokémon normal evitó el ataque.
- ¡Rápido, Hoppip, cambia a Bala semilla!
- ¡Rueda y esquívalo!
Ninguna de las semillas logró tocar a Komala, quien evitaba los impactos rodando de un lado a otro.
- ¡Acércate un poco y sigue lanzando Bala semilla!
- ¡Salta y usa Golpazo!
El ataque de Hoppip daba en el tronco de Komala, quien se disponía a golpear.
- ¡Rápido, Guardia algodón!
El Pokémon planta no alcanzó a realizar su movimiento: su oponente logró impactarlo con la fuerza suficiente como para hacer que se estrellara en el suelo antes de que aumentara su defensa otra vez, dejándolo fuera de combate.
- ¡Hoppip, no!
- Hop...
- ¡Hoppip no puede continuar! ¡Komala es el ganador!
- ¡Bien hecho, Komala!
- ¡Ursa!
- Hoppip, regresa -dijo Hanayo regresando a su Pokémon a su Pokébola-. Lo hiciste muy bien. Ahora descansa.
La castaña dio un pequeño suspiro antes de hablarle a su oponente en un tono calmo:
- ¿Sabes, Honoka-chan? Me sorprende la fuerza de tu Komala. Hacía mucho que no derrotaban a Hoppip y él pudo hacerlo a pesar de la Guardia algodón... Los felicito a ambos.
- Gracias, Hanayo-chan, je, je -respondió la ojiazul rascándose la nuca-. A veces yo también me sorprendo.
- ¡Pero la batalla aún continúa y todavía me queda un Pokémon!
Mientras la líder y la retadora conversaban, Alisa se dedicaba a hablar con Iney:
- Komala lo hizo bien contra Hoppip, pero no creo que aguante otra ronda.
- ¿Vul?
- Míralo, Iney: recibió demasiado castigo. Y no me sorprendería que el segundo Pokémon de Hanayo-san sea más peligroso que Hoppip.
- Vulpix.
- Si yo fuera Honoka-san, iría preparando a Teddiursa.
En lo que respecta a la figura desconocida, parecía nerviosa por el combate.
- Tengo que esperar a que termine.
Volviendo a la batalla, la chica de lentes sacó su segunda Pokébola. Por alguna razón, emitía un aura distinta mientras la sujetaba, aunque su personalidad combativa seguía presente.
- ¿Lista para la siguiente ronda, Honoka-chan?
- Estoy más que lista.
- ¡Entonces veamos cómo manejas esto! ¡Chespin, hora de pelear!
- ¡Chespin!
«Chespin, el Pokémon Erizo. Tipo planta. Cuando acumula energía, las suaves púas de su cabeza se vuelven tan duras y afiladas que puede atravesar hasta piedras».
- ¡Honoka-san, no bajes la guardia!
El Chespin de Hanayo se veía fuerte y en buen estado.
- No sé cuánto más podrá aguantar Komala. Intentaré dormirlo y así tal vez tenga una oportunidad.
Si Honoka quería mantener a Komala en el combate, debía arriesgarse.
- ¡Komala, usa Bostezo!
- Bu... ah...
El Pokémon Dormitador realizó su movimiento, pero...
- ¡Defiéndete con Látigo cepa, Chespin!
- ¡Chespin!
Las lianas del Pokémon Erizo reventaron todas las burbujas del ataque Bostezo; la última esperanza de Honoka para ganar con Komala se había esfumado.
- ¡Ahora sujeta a Komala!
Sin darle tiempo a su oponente para escapar, Chespin lo atrapó con sus látigos y lo levantó del suelo, dejándolo expuesto a un nuevo ataque.
- ¡Komala, intenta un Bostezo otra vez!
- ¡Chespin, Misil aguja!
De la cabeza del roedor salió disparada una gran cantidad de púas que impactaron contra el pobre koala, quien no pudo defenderse de ninguna manera.
- ¡Ahora azótalo contra el suelo!
- ¡Chespin!
Así lo hizo el Pokémon planta, dejando a su contrincante fuera de combate.
- ¡Komala!
- ¡Komala no puede continuar! ¡Chespin es el ganador!
