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Extra: Un asunto de disciplina

En un salón de entrenamiento, vestida con ropas de kendo, Umi, la líder del gimnasio Aroushuuto, practicaba el manejo del bokken. Desde que había asumido el puesto, poco tiempo después de iniciar su viaje, la peliazul se convirtió en una seria amenaza para los retadores, quienes poco podían hacer ante su implacable estilo de combate; y es que ella seguía una filosofía bien definida: debía entrenarse tan duro como sus Pokémon.

Día tras día, Umi realizaba prácticas rigurosas tanto para ella misma como para sus Pokémon. Lo mismo aplicaba para sus discípulas, que comenzaron a llegar poco tiempo después de convertirse en líder. Aun así, nunca les pedía cosas que sabía que no podrían hacer. La peliazul podía ser dura, pero no significaba que no fuera cariñosa. Por lo mismo se había ganado el respeto y la admiración de sus Pokémon y sus alumnas.

Era importante destacar una cosa: no importaba cuánto la quisieran otros; era una persona en particular la que más sentimientos le mostraba..., aunque por la densidad de la ojimarrón, no se percataba de la profundidad de dichos sentimientos.

Kotori era una de sus mejores amigas, líder de gimnasio de la ciudad vecina y alguien a quien veía con bastante frecuencia. Ambas habían dejado Pueblo Faitodayo hacía unos años para empezar su viaje, pero las circunstancias las hicieron tomar un rumbo distinto al que planearon. A pesar de ello, ambas estaban conformes con sus nuevas vidas. Tan cercana era la relación entre ambas que hasta habían hecho el intercambio... Lástima que Umi pensó que el motivo era por lo muy buenas amigas que eran las dos.

No era que la peliazul le tuviera fobia al romance o algo así, aunque se tapaba los ojos cuando veía a personas besándose tildándolas de indecentes; tampoco que Kotori fuera una chica, pues ella siempre estuvo al tanto de sus propias preferencias sexuales; el único problema era que no se daba cuenta de nada. Kotori había hecho hasta lo imposible para que Umi se percatara de que estaba enamorada de ella y nada había sido suficiente. Quizás el motivo fuera el exceso de disciplina, o quizás que la peliazul tenía la visión de un Zubat.

Volviendo con la escena inicial, Umi movía enérgicamente su bokken sin darse pausas. Eso continuó hasta que una chica abrió una de las puertas corredizas del salón y entró caminando con delicadeza.

―Disculpe por interrumpir su entrenamiento, Umi-sama, pero alguien la busca.

―¿Kotori? ―preguntó de manera automática.

―No, no es Kotori-sama. Es otra chica, una que nunca antes había visto.

―Quizás sea una retadora. Iré a recibirla.

Umi guardó su bokken y salió a encontrarse con la misteriosa recién llegada. Cuando llegó a la entrada, se topó con que la muchacha en cuestión era un poco más alta que ella, con los ojos morados y un cabello color cobalto amarrado en una cola de caballo. Era, además, bastante atlética, con un cuerpo que sugería que practicaba algún tipo de deporte.

―¿Usted es Umi-senpai? ―preguntó en cuanto vio a la líder.

―Así es. Bienvenida al gimnasio Aroushuuto.

―Es un placer conocerla ―dijo haciendo una reverencia―. Mi nombre es Kanan. Soy la futura líder del gimnasio Hagu.

―¿Gimnasio Hagu? ―preguntó Umi mientras hacía memoria―. ¡Ah! Es uno de los gimnasios que abrirá en la región Uranohoshi el próximo año.

―Exactamente. Las otras líderes y yo estamos haciendo un viaje por Otonokizaka para pulir nuestras habilidades antes de que nuestras actividades comiencen. Vine aquí por lo mismo; he oído muy buenas referencias sobre usted y quisiera probarme en este gimnasio.

A Umi le gustó la seriedad que vio en la pelicobalto. Además, sentía que debía aportar su grano de arena para que los gimnasios de Uranohoshi fueran lo suficientemente competitivos.

―De acuerdo, acepto el reto. Es extraño para mí el combatir sin que haya una medalla en juego, pero me sentiría mal si no ayudo a una futura colega.

―Me alegra escuchar eso ―dijo Kanan con una sonrisa―. Espero responder a sus expectativas.

Tras acordar el enfrentamiento, Umi le hizo señas a una de sus alumnas, la misma que le avisó de Kanan.

―Suzuko, por favor prepara todo para el combate. No quiero dejar nada al azar.

―Como diga, Umi-sama.

La chica se retiró para cumplir con las órdenes de la peliazul.

―Mientras esperamos a Suzuko, ¿por qué no vamos a la sala de espera? Así puedo preevaluarte como futura líder.

―Como guste.

