En busca de nuevas alturas
Gente, después de una larga, larga, larguísima pausa que duró más de lo esperado, finalmente les traigo un nuevo capítulo de este fic.
Honoka y sus amigas se encontraban junto a un risco cerca de pueblo Akiha. El objetivo era simple: mejorar las habilidades de vuelo de Gligar.
—Ya sabes qué hacer, Gligar: trata de aferrarte con fuerza a la roca y escala lo más alto que puedas. Luego intenta imitar a Spearow.
—¡Spearow!
Yukiho y Alisa, aunque a cierta distancia, estaban atentas a lo que ocurría.
—Fue muy buena idea que involucraras a Spearow en el entrenamiento, Yukiho-chan. Ayudará mucho a Gligar.
—Es el único Pokémon del equipo capaz de volar. Puede ser un buen maestro.
Lo que más necesitaba saber el de tipo tierra era cómo elevarse en cuanto saliera a combatir y mantener el equilibrio en el aire; la falta de dominio de esas técnicas le estaba pasando factura.
—¡Gligar, creo que por ahí está bien!
—¡Teddiursa! —El osezno concordó con su entrenadora.
—¡Gligar!
El Escorpión Volador se encontraba bien sujeto a la pared rocosa, con sus pinzas y su cola como enganche. Miró después a Spearow, que aleteaba a unos metros de él.
—¡Ahora, salta! —ordenó Honoka.
Gligar se arrojó desde lo alto del risco. Alcanzó a planear un par de metros, pero eventualmente cayó, siendo atrapado por la pelijengibre.
—Bien hecho, Gligar. Vamos progresando.
—¡Gligar!
—¿Quieres intentarlo otra vez?
—¡Gligar! —respondió afirmativamente.
El Pokémon volvió a saltar al peñasco e inició otra escalada en la roca. Ubicado en la posición perfecta, dio un nuevo brinco al vacío. Sin embargo, en esta ocasión no fue capaz de hacerlo de buena manera, por lo que estuvo a nada de caer de bruces al suelo. Solo la intervención de Spearow, quien lo agarró con las patas, evitó el impacto.
—¿Te encuentras bien? —le preguntó Honoka, preocupada.
—¡Gligar! —contestó el de tipo tierra, moviendo las pinzas animosamente.
—Menos mal... Muchas gracias, Spearow —le habló al Pokémon de su hermana.
—¡Spearow!
—Quizás necesites descansar un poco antes de intentarlo otra vez... y yo también: hemos estado practicando desde hace horas. —Honoka bostezó—. Me desperté más temprano de lo habitual por lo mismo.
—¡Sa! —Teddiursa repitió el gesto.
—Gligar, Gligar.
—Sí, sé que quieres dominar el planeo. Yo también quiero lo mismo. El punto es que quizás tengamos que cambiar de estrategia..., pero no se me ocurre nada más. —La pelijengibre se golpeó suavemente la sien con los nudillos y sacó la lengua mientras cerraba un ojo.
Si Honoka deseaba mejorar las habilidades de su Pokémon, tenía que pensar en una solución rápida. De lo contrario, se demoraría más en llegar a ciudad Chunchun.
«¿Qué método intento ahora? ¿Escalar el risco? No, sería repetir lo de antes... ¿Que Spearow intervenga un poco más?», pensó.
Un grito interrumpió su monólogo interno.
—¡Chicos, hora de comer!
—¡Ya vamos, Yukiho!
La mañana de prácticas había sido agotadora; eran convenientes una pausa y llenar el estómago.
—¡Teddiursa, Teddiursa!
—¡Teddiursa, no corras! ¡Te van a servir comida sí o sí!
En los brazos de su entrenadora, Gligar veía toda la escena.
—Gligar...
—¿Ocurre algo?
—Gar...
El Escorpión Volador le hizo saber que sentía cierta envidia hacia Teddiursa. Aparentemente, el hecho de que al osezno le resultara todo más fácil desde su punto de vista le afectaba.