- Buen trabajo, Chespin.
- ¡Ches, Chespin!
- Komala, regresa.
- Se veía que esto pasaría. Komala estaba agotado.
- Vulpix.
- No te sientas triste, Iney. Lo hizo muy bien.
- ¡Vulpix!
- Ahora todo depende de Teddiursa.
- Gracias por tu esfuerzo, Komala. Ahora a descansar.
Mientras veía el combate, la figura misteriosa se sentía cada vez más nerviosa. Todavía nadie se había percatado de que estaba ahí, y ese era su plan: esperar oculta hasta el término de todo y de ahí hacer lo que quería hacer.
- Solo una ronda más. Solo una más.
Volviendo a la batalla, nuevamente Honoka y Hanayo intercambiaban palabras:
- Bueno, Honoka-chan, ya viste una muestra del poder de mi Chespin. ¿Qué harás ahora? ¿Cuál será tu siguiente Pokémon?
La pelijengibre cerró los ojos y lanzó un resoplido para darse ánimos.
- El que está justo a mi lado -respondió con determinación-. Teddiursa, vas tú.
- ¡Teddiursa!
El osezno estaba ansioso por combatir y se veía que tenía ganas de vencer a Chespin rápidamente.
- Es mi última oportunidad -pensó la ojiazul antes de exclamar: «¡Teddiursa, usa Arañazo!».
- ¡Ursa!
Teddiursa se lanzó contra Chespin extendiendo las garras, mientras que este no hizo ningún ademán de esquivar el golpe.
- ¡Usa Látigo cepa en el suelo!
- ¡Chespin!
El Pokémon planta saltó impulsándose con sus lianas, quedando justo por encima de Teddiursa, quien solo atinó a mirar hacia arriba.
- ¿Sa?
- ¡Ahora usa Drenadoras!
Chespin escupió una semilla que cayó justo a los pies de Teddiursa, enterrándose en el suelo. Una gruesa enredadera brotó de aquel sitio posteriormente, atrapando al osezno y drenando su energía.
- ¡Ursa! -gritaba de dolor.
- ¡Karatazo, Chespin!
- ¡Chespin!
El Pokémon de Hanayo aprovechó la velocidad de la caída para darle más fuerza a su golpe, dañando seriamente a Teddiursa.
- ¡SA!
- ¡Teddiursa, resiste!
- ¡No!
- ¿Vul?
- Karatazo es un movimiento tipo lucha. Es muy efectivo contra un Pokémon normal como Teddiursa.
- Vulpix...
- Si Honoka-san no hace algo pronto, perderá el combate.
El Karatazo de Chespin no solo lastimó al Pokémon de Honoka, sino que también destruyó la enredadera que las Drenadoras habían creado. Extenuado, Teddiursa cayó al piso; no obstante, se negaba a rendirse.
- Lo siento, Honoka-chan, pero voy a terminar esto. ¡Chespin, usa Látigo cepa y sujeta a Teddiursa!
- Probablemente planea hacer lo mismo que hizo con Komala -pensó la comepan-. Debo evitarlo.
Mientras pensaba, las lianas de Chespin estaban a punto de alcanzar a Teddiursa. Honoka, no obstante, alcanzó a notarlo.
- ¡Sujeta esas lianas! -atinó a gritar.
El Pokémon Osito las agarró con fuerza en cuanto las tuvo a su alcance. No conforme con eso, jaló a Chespin hacia él.
- ¡Ches!
- ¡Usa Lengüetazo!
Nada más quedar la cara del Pokémon Erizo a su disposición, Teddiursa procedió a lamerla, causando parálisis.
- ¡Eso es!
- ¡Ches...! ¡Pin...! ¡Ches...!
- ¡Chespin, no te rindas!
- ¡Vul!
- No hay que cantar victoria, Iney. Aunque hayan paralizado a Chespin, este todavía puede atacar. Honoka-san no puede bajar la guardia aún.
Daba la impresión, eso sí, que la de Faitodayo tenía una nueva chance de ganar.
