Por los dulces sueños de éxito
Honoka y Alisa se dirigían al primer gimnasio de la región Otonokizaka. Para la pelijengibre, el tener una compañera de viaje la había puesto de tan buen humor que no pudo evitar cantar una alegre canción. Teddiursa, en sus brazos, hacía los coros... o algo por el estilo.
- Honoka-san, ¿por qué tan feliz?
- ¿Eh? -dijo la aludida dejando de cantar de golpe-. Bueno..., solo estoy feliz de tener a alguien con quien hablar aparte de Teddiursa. Además, cada paso que damos nos lleva más cerca de Kotori-chan y Umi-chan.
- Umi-san...
Alisa había entrado en una ensoñación: de verdad ansiaba conocer a Umi.
- Ya quiero llegar al primer gimnasio. ¡De seguro Teddiursa y yo vamos a ganar!
- ¡Teddiursa!
- Eh, Honoka-san -dijo Alisa volviendo a la realidad-, sabes que estamos hablando de un gimnasio Pokémon, ¿no? Teddiursa puede ser fuerte, pero por lo menos necesitarás un Pokémon más para tener una oportunidad.
La información dio de lleno en el ánimo de la mayor, que se quebró como vidrio.
- Cada gimnasio tiene sus propias reglas acerca de cuántos Pokémon se usan por combate. Por ejemplo, mi onee-chan siempre hace batallas de cuatro contra cuatro: le gusta llevar al límite a sus oponentes.
- ¿Y... sabes de cuánto es la batalla en el primer gimnasio?
- Tengo entendido que es dos contra dos.
- ¿Y sabes también de qué tipo es ese gimnasio?
... Sí sé, pero...
- ¿Pero?
- Mi onee-chan siempre me ha dicho que es una falta de respeto revelar esa información a los retadores. Cree que ellos deben adaptarse a lo que venga.
- Tu hermana suena dura -comentó Honoka con cierto temor.
- Solamente en batalla y con la gente que no es de su agrado. Conmigo es muy dulce... y también con su novia.
- ¡¿Novia?!
- ¡¿Ursa?!
- Sí, la líder del gimnasio Washiwashi. Ella viaja con frecuencia a nuestra ciudad para pasar tiempo con mi onee-chan. También conversa mucho conmigo. Me agrada.
- Kotori-chan, creo que no eres la única líder de gimnasio enamorada, je, je.
- Y la otra que suele ir mucho es la líder del gimnasio Niconii, aunque ella y onee-chan tienen ciertos conflictos por...
Alisa se detuvo de golpe; su cara daba a entender que estaba a punto de decir algo embarazoso.
- ¿Por? -preguntó Honoka con interés.
- Mejor olvida lo que dije -respondió la rubia tratando de desviar el tema-. Como sea, necesitas un nuevo Pokémon para la batalla de gimnasio, y ya que tenemos que atravesar un bosque antes de llegar a la ciudad, podría ser la oportunidad perfecta.
- Me gusta cómo suena eso. Teddiursa, comienza la Operación Captura de Pokémon. ¿Cuento contigo? -dijo la comepan tratando de sonar como un general de ejército.
- ¡Teddiursa! -respondió el osezno afirmativamente.
(...)
«Caterpie. El Pokémon Gusano. Tipo bicho. Sus patas con ventosas le permiten escalar prácticamente cualquier superficie. Ahuyenta a sus enemigos con el hedor que despide por las antenas».
- Intentaré atraparlo. ¡Teddiursa, usa Arañazo!
- ¡Teddiursa! ¡Sa!
El osezno se lanzó contra el Pokémon bicho con sus afiladas garras. Este, no obstante, esquivó el ataque y utilizó su Disparo de seda para inmovilizar a su oponente antes de escapar escalando un árbol cercano.
- Sa.
- Teddiursa, ¿estás bien? -preguntó Honoka mientras se acercaba a su Pokémon para quitarle los hilos que se le habían pegado al cuerpo.
- Sa -respondió afirmativamente.
- No te preocupes, hay más Pokémon de donde ese vino. Ya atraparemos a uno. ¡Faito dayo!
- ¡Teddiursa!
- ¡Honoka-san, mira! -señaló Alisa-. ¡Ahí hay otro!
- No conozco a ese Pokémon. Veamos qué dice la Pokédex.
