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Planeando algo estúpido

Volvemos con Honky y la historia regular.


- ... Y entonces haré que mis Pokémon corran rápido alrededor de los suyos para golpearlos y vencerlos. ¡Sí, eso no puede fallar!

- Onee-chan, ni Teddiursa ni Komala son rápidos. ¿En serio crees que ese plan funcionará?

- Bueno, pues...

- ¡Ursa!

- Sin mencionar que los Pokémon de la líder del gimnasio Nyanya son tipo lucha. Lo más probable es que los venzan antes de que puedas atacar.

- Eh...

- ¿Tienes algún plan de respaldo?

- ¿Dormirlos con el Bostezo de Komala?

- No creo que sea suficiente. ¿Alguna otra cosa?

- ... La verdad..., no.

Yukiho lanzó un suspiro de resignación.

Quedaban unos cuantos kilómetros para, finalmente, atravesar la cuesta que separaba ciudad Tasukete de ciudad Nyanya. Aprovechando un descanso, las chicas planeaban una estrategia para el siguiente gimnasio, pero daba la impresión de que sería una victoria fácil para la líder.

- Honoka-san, quizás deberías atrapar otro Pokémon. Hemos visto unos cuantos por aquí. ¿Por qué no lo intentas? –sugirió Alisa.

Aquello era verdad, aunque el único problema era que la mayoría de los que vivían en el sector eran de tipo roca, débiles contra los Pokémon luchadores del gimnasio Nyanya.

- Igual podría intentarlo. Quiero ganar en ese gimnasio... No, ¡yo voy a ganar en ese gimnasio!

- ¡Teddiursa! –la secundó el osezno.

Determinada tanto a conseguir un nuevo compañero como a triunfar en su próxima batalla, Honoka decidió ponerse en marcha.

- ¡Faito dayo!

(...)

Cinco minutos después

- Vámonos a ciudad Nyanya ahora.

- Onee-chan, no tienes que ponerte así por no haber atrapado a ese Geodude... o a ese Skiddo o a ese Diglett.

- ¡Teddiursa, Teddiursa!

Honoka estaba haciendo un puchero. Si bien en cinco minutos había tenido tres oportunidades de agregar un Pokémon nuevo a su equipo, sus intentos fueron infructuosos: todos se escaparon antes de que Teddiursa pudiera usar un movimiento, así que tanto entrenadora como Pokémon estaban molestos... y lo expresaban de una forma un tanto infantil.

- Lamento que no hayas tenido éxito, Honoka-san –dijo Alisa con mucha sinceridad–. Tal vez lo mejor que podríamos hacer es ir a la ciudad y planear algo con lo que ya tienes.

- ¡Buu, en serio yo quería otro Pokémon!

- ¡Ursa!

- Deja de llorar, onee-chan. Creo que en este momento lo mejor es hacer lo que dijo Alisa-chan. Pongámonos en marcha, tal vez en el camino se nos ocurra algo para tu batalla de gimnasio.

Las chicas comenzaron a caminar por la pedregosa senda. Ya cada vez les faltaba menos para llegar a su destino, lo que en verdad agradecían tras los días a la intemperie.

- Dime, Teddiursa, ¿qué opinas de tener a alguien más en el equipo? –le preguntó la pelijengibre al Pokémon en sus brazos.

- ¡Teddiursa! –El osezno movía las manos con una cara alegre.

- Ya pronto encontraremos a ese Pokémon que se nos una..., pero ojalá lo hubiese conseguido minutos antes –finalizó con un nuevo puchero.

- Onee-chan, ya no sigas haciendo escándalo.

- Eso lo dices porque no tienes ningún Pokémon.

Aquellas palabras fueron un baldazo de agua fría para Yukiho.

- ... Eso sí me dolió.

- Yukiho-chan, ¿estás bien?

Que le recordaran a la castaña el hecho de que no era entrenadora con tanta liviandad le afectaba mucho. Sin ir más lejos, unas cuantas lágrimas comenzaron a salir, por lo que Alisa trató de confortarla.

- ... No tenías que mencionar eso... No tenías... –dijo Yukiho, sollozando.

Por muy desconsiderada que fuera a veces, Honoka no era una persona que lastimara gratuitamente a otros. Mientras sujetaba a Teddiursa con un brazo, abrazó a su hermana con el otro.

- Discúlpame, ¿sí? No quería ser mala contigo.

- ... Te disculpo.

