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Descendiendo al infierno

Gente, después de algunos meses de espera, es hora de que Honoka luche contra Maki por su tercera medalla. Hagan sus apuestas.


Habiendo llegado finalmente a Ciudad Nanisore, Honoka se mostraba llena de energía. Como ocurría cada vez que iba a desafiar a un gimnasio, exudaba confianza, traspasándosela a Teddiursa y preocupando a Yukiho.

―Hoy ganaremos nuestra tercera medalla, pequeño. Estoy segura.

―¡Teddiursa!

Onee-chan, ya te he dicho que no te puedes confiar antes de una batalla de gimnasio. Ya tienes dos medallas, pero eso no significa que obtener la tercera será fácil.

―Tengo fe en mi equipo.

―¡Sa!

―Bien, ahora al gimnasio.

―¿Sabes dónde está?

―Eh...

Honoka miró a Alisa como pidiendo ayuda.

―Lo siento, Honoka-san. Conozco a la líder, pero es mi primera vez en esta ciudad. No estoy al tanto de la ubicación de nada.

La única alternativa que tenían era preguntarle a los residentes.

(...)

―¿En serio el gimnasio está aquí? Pero este es un hospital.

Tras consultar con transeúntes, las chicas llegaron a un enorme edificio. Sin embargo, estaba más que claro que el lugar no tenía aspecto de gimnasio. En lugar de eso, lucía como un recinto de salud tanto para humanos como para Pokémon.

―Pero la señora dijo que era aquí ―comentó Alisa.

En eso, pudieron apreciar a una mujer bastante atractiva con cabello rojo oscuro saliendo del edificio.

―Disculpe...

Honoka se acercó a ella.

―¿Este es el gimnasio? Me dijeron que estaba aquí, pero esto parece un hospital.

La mujer sonrió.

―Sí, es un hospital, pero el gimnasio está adentro.

―¿En serio? ―preguntó una sorprendida Yukiho.

―Sí. ¿Son retadoras?

―Yo lo soy ―respondió Honoka.

―Entonces entren y hablen con la recepcionista. Las acompañaría yo misma, pero tengo cosas que hacer.

Las chicas se despidieron de la mujer e ingresaron.

―Sí que es grande ―comentó Yukiho.

Varios hombres y mujeres enfundados en batas blancas caminaban por los amplísimos pasillos. De tanto en tanto pasaba alguna camilla que llevaba a una persona o a un Pokémon a una u otra ala del hospital, y en muchas ocasiones era una Chansey o una Blissey quien actuaba de camillera.

Mientras las menores contemplaban con admiración el lugar en el que se encontraban, Honoka pudo distinguir a la recepcionista sentada tras un escritorio. Sin perder el tiempo, se acercó a ella.

―Disculpe, ¿es aquí donde puedo solicitar una batalla de gimnasio?

―Exactamente. Espere un momento.

La mujer dijo por el altavoz inmediatamente después:

―Maki-sama, se la solicita en recepción. Maki-sama, se la solicita en recepción.

El sonido retumbó por todo el hospital.

―¡Ursa! ―se quejó Teddiursa tapándose los oídos.

Minutos más tarde, apareció la convocada, vestida con una bata blanca abierta. Parecía algo molesta.

―¿Para qué me llaman?

Así que ella es la líder. Es muy linda.

―Maki-sama, esta jovencita desea retarla a una batalla de gimnasio ―dijo la recepcionista señalando a Honoka.

―Ah, otra retadora ―habló con desgano―. Ojalá representes un desafío mayor que los últimos entrenadores que me enfrentaron; apenas alcancé a pestañear antes de que cayeran.

Honoka tragó saliva.

―¡Sa, Teddiursa! ―El Pokémon trató de animarla.

―Tienes razón, pequeño. No puedo asustarme tan pronto.

―Maki-san...

La pelirroja vio que la dueña de esa voz era alguien que conocía.

―¿Cómo has estado? Hace mucho que no nos vemos.

―... Tú eres la hermanita de Eli, ¿cierto? ¿Qué estás haciendo aquí?

―He estado viajando con Honoka-san y Yukiho-chan ―respondió mientras señalaba a sus compañeras de viaje.

―Mucho gusto, mi nombre es Yukiho. Esta de aquí es mi onee-chan Honoka.

―Hola ―las saludó Maki secamente.

―¿Cómo ha sido el trabajo de líder de gimnasio hasta ahora? Asumiste hace muy poco ―consultó Alisa.

―Agotador. Todavía no sé bien por qué mi padre dejó el cargo, pero quiero demostrarle que puedo manejar bien el gimnasio, incluso mejor que él.

Se percibía mucha seguridad en las palabras de Maki. No importaba cuántas veces la hubiera derrotado su progenitor en el pasado; le mostraría su valía.

―¿Y cómo van las cosas con Nico-san?

Un sonrojo apareció en el rostro de la ojimorada, yendo de oreja a oreja.

―¿Por qué me preguntas sobre esa enana fastidiosa? No es como si la extrañara y quisiera pasar más tiempo con ella; y tampoco es como si ya hubiésemos hecho el intercambio ―dijo mientras jugueteaba con un mechón de su cabello.

―¿Hicieron el intercambio? ¡Maravilloso! ―exclamó Alisa con una clara emoción. Sus ojos brillaban como los de un Sableye.

―¡Qué genial, Maki-chan! Acabo de conocerte y todo, pero ojalá Nico-chan y tú sean muy felices juntas ―la apoyó Honoka.

Viéndose acorralada, lo único que dijo la pelirroja fue:

―¿No se supone que venían por una batalla? Acompáñenme en este instante. Tú ―le habló a la recepcionista―, por favor avísale a Eriko ahora mismo. Necesito una réferi.

Las chicas comenzaron a caminar mientras la mujer tras el escritorio llamaba a la enfermera por el altavoz.

(...)

Honoka, Maki y las demás chicas llegaron al sótano del hospital tras descender por un ascensor. El campo de batalla era bastante simple, con unas gradas a los costados y unos focos en las paredes que ayudaban a darle cierto aire de coliseo clandestino.

―Ya está todo listo, Maki-sama ―le informó Eriko nada más verla. Luego se fijó en su comitiva―. ¿Quién de ellas es la retadora?

―Esa soy yo ―respondió Honoka casi de inmediato―. Me llamo Honoka, mucho gusto.

―Igualmente. Yo soy Eriko, enfermera de este hospital y la asistente personal de Maki-sama. Ahora, por favor, todas tomen sus posiciones para que demos inicio al combate.

Yukiho y Alisa se sentaron en las gradas, mientras que Honoka y Maki se ubicaron cada una en un extremo del campo. A un costado, justo en la mitad de este, se colocó Eriko.

―Muy bien, es hora de que explique las reglas. Esta es una batalla oficial válida por una Medalla Estallido. Cada entrenadora puede usar tres Pokémon y la batalla termina cuando los tres Pokémon de alguna de ellas sean incapaces de continuar. La retadora elige primero y a ambas se les permite realizar sustituciones.

―Me pregunto si onee-chan podrá llevar el ritmo. Esta es la primera vez que tendrá un tres contra tres. Además, en este gimnasio la líder también puede sustituir a sus Pokémon.

―Eso espero. Maki-san es una entrenadora dura. Aun así, confío en Honoka-san.

En la arena:

―Bien, Honoka, ¿ya pensaste en cuál será tu primer Pokémon?

―Sí, ya lo decidí. Prepárate, Maki-chan, porque hoy me iré de aquí con mi tercera medalla.

―Ya veremos.

―¿Listas? ―preguntó Eriko―. ¡Qué inicie la batalla!

―¡Muy bien, Maki-chan, hora de que saque a mi primer Pokémon! ¡Ve, Sunkern!

―Sun...

Por alguna razón, posiblemente por verse rodeado de gente desconocida y el ambiente en el que se encontraba, el Pokémon planta comenzó a llorar. Al mismo, tiempo, Alisa se llevó las manos a la boca de puro espanto.

¡Oh, no!

―¿Qué pasa, Alisa?

―... Me temo que Honoka-san hizo la elección equivocada.

―¿Qué?

―¡Growlithe, a combatir!

―¡Growl!

«Growlithe, el Pokémon Perrito. Tipo fuego. Es leal e inteligente por naturaleza. Ladra y muerde para ahuyentar a cualquiera que invada su territorio».

―¡¿TIPO FUEGO?! ―exclamó una Honoka más pálida que un Cursola.

La reacción de Sunkern frente a su contrincante fue la obvia.

―¡SUNKEEEEEEEERN!

―¡Sunkern, cálmate estamos en medio de una batalla!

―¡Teddiursa! ―la apoyó el osezno.

Del otro lado, Maki pensó que se estaban burlando de ella.

―¿Esto es en serio?... Growlithe, Lanzallamas.

―¡Growl!

Un único ataque bastó para acabar con la ronda.

―¡No, Sunkern!

―... Kern...

―¡Sunkern no puede continuar! ¡Growlithe es el ganador!

―Eso fue rápido... Onee-chan se confió y ahora está en desventaja.

―Los Pokémon de fuego de Maki-san son poderosos. Lástima que Honoka-san eligiera a un tipo planta en primer lugar.

―¿Ya tienes decidido a tu segundo Pokémon, Honoka? Espero que sea un mayor reto que ese Sunkern.

―¡Sa, Sa! ―Teddiursa quería entrar al campo.

―Aún no, pequeño, a ti te tengo reservado para después ―le dijo en voz baja.

La pelijengibre sacó su Pokébola, dio un suspiro y llamó a su siguiente Pokémon.

―¡Ve, Gligar!

―¡Gligar!

Las chicas en la tribuna hicieron sus observaciones.

―Gligar podría tener más oportunidades. Es más fuerte que Sunkern y también más rápido ―dijo Alisa―. Pero...

―Todavía no sabe planear bien, y aunque sea un Pokémon de tierra, no sabe ningún movimiento ofensivo de dicho tipo.

Volviendo con las chicas en la arena, Honoka se veía algo tensa.

―¡Gligar, usa tu cola para rebotar! ¡Rápido!

―¡Gligar!

Ver al Escorpión Volador saltando como un Spoink molestó a Maki, quien pensaba que su rival no se estaba tomando el serio el combate.

―¿En serio quieres ganar la medalla? Parece que tu objetivo en verdad es hacerme perder el tiempo. ¡Growlithe, Lanzallamas!

―¡Growl!

Una ráfaga de ardientes llamas salió disparada de la boca del Pokémon de fuego. Por suerte para Gligar, logró saltar lo suficientemente alto como para esquivar el movimiento.

―¡Excelente! ¡Ahora usa As aéreo!

El golpe fue rápido y directo, dañando a Growlithe.

―¡Sigue usando As aéreo, Gligar!

Maki no dejaría que siguieran lastimando a su Pokémon, por lo que ordenó un contraataque.

―¡Rueda de fuego!

Growlithe se envolvió en llamas y comenzó a girar en su sitio como un neumático. Con eso se encontró Gligar en su siguiente ataque, sufriendo una gran cantidad de daño.

―¡Gli!

―¡Sigue adelante con la Rueda de fuego!

El canino rodó por el campo llevándose a su oponente con él como en un atropello. Tan violento fue el golpe que Gligar salió disparado, chocando con Honoka.

―¡¿Estás bien?!

―Gli... gar...

―Si eso es todo lo que tienes para dar, mejor ríndete.

―... Maki-chan, esto todavía no acaba.

―¡Ursa!

―¿En serio? Porque lo que me has mostrado ha sido bastante pobre.

Tras hacer un puchero, Honoka sintió una energía recorriendo su cuerpo, la energía de querer demostrarle a Maki que se equivocaba.

―Gligar, hora de retomar el combate.

―¡Gligar!

―Muy bien, usa Ataque de arena.

El Pokémon volador lanzó un puñado de arena a la cara de Growlithe, quien intentó quitársela agitando la cabeza.

―¡Ahora rebota y usa As aéreo!

Gligar hizo lo primero y se dispuso a hacer lo segundo, pero...

―Growlithe, regresa.

―¡Oye, no es justo!

―Las reglas dicen que ambas podemos sustituir a nuestros Pokémon. Simplemente las estoy siguiendo.

Maki miró a Honoka con seriedad antes de enviar al reemplazo de Growlithe al campo.

―¡Torracat, a combatir!

―¡Torra!

«Torracat, el Pokémon Gato de fuego. Tipo fuego. La forma evolucionada de Litten. El saco de fuego en su cuello emite un sonido como el de un cascabel cada vez que desprende sus llamas».

―Otro Pokémon de fuego... No importa, Gligar puede ganar ―se dijo Honoka.

―¡Torracat!

Un aura oscura rodeó a Torracat mientras miraba fijamente a Gligar. Sin embargo, cuando parecía que lo mismo le ocurriría al Escorpión Volador, dicha aura se dispersó de golpe.

―Menos mal ―dijo Alisa con un dejo de alivio―. La habilidad de Torracat no afectó a Gligar.

―¿Su habilidad?

―Sí. La de Torracat es Intimidación. Habría bajado el ataque de Gligar si la del él no fuera Corte fuerte.

Onee-chan tiene que darle las gracias a Arceus por eso.

Volviendo al combate, Honoka estaba lista para enfrentarse al nuevo Pokémon de Maki.

―No voy a perder más tiempo. ¡Gligar, Ataque de arena!

―¡Esquívalo!

Torracat evitó que el movimiento de su oponente, quedando en el aire unos segundos.

―¡Lanzallamas!

―¡Torra!

Antes de que las llamas alcanzaran a su Pokémon, Honoka le ordenó rebotar para salvarse, cosa que afortunadamente logró.

―¡Usa Picotazos venenosos!

Cientos de agujas tóxicas salieron disparadas desde el aguijón de Gligar. Torracat, por su parte, se mantenía en su sitio.

―Lanzallamas.

No pasaron ni dos segundos para que el ataque del Pokémon de tierra se viera reducido a cenizas.

―Esto es malo. Parece que onee-chan tendrá que hacer que Gligar se acerque a Torracat si quiere atinarle ―dijo Yukiho sentada en la tribuna.

―Y el único movimiento que podría usar sin problemas es As aéreo ―agregó Alisa.

Casi como si las hubiera escuchado, Honoka procedió a atacar con dicho movimiento.

―¡Gligar, rebota y usa As aéreo!

―¡Gligar!

Torracat no pudo defenderse del golpe, pero si la pelijengibre creía que con eso podría empezar a remontar, se equivocaba rotundamente.

―¡Torracat, Venganza!

El ataque fue devastador. El Pokémon de tierra recibió un golpe tremendo de la pata del de fuego, y como este último había recibido daño del As aéreo, la fuerza de Venganza se duplicó. De nada sirvió la resistencia de tipos.

―¡Gligar!

―¡Acábalo con Lanzallamas!

Torracat usó su aliento flamígero y le dio de lleno a su oponente. Eso bastó para dejar al Pokémon de Honoka fuera de combate.

―¡Gligar no puede continuar! ¡Torracat es el ganador!

―... Gligar, regresa.

Se veía que la ojiazul estaba desconcertada. Nunca pensó que se vería en una situación así. Solo le quedaba un Pokémon, mientras que a Maki le quedaban los tres, incluyendo uno que seguía con toda su energía.

―... No puedo creerlo... Se suponía que hoy ganaría mi tercera medalla... Pero ahora... Ahora...

―¡Teddiursa!

―¿Teddiursa?

―¡Sa, Sa, Teddiursa!

La determinación del osezno era visible. Sabiendo que no podía decepcionarlo, Honoka se golpeó ambas mejillas para espabilarse y dijo:

―No puedo rendirme todavía. Todavía te tengo a ti para luchar.

―¡Ursa!

En las gradas, las menores daban sus impresiones sobre la situación de la pelijengibre.

―Creí antes del duelo que el ímpetu de Honoka-san podría sobreponerse a la fuerza de Maki-san. Teddiursa tiene las ganas de luchar, pero...

―Sí, es difícil que pueda derrotar a tres Pokémon él solo.

Regresando con Honoka, miró a Maki y le dijo:

―Maki-chan, elijo a Teddiursa como mi último Pokémon.

―Como quieras. De todas formas no me ganarás.

El Pokémon normal entró al campo y comenzó a mofarse de Torracat.

―Teddiursa ―le habló mientras lo llamaba moviendo su garra.

―¡Torracat!

―No alarguemos más esta batalla. ¡Torracat, usa Lanzallamas!

―¡Torra!

En cuanto el fuego estuvo a unos centímetros de él, Teddiursa dio un violento manotazo que alejó las llamas, dispersándolas como a un enjambre de insectos.

―¡Sa!

―¡Bien hecho, pequeño!

A pesar de ello, la chica no pudo evitar preocuparse por un detalle importante.

Es cierto que Teddiursa pudo evitar el Lanzallamas, pero tengo miedo de la Venganza. Teddiursa solo ataca cuerpo a cuerpo y aparte es tipo normal. No sé cómo vamos a vencer a Torracat.

―¡Torracat, acércate y usa Lanzallamas!

Así lo hizo el felino, pero Teddiursa rodó hacia un lado y lo esquivó.

―¡Teddiursa, Arañazo!

El osezno se lanzó contra su rival con las garras extendidas. Con lo agresivo que era Torracat, Honoka no tuvo tiempo para pensar en una buena estrategia y se vio forzada a recurrir a movimientos básicos con el riesgo de que su Pokémon recibiera una Venganza.

―¡Venganza! ―Justo el movimiento que la comepan quería evitar.

La pata de Torracat golpeó la cara de Teddiursa. El osezno tuvo «suerte» de que el ataque de su rival llegara primero, pero aun así acabó muy lastimado.

―¡Usa Venganza otra vez!

―¡Contraataca con Karatazo!

Ambos ataques colisionaron violentamente. Por un momento pareció que Torracat tenía la ventaja, pero Teddiursa usó su brazo libre para conectar el golpe. Aquello hizo retroceder al Pokémon de fuego, pero no bastó para derrotarlo.

―¡Ursa!

―¡Torra!

―¡Así se hace, pequeño! ―exclamó Honoka.

―No crean que eso será suficiente para vencer a Torracat. ¡Torracat, usa Colmillo de fuego!

Los dientes del felino se envolvieron en llamas y después arremetió contra Teddiursa.

―¡Arañazo!

Las garras del Pokémon normal golpearon primero.

―¡Sigue con los Arañazos!

Torracat comenzó a verse en problemas; el ímpetu de Teddiursa era demasiado.

―¡Torracat, regresa!

―¡No! ―reclamó Honoka―. ¡Justo cuando estaba logrando algo!

―Ya te dije que los reemplazos están permitidos para ambas partes. Me extraña que no los hicieras.

La pelijengibre hizo un puchero.

―Ahora usaré a mi Pokémon más fuerte. Así aseguraré mi victoria.

En cuanto Maki sacó su Pokébola, un escalofrío recorrió la espada de Honoka.

―¡Pyroar, a combatir!

―¡Pyroar!

«Pyroar, el Pokémon Regio. Tipos fuego y normal. El macho con la melena más grande es el líder de la manada. Las hembras protegen a los cachorros».

Por el tipo de melena que tenía, larga y extendida hacia atrás, estaba claro que el ejemplar de Maki era una hembra.

Da algo de miedo, pero... es parte normal... ¡Claro, Karatazo! ―pensó Honoka.

En las gradas:

―Maki-san va en serio. Su Pyroar es muy poderosa. Teddiursa lo va a sentir ―dijo Alisa agachando la mirada con algo de tristeza.

―Sin contar que Pyroar está completamente evolucionada. Teddiursa apenas está en su primera etapa... Onee-chan...

―¡Teddiursa, ve y usa Karatazo!

―¡Ursa!

Pyroar se mantuvo en su lugar y no se movió hasta que Teddiursa estuvo muy cerca de ella.

―¡Hipervoz!

La felina lanzó un estruendoso grito que golpeó al osezno. Como este estaba a centímetros de ella, no pudo defenderse del ataque, y ya que Torracat lo había lastimado bastante en el enfrentamiento anterior, no pudo aguantar por mucho tiempo. Tras salir volando, aterrizó a los pies de Honoka totalmente exhausto.

―... Ur... sa...

―¡Teddiursa no puede continuar, Pyroar es la ganadora! ¡La victoria es para Maki-sama, la líder del gimnasio!

―¡TEDDIURSA!

La pelijengibre tomó rápidamente a su Pokémon y lo acunó en sus brazos.

―Pequeño... ¿estás bien? ―preguntó mientras se le humedecían los ojos.

―Sa... ―respondió él débilmente.

También se veía la tristeza de las menores, aunque dadas las circunstancias del combate, intuían el resultado.

―Pyroar, regresa.

Ya con su Pokémon en su Pokébola, Maki miró a su oponente.

―Esperaba más de ti dada tu energía. Lástima que eso no se traspasó al campo de batalla.

Honoka no respondió; estaba demasiado ensimismada.

―Apresúrate en subir para que atiendan a tus Pokémon. Es lo menos que podemos hacer por los retadores que caen.

Dicho aquello, la pelirroja se dirigió al ascensor y subió por él.

Onee-chan...

―Honoka-san...

Yukiho y Alisa se acercaron a la pelijengibre, quien todavía no podía convencerse de lo que acababa de ocurrir.

―Chicas..., perdimos... Perdimos... ―No pudo contener las lágrimas―. ¡Perdimos!

Era la primera vez desde que se convirtió en entrenadora que Honoka perdía una batalla oficial; no se imaginaba que se sintiera tan amargo.

―Rápido, onee-chan, hay que subir.

―... Sí ―dijo la peijengibre con un hilo de voz.

Era imperioso que se replanteara algunas cosas si quería una revancha. En cuanto estuviera más calmada, pensaría en sus próximos pasos.


Y llegó el día en el que Honoka perdió. Muchos suponían que Maki sería demasiado para la pelijengibre y tuvieron razón. Por cierto, espero que se hayan dado cuenta del guiño al extra de la pelirroja.

El próximo capítulo vendría siendo la revancha.

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