«Grubbin, el Pokémon Larva. Tipo bicho. Arranca la corteza de los árboles con sus duras mandíbulas para beber su savia. Vive bajo tierra».
- Teddiursa, ¿qué me dices?
- ¡Teddiursa!
- Bien, ¡entonces usa Arañazo!
- ¡Teddi-ursa!
- ¡Grub!
Al igual que Caterpie, Grubbin utilizó Disparo de seda contra el osezno.
- ¡Corta esos hilos!
Las garras de Teddiursa hicieron pedazos los hilos del Pokémon Larva, quien procedió a atacar de forma más dura.
- ¡Grub-bin!
- ¡Sa!
El Pokémon de Honoka recibió una poderosa Mordida. Antes de que su oponente pudiera recuperarse, Grubbin utilizó Chispa, electrocutándolo y dejándolo sin respuesta.
- ¡Ursa! ¡Sa!
- ¡Teddiursa, no!
- Grubbin.
Grubbin usó sus mandíbulas para escapar bajo tierra.
- ¡Teddiursa, Teddiursa, dime algo!
- Teddi... ursa.
- ¡No, Teddiursa!
- Tranquila, Honoka-san, estará bien. Solo necesita descansar un rato.
- ¿Segura?
- Sí, se ve que las lesiones no son serias.
Alisa lo sabía por experiencia propia; el daño que recibió Teddiursa no estaba ni cerca de asemejarse al que sufrió Iney días antes.
Casi como otra señal para que hicieran una pausa, el estómago de Honoka comenzó a gruñir.
- Tengo hambre. No hemos comido nada desde el desayuno.
- Entonces busquemos un lugar tranquilo para almorzar.
- Teddiursa, te apuesto a que después de una buena comida estarás como nuevo -le dijo Honoka a su Pokémon.
- Sa.
(...)
Las dos chicas almorzaban tranquilamente en un claro del bosque. Cerca de ellas, Teddiursa e Iney también disfrutaban de su comida.
- No sabía que fueras tan buena cocinera, Honoka-san.
- Mi familia tiene un local de dulces y comida Pokémon. Aprendí unas cuantas cosas. ¿Chicos, está bueno?
- Teddiursa, Teddiursa.
- Vulpix.
- Me alegra que les guste, je, je.
- ¡Ursa!
- ¿Eh? ¿Quieres más?
- Sa, Sa.
- Muy bien, te daré otra ración.
Honoka tomó el plato de Teddiursa y se dispuso a servirle más comida. Mientras lo hacía, algo duro cayó desde la copa de un árbol justo sobre su cabeza, causando que se desmayara en frente de todos.
- ¡Ursa!
- ¡Pix!
- ¡Honoka-san!
- No, Umi-chan, déjame dormir un poco más. Kotori-chan, convéncela por mí -decía la pelijengibre medio aturdida.
- ¡Honoka-san, Honoka-san, ¿estás bien?!
- ¡Ursa! -exclamó el osezno mientras se acercaba.
- Mamá, por favor dame más pan.
- ¡Honoka-san!
El grito desesperado de Alisa la devolvió a la realidad.
- ¡Ay, mi cabeza! ¡Me duele mucho!
- ¡Teddiursa!
El osezno miraba con furia al causante del golpe a su entrenadora: un pequeño Pokémon con aspecto de koala que dormía plácidamente abrazado a un tronco. A pesar de que todavía no estaba recuperado al cien por ciento, Teddiursa parecía dispuesto a luchar.
- ¡Teddi-ursa!
Extendiendo las garras, el Pokémon Osito se lanzó contra su objetivo, quien no dio señales de moverse de su sitio.
- ¡Sa!
- Buah.
Unas delicadas burbujas salieron de la boca del extraño Pokémon, reventándose nada más hacer contacto con Teddiursa. No pasó mucho para que este empezara a sentir los efectos.
- Sa... Teddi... ursa...
Teddiursa se quedó dormido. Entre tanto, el koala giraba sobre su tronco y rodaba en el lugar.
- Buah.
- ¿Qué me golpeó? -preguntó Honoka mientras se agarraba la cabeza.
Alisa, quien hasta ese momento estaba concentrada solo en la mayor, cambió su foco de atención ante la pregunta. Vio dos cosas: a Teddiursa durmiendo como tronco y a otro Pokémon girando sobre uno. Luego se dio cuenta de que Iney también estaba en el cuadro tratando de despertar al osezno.