- Gracias, Yukiho. Ahora olvidemos que esto pasó y sigamos nuestro camino. ¡Ciudad Nyanya nos espera!

Mientras Honoka retomaba el rumbo, tarareando como casi siempre y con Teddiursa haciendo los coros, su hermana menor solo atinó a pensar:

- Ojalá onee-chan capture un Pokémon pronto para que no siga actuando tan infantil.

(...)

- ¡Hey, hey, hey START:DASH!

- ¡Sa. Sa, Sa, Ursa!

- Me alegra ver que Honoka-san ya está más animada.

- Así es onee-chan. No suele pasar mucho tiempo enojada o triste. De seguro ya lo has notado.

La pelijengibre había pasado del habitual tarareo a cantar algo, actuando como si nada hubiese pasado hacía un rato.

- ¡Nada puede afectarme ahora!

Lamentablemente para ella, Murphy suele actuar en situaciones como esa. En medio de su grito, cayó algo desde el cielo justo sobre su cabeza, mandándola a comer polvo.

- ¡AUCH!

- ¡Ursa!

- ¡Honoka-san!

- ¡Onee-chan!

Las dos menores se acercaron a la chica en el suelo. Esta se sobaba la nuca, tratando de amainar el dolor.

- ¡Eso dolió mucho!

- Un momento, ya pasamos por algo así antes.

- ¿De qué hablas, Alisa-chan?

- Fue más o menos de la misma forma que conocimos a Komala.

De solo imaginárselo, a Yukiho comenzó a dolerle en la misma zona que a su hermana.

- ¡Auch!

Las chicas ayudaron a la menor a levantarse. Entre tanto, Teddiursa señalaba al culpable de todo con evidente enojo.

- ¡Ursa! ¡Teddiursa, Teddiursa!

- Gli...

El responsable resultó ser un Pokémon con un aspecto mezcla de murciélago y escorpión. También parecía estar sobándose la cabeza o algo así.

- Gli...

- ¡Un momento! –gritó Honoka casi como si se recuperara milagrosamente–. ¡Ese es un Pokémon nuevo para mí! ¡Debo investigarlo!

- Onee-chan, no te agites o te volverá a doler.

- Ya estoy bien, Yukiho. Tengo el aguante de un Golem –aseguró la comepan golpeándose el pecho con una mano–. Ahora a ver qué dice la Pokédex.

«Gligar, el Pokémon Escorpión Volador. Tipos tierra y volador. Planea por el aire sin hacer ruido. Se aferra a sus presas con sus pinzas y sus garras para después inyectarles veneno con su aguijón».

- Tipos tierra y volador... Volador... Los Pokémon del gimnasio son tipo lucha...

Gligar pareció recuperarse también, guiñando un ojo y sacando la lengua.

- Gligar.

- ¡Tengo que atraparlo!

- ¡¿Gli...?!

- Lo mismo pasó con Komala –comentó Alisa con una sonrisa.

- Teddiursa, ¿estás listo?

- ¡Teddiursa!

El Pokémon Osito se puso en posición de combate. Se veía que quería darle una paliza al desafortunado Gligar que estaba sentado en el rocoso suelo.

- ¡Gligar! ¡Gligar!

A diferencia de Teddiursa, el Pokémon de tierra no tenía intenciones de luchar. Usando su cola como un resorte, saltaba en un afán por elevarse y escapar planeando, pero sus intentos eran infructuosos: parecía que le costaba mucho despegarse del suelo, y en un par de ocasiones se cayó de bruces, levantando algo de polvo.

- Un momento, parece que no puede volar –señaló Honoka.

- ¡Ursa! –exclamó su Pokémon, lanzándose contra Gligar de todas formas.

- ¡Teddiursa, no!

Entre los dos Pokémon se produjo una persecución de tinte más bien cómico, con uno escapando a saltos con su cola y el otro tratando de rasguñarlo sin éxito.

- ¡Teddiursa, detente ahora!

Como el osezno no daba señas de querer hacer caso, su entrenadora se lanzó a detenerlo como lo haría un rugbista. El resultado de eso fue terminar cubierta de polvo, rasmillones y rasguños de Teddiursa.

- ¡¿Qué diantres estás haciendo, onee-chan?! ¡Eso es peligroso!

- ¡Honoka-san, cuidado!

- ¡Te tengo!

- ¡Teddiursa, Teddiursa! –protestó el Pokémon mientras trataba de liberarse.

- ¡Tranquilo, pequeño! Ya sabes que no me enojo cuando los Pokémon me hacen daño por accidente. Calma..., calma...

