No considero que la historia detrás de ésta sea relevante, de hecho, sólo quiero resumir un poco mi sentir en cortas palabras porque he intentado sacar todo frente al espejo, pero de mi boca sólo salen sollozos, he querido contárselo a un amigo cercano y no ha funcionado. Como es parte de mi despedida, supongo que el papel y bolígrafo me pueden ser de ayuda. No puedo ofrecer detalles exactos o escenarios definidos ya que, aun después de todo el tiempo que ha pasado, no puedo ni escribir de manera adecuada, al menos escribiré más de lo que mi boca proyecta.

Ellos estudiaban en mi escuela, pero yo iba un año por encima. Solía verles también en el receso, solía sentarme en una de las bancas de madera de ese jardín en una escuela que ya no existe.  Creo que vendieron el terreno y construyeron un edifico, me gustaría que fuera de esa manera conmigo, vender mi corazón, que lo reconstruyan con metal y láminas de acero, así sería todo más fácil, pero ya entregué mi corazón y se lo llevaron para o regresar. No me explico como he estado viviendo.

A mi realmente me molestaba su cercanía, les veía juntos y veía rojo. Cuando uno es niño, simplemente siente a su antojo, sin pensar. Cuando se es joven, el tiempo pasa lento, como los días de escuela, pero cuando uno crece, se convierten en fines de semana. 

Era desesperante verle en el vecindario y la escuela, aparte les veía desde la acera contraria porque tomábamos la misma dirección, y si preguntas, ¿por qué no optabas por otro camino?, te diría que no quería. Así de simple.

La señora Park se encontraba feliz cada tarde, ya había llegado un nuevo muñeco de tortura y valgan verdades, a mí me alegraba. Sólo eso hizo bien la bruja. 

La ventana de mi habitación siempre me ha acompañado en los días de pseudo-espía, mi lápiz de grafito torturaba a cualquier hoja libre y comenzaba las notas del día.

<¿Es posible reírse de esa manera?  Hoy se divierte mucho, espero algún día podamos hacerlo juntos>.  

El era propenso a los resfriados, me percaté cuando su madre le perseguía con un suéter  y bufanda en mano. Siempre me pareció graciosa su interacción parental, era como la del gato y un ratón.  ME daba mucha lástima verle con la nariz roja y eso que en aquellos días ni asistía al colegio, pero él se escapaba para jugar con un poco de tierra del jardín. 

<No debería jugar así, enfermará peor. ¿Debería aconsejarle?>

He pensado en todo lo que podía decirle y nunca fui capaz. Me arrepiento tanto, al punto de tomar esta decisión. No sabía lo que era estar perdido hasta que en efecto le perdí. Recuerdo muchas cosas de esos días que he querido olvidar, pero sería negar su existencia y no quiero eso. 

La compañía de su fiel amigo me torturó por  años, para ese entonces ya habíamos crecido y me mantenía en el anonimato. Lo grato de los días a escondidas era que podía ver sus expresiones al atardecer.  

Él podía decir mucho sin abrir su boca. Sólo una mirada, gesto o acción me podía decir qué ocurría, si, me volví un completo acosador, pero si tu hubieras conocido la perfección, no pararías de verla.  Todo fue de color cuando me mantuve a la espera, pero cuando creí que por fin iba a ser el tiempo de iluminación, el color se perdió y la oscuridad reinó. Se sintió amargamente bien, después de mucho tiempo, años, conseguí intercambiar palabras, pero el pronóstico era malo. 

Me he vuelto a perder en recuerdo que me invaden cual lluvia de meteoritos, pero puedo asegurarte que mientras me mantuve a alejado todo marchaba bien. En una ocasión recibí una sonrisa de su parte, pero mi reacción fue realmente arisca,como yo. Fue en la segunda semana de abril, el había estornudado causando un sonido alarmante. Eso causó su risa y al percatarse de mi presencia atinó a sonreír al intruso que afectaba su momento de felicidad. ¿Cómo hubieras actuado si tu persona preciada te sonríe de la manera en la que el lo hizo? 

Es relajante poder recordar mientras el viento sopla en mi contra, lamentablemente, lo oscuro es lo que viene y los pulmones me fallan de tan sólo recordar. Esta historia se vuelve una cuando el inicio es un nudo y el desenlace es el final que he elegido. Antes de dar pie a lo que sería mi última carta, quiero decirte que; fui tristemente feliz, que me equivoqué y ocupé el tiempo que no tenía. Disculpa mi desorden, pero mi mano se guía por el desorden de mi mente. Disculpa también  por lo que vas a leer y si gustas puedes escupir en mi nombre porque la saliva en mi boca me invade y no estoy en el lugar adecuado para botar mi malestar hecho saliva.