- Creo que fue él.
Todavía sujetándose la cabeza, la comepan decidió consultar su Pokédex.
«Komala, el Pokémon Dormitador. Tipo normal. Debido a su habilidad, Comatoso, Komala siempre está dormido. Carga un tronco desde su nacimiento y se comporta de acuerdo a lo que esté soñando».
- ¡Ay! ¡Ese tronco golpea fuerte!
- Posiblemente usó Bostezo con Teddiursa y por eso se quedó dormido.
Honoka nunca había sido una chica particularmente lista, pero el golpe pareció prenderle la ampolleta: un Pokémon con esa fuerza y que podía poner a dormir a los rivales no aparecía todos los días. La conclusión a la que llegó fue la más lógica:
- Tengo que atraparlo.
- ¿Estás segura, Honoka-san?
- Muy segura. ¡Ay!
Tratando de reincorporarse a pesar del dolor de cabeza, la mayor clavó su mirada en Komala. Sus ojos mostraban determinación y una ligera sonrisa se dibujaba en sus labios.
- Eh, Honoka-san...
- ¿Sí, Alisa-chan?
- ¿Cómo vas a debilitarlo si Teddiursa está dormido?
- Eh... JA, JA, JA, JA, JA.
La pelijengibre solo atinó a sacar la lengua mientras cerraba un ojo: su torpeza nuevamente hacía de las suyas.
- Iney, ¿pudiste despertar a Teddiursa? -preguntó la rubia.
- Vulpix -respondió la aludida mientras movía su cabeza negativamente.
- Honoka-san, si quiere puede usar a Iney para que la ayude.
- Gracias, Alisa-chan, pero no quiero arriesgar a tu Pokémon -dijo Honoka-. ¡Pokébola, ve!
Komala esquivó fácilmente la Pokébola girando sobre su tronco. Tras eso, lanzó un Bostezo contra la entrenadora.
- ¡Honoka-san, cuidado!
El grito de la menor no fue suficiente: la de Faitodayo se unió a Teddiursa en el país de los sueños.
- Buah.
- Komala se fue rodando del lugar.
- ¡Honoka-san! ¡Honoka-san! ¡Despierta!
- ¡Vulpix!
La pelijengibre dormía con una notoria cara de felicidad. Babeaba un poco.
(...)
- ¡Esto es increíble, damas y caballeros! ¡Otonokizaka tiene una nueva campeona! ¡Un gran aplauso para la señorita Honoka!
- ¡Lo logramos, Teddiursa! ¡Ganamos!
- ¡Teddiursa, Teddiursa!
Entrenadora y Pokémon se dieron un fuerte abrazo. No cabían en sí de alegría.
- ¡Honoka-chan!
Una peligris llegó corriendo a donde estaba la ojiazul y se colgó de su cuello. Estaba tan feliz como esta.
- ¡Muchas felicidades, Honoka-chan!
- Gracias, Kotori-chan. Sabía que vendrías a verme.
- Bien hecho, Honoka -dijo una peliazul que se acercó a ellas.
- Gracias, Umi-chan. Estoy feliz de que hayas venido.
- Honoka-chan, hay algo que queremos decirte con Umi-chan.
- ¿Qué cosa?
- ¿Ursa?
- Pues..., verás...
Kotori le mostró su mano izquierda a su amiga. Lucía un anillo de compromiso.
- Kotori-chan, no me digas que...
- Sí, je, je, Umi-chan y yo nos vamos a casar. Queríamos preguntarte si te gustaría ser la madrina de nuestra boda.
El rostro de Honoka se iluminó y una gran sonrisa se dibujó en él. Abrazando a sus dos amigas, dijo sin titubear:
- ¡Sí, sí, claro que sí! ¡Nada me haría más feliz que estar junto a mis mejores amigas en el día más importante de sus vidas!
- ¡Muchas gracias, Honoka-chan!
- Gracias por aceptar, Honoka.
- Teddiursa, tú también estás invitado -dijo Kotori.
- ¡Teddiursa!
- ¡Hija!
- ¡Mamá! ¡Papá!
- ¡Onee-chan!
- ¡Yukiho!
Toda la familia de Honoka se hacía presente para festejar su victoria. Su madre y Yukiho la abrazaban con cariño, mientras que su padre derramaba lágrimas de alegría en silencio.
