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Extra: Atravesando las murallas de hielo

―¡Chicos, hora de comer!

Nozomi, líder del gimnasio Washiwashi, colocaba platos de comida para sus Pokémon. De todas las líderes de gimnasio de la región, era la que más compañeros tenía en su equipo, todos del tipo psíquico, su favorito. Desde pequeña fue aficionada a la astronomía y al tarot, de ahí que su amor por los Pokémon con poderes mentales se hiciera patente.

Sin embargo, en lo que respectaba al amor desde otro punto de vista, hacía un tiempo que su corazón estaba repleto de ese sentimiento. La causante era cierta líder de cabello rubio, dura con sus rivales y amante del tipo hielo.

―¡Alakazam! ―exclamó el Alakazam de Nozomi mientras recibía su ración. Había notado que su entrenadora lucía particularmente feliz.

―Sí, Al-kun, estaba pensando en Elicchi. Me pregunto cómo estará.

El pensar en aquella chica hacía que la pelimorada sonriera y emitiera pequeñas risitas. Su novia podía ser una entrenadora ruda y extremadamente determinada, pero cuando estaba con ella le mostraba un lado tierno que la demás gente, salvo Alisa, desconocía. Nozomi sabía que la fachada de Eli como la Reina de las Nieves era justamente eso, una fachada; la rubia podía ser muy torpe y hasta algo infantil en ocasiones.

―Quisiera verla pronto, pero he estado tan ocupada que no he tenido tiempo. Por suerte te tengo a ti, Al-kun; con tu Teletransportación me facilitas el visitarla cuando no hay nada que hacer.

―Ala, Ala.

―Mi Elicchi... ―dijo con un tono de ensoñación.

De vez en cuando Nozomi recordaba el día en que se conocieron. Había sido en una convención a la que ambas habían sido invitadas, y en ese entonces, lo único de lo que la pelimorada tenía conocimiento era de la mala fama de su colega.

Me pregunto si será tan así. Creo que lo que se dice sobre ella es exagerado. Bueno, ya lo veré por mí misma ―pensó.

Eli llegó al lugar del evento poco después, emitiendo un aura glacial que intimidaba a todo aquel que se le acercara. Sin embargo, al contrario de la mayoría, Nozomi se sintió atraída por la líder del gimnasio Harasho, aunque no de una forma romántica al principio.

―¿Qué tal? ―la saludó la ojiturquesa alegremente―. Soy Nozomi, la líder del gimnasio de ciudad Washiwashi. Es un placer conocerte.

La rubia la miró como si fuera cualquier cosa.

―Soy Eli ―Y se alejó de ahí.

Aunque la relación entre ambas partió con el pie izquierdo, Nozomi parecía más que dispuesta a conocer mejor a la entrenadora de tipo hielo.

La convención con ambas chicas resultó ser todo un éxito. Sin embargo, la interacción entre ellas fue nula. Por lo demás, como Nozomi daba la impresión de ser más accesible, la mayoría de las preguntas del público eran para ella, mientras que a Eli apenas le hablaron. De todas maneras, nadie podía quejarse de los resultados.

En cuanto el evento terminó, la pelimorada intentó nuevamente charlar con la rubia.

―Y dime, ¿qué te pareció la convención?

No recibió respuesta.

―¿Te gustó? A mí sí.

Quizás fuera el tono alegre, quizás fuera la insistencia de Nozomi. Lo que haya sido, molestó lo suficiente a Eli como para que se volteara y la mirara como un Ursaring al que sacaron de su hibernación.

―Escucha, no quiero tener nada que ver contigo. Lo que hagas o dejes de hacer no es asunto mío. Ahora desaparece de mi vista.

A pesar de las palabras de la rubia, la pelimorada era terca como un Mudbray. No importaba qué le dijeran, no cedería en su intento de conversar con Eli.

―Vamos, Elicchi, no hay necesidad de estar tan enojada.

―...

La ojiazul quedó pasmada.

―... ¿Cómo me llamaste?

―Elicchi. Es lindo, ¿no?

―¡¿Quién te dio la confianza para llamarme así?!

La cara de enojo de la rubia le causó mucha gracia a Nozomi.

―De verdad eres adorable, Elicchi.

Totalmente molesta, Eli se alejó de ahí lo más rápido que pudo; no dejaría que esa fastidiosa pelimorada la tratara como a un juguete. Por otra parte, Nozomi parecía optimista; estaba segura de que las barreras que la Reina de las Nieves intentaba levantar no significarían un problema para ella.

Tras aquella convención, ambas líderes se encontraron en más de una ocasión, con interacciones muy similares a las de la primera vez. Eli se preguntaba si acaso Nozomi tenía la habilidad Allanamiento, porque de otra manera no podría acercarse a ella con tanta ligereza. Sin embargo, aunque le molestaba que la pelimorada intentara conversar con ella, su curiosidad empezó a despertar. Eso se manifestó cierto día en que se juntaron todos los líderes de gimnasio de Otonokizaka, y Nozomi les leía la suerte con cartas a Umi y Kotori.

―Aquí dice que ustedes siempre estarán juntas. Aunque haya desacuerdos de vez en cuando entre ustedes, nunca se separarán.

―¿En serio? ―preguntó Kotori con ilusión.

―Me alegra escuchar eso. Kotori, tú y yo seremos las mejores amigas para siempre.

Umi-chan... ―pensaba la peligris con una tristeza digna de una caricatura cómica.

En cuanto la ojiámbar y la ojimarrón se fueron, Eli se acercó a Nozomi.

―... Quiero saber mi fortuna también.

―¿Elicchi? ―preguntó sorprendida.

―Rápido, no tengo todo el día.

La pelimorada sonrió y sacó tres cartas de su mazo.

―Algo importante pasará en un tiempo más, y tú serás quien dé el paso clave.

―¿Qué es ese algo importante?

Nozomi hizo otra tirada.

―Mmm, creo que las cartas no quieren decírmelo. Parece que quieren dejarlo a la sorpresa.

Aunque la rubia no creía del todo en las palabras de su colega, decidió darle el beneficio de la duda.

―Mira, sigo considerando que eres extraña y fastidiosa, pero... creeré en lo que dices, al menos esta vez.

La respuesta a eso fue la sonrisa de Nozomi.

Con el paso de los meses, la distancia entre las dos fue disminuyendo. Eli nunca lo hubiese imaginado al principio, pero aquella pelimorada amante de los Pokémon psíquicos y algo extraña se estaba convirtiendo en una amiga, y no cualquiera, sino en la mejor amiga. De a poco había bajado sus defensas y al final, la cercanía entre las dos ya no era tema. Antes de eso, eran pocas las personas que podía considerar cercanas, llámense sus padres, su hermana menor y su asistente Yoshino. Por el lado de Nozomi, ella nunca había tenido a gente que pudiese considerar cercana, prefiriendo la compañía de sus Pokémon. La única persona a la que podía considerar una amiga antes de conocer a Eli era a Aina, su asistente, y era a ella a quien le contaba sobre sus encuentros con la rubia.

―El otro día, Elicchi y yo fuimos a una heladería después de la convención. Ella pidió un parfait de chocolate doble. Nunca había conocido a una persona tan fanática del chocolate en mi vida.

―Últimamente hablas mucho de Eli-sama, Nozomi-chan.

―¿Eso crees? Es que ella tiene muchas facetas adorables, como cuando casi se come un chocolate de plástico pensando que era real. No es la Reina de las Nieves que la gente piensa que es.

Y es que con el pasar del tiempo, de forma lenta y pausada, Eli le fue contando algunos aspectos de su vida: su amor por el chocolate, su pasión por la danza, su miedo a los Pokémon de oscuridad. Todos esos detalles se fueron almacenando en la memoria de Nozomi, a la vez que esta le contaba a la rubia sobre su pasado, enfocándose en su solitaria infancia y en cómo su contacto con los Pokémon psíquicos la ayudó a sobreponerse.

―¿Sabes? Hay algo... diferente en ti, algo especial. Cada vez que hablas de ella, te empiezan a brillar los ojos y tu voz suena más alegre, casi como si estuvieras...

Aina calló antes de terminar.

Las palabras de su ayudante hicieron que Nozomi se diera cuenta de una cosa importante: lo que había partido como simple curiosidad por otra chica había mutado en algo más. Disfrutaba del tiempo que pasaba con Eli, de las charlas, de las tonterías que solían hacer. Con ella, todo se sentía diferente, más divertido..., más significativo. Ya consciente de ello, se llevó la mano al pecho y escuchó los latidos de su corazón, más rápidos que lo habitual.

¿Acaso... me enamoré de Elicchi?

―Nozomi-chan, ¿te ocurre algo?

―Aina-chan..., parece que me enamoré ―dijo con un tono acelerado.

―Ya lo sospechaba ―respondió la asistente con una envidiable calma―. Solo bastaba con escucharte.

Aquello hizo surgir en Nozomi un nuevo sentimiento: miedo. Le temía a qué podría pensar Eli si se enteraba de sus sentimientos; podría reaccionar como lo hacía con los Pokémon de oscuridad o simplemente repudiarla y cortar todo lazo con ella. La alternativa de que las cosas resultaran bien también existía, pero Nozomi no sabía si aferrarse a ella era pecar de optimista.

La respuesta la obtendría tiempo después, tras una inesperada visita.

―No puede ser... ―susurró Aina al ver llegar a cierta chica de cabello rubio y ojos azules al gimnasio.

Sin saber nada del arribo de Eli, Nozomi se encontraba en una sesión de entrenamiento. Creía que enfocándose en sus labores habituales podría disminuir la sensación que oprimía su pecho.

―Al-kun, usa Fuerza psíquica. Delphicchi, Fuego místico.

―¡Alakazam!

―¡Del!

―¡Nozomi!

El grito de la rubia interrumpió la práctica.

―¿Elicchi? ¿Qué haces aquí?

Aquello fue sorpresivo para la pelimorada; no esperaba verla en su gimnasio. Lo más sorpresivo, eso sí, fue el rostro lloroso de la rubia; sus ojos se veían enrojecidos, y si uno se acercaba lo suficiente, habría distinguido el rastro de lágrimas secas en sus mejillas.

―... ¿Qué me has hecho? ―preguntó en voz baja.

―¿De qué hablas, Elicchi? No te entiendo.

Las lágrimas de Eli volvieron a fluir.

―Nozomi..., ¡dime qué me has hecho!

Con la voz entrecortada y tratando de contenerse, Eli trató de explicarse:

―... No puedo... dejar... de pensar en ti. Cuando estoy contigo..., siento cómo se calienta mi pecho... Cuando estoy sola..., lo único que quiero... es ver tu rostro. Incluso..., incluso en las noches sueño contigo. Nozomi... ―apretó los dientes un momento―, dime qué clase de hechizo usaste conmigo. ¿Por qué no puedo... sacarte de mi cabeza? ¿Por qué no puedo... sacarte de mi corazón?

Ver a Eli tan indefensa conmovió a Nozomi. Por lo demás, con ello se dio cuenta de una cosa importante: la rubia sentía lo mismo que ella.

―... Yo podría preguntarte lo mismo, Elicchi.

―¿Eh?

―Parece que la Reina de las Nieves calentó mi corazón también. En verdad ―hizo una breve pausa―, nunca pensé que pudiera ser correspondida. Yo creía ―las lágrimas comenzaban a aflorar― que si te enterabas de mis sentimientos, te ibas a alejar de mí... No sabes lo aliviada que me siento ahora.

En medio de las lágrimas, comenzaron a oírse las primeras risas. Con ambas habiéndose sacado un enorme peso de encima, Eli decidió dar el siguiente paso. Tras tomar con suavidad la mano de Nozomi, le dijo:

―Nozomi, ¿quieres ser mi novia?

La pelimorada sonrió un poco y sin soltar la mano de la rubia, respondió:

―Sí, sí quiero ser tu novia, Elicchi.

Casi de inmediato, ambas se abrazaron y, tras acercar lentamente sus rostros, se besaron por primera vez. Fue un beso suave aunque algo torpe. De todas maneras, los sentimientos de ambas se transmitieron en él.

―Parece que las cartas tenían razón.

Atrás de las chicas, el Alakazam y la Delphox de Nozomi celebraban el inicio del romance de su entrenadora.

―¿Crees... que la distancia sea un problema? ―preguntó Eli.

―No lo creo. Al-kun puede ayudarme con eso. ¿Verdad, Al-kun?

―¡Alakazam!

El romance entre ambas trajo nuevas cosas para Eli además de una novia. A partir de ese día, comenzó a ser menos seria y más comunicativa con el resto de líderes de gimnasio de la región; Nozomi la ayudó mucho con eso. Eso sí, para los retadores siguió siendo la Reina de las Nieves, fría e implacable como un Avalugg. En cuanto a la pelimorada, por fin tenía a esa persona especial que la llenaría del amor que siempre buscó, aunque en cuanto a carácter, siguió siendo la misma bromista incorregible de siempre.

(...)

―Y pensar que ya le di un Pokémon ―dijo la pelimorada en voz baja. Gracias a ella, Eli ahora tenía un Jynx en su equipo.

―¡Nozomi!

El grito de la ojiazul sacó a su novia de su ensimismamiento. Esta apenas pudo reaccionar antes de que la líder de tipo hielo se colgara de su cuello y la besara por todo el rostro y los labios.

―¡Vaya! No esperaba verte hoy, Elicchi, y menos que te pusieras tan cariñosa.

―Es que te echaba de menos ―dijo mientras se detenía y descansaba su cabeza sobre el hombro de la ojiturquesa.

―Yo también te echaba de menos ―respondió Nozomi correspondiendo al abrazo y acariciando la nuca de su amada.

Los Pokémon psíquicos eran testigos privilegiados de la escena de amor de las chicas. Unos cuantos emitían gritos de satisfacción.

Volviendo con la pareja, ambas deshicieron su abrazo tras un largo rato.

―Nozomi... ―Eli se sonrojó―, hace un tiempo me diste un Pokémon como muestra de tus sentimientos. Yo por supuesto lo acepté, pero... no sabía qué darte a cambio..., eso hasta ahora.

La rubia sacó dos Pokébolas de sus bolsillos.

―Ahora podemos terminar el intercambio. Espero que esto demuestre todo mi amor por ti. Quiero que las dos estemos juntas por el resto de nuestras vidas. Nozomi, gracias por todo lo que me has dado. Te amo.

Nozomi tomó el rostro de Eli y la besó nuevamente.

―Yo también te amo, Elicchi. Gracias por hacer el intercambio conmigo.

La ojiazul le entregó las Pokébolas a su novia.

―Muy bien, veamos qué me diste, aunque conociéndote, será algo grandioso.

De la primera Pokébola salió un Eevee, el Eevee que Nico le sugirió capturar.

―Creo que en el futuro podría ser un magnífico Espeon ―dijo la de ciudad Harasho.

―Voy a cuidarlo mucho ―respondió Nozomi mientras acariciaba la cabeza del Pokémon.

―¡Eevee!

―Bienvenido a la familia. Ya después pensaré en un buen nombre para ti.

―Ahora ve a tu segundo Pokémon. Yo pensaba que la línea de Jynx era la única que combinaba nuestros tipos favoritos, pero me di cuenta de que me equivoqué.

De la segunda Pokébola salió un curioso Pokémon que comenzó a bailar tap al verse afuera.

―¡Mr. Mime!

―Es un Mr. Mime de Galar. No sabes cuánto trabajo me costó encontrarlo.

―Hola, tú también eres bienvenido a esta familia ―lo saludó Nozomi.

Al ver a su novia y a sus Pokémon, la líder del gimnasio Washiwashi se dio cuenta de cómo habían cambiado las cosas para ella. Quizás podía ser un poco fastidiosa en ocasiones, pero nunca actuaba sin un motivo, y el premio a su persistencia fue verse rodeada de seres que la querían.

―Elicchi, eres la mejor novia del mundo ―dijo con algunas lágrimas de alegría humedeciendo sus ojos.


Señoritas, señores, finalmente Gamefreak ha creado una línea de Pokémon hielo/psíquico no relacionada con Jynx. Recordemos que en el extra de Eli, no existían ni el Mr. Mime de Galar ni Mr. Rime, pero ahora no tenía excusa para no agregarlos. Eso se llama un golpe de suerte.

Para que haya nuevos extras, tendrá que pasar un tiempo más. Por cierto, todavía nadie ha respondido qué más estaba oculto en el sueño de Yukiho aparte de su Vulpix. Recuerden que la respuesta correcta (la primera) se gana el extra; pero en el entretiempo, volveremos con Honky.

¿Qué planeo para el siguiente episodio? Solo diré una palabra: captura.

Algo que se me olvidó decir en el capítulo pasado: los Pokémon de octava generación sí serán agregados a la historia, pero los Dinamax y Gigamax no. Si no hay megas ni movimientos Z, sería cínico de mi parte agregar las nuevas mecánicas del juego.

Con respecto a las chicas de PDP, mencioné que podría agregarlas también, y hasta he pensado en los tipos en los que se especializarían. Esta es la lista provisional:

- Rina: Fantasma

- Kasumi: Oscuridad

- Shizuku: Agua

- Ayumu: Normal, aunque su principal Pokémon es de otro tipo

- Ai: Eléctrico

- Setsuna: Dragón

- Emma: Planta

- Kanata: Psíquico

- Karin: Fuego

Cualquier cambio se dará cuando haya conseguido más información o cuando estrenen el anime, si es que corresponde hacerlos.

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