—... Y ahora que lo viste correr tan desesperado por la comida, piensas que nunca llegarás a hacer algo parecido.
—Gligar...
Honoka acarició la cabeza del Pokémon en sus brazos.
—Todos los Pokémon son distintos. A algunos les cuesta más hacer ciertas cosas que a otros, y eso es muy normal.
—¿Gligar?
Un grito hizo que ambos miraran.
—¡Teddiursa, ¿estás bien?! —preguntó Alisa, preocupada, mientras se acercaba—. ¿Te hiciste daño?
El osezno se había tropezado y caído por la prisa que tenía por comer.
—¡Teddiursa, Teddiursa! —Se levantó y se palmeó el pecho, mostrando entereza.
—Menos mal no se lastimó —dijo Honoka, caminando raudamente—. ¿Sabes, Gligar? A veces lo que parece que a otros les sale fácilmente, en realidad les cuesta bastante. Teddiursa no es tan ágil como piensas; le resulta difícil esquivar movimientos durante las batallas.
—¿Gligar?
—Con él tengo que bloquear o desviar mucho; lo suyo es atacar con fuerza y tesón. Komala sabe golpear y evitar ataques rodando, aunque no es tan bueno con los contraataques. Y en cuanto a ti —lo miró—, creo que puedes ser un atacante impredecible si logro encontrar la forma; ningún Pokémon es bueno en todo.
—... ¡Gligar! —exclamó feliz.
—Así te quería ver.
Llegaron junto a los demás, donde, tras comprobar que Teddiursa no se había dañado de gravedad, se sentaron a comer.
(...)
—Entonces, ¿cómo ha resultado el entrenamiento hasta ahora? —preguntó Yukiho antes de echarse un poco de comida en la boca.
—Hay avances, pero todavía nos falta mucho. Con Gligar queremos ver nuevas opciones para que se eleve rápido y se mantenga en el aire.
—Mmm... Eso va a estar difícil. ¿Alguna idea?
—No, nada.
Teddiursa, que estaba cerca de las entrenadoras y se había zampado su comida, tomó su plato y se dirigió corriendo a donde estaba Yukiho. En su carrera, accidentalmente pisó la cola de Gligar, quien lanzó un chillido de dolor y dio un brinco tan alto que cayó sobre los hombros de Honoka.
—¡Gligar!
El Pokémon de tierra después rebotó sobre Yukiho y Alisa, para, finalmente, elevarse unos cuantos metros y mantenerse en el aire un par de segundos.
—Gligar...
Aterrizó de forma un tanto brusca, pero no se lastimó.
—Chicas..., creo que tengo una idea —dijo la rubia al ver al Escorpión Volador.
—¿En serio, Alisa-chan? Cuenta, cuenta —pidió Honoka.
—En realidad, depende de la opinión de Gligar.
La chica explicó a grandes rasgos su plan. Honoka y Yukiho asintieron con frecuencia mientras daba los detalles.
—Podría funcionar. Es un método poco ortodoxo, pero quizás se pueda conseguir algo —dijo la castaña—. ¿Qué piensas, onee-chan?
—Que se oye divertido... y un poco intenso. ¿Gligar?
El Escorpión Volador pareció cavilar unos cuantos segundos.
—... ¡Gligar! —exclamó finalmente, mostrando determinación.
—Entonces empezaremos en cuanto termine el almuerzo.
Todos regresaron a comer. A Teddiursa se le sirvió repetición, aunque menos de la que esperaba, como escarmiento por glotón y por pisar la cola de su compañero de equipo.
(...)
—¡Ahora, Gligar, trata de estabilizarte!
—¡Gligar!
—... ¡Lo tengo!
El de tipo volador estaba siendo lanzado como una pelota, pasando de las manos de Honoka a las de Yukiho y de ahí a las de Alisa. De a poco parecía acostumbrarse a la sensación del aire bajo las alas, lo que era muy conveniente.
—¡Alisa, ahora!
—¡Ahí voy!
Una vez que la rubia atrapó a Gligar, sacó una pelota de su bolsillo y la arrojó al aire antes de hacer lo mismo con el Pokémon.
