Parte diez.
No tardaron mucho en conseguir una película y las típicas palomitas que acompañaban su linda salida al cine, por lo que entrar a la sala había sido fácil al igual que encontrar dos asientos que los dejara ver la película cómodamente.
Era una película cliché con la que los adolescentes llorarían a más no poder y el final iba a ser totalmente predecible, bueno, eso a palabras de Chan.
Aunque la película no era de su total agrado, algo que si lo era, era la calidez de la mano ajena sobre la suya, acariciando de vez en cuando sus nudillos con su pulgar y la manera tan fina en la que lo hacia, causando un extraño sentimiento de paz.
Al final de la función, salir de la sala tomados de la mano no hacia que el menor se pusiera nervioso, le parecía de lo más normal salir de la mano de quien era su cita, pero la situación y el pensamiento no era lo mismo para Chan, quien estaba nervioso por ese tacto, se había sentido de igual manera cuando se estaban dirigiendo al cine, pero ahora estaba más nervioso.
—¿Le gustó la película, hyung? —Felix pregunta al salir del cine, tomando un camino corto hacia el bus.
—Si —mentira, no recuerda ni una sola escena, las películas románticas no le gustaban lo suficiente —¿Y a ti.
—También, mucho —Felix le sonríe, con un sonrojo y su pequeña nariz roja, probablemente por el viento de la fría noche.
—¿Tienes frío? —pregunta aún sabiendo la respuesta, él menor estaba temblando y no llevaba ningún suéter con él, Chan lo pensó mucho pero aún así decidió quitarse el suéter que llevaba, no podía dejar que él menor sintiera frío.
—Hyung, pero usted...
—Estoy bien —Chan le sonríe mientras le abrocha aquel suéter y le ponía el gorro para tapar sus orejas —Perfecto, ahora pon tu mano en el bolsillo y dame la otra.
Chan toma la mano de él menor y la entrelaza con la suya, tratando de propinarle algo de calor humano.
Subieron al autobús que recién había llegado, a pesar de ser temprano, apenas las 7, ya estaba oscureciendo.
Chan había dormido mal y el sueño comenzaba a ser un problema.
Sintió la mano de su menor en su mejilla y lo obligó a recostarse en su hombro, era cómodo y tenía el espacio perfecto para su cabeza.
—¿Qué haces? —pregunta.
—Puse su cabeza en mi hombro —Felix contesta —¿Le molesta?
—Me molesta que me hables con tanto respeto, me haces sentir mucho más mayor, con que me digas hyung está demasiado bien —Chan sonríe, inconscientemente comienza a trazar línea imaginarias con sus dedos en la mano de Felix.
El camino era silencioso, cómodo y ambos lo admitían.
El autobús los dejó perfectamente cerca de la casa de Chan, por lo que caminar no era un problema.
—Felix —Chan habla un poco más bajo, la presión en el pecho, aquel sentimiento de comodidad y paz en su corazón estaba haciendo ruido en su cabeza, su llamado llamó la atención del menor quien lo mira nervioso.
—¿Si?
—¿Te gusto? —pregunta, sabe que está cerca de la casa del más alto, por lo que en cualquier momento puede correr y saber que Felix puede entrar a su hogar sano y salvo.
—Si —el menor responde con una sonrisa nerviosa —. Así es, me gustas, hyung.
Chan se atreve a verlo a los ojos, sintiéndose de un momento a otro atacado por esa mirada tan tierna e inocente.
—Que bien —se limita a contestar.
Caminan un poco más y cuando están en la puerta del hogar de el menor, es él mismo quien hace la pregunta más difícil para Chan.
—¿Y yo te gusto? —pregunta notablemente nervioso.
Chan no sabe que contestar, no sabe realmente la respuesta y tampoco la quería encontrar en ese momento, por lo que se acerca y sus manos tocan las mejillas del más alto, Chan hace un esfuerzo y levanta un poco más sus pies del suelo, colocándose de puntillas, pues los labios del menor están más lejos de su alcance.
Felix siente como el mayor choca sus labios con los suyos, y su nula experiencia lo hacen poner nervioso, haciéndolo quedar inmóvil, aún así, trata de aceptar el beso de la mejor manera posible.
Un beso inocente y sin ningún otro tipo de intención más allá de un pequeño sentimiento que apenas nace en el corazón de ambos, un pequeño sentimiento que muchos le hacen llamar; amor.
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