Mientras hablaba, Honoka acariciaba la cabeza del osezno en un intento por sosegarlo. Como no parecía resultar, la chica decidió utilizar otro truco:

- Te daré tus bocadillos favoritos si te calmas.

Teddiursa se detuvo y empezó a actuar como un osito de peluche.

- Ese Pokémon definitivamente piensa con el estómago –señaló Yukiho.

- Por lo menos ya se calmó –comentó Alisa para aligerar el ambiente.

- Qué linda es –pensó la castaña mientras la veía. Nuevamente sintió acelerarse los latidos de su corazón.

- Gligar...

- ¡Cierto! ¡Gligar!

Honoka se enfocó en el Pokémon de tierra, quien seguía intentando escapar.

- Teddiursa, tenemos que atraparlo, pero no te descontroles.

- ¡Ursa!

- Mira quién lo dice –pensó Yukiho.

- ¡Usa Arañazo!

- ¡Sa!

Aunque no podía elevarse, Gligar logró usó uno de sus movimientos para defenderse.

- ¡Gligar!

- ¡Sa! ¡Teddiursa, Teddiursa!

- ¡Honoka-san, Gligar usó Ataque de arena!

Aprovechando que Teddiursa se estaba quitando la arena de los ojos, el Pokémon de tierra escapó brincando sobre su cola.

La captura había fallado.

(...)

- No puedo dejar que Gligar se me escape. Lo necesito para la batalla en el gimnasio Nyanya.

- ¡Ursa, Ursa!

- Onee-chan, nos estamos devolviendo, ¿te has dado cuenta?

- Yukiho, esta es mi única oportunidad para conseguir un Pokémon que tenga ventaja contra los tipo lucha.

Honoka estaba determinada a agregar a Gligar al equipo, arrastrando a sus acompañantes con ella en el proceso. En cuanto a Teddiursa, tenía la misma actitud de cuando tenía problemas con otro Pokémon: molesta y con ganas de dar una paliza.

- Honoka-san, creo que Gligar ya está lejos. Lo mejor será retomar nuestro camino. No estamos lejos de ciudad Nyanya.

- Yo sé que lo puedo encontrar, estoy segura. Solo necesito un poco más de esfuerzo. ¡Faito dayo!

- ¡Teddiursa!

Casi como si lo estuviera llamando, Gligar apareció nuevamente. Estaba en el cielo planeando..., o más bien, tratando de planear. Su estabilidad era pésima y se veía que su destino más probable era el suelo.

- ¡GLIIIII! ¡GLIIII!

- ¿Qué les dije, chicas? Yo sabía que lo volvería a ver. ¡Vamos, Teddiursa, hay que preparar...!

- ¡Honoka-san!

- ¡Onee-chan!

- ¡Ursa!

Déjà vu: Gligar volvió a caer sobre la cabeza de Honoka mandándola al suelo. Ni siquiera un Magnezone era capaz de atraer el metal como la pelijengibre a los Pokémon que caían sobre ella.

- ¡Gli...! –Se sobó la cabeza.

- Alisa-chan, creo que ese Gligar es un torpe.

- ¿Eso crees, Yukiho-chan?

- Solo míralo. Ni siquiera es capaz de planear bien.

En efecto, el Pokémon de tierra mostraba dificultades para mantenerse en el aire. Ahora en el suelo, se encontraba indefenso. No queriendo enfrentar a Teddiursa otra vez, quien tenía cara de buscar venganza, comenzó a rebotar sobre su cola con la intención de elevarse y huir.

- ¡Es nuestra oportunidad, Teddiursa! ¡Arañazo!

- ¡Sa!

El osezno se lanzó con sus garras extendidas contra Gligar. Este, no obstante, logró dar un gran salto para esquivar el impacto. De todas formas, el impulso no fue suficiente como para poder alzar el vuelo nuevamente.

- ¡Teddiursa, espera a que caiga y ataca con Arañazo!

- ¡Ursa!

Al parecer, Gligar escuchó a Honoka. Mientras caía, sus garras se iluminaron de color rojo: si Teddiursa no se quitaba del camino, recibiría un ataque fortalecido por la velocidad del descenso.

- ¡Cuidado, onee-chan!

- ¡Parece que es un Corte furia! –advirtió Alisa–. ¡Honoka-san, no dejes que te golpee!

- ¡Teddiursa, esquívalo!

El Pokémon Osito se movió hacia un lado, por lo que Gligar se estrelló contra el rocoso suelo.