- Hija, Teddiursa, como reconocimiento a su gran logro, quisimos prepararles algo especial. Yukiho...
- Sí, mamá.
La hermana menor dejó el lugar por un momento y volvió con una enorme carretilla cubierta con una manta. Al destaparla, quedó a la vista una gran variedad de panes. Para Honoka y Teddiursa, aquello fue casi como tener el más valioso de los tesoros del mundo frente a sus ojos.
- ¿To-to-to-to-todo para nosotros?
- ¿Sa?
- Por supuesto, hija.
La ojiazul y su Pokémon se abalanzaron sobre los panes y los empezaron a devorar con avidez.
- ¡Debifiofo! -declaró Honoka-. ¿Qué ofifab, Tebbiufa?
- ¡Tebbiufa!
- Me alegro de que les guste -dijo la madre de la chica.
- ¿Honoka-san?
- ¡Oh, Alisa-chan, también viniste!
- Tengo algo importante que decirte.
- ¿Qué cosa?
- ... Por favor, despierta...
- ¿Eh?
(...)
- ¡Honoka-san, por favor, despierta!
- ¡Vulpix, Pix!
- ¡Sa! ¡Sa!
Teddiursa ya había logrado despertar y se había unido a Alisa y a Iney en su intento por sacar a su atolondrada entrenadora de su fantasía onírica.
- No, no. Tengo que asistir a la boda de Kotori-chan y Umi-chan y seguir comiendo mi pan -decía en sueños.
- ¡Komala se escapó!
Casi como un despertador o una Umi furiosa, la revelación de Alisa hizo que Honoka se levantara del suelo rápidamente. Echó un vistazo a los alrededores, pero se dio cuenta de que la rubia decía la verdad.
- Creo que tendré que seguir buscando -dijo resignada.
- ¡Teddiursa!
- ¿Qué pasa, Teddiursa?
La mirada del osezno mostraba enojo. No iba a dejar que Komala se librara del castigo.
- ¡Ursa! -gritó antes de salir corriendo en dirección a lo profundo del bosque.
- ¡Teddiursa, vuelve acá! -exclamó su entrenadora mientras comenzaba a perseguirlo.
- Iney, ve tras ellos por si acaso -le dijo Alisa a su Pokémon.
- ¡Vulpix!
El Vulpix de la rubia salió en persecución del dúo inquieto.
- Alguien debe quedarse a recoger las cosas -comentó esta en voz alta para sí misma.
(...)
Varios minutos transcurrieron antes de volver a encontrarse con Komala. Tras su huida, el Pokémon Dormitador se había dedicado a continuar con su eterna siesta apoyado en el tronco de un árbol. Así lo encontró Teddiursa, quien en ese momento lo miraba con rabia mientras su sangre hervía; se sentía humillado por perder con un oponente que se limitaba a dormir.
- Teddi... ursa..., nece... sito... aire...
Honoka había estado corriendo tras el osito durante un buen rato, pero su pobre condición física le pasó la cuenta. Por su parte, Iney, que había partido después, se mostraba más entera, a pesar de que no estaba totalmente recuperada de la paliza que recibió días antes.
- Teddiursa -le dijo el osezno en un tono amenazante a Komala mientras extendía las garras.
- Buah.
- ¡Ursa!
Al igual que la primera vez, el osito se lanzó contra el koala dispuesto a usar el ataque Arañazo contra él, y al igual que esa vez, Komala usó Bostezo para intentar frenar a su adversario.
Sin embargo, las cosas fueron un poco diferentes en esta ocasión.
- ¡Vul-pix!
Iney intervino en la batalla usando Polvo de nieve para impedir que el Bostezo afectara a Teddiursa. En un combate real, una acción así habría sido ilegal, pero las circunstancias eran distintas en ese momento.
- ¡Sa!
Las garras de Teddiursa lograron impactar en Komala, quien rodó un poco tras recibir el impacto.
Honoka, ya más recuperada, veía la escena.
- Buah.
- ¡Sa!
Teddiursa había recibido un Golpazo. No cabía duda: Komala podía hacer daño si se lo proponía.
- ¡Teddiursa, aguanta!
El Pokémon Osito no estaba dispuesto a dejar que le ganaran. Se lanzó sobre su rival y comenzó a rasguñarlo con rabia, aunque desde afuera, parecía más una pelea de niños.