- Eres muy afortunada, Honoka-chan -mencionó alegremente Hanayo-. Pudiste paralizar a mi Pokémon con un solo Lengüetazo. Pero no olvides que en una batalla de gimnasio se necesita más que suerte para ganar... ¡y eso te lo demostraré! -exclamó recuperando su ánimo combativo-. ¡Chespin, Misil aguja!
- ¡Chespin!
Una lluvia de púas comenzó a caer sobre el campo. Eso sí, a pesar de las heridas y apelando más a su propio orgullo que a cualquier otra cosa, Teddiursa lograba esquivarlas; no iba a ceder así como así.
- ¡Teddiursa, usa Arañazo!
- ¡Ursa!
Las garras del osezno lograron impactar en el roedor, quien trastabilló un poco, pero se mantuvo en pie.
- ¡Sigue con los Arañazos!
- ¡Teddi-ursa!
Los rasguños continuaron. Chespin resistía como podía, pero las zarpas de Teddiursa hacían su trabajo. No obstante eso, el Pokémon planta no cedía ante los embates de su rival.
- ¡Drenadoras!
- ¡Esquívalas, Teddiursa!
Chespin lanzó más semillas que la primera vez, llenando el campo con enredaderas. Una de ellas terminó atrapando al osezno, quien comenzó a sentir nuevamente su energía drenada.
- ¡SA!
- ¡Misil aguja!
- ¡Ches...!
Los efectos de la parálisis empezaron a manifestarse: Chespin no pudo lanzar sus espinas contra Teddiursa, abriendo una ventana de posibilidades para Honoka.
- Tengo que hacerlo rápido o perderemos. ¡Teddiursa, corta esa enredadera con tus garras!
- ¡Sa!
- ¡Un último esfuerzo, pequeño!
Desde su sitio, la figura misteriosa apretaba los puños.
- No dejaré que ganes, Honoka-chan. ¡Chespin, usa Karatazo!
Usando sus lianas para impulsarse, el Pokémon Erizo se lanzó contra Teddiursa para darle un Karatazo. Lo que nadie se esperaba, eso sí, fue que el osezno intentaría hacer algo similar.
- Teddi...
A pesar de estar atrapado por la enredadera, Teddiursa levantó uno de sus brazos sobre su cabeza, esperando a que Chespin estuviese lo suficientemente cerca para hacer su movimiento.
- ... ¡Ursa!
- ¡Chespin!
- ¡Vul!
- ¡Ese también fue un Karatazo!
Fue Karatazo contra Karatazo. Ambos fueron tan fuertes que hicieron que los dos Pokémon cayeran al suelo. Pudieron levantarse a pesar de eso, pero el cansancio se notaba en ambos, manifestado por sus jadeos.
- Sa... Sa... Sa...
- Ches... pin... Ches... pin...
- Teddiursa tiene mucho amor propio -pensó Hanayo mientras esbozaba una pequeña sonrisa-. No hay duda: Honoka-chan será una gran entrenadora algún día.
- Nunca pensé que Hanayo-chan sería tan fuerte. Ahora entiendo por qué tantos retadores pierden con ella. Pero aun así no dejaré de luchar.
Quien hiciera un movimiento equivocado le entregaría la victoria a su oponente, pero era el momento de arriesgarse. Ambas lo sabían: el combate no duraría mucho más.
- ¡Teddiursa, Karatazo!
- ¡Chespin, Misil aguja!
El osezno cargó contra el roedor a pesar de las espinas que este le lanzaba. Recibió unos cuantos impactos, pero muchas de las púas fueron desviadas por sus brazos.
- ¡Rápido, cambia a Látigo cepa!
- ¡Ches...! ¡Pin!
Nuevamente la parálisis hacía de las suyas, y en un pésimo momento además.
- ¡Ursa!
Chespin recibió el Karatazo de lleno.
- ¡Termínalo con un Arañazo, Teddiursa!
- ¡Teddi-ursa!
Las garras del Pokémon normal hicieron lo suyo. El combate había terminado.
- Ches...
- ¡Chespin no puede continuar! ¡Teddiursa es el ganador! ¡La victoria es para Honoka, la retadora!
La pelijengibre todavía no se lo creía. Había ganado su primera batalla de gimnasio frente a una dura oponente.