Si algo caracterizaba al gimnasio Aroushuuto era su aspecto tradicional; por fuera era muy similar a un dojo de artes marciales, mientras que por dentro todas las puertas eran corredizas y los pisos tenían una cubierta de madera. En medio del gimnasio, un enorme estanque ayudaba a otorgarle ese aire de serenidad que tanto le agradaba a la líder. A pesar de ello, todavía existían atisbos de modernidad, como el televisor en la sala de espera, el cual estaban viendo dos de las alumnas de Umi cuando esta y Kanan hicieron ingreso.

―¡Umi-sama! ―exclamaron al unísono.

―Hola, chicas ―las saludó la peliazul.

Los ojos de una de ellas se posaron en Kanan.

―Un momento... ¿no es ella la futura líder del gimnasio Hagu, en Uranohoshi?

―Sí, soy yo.

―¡GENIAL! ―Se veía la felicidad en las dos.

―No es para tanto ―dijo Kanan tratando de apaciguarlas.

―¿Cómo que no? La vimos en una entrevista el otro día. ¡Se veía genial, justo como Umi-sama!

―Chicas, contrólense. ¿No ven que la están incomodando? ―dijo la líder del gimnasio Aroushuuto.

―¿Y por qué está aquí? ¿Vino a luchar contra Umi-sama? ―preguntó una de las alumnas, sin escuchar a su maestra.

―Pues... sí. Quiero probar mis habilidades con ella.

―¡EXCELENTE! ¡YA QUEREMOS VERLAS COMBATIR!

Antes de que Umi las reprendiera por escandalosas, una enérgica rubia comenzó a hablar en la televisión, sorprendiendo sobre todo a Kanan.

―Estoy muy ansiosa por que todo esto empiece. ¡People of Uranohoshi, prometo ser una líder digna de mi cargo y darles battles electrizantes! ¡Shiny!

―¡QUÉ LINDA! ―exclamaron las aprendices de Umi―. Kanan-sama, ¿quién es ella?

―Es Mari, la líder del gimnasio Shainii y... ―Se sonrojó un poco― mi novia.

―¿En serio? ¡Qué romántico!

―¿Usted tiene novia, Umi-senpai? ―le preguntó Kanan a Umi sin previo aviso.

―¿Yo? No, no, no tengo.

―Mari y yo somos amigas de la infancia, así que nos conocemos muy bien. Sé que aquí existe la tradición de intercambiar Pokémon que combinen los tipos favoritos de la pareja, y aunque en Uranohoshi no la tenemos, ella me dio uno ―mencionó emocionada―. Yo quise darle algo a cambio, pero me dijo que así estaba bien.

―Yo también realicé el intercambio con alguien.

―Pero dijo que...

―Fue con una amiga muy querida. Ella también es mi amiga de la infancia y líder de gimnasio.

―Ya veo.

Las aprendices comenzaron a cuchichear a sus espaldas.

―No entiendo cómo no se ha dado cuenta de lo de Kotori-sama. O sea, es demasiado obvia.

―Sí, y lo peor es que harían una pareja perfecta. Ojalá Umi-sama...

―¿Qué tanto están hablando ustedes dos? ―preguntó la peliazul con una voz glacial.

―Eh..., nada..., nada...

―Creo que ustedes dos necesitan un entrenamiento más serio. Han estado muy flojas últimamente.

Las chicas se abrazaron con espanto; sabían que eso significaba sesiones extenuantes que no se detenían hasta que Umi lo dijera.

La puerta corrediza interrumpió cualquier acción posterior.

―Umi-san, ya está todo preparado.

―Gracias, Suzuko. Entonces, Kanan ―se dirigió a la pelicobalto―, creo que llegó el momento.

―Muy bien.

Ambas dejaron la sala de espera. Al ver a su maestra irse, las alumnas suspiraron aliviadas.

―¡Uf!, salvadas por Suzuko-senpai.

―Sí, ahora sigamos viendo la tele.

―Ni crean que me he olvidado de ustedes ―dijo Umi corriendo la puerta y dejándoles un último mensaje que las puso a tiritar.

(...)

―Disculpa a esas dos, Kanan. Se emocionan demasiado con las líderes de gimnasio, sobre todo con las que les causan una buena primera impresión.

―Ya veo.

Las dos chicas caminaban por los estrechos pasillos en dirección a la arena.

―Umi-senpai, ¿puedo hacerle una pregunta?

―Claro.

―¿Qué la motivó a convertirse en líder de gimnasio?

Umi lanzó un suspiro antes de responder.

―Mi familia me lo pidió.

―¿Su familia?

―Sí. Soy originaria de esta ciudad, pero viví gran parte de mi infancia en Pueblo Faitodayo. Mi sueño original era convertirme en entrenadora y viajar por el mundo con mis amigas, pero..., digamos que hubo circunstancias fuera de nuestro control.

Umi pensó en cuánto las había retrasado Honoka. No le guardaba rencor a la pelijengibre, pero sí le dolía no haber empezado antes por su causa.

―Eventualmente, inicié mi viaje con solo una de mis amigas, la misma que ahora es líder de gimnasio. Con ella pasé muchos momentos divertidos, felices... ―Se veía una sonrisa en sus labios―; pero cuando llegamos a la ciudad vecina, ella aceptó una oferta que le hicieron y nos separamos.

Se produjo un breve silencio.

―Yo llegué sola a esta ciudad. En ese entonces, mi abuela era la líder de este gimnasio. Ella buscaba alguien que la sucediera desde hacía un tiempo y terminaron ofreciéndome el cargo. Originalmente, se lo habían ofrecido a mi hermana mayor, pero ella no aceptó e inició su propio viaje; yo era la siguiente opción.

―¿Cómo se sintió al respecto?

―Al principio, con un enorme peso sobre mis hombros. Yo no quería, pero terminaron convenciéndome de hacerlo aunque fuera por un tiempo. No obstante, puse mis condiciones: yo haría las reglas del gimnasio sí o sí y nadie podía cuestionar mis métodos de entrenamiento.

Umi tomó un poco de aire antes de seguir con relato.

―Con el paso de los meses, me fue gustando mi nuevo rol; me permitía evaluar las habilidades de otros entrenadores así como mejorar las mías. Me di cuenta de que podía ser más fuerte de una manera distinta a la que pensaba. Fue así que me convertí en la líder de Aroushuuto de manera oficial.

―Vaya...

―Ahora yo quiero hacerte una pregunta. Considera esto parte de mi análisis sobre ti.

La peliazul se adelantó un poco y se ubicó frente a Kanan.

―Dime, ¿qué clase de líder de gimnasio quieres ser?

La pelicobalto se sorprendió de que le preguntaran algo así. Sin embargo, decidió responder con la mayor honestidad posible:

―Quiero ser una líder que haga bien las cosas, una que pueda ganarse el respeto de sus pares y de los retadores. Por lo mismo, no pienso gastar mi tiempo en tonterías; mi objetivo es convertirme en una líder seria y disciplinada, comprometida al cien por ciento con mi región.

Las palabras y la actitud de Kanan fueron del agrado de Umi.

―¿Sabes? Desde que asumí este cargo, he tenido que tratar con todas mis colegas en algún momento. A veces me gustaría que algunas fueran más serias ―dijo un poco molesta―, pero si hay algo que puedo decir es que todas tenemos una característica en común: compromiso. Todas queremos lo mejor para nuestras ciudades y estamos al tanto de nuestro papel como ejemplo para las nuevas generaciones. Que alguna haga tonterías de vez en cuando..., eso es otra cosa.

―Lo mismo pasa con nosotras. Por ejemplo, mi novia es bastante loca, pero cuando tiene que ponerse seria, lo hace.

―Me alegra escuchar eso.

Retomaron el paso hasta llegar a una puerta corrediza.

―Detrás está la arena de combate. Puedes esperar ahí. Yo mientras tanto iré a buscar a mis Pokémon.

―De acuerdo, senpai.

Umi se puso en marcha, doblando por uno de los largos pasillos del gimnasio. En medio de su andar, pensaba lo siguiente:

Creo que Kanan tiene madera de líder. Me gustan su actitud y su compromiso.

Llegó a un pequeño salón en donde estaban una repisa con Pokébolas y un kimono colgado en la pared. La peliazul tomó este último y, tras quitarse su ropa de entrenamiento, se lo colocó.

Sin embargo, también se necesita ser hábil en combate. Es hora de probar qué tan buena es en ese aspecto.

Tomó tres Pokébolas y corrió la puerta frente a ella. El campo de batalla se mostraba en todo su esplendor; a un costado, estaba Suzuko, lista para cumplir como réferi, y en el otro extremo, justo en su dirección, estaba Kanan.

―Disculpa por hacerte esperar. ¿Comenzamos?


Me costó escribir este extra. El motivo: no tenía nada planeado de antemano (me pasa lo mismo con Rin; hasta para Tsubasa tengo algo listo). Al final, decidí que una de las Aqours apareciera junto con ella. Recuerden, por cierto, que las Aqours no tendrán extras propios, aunque pueden salir en los de las musas o en la historia principal.

A pesar de que no los mencionan, creo que los tipos en los que se especializan Kanan y Mari son bastante obvios.

Yendo ahora con los Pokémon, finalmente conocemos a todos los de octava generación, y ya estoy agregando algunos de ellos a los equipos de las chicas, principalmente de las líderes.

Otra noticia es el futuro anime de Perfect Dream Project. La posibilidad de que las chicas aparezcan y cumplan una labor similar a las Aqours es alta. Ya hasta he considerado tipos en los que podrían especializarse basado en la información que he podido recoger de ellas. Cualquier cosa al respecto, la haré saber.

El siguiente capítulo también será un extra y la persona ya ha sido decidida. Espérenlo con ansia.

Por último, quiero desearles a todos mis lectores un feliz Año Nuevo.

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