El pirata y el Emperador de las llamas
One-shot Ace x Sabo, pedido de latontitasami
¡Espero que te guste!
♠️♠️♠️
─Únicamente y sólo por esta vez te lo diré, ¿de acuerdo? ─protestó el rubio cerrando los ojos con fuerza lleno de vergüenza.
Ace asintió complacido, mientras lo miraba a los ojos con mucha atención.
─Bien ─las mejillas del rubio se tiñeron de un ligero color rojo y abrió un ojo para ver la expresión del pirata ─¡Me gustas! ─exclamó enseguida.
─Vaya, con que era eso ─expresó Ace divertido.
─¡Sí, era eso! ─respondió ofendido creyendo que su confesión había sido tomada a la ligera.
─Bueno, para ser honesto... Tú también me gustas, Sabo ─expresó, mientras rodeaba su cuerpo con sus brazos ─¿Quieres que te demuestre lo mucho que te quiero? ─el tono de su voz había cambiado, ahora sonaba seductor y sus manos habían comenzado a acariciar la espalda de Sabo.
─Maldita sea, Ace. ¿Te has puesto caliente sólo con mi confesión? ─Sabo sintió cómo su corazón latía con fuerza, un torbellino de emociones inundaron su pecho. A pesar de la vergüenza, no pudo evitar sonreír al escuchar las palabras de Ace ─No puedo creer que estés así solo porque te dije que me gustas ─dijo, tratando de mantener la compostura.
Ace se acercó un poco más, su mirada intensa y juguetona.
─¿Y qué si es cierto? ─respondió en un susurro Ace, con una sonrisa traviesa que hizo que Sabo se sonrojara aún más ─¿No es emocionante saber que ambos sentimos lo mismo?
Sabo se mordió el labio, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción.
─Sí, pero... no sé si estoy listo para... Ya sabes ─murmuró, mirando hacia un lado. Aunque su mente le decía que debía tener cuidado, su corazón anhelaba estar más cerca de Ace. Ser uno con él.
Ace, percibiendo la indecisión de su amigo, suavizó su agarre y lo miró con ternura.
─No tienes que apresurarte. Solo quiero que sepas que estoy aquí para ti, sin importar lo que decidas ─dijo, su tono ahora era más suave y reconfortante.
Sabo lo miró, sintiendo una calidez en su interior.
─Gracias, Ace. Eso significa mucho para mí.
La tensión en el aire se transformó en una sensación de calidez. Ambos se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la cercanía, cada uno perdido en sus propios pensamientos sobre lo que significaba dar este paso.
Finalmente y después de un rato, Sabo rompió el silencio.
─Entonces, ¿qué hacemos ahora? ─preguntó, con un destello de emoción en sus ojos.
Ace sonrió ampliamente, sintiéndose más seguro.
─Primero, podríamos salir a dar un paseo. Hay un montón de cosas que quiero mostrarte. Y después... bueno, ya veremos a dónde nos lleva esto.
Sabo asintió, sintiendo que, aunque el futuro era incierto, había algo emocionante en compartirlo con Ace, quien sonrió, emocionado por la idea de pasar tiempo a solas con Sabo.
—¿Qué te parece si vamos a la playa? —sugirió.
Sabo, todavía un poco sonrojado por su confesión, asintió lentamente. La idea de estar junto al mar, lejos de las miradas curiosas, lo hacía sentir más a gusto.
...
Al llegar a la playa, el sonido de las olas rompiendo suavemente contra la orilla los envolvió. El sol estaba comenzando a ponerse, tiñendo el cielo de tonos naranja y rosa. Ambos caminaron descalzos por la arena, sintiendo la calidez bajo sus pies.
—Es hermoso —dijo Sabo, dejando escapar una sonrisa mientras miraba el horizonte.
—Sí, lo es —respondió Ace, sintiendo que la atmósfera era perfecta para abrirse más. —Me alegra que hayamos venido.
Tras un rato de caminar, Ace se detuvo y miró a Sabo, con una expresión más seria.
—Sabo… gracias por ser honesto conmigo. Significa mucho para mí.
Sabo se volvió hacia él, sintiendo que su corazón latía más rápido.
—Siempre seré honesto contigo, Ace. —A medida que hablaba, se acercó un poco más, sintiendo la tensión entre ellos.
Ace tomó la mano de Sabo.
—¿Sabes? —dijo, con un tono de voz suave —Creo que este es el mejor momento para demostrar lo que siento.
Sabo lo miró con curiosidad, pero antes de que pudiera responder, Ace se inclinó un poco hacia adelante. En un impulso, Sabo tomó la iniciativa y, con una sonrisa traviesa, lo besó suavemente. El contacto fue encantador, y el mundo alrededor de ellos pareció desvanecerse en ese instante.
Ambos se separaron, ligeramente sonrojados y sorprendidos por la intensidad del momento.
—Wow —murmuró Ace, sin poder contener una sonrisa amplia —Eso fue… inesperado, pero muy bueno.
—¿Te gustó? —preguntó Sabo, con un brillo travieso en sus ojos.
—Definitivamente —respondió Ace, su corazón aún latía con fuerza —Deberíamos hacer esto más a menudo.
Con una risa compartida, continuaron su paseo tomados de la mano, sabiendo que su relación había dado un paso hacia algo más profundo, algo que ambos habían deseado por tanto tiempo.
...
Después de disfrutar de su paseo por la playa, Ace y Sabo regresaron a la casa de Ace, riendo y recordando momentos divertidos de su infancia. La arena aún se notaba en sus pies mientras entraban, pero la atmósfera era cálida y acogedora que aquel detalle pasó de largo.
—¿Quieres quedarte un rato más? —preguntó Ace, mirando a Sabo con una mezcla de esperanza y nerviosismo.
—Claro, no tengo planes —respondió Sabo, sintiendo que el tiempo a su lado siempre era especial.
Se acomodaron en el sofá, y Ace se acercó un poco más. La tensión en el aire era palpable. Sin pensarlo dos veces, Sabo se volvió hacia Ace, y lo besó suavemente. Fue un beso dulce y sincero, lleno de emociones que habían estado guardando.
Ace sonrió, sus ojos brillaban con alegría. Se quedaron abrazados, disfrutando de la calidez del momento. La noche avanzó y, agotados por la jornada, decidieron ir a la cama. Ace le ofreció su habitación, y Sabo aceptó con una sonrisa. Ambos durmieron juntos, como siempre habían deseado.
...
Al despertar, Sabo se sintió envuelto en una profunda tristeza. Miró a su alrededor, los rayos del sol entraban por la ventana, pero la cama estaba vacía. La realidad lo golpeó con fuerza: Ace ya no estaba.
Con lágrimas en los ojos, Sabo recordó aquel día en la playa y todos los momentos hermosos que habían compartido. La risa, los abrazos, el beso... todo había sido real, pero Ace había fallecido tiempo atrás. Solo quedaban los recuerdos, y con ellos, la tristeza de una pérdida que nunca podría llenar.
Sabo se dejó llevar por las lágrimas, lamentando lo que había sido y lo que nunca volvería a ser. Sin embargo, también sintió una chispa de gratitud por los momentos que habían compartido, por el amor que había existido entre ellos, aunque ahora solo fuera un eco en su corazón.
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