- Ganamos... Ganamos... ¡Ganamos! ¡Sí, ganamos! ¡Teddiursa, lo hicimos, ganamos!
- Teddi... ursa... -dijo su Pokémon cayéndose de cansado.
- ¡Teddiursa!
La ojiazul fue corriendo a donde se encontraba el osezno para ver su estado. En cuanto a Hanayo, solo suspiró y sonrió un poco.
- No hay nada que hacer. Ganó justamente.
Después regresó a su Pokémon a su Pokébola.
- Chespin, no tienes nada de qué arrepentirte. Te mereces un buen descanso.
- ¡Lo hizo, Iney! ¡Honoka-san ganó!
- ¡Vul, Vulpix!
- ¿Honoka-chan?
La aludida miró a Hanayo, quien volvió a ser la dulce chica de antes de la batalla.
- Tus Pokémon tienen algo especial. No todos son capaces de aguantar tanto daño y responder de la manera en que lo hicieron. Creo que con el tiempo podrás lograr cosas mayores.
- Gracias, Hanayo-chan. Realmente hicimos nuestro mejor esfuerzo. ¿Cierto, Teddiursa?
- Teddi... ursa...
- Y ahora, como reconocimiento a tu victoria, te entrego esto, la Medalla Tallo.
- Muchas gracias... ¡Sí, tengo la Medalla Tallo! ¡Mira, Alisa-chan, mi primera medalla!
- Felicidades, Honoka-san -dijo la rubia mientras se acercaba a su compañera de viaje.
En medio de los festejos, se escuchó una nueva voz, una que la pelijengibre no esperaba oír:
- ¡Onee-chan...!
Honoka quedó paralizada.
- ¡¿Eh?! ¿Habré escuchado mal? Se supone que se quedó en casa.
- ¡Onee-chan, soy yo!
Yukiho se abría paso corriendo a toda velocidad. Había estado viendo la batalla casi desde el inicio y sufría en silencio esperando una victoria de su hermana. Cuando la tuvo a su alcance, la abrazó con fuerza y comenzó a sollozar.
- Yukiho... - dijo Honoka, todavía sin poder creerlo.
- ¡Onee-chan, te extrañé mucho!
- Honoka-san, ¿quién es ella?
La castaña menor entonces reparó en la rubia cargando al Vulpix. Un ligero sonrojo se manifestó en su cara.
- Qué linda es.
- Alisa-chan, ella es Yukiho, mi hermana menor. Yukiho, ella es Alisa-chan, mi compañera de viaje.
- Mucho gusto, Yukiho-chan.
- Sí-sí..., lo-lo mismo digo -respondió esta con un evidente nerviosismo.
- Pero dime, Yukiho, ¿qué estás haciendo aquí?
- ¡¿Eh?! Bueno..., yo... Prefiero decírtelo más tarde.
- Pero quiero saber ahora.
- Honoka-san, cálmate un poco. Después puedes conversar con ella. Además, tus Pokémon necesitan atención.
- Sa...
- Tienes razón. Hanayo-chan, gracias por todo -dijo haciendo una reverencia a la líder de gimnasio-. Espero ser digna de la medalla.
- No hay de qué, Honoka-chan. ¿Y ahora a qué ciudad irás?
- Bueno, realmente no lo sé. ¿Dónde está el gimnasio más cercano?
- ... En ciudad Nyanya.
- Entonces ese será nuestro próximo destino. ¡Gimnasio Nyanya, prepárate! -exclamó con ímpetu, a lo que Hanayo respondió con una pequeña risita.
- Antes de que te vayas, ¿podrías hacerme un favor?
- Sí, claro. ¿De qué se trata?
- Pues... verás...
La de lentes se estaba poniendo roja y se le notaba tímida.
- ¿Has oído eso de regalarle un Pokémon a tu mejor amigo o a esa persona especial?
- Sí, ¿por qué?
- Pues... porque... así obtuve a Chespin.
- ¿En serio? ¿Quién te lo dio?
- ... La líder del gimnasio Nyanya.
Honoka, Alisa y Yukiho abrieron la boca por la sorpresa que les provocó escuchar eso.