- Gli...

El Pokémon volador se masajeaba las garras en un intento por calmar el dolor. Definitivamente no era su día de suerte.

- ¡Intenta otra vez el Arañazo!

Teddiursa nuevamente se lanzó contra Gligar. Parecía que en esta ocasión sí podría golpearlo.

- ¡Gligar!

Al igual que la vez anterior, el Pokémon Escorpión Volador arrojó arena a la cara de su oponente.

- ¡Sa, Sa! –exclamó este último mientras escupía.

- ¡Gli!

Gligar se impulsó con su cola y saltó a un risco cercano. De inmediato comenzó a escalar por las pétreas paredes hasta perderse de vista.

- No otra vez.

Captura fallida.

(...)

Frustrada, Honoka caminaba en dirección a ciudad Nyanya con Teddiursa en brazos. Atrás los escoltaban sus compañeras de viaje.

- Honoka-san, sé que querías atrapar a Gligar, pero ya pensaremos en algo para que puedas ganar en el gimnasio.

- ¡Ah, en serio creí que está vez podría atraparlo, Alisa-chan!

- De todas formas, no te conviene tenerlo en tu equipo, onee-chan. Ni siquiera es capaz de volar bien. ¿Cómo crees que podría enfrentarse a los Pokémon de un gimnasio? Aunque tenga ventaja de tipo, lo único que te traerá será inconvenientes.

Honoka detuvo su andar de golpe.

- ... ¿Y si lo atraigo con comida?

- ¿Me estabas escuchando? Dije que no valía la pena atrapar a ese Gligar.

- Puedo hacer algo delicioso y aprovechar para capturarlo. Todos aman la comida, sin importar si son personas o Pokémon. ¿Qué opinas, Teddiursa?

- ¡Teddiursa!

Tras eso, se volteó y miró a sus acompañantes con un brillo en los ojos.

- Chicas, creo que sí podré atrapar a ese Gligar después de todo.

- ¡Onee-chan!

- Yukiho-chan...

Alisa tomó la mano de Yukiho para calmarla y funcionó... Demasiado.

- Ella está determinada a hacerlo. Creo que deberíamos apoyarla.

El contacto con la suave piel de la rubia hizo que Yukiho se sonrojara y dejara de protestar. Sumado a eso, aquellos ojos azules la forzaron a agachar la mirada.

- Honoka-san, haz lo que creas conveniente.

- ¡Gracias, Alisa-chan!

Con energías renovadas, la pelijengibre puso manos a la obra.

(...)

- Esto servirá.

Honoka colocó sobre un pedrusco un plato con comida Pokémon preparada especialmente por ella. Luego se escondió tras una roca gigantesca junto con sus compañeras y Teddiursa.

- ¿Estás segura de que esto funcionará, onee-chan?

- No lo sé, pero había que intentarlo.

- ¿Y tienes una estrategia por si Gligar trata de escapar escalando otra vez?

La pelijengibre se quedó de piedra.

- Eh... Pues... Supongo que simplemente tendré que atacar, je, je.

- ¡Onee-chan!

- No es necesario exaltarse, Yukiho-chan. Estoy segura de que todo saldrá bien.

La castaña se calló mientras el nerviosismo que le provocaba la rubia se acrecentaba.

Pasado un rato, una sombra se apreció en el cielo, sobrevolando el lugar. Como era de suponerse, se trataba de Gligar, quien distinguió a la distancia el plato de comida y se lanzó como misil sobre él.

La cabeza de Honoka no se vio involucrada en esta ocasión, pero la escena en sí fue muy similar: Gligar estrellándose y sobándose en la zona del golpe.

- ¡Gli...!

- ¡Ya está en tierra! ¡Vamos, Teddiursa!

- ¡Teddiursa!

La mayor del grupo salió de su escondite junto con su Pokémon y se dispuso a enfrentar a Gligar por tercera vez. Esperaba que, como dice el dicho, fuera la vencida.

- ¡Arañazo!

- ¡Sa!

Teddiursa se lanzó contra Gligar, quien parecía más que dispuesto a arrojarle arena. De hecho, eso fue justamente lo que hizo.

- ¡Esquívalo!

El osezno evitó por poco que la arena le diera en la cara y se preparó para darle un zarpazo al Pokémon de tierra. No contó, eso sí, conque este lo bloquearía con sus garras.

- ¡Mira las garras de Gligar, Honoka-san! ¡Va a usar Corte furia!

- ¡Gli...gar!