- ¡Ya, ya, Teddiursa! ¡No es para tanto!
Honoka apartó a su Pokémon de Komala. A pesar de los golpes, el Pokémon Dormitador seguía durmiendo plácidamente. Los rasguños habían sido varios, pero nada demasiado severo.
- ¡Sa, Ursa, Sa!
- Sé que estás molesto, pero tampoco es para tratar así al pobre Komala.
Teddiursa se agitaba frenéticamente en los brazos de su entrenadora intentando zafarse. Quería seguir con el castigo.
- Aun cuando me golpeó fuerte hace rato, no estoy enojada con él.
- ¿Ursa? -preguntó sorprendido el osezno.
- Fue un accidente. No hay razón para desquitarse con él de esa manera.
- Sa...
Teddiursa se calmó. Se veía que sentía algo de vergüenza.
- Sé que querías protegerme. En verdad te lo agradezco, pequeño -dijo la ojiazul mirando a su Pokémon a los ojos.
- ¡Teddiursa! -exclamó el osezno extendiendo los brazos.
- ¡Yo también te quiero mucho!
La chica abrazó con fuerza a su Pokémon. Tenía una enorme sonrisa en su rostro.
- ¡Vulpix!
- ¿Eh? ¿Qué pasa, Iney?
Honoka sintió cómo algo golpeaba moderadamente su pierna. Una Pokébola cayó de su cintura sobre ese algo. No cabía duda: se trataba de Komala.
Nada más hacer contacto con el Pokémon, la Pokébola se abrió encerrándolo. Tres veces se agitó antes de finalmente detener su movimiento. Sin pretenderlo, la pelijengibre había capturado a su primer Pokémon.
- Lo hice... Lo hice... Capturé a Komala -decía sin convencerse-. ¿Pero cómo?
La forma en la que se dieron las cosas fue tan extraña que incluso la misma Honoka estaba confundida. Por lo mismo, decidió preguntarle a la Pokémon de su compañera de viaje qué había sucedido.
- Iney, ¿viste lo que pasó?
- ¡Vulpix! -respondió afirmativamente.
La Pokémon de hielo comenzó a rodar por el suelo hasta dar con un árbol. En otras palabras, lo que Iney trataba de decir era que Komala había rodado en sus sueños hasta chocar con la pierna de la comepan. El resto de la historia ya era conocido.
- Bueno... Eh... ¡Sí, tengo un Komala! -gritó de repente tratando de actuar normal-. Prometo cuidar bien de ti -dijo posteriormente mirando a la Pokébola.
A pesar de la rareza de la captura, esta era perfectamente válida. Ya con un nuevo Pokémon en su equipo, Honoka decidió emprender el camino de vuelta para reencontrarse con Alisa. Teddiursa se acunaba en sus brazos.
- ¡En marcha! ¿Vienes, Iney?
- ¡Vulpix!
Los tres comenzaron a caminar de vuelta al claro.
(...)
- ¡Honoka-san!
- ¡Alisa-chan, lo hice! ¡Capturé a Komala!
La menor puso cara de sorpresa.
- ¿En serio?
- Sí, aunque de una forma un tanto rara, je, je, je.
Teddiursa, en los brazos de Honoka, trataba de relajarse. Pretendía llevarse bien con Komala ahora que sabía que serían compañeros de equipo, a pesar de que aún tenía una espina clavada por las circunstancias en las que se vieron envueltos.
- ¡Vulpix!
- Iney, ¿te portaste bien?
- ¡Pix!
La rubia emitió una risita.
- Con Teddiursa y Komala a mi lado no tengo dudas de que obtendré mi primera medalla. ¡Vamos, nos queda poco para llegar! -exclamó la comepan mientras se echaba a correr.
- ¡Honoka-san, espérame!
- ¡Vulpix!
Alisa y su Pokémon salieron en persecución de Honoka.
Era verdad: estaban cerca de la primera ciudad. Si todo salía según lo planeado, la pelijengibre daría un paso más en su objetivo de convertirse en campeona regional; pero más importante aún, daría un paso más para reencontrarse con sus amigas.
- ¡Teddiursa, una medalla nos espera!
- ¡Sa!
(...)
Unas horas después, una figura misteriosa trataba de atravesar el bosque a paso veloz. Se le veía cansada, pero no estaba dispuesta a detenerse.
- Cada vez estoy más cerca. Solo un poco más.
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