- Y yo... quiero devolverle el favor.
Hanayo le pidió a Yurika que trajera una Pokébola, la cual le enseñó a Honoka.
- Sé que tal vez me estoy aprovechando de ti por pedirte esto, pero por favor, ¿podrías entregarle este Pokémon? Quiero mostrarle cuán fuertes son mis sentimientos por ella.
La comepan ni siquiera lo pensó.
- Cuenta conmigo.
- Muchas gracias, Honoka-chan, y buena suerte en tu viaje. Lo mismo para ustedes, chicas.
(...)
- Sí, hija. Después de que te fuiste, Yukiho se desanimó mucho y su rendimiento en la tienda no fue el mismo. Incluso un par de noches la escuché llorar.
- ¡Silencio, mamá!
- ¿Quién pensaría que no aguantaría una semana sin ti?
Honoka hablaba por videoteléfono con su madre desde el centro Pokémon de ciudad Tasukete mientras sus Pokémon eran atendidos. Estaba convencida de que su hermana la extrañaría tras irse a su viaje, pero nunca esperó oír lo que le decían.
- Entonces por eso la dejaste hacer su propio viaje.
- Sí, ella estaba muy ansiosa por encontrarte y anhelaba viajar contigo, aunque jamás me imaginé que pudiera atravesar el bosque sin tener Pokémon.
- Espera, Yukiho... ¡¿estás viajando sin Pokémon?!
- La profesora Minami no tenía ninguno disponible. Tuve que arreglármelas para llegar hasta acá sola -respondió un tanto avergonzada.
- Bueno, hija, ya tendrán mucho de qué conversar. Ahora debo hacer cosas en la tienda. Felicidades por tu medalla. Hablamos luego, cuídate.
- Adiós, mamá.
Tras colgar, Honoka miró a Yukiho, quien había bajado un poco la mirada.
- Onee-chan, sin ti la casa se sentía muy vacía. Sé que siempre estoy regañándote por tus tonterías, pero la verdad es que extrañaba tenerte cerca haciéndolas... Yo... yo... yo... ¿yo puedo acompañarte en tu viaje? -preguntó al borde de las lágrimas.
Un par de brazos rodeándola fueron la señal que necesitaba, aunque las palabras que siguieron a ese gesto lo dejaban más que claro.
- ¿Cómo podría decirle que no a mi hermanita?
- ¡Onee-chan!
Yukiho lloraba de emoción mientras correspondía al abrazo. Finalmente volvía estar con su amada hermana mayor.
- ¡Onee-chan, te quiero mucho!
- Yo también te quiero mucho, Yukiho -respondió Honoka con unas cuantas lágrimas en sus ojos. Tras eso, besó la cabeza de su hermana.
Alisa, por su parte, también se veía emocionada.
- En eso se parece mucho a mi onee-chan.
- ¿Vulpix?
- Tranquila, Iney, estoy bien -respondió secándose un poco los ojos.
Tras separarse de su hermana, Yukiho miró a la rubia. No podía evitar ponerse nerviosa: le parecía demasiado linda. Aun así, trató de mantener la compostura.
- Espero que la tonta de mi onee-chan no te haya causado problemas, Alisa-chan.
- No, ninguno.
- ¡Oye, se suponía que me extrañabas! -exclamó Honoka haciendo un puchero.
- Eso no quita que seas una tonta, onee-chan.
Honoka sonrió. No podía mentirse a sí misma: también la echaba de menos.
- Cuando Teddiursa y Komala estén bien, nos iremos a ciudad Nyanya.
- Espero obtener mi primer Pokémon en el camino.
- Y yo que podamos llegar pronto con Umi-san.
Yukiho no pudo evitar sentirse incómoda por el tono que usó Alisa al mencionar a Umi.
Ya con la Medalla Tallo en su poder y con su hermana uniéndose al grupo, la motivación de Honoka se hacía cada vez mayor. Ahora un nuevo destino aparecía en el horizonte, y eso significaba estar un paso más cerca del esperado reencuentro.
- Kotori-chan, Umi-chan, esperen por mí.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro