En la escuela tanto a Beomgyu como a Yeonjun les perseguían las niñas. A las fans de Beomgyu les gustaba que él fuera el papá cuando jugaban a la casita, y las seguidoras de Yeonjun querían que fuera el príncipe que las rescataba. Ambos debían escoger si aceptar alguna propuesta para el recreo o jugar a alguna otra cosa.

—¿Vas a jugar con Rose hoy? —preguntó Beomgyu cuando ambos se encontraron en la entrada del patio de juegos.

—¿Tú vas a jugar con Yuna?

—¡Junnie yo te pregunte primero! —hizo un puchero.

—Pues si vas a jugar con ella yo iré con Rose —exclamó cruzándose de brazos.

—No quiero, pero si le digo que no va a llorar, no me gusta que las niñas lloren.

—A mi tampoco me agrada verlas llorar —admitió Yeonjun— pero me gusta más jugar contigo.

Y se quedaron sin saber qué hacer. Ellos querían jugar a ser Sherlock y Wackson, pero al parecer no tenían alternativa.

De pronto llegó otra niña de ojos muy bonitos a su lado. Si no mal recordaban su nombre era Yeji.

—Oigan, yo y mis amigos queremos jugar a los avengers ¿quieren venir? —preguntó la pequeña de trenzas con algo de vergüenza.

Yeonjun y Beomgyu se miraron y asintieron eufóricos.

—¿Pueden venir dos niñas más también?

—¡Claro!