—¡Intenta golpearla! —ordenó Honoka.
La idea completa de Alisa no solo implicaba el lanzamiento del Escorpión Volador entre unas y otras: había preparado un entrenamiento similar al de un concurso, en un intento para que desarrollara un vuelo grácil.
—¡Gli...!
Gligar no puedo darle a la pelota, cayendo a los brazos de su entrenadora.
—Lo intentaremos de nuevo, ¿sí?
El entrenamiento se intensificó. El de tierra y volador comenzó a moverse de forma un tanto accidentada en cada ocasión, planeando en zigzag. No obstante, mejoró ostensiblemente en cuanto a alcanzar los blancos, incluso aquellos transportados por Spearow, que empezó a colaborar más.
—¡Spearow!
—¡Gligar, ve y usa As aéreo! —exclamó Honoka durante un lanzamiento de su Pokémon.
—¡Gligar!
En aquella instancia de la práctica, el ave llevaba una pelota en las patas. El Escorpión Volador tenía que golpearla sin dañar a Spearow, pero este no se lo pondría fácil.
—¡Spearow, también usa As aéreo! ¡No dejes que te alcancen! —ordenó Yukiho.
—¡Spearow!
Comenzó una breve persecución, que concluyó cuando Gligar no pudo más y cayó. La rápida reacción de su entrenadora impidió el golpe.
—Bien hecho, casi lo alcanzas.
—Gli...
—Spearow es mucho mejor volando que Gligar, onee-chan —dijo Yukiho, acercándose mientras su Pokémon se posaba en su brazo—. Si quiere alcanzarlo, tendrá que esforzarse un poco más.
—Pero no me negarás que Gligar ha mejorado muchísimo desde esta mañana.
—Por supuesto que no. Hasta yo me puedo dar cuenta.
Honoka sonrió complacida.
—Todo es gracias a Alisa-chan. A ella se le ocurrió este entrenamiento.
La aludida escuchó todo y se sonrojó un poco; no creía merecer tanto.
—No es nada, Honoka-san. Solo quería ayudar.
Aquella visión de una rubia tímida y restándose mérito golpeó con fuerza en el corazón de Yukiho, quien escuchó el canto de Meloetta resonando en su cabeza.
«Eso que suena ahora... ¿son Bronzong? ¿Alisa y yo estamos usando... ¡vestidos de boda!?... Bueno, sí me gustaría que pasara eso, pero... pero...».
—Yukiho, ¿te encuentras bien? Pareces distraída».
La voz de su hermana la sacó de su fantasía.
—... ¿Ah? No, no me pasa nada, onee-chan.
—Alisa-chan y yo acordamos parar por el día de hoy. Volveremos aquí mañana por la mañana.
—De acuerdo, como digas.
El grupo regresó al centro Pokémon del pueblo Akiha, en donde pasarían la noche.
(...)
Pasada la medianoche, con unas pocas luces en las casas y la luna en lo alto, Gligar se despertó. No conseguía dormir muy bien, por lo que decidió asomarse a la ventana y ver el paisaje pueblerino.
A sus oídos llegaban los ronquidos de Honoka, quien dormía con su clásica cara de boba y balbuceaba de tanto en tanto:
—... Tsubasa-san..., gracias... por... el pan... je, je...
Sin embargo, la pelijengibre no era más escandalosa que Teddiursa, que sonaba como una motosierra descompuesta.
—Gligar...
Con delicadeza, el Pokémon de tierra trató de abrir la ventana. Quería seguir practicando: dominar el planeo y enorgullecer a su entrenadora eran sus metas inmediatas. Sin embargo, en medio de su faena escapista, pasó a llevar un poco el vidrio, lo que despertó a Spearow.
—¿Spear...?
Al verse descubierto, Gligar tuvo que explicarle a su compañero de entrenamiento sus pretensiones, y aunque el ave no parecía convencida al principio, eventualmente acabó cediendo. Sin embargo, esta no dejaría que el Escorpión Volador actuara por su cuenta; con lo torpe que era aquel, las cosas podrían resultar mal, y Honoka se desesperaría si algo malo le llegara a ocurrir.