- ¡SA!

- ¡No, Teddiursa!

Gligar golpeó a Teddiursa una vez..., dos veces..., tres veces...

- ¡Cada vez que Corte furia acierta, el daño es mayor! ¡Hay que detenerlo antes de que sea tarde! –señaló Alisa.

Honoka debía pensar rápido si quería ganar, pero como pensar no era su fuerte, decidió apelar más a sus instintos.

- ¡Bloquea con Karatazo!

- ¡Ursa!

Las zarpas de Teddiursa detuvieron los embates de Gligar, quien intentó otra estrategia.

- ¡Gli...!

- ¡Su cola!

El Escorpión Volador apuntó con su aguijón a su oponente. Casi de inmediato, decenas de agujas moradas salieron disparadas a corta distancia.

- ¡... gar!

- ¡Saaaaaa!

Teddiursa aguantaba el ataque de Gligar como podía. De todas formas, no había señales de rendición en su cara. Motivado más por su orgullo que por otra cosa, el Pokémon normal se acercó a su rival y le propinó un feroz rasguño que lo hizo retroceder.

- ¡Teddiursa, ¿estás bien?! –preguntó una preocupada Honoka.

- ¡Ursa! –exclamó este de forma afirmativa.

- Bien. Entonces, ¿seguimos?

- Sa.

Yukiho y Alisa veían la escena a lo lejos. De manera discreta, la rubia llevó su mano al interior de su bolso.

Volviendo con el combate, Teddiursa parecía haberlo dado vuelta. Ahora era él el que atacaba con mayor frecuencia, mientras el pobre Gligar recibía el castigo de sus afiladas garras.

- ¡Ursa, Ursa, Teddiursa!

- ¡Gli, Gli, Gli!

Honoka observaba la situación cuidadosamente. Creyendo que había llegado el momento de la verdad, lanzó un suspiro y se dio algo de ánimo.

- ¡Faito dayo! ¡Hora de capturar un nuevo Pokémon!

Tomó una de sus Pokébola y la lanzó contra Gligar.

- ¡Pokébola, ve!

Tras un ligero golpe, el Pokémon de tierra ingresó a la esfera de captura. Esta comenzó a moverse violentamente hasta que, de un momento a otro, se detuvo. Era oficial: Honoka había capturado a su tercer Pokémon.

- ¡Sí, capturé un Gligar!

- Teddi... ursa...

El osezno se desmayó.

- ¿Eh? ¿Teddiursa?

- ¡Rápido, Honoka-san, dale esto! –exclamó Alisa lanzándole una botella a la comepan.

- ¿Qué es?

- Un antídoto –respondió mientras se acercaba junto con Yukiho–. Teddiursa está envenenado por los Picotazos venenosos de Gligar.

- Típico de Teddiursa: luchar sin importarle lo que le pase. Es terco como un Mudbray –comentó la castaña con cierta dureza.

Honoka no perdió tiempo y le aplicó la medicina a su Pokémon.

- Con un poco de descanso, debería estar como nuevo –aseguró Alisa.

- Mejor nos ponemos en marcha otra vez. No nos queda mucho para llegar –indicó Yukiho.

Ya después habría tiempo para celebrar la captura de Gligar.

(...)

- ¡Miren, chicas, ya la veo! ¡Ahí está ciudad Nyanya!

Tras días de dura caminata, finalmente las chicas lograron avistar los edificios de ciudad Nyanya. Para Honoka, la emoción era tanta que su corazón amenazaba con salírsele del pecho; sentía que pronto tendría la medalla del gimnasio entre sus dedos.

- ¿Qué dices, Teddiursa? ¿Obtendremos el triunfo en nuestra próxima batalla?

- ¡Teddiursa, Teddiursa!

- Yo también lo creo. ¡Faito dayo!

La pelijengibre comenzó a correr con su Pokémon en los brazos.

- ¡Onee-chan, no nos dejes atrás! –exclamó Yukiho mientras la perseguía.

- Creo que tendremos un buen momento en la ciudad –se dijo Alisa.

Cosas nuevas se vislumbraban en el horizonte del grupo, con una dura lucha como evento principal.


Como me gustan los juegos de palabras y las dobles lecturas, coloqué esos elementos en el título de este capítulo. No sé si se percataron de ello.

El Gligar de Honoka está basado en el de Ash.

Por último, a medida que vayan saliendo, los Pokémon de la octava generación serán incluidos en esta historia.

Sin nada más que decir, SilentDrago se despide de momento.

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