—Spear...
Spearow y Gligar se las arreglaron para abrir la ventana sin despertar a los presentes y se colaron por el espacio que quedó. Pretendían volver por ahí mismo después, por lo que no cerraron.
Nadie reaccionó a la escapada de los dos Pokémon, salvo Honoka, quien dejó por un instante de soñar con Tsubasa y tiritó por una corriente de aire que se coló.
(...)
—¡Gligar!
El de tipo tierra se lanzó desde el risco y planeó un par de metros antes de aterrizar. En medio de la oscuridad, relucían sus capacidades: gracias a su visión y a las ondas de ecolocalización no había ninguna noche demasiado negra para él. En contraste, Spearow parecía realmente incómodo: sus sentidos, diseñados para la vida diurna, no le servían de mucho en la negrura.
A pesar de los impedimentos, el pájaro escuchaba con claridad la voz de Gligar, que sonaba alegre y determinado.
—¡Gligar!
Un Noctowl pasó volando sobre las cabezas de ambos. El Pokémon de Honoka lo vio y de inmediato trató de imitarlo, rebotando sobre su cola y dando un gran salto hacia el cielo.
—¡Spear...! —exclamó Spearow, sorprendido.
Aquel rebote había sido el más sencillo en la vida de Gligar. De eso se percató este tras mantenerse en el aire por más tiempo del usual.
—¡Gligar, Gligar! —gritó eufórico.
Su compañero de entrenamiento no era capaz de verlo con claridad, pero se sentía bien por él; en cierta forma, ambos eran un símil de sus entrenadoras.
Dejándose llevar por la brisa nocturna, Gligar planeó e hizo volteretas, siempre con una sonrisa en la cara; su felicidad era indescriptible.
(...)
—¡Gligar, Gligar, ¿dónde estás?!
—¡Teddiursa!
—¡Spearow, ¿estás por ahí?!
Honoka y Yukiho se despertaron esa mañana con la sorpresa de la ventana abierta y dos Pokémon menos en el grupo. Ni siquiera se molestaron en quitarse el pijama y ponerse otra ropa; salieron a la calle tal cual.
—¡Gligar, por favor, responde!
—¡Spearow, si me oyes, contéstame!
Alisa las seguía junto con Iney. En lugar de gritar, ellas miraban los alrededores con inquietud en busca de alguna pista.
—¿Adónde crees que fueron, Iney?
—Vul, Vulpix.
—Es muy extraño. Gligar es un Pokémon que depende mucho de Honoka-san... Que desaparezca así es preocupante.
—Vulpix...
—Y lo de Spearow también es raro. Él no actúa irresponsablemente: es como Yukiho-chan.
—Vul, Vulpix.
—Bueno..., lo de escaparse de casa sin Pokémon fue una excepción.
En medio de los gritos de las hermanas, una visión las hizo pasar de la desesperación a la alegría.
—¡Gligar!
—¡Spearow!
El ave sujetaba al escorpión por la espalda. Una vez alcanzada cierta distancia, soltaron al de tipo tierra, quien se dirigió planeando hacia Honoka sin dificultad y aterrizó en sus brazos.
—... Gligar..., ¿acaso pasó lo que creo que pasó?
—¡Gligar!
Para probar que lo de hacía un momento no era una ilusión, rebotó sobre las manos de su entrenadora y comenzó a dar vueltas en el aire.
—¡Estás planeando! ¡Finalmente estás planeando!
En medio del júbilo, Yukiho le preguntó a Spearow, quien estaba posado en su hombro.
—¿Tuviste algo que ver?
—¡Spearow!
El de tipo normal y volador le explicó a grandes rasgos lo ocurrido durante la noche.
—Y a pesar de tus dificultades, pudiste ayudarlo... Eres increíble, Spearow.
—¡Spearow!
Por supuesto, nadie estaba más feliz que Honoka y Gligar, quienes saltaban y bailaban con alegría, sin importarles lo ridículos que pudieran verse a los ojos de los demás.
—¡Ya puedes planear! ¡Ya puedes planear! —canturreó.
—¡Gligar, Gligar!
Sin que Teddiursa se percatara, su compañero de equipo le dedicó una mirada, como queriendo decirle «Lo logré».
(...)
—Bueno, chicos, ¡hora de seguir con nuestro viaje!
—¡Teddiursa!
—¡Gligar!
—No tienes que gritar, onee-chan. Ya lo sabemos.
—¡Yukiho!
Los ánimos del grupo eran los mismos de siempre, y pretendían que siguieran así hasta llegar a ciudad Chunchun.
—... Como sea, no importa que te pongas pesada conmigo, Yukiho. Ahora que Gligar puede planear, será más fácil contrarrestar las estrategias de Kotori-chan.
—¡Teddiursa!
—¡Gligar!
—Pues ve pensando en toda tu estrategia con cuidado: todavía nos falta un buen trecho.
—... Chicas...
Alisa habló.
—Sé que tienen muchas ganas de llegar pronto a ciudad Chunchun, pero... estuve viendo las noticias y... hay un concurso en un pueblo que está en nuestra ruta.
—¿De verdad? ¿En dónde? —preguntó Yukiho.
—En pueblo Kubo.
—Veamos... No está tan cerca, pero tampoco tan lejos. Sí, creo que podríamos ir allá. ¿Qué opinas tú, onee-chan?
—Pero el gimnasio...
—Por favor, Honoka-san. No te lo pediría si no fuera importante para mí.
A pesar de las ganas que tenía de reencontrarse con Kotori y de obtener una nueva medalla, la pelijengibre decidió privilegiar los deseos de su amiga.
—De acuerdo, Alisa-chan, iremos a pueblo Kubo.
—¡Muchas gracias, Honoka-san!
Con el nuevo destino ya decidido, la mayor podría pensar mejor en su estrategia para cuando se reencontrara con su vieja amiga.
«Quizás no sea mala idea..., aunque planear esas cosas no es mi fuerte, je, je».
Antes de ir con cosas del capítulo, les cuento que los motivos de mi ausencia tienen que ver con mis proyectos personales, mejor dicho, con los problemas que estoy teniendo con ellos. No ahondaré en los detalles, pero diré que me está costando sacarlos. Aun así, no los pienso dejar: he pasado años trabajando para que vean la luz y me niego a dejarlos morir.
Volviendo al fic, finalmente el tema de Gligar y su vuelo fue solucionado, lo que será de mucha ayuda contra Kotori (a esta altura, todos ustedes saben que es especialista en el tipo volador). Eso sí, como bien dijeron, les falta trecho y que ocurran un par de cosas antes.
Por cierto, me extraña que nadie captara el chiste de Riko y su «movimiento favorito» (guiño, guiño).
Sobre las Nijis y las Liellas, tendrán su participación en el futuro. Las primeras, por cierto, ya tienen los tipos definitivos en los que se especializarán. Las Liellas, por su parte, se dedicarán a otras cosas y no serán especialistas. Por supuesto, todas abrazarán el yuri, como debe ser.
En cuanto a Pokémon, estoy viendo qué Pokémon de Hisui pueden entrar a la historia (mención aparte: jamás pensé que le darían una evolución a Ursaring). También estoy atento a los de Paldea.
Una última cosa. Ustedes saben que no he incluido ninguna mecánica que se ha añadido en los juegos: ni megas, ni movimientos Z ni Dinamax. Sin embargo, con la teracristalización me asaltan dudas, sobre todo después de ver el tráiler del líder de planta, que tenía un Sudowoodo. Muchas chicas se relacionan con conceptos de Pokémon de tipos en los que no se especializan, así que si estos cambian de tipo aunque sea en una batalla... Mejor lo dejaré en sus manos.
Espero no demorarme tanto para sacar la siguiente parte.
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