Tritón #3
Espero que les guste~
Karamatsu corre, alejándose de su casa y de sus hermanos todo lo que puede, en pánico por lo que había sucedido y desesperado por las escamas azules que siguen apareciendo en su piel. No duelen pero pican, una sensación que solo se extiende. Tropieza en su apuro, apenas pudiendo esquivar a la gente en su camino y termina por encontrar un escondite temporal, donde se permite tomar un respiro.
-Esto no es bueno- sus manos están cubiertas por las escamas azul brillante, sin necesitar levantar su manga para saber que la mitad de su brazo estaba en el mismo estado, con sus uñas de un tono más oscuro y luciendo como garras. Tiene escamas en el cuello subiendo, amenazando con llegar a sus oídos que no tardarán mucho en transformarse y puede sentir la picazón en sus piernas. Si estas se convierten en una aleta, no tendrá como moverse, y esta muy lejos de la playa, no cree que llegue a tiempo pero tampoco quiere ir con Dekapan si es del todo sincero, esa enorme pecera se sentía muy pequeña y es lo que menos necesitaba. Quería nadar libremente, moverse sin restricciones.
Estaba aterrado y asustado, ser encerrado era lo peor de todo en su mente.
-Que mal- suspiro con cansancio, sintiendo que la culpa crecía en su pecho hasta amenazar con ahogarlo. Había lastimado a Ichimatsu, esta seguro que hasta lo había asustado, y luego les grito a los demás, de seguro causando dolor, solo para poder escapar. Se sentía como el peor hermano del mundo. No sabía si podría volver a casa y mostrar su cara con su familia, no después de lo sucedido, no quería enfrentar sus reacciones y preguntas.
Podía vivir en el agua por un tiempo, ¿no? Esta seguro de que sería lo mejor.
-¡Karamatsu Nii-san!- se tenso ante la voz, pudiendo reconocerlo con facilidad pero aun así, acurrucándose en su lugar, como si intentará esconderse o protegerse. Jyushimatsu era su hermano más amable, dulce y cariños pero era protector y podía molestarse si alguien lastimaba a sus hermanos. Y el había lastimado a Ichi, quien podía ser considerado el mejor amigo de Jyushi, que mala suerte. -¿Nii-san?- Kara se acurrucó, dándole la espalda, sin atreverse a mirarlo.
-E-Estoy bien, dame un segundo- podía sentir sus orejas cambiar, convirtiéndose en grandes aletas que si cabello ya no podía ocultar. Suspiro, pensando que hacer o que decir a continuación pero su hermano se le adelantó antes de que pudiera reaccionar. Kara se sobresalto cuando de repente, el rostro de su hermano estaba frente al suyo, con expresión curiosa y preocupada.
-Nii-san es azul- Jyushi se agachó frente al mayo, inclinándose apenas para poder mirarlo a la cara, pudiendo notar las obvias diferencias. Los ojos de su hermano eran azul os, lo habían sido desde hace días si lo piensa bien pero ahora, hay partes de su piel cubiertas de azul y aletas por orejas, además de dientes afilados visibles, además de las marcas que estaba apareciendo en las mejillas ajenas, luciendo como pecas azuladas y brillantes. -Y se ve genial- fue sincero, lleno de encanto por lo poco que podía ver, algo que logro hacer que Kara se relajara un poco.
Su hermano menor no lucia molesto como había esperado, solo curioso y hasta podía notar su preocupación hacia él. Quizás, el menor podría ayudarlo antes de cualquier otra cosa.
-¿Qué te sucedió, Nii-san?- ladeo la cabeza, sus manos cubiertas por sus mangas siendo cuidados mientras tocaba una de las mejillas del mayor, quien hizo a un lado el instinto y se apoyo pesadamente en el toque.
-Dekapan- fue lo único que se le ocurrió decir pero eso pareció suficiente, el Matsuno de amarillo abriendo los ojos con realización, soltando un sonido ligero y pensativo. -Yo...necesito...agua- puede sentir que las blanqueas se abren a cada lado de su cuello y a pesar de eso, puede respirar aire con total normalidad pero no puede estar mucho tiempo fuera del agua, no sin correr peligro de que sus escamas se secara y según le dijo Dekapan, eso podría ser incómodo y doloroso. Además, allí podría tener mejor movilidad con su cola y estaría alejado de la mirada de cualquiera.
-¿Agua?- parpadeo. -¡Oh!- se enderezo, mirando a su alrededor con apuro, solo para centrarse en su hermano una vez más. -¿Necesitas que te lleve a la playa?- pareció entenderlo sin necesidad de que el otro lo dijera en voz alta.
-Por favor- estaba luchando con su trasformación, atrasándola todo lo posible, sin querer que su ropa fuera destruida y obligado a volver desnudo a su casa para enfrentar las consecuencias de sus acciones.
-¡Bien!- pareció decidido Y Kara chillo de sorpresa al ser repentinamente alzado, aferrándose a su hermano. A veces, podía olvidar lo fuerte que realmente era Jyushi, quien en realidad no parecía siquiera molestarse por el peso que sostenía entre sus brazos. -En sus marcas, listos, ¡ya!- el de azul parpadeo, sus manos apretando la tela amarilla. Jyushi también podía ser el más rápido entre ellos cuando quería.
Lo bueno es que, incluso si estaban algo lejos, en realidad el Matsuno de amarillo llego a la playa. Un poco jadeante y sin aliento pero Kara lo abrazo con fuerza en medio de agradecimientos y cariño. Apenas tiene tiempo de sacarse la ropa, sin siquiera poder doblarla como lo había hecho muchas veces antes, sumergiéndose en el agua y permitiendo que la trasformación se completara, usando su cola para moverse con velocidad y agilidad, aliviado. Era bueno estar bajo el agua y nadar libremente.
No tiene muy en claro cuanto tiempo esta allí, pierde un poco el paso de los minutos si debe ser sincero, pero cuando asoma la cabeza, puede notar que es algo tarde. El sol ya esta abajo, amenazando con desaparecer y dar lugar a la luna junto a las estrellas pero a pesar de eso y de la ligera brisa algo fría que sopla debido a la hora, puede ver a Jyushi aun allí, sentado sobre una roca que sobresale del agua y algo lejos de la orilla, balanceándose como si estuviera tarareando una melodía, sin su buzo y medias, de seguro quedando junto a su propia ropa y zapatos en la playa.
-Podrías haberte ido a casa- se acerca, sonriendo y sintiéndose mucho más tranquilo en comparación a antes, pudiendo ver como el otro se animaba al verlo.
-¡Nii-san!- sonrío, grande y brillante, pareciendo dudar de si lanzarse al agua para abrazarlo o no y Kara esta algo aliviado de que no lo haga, lo que menos quiere es que su hermano menor se enfermara por volver mojado a casa. -Quería esperarte, así que me senté aquí- extiende las manos en su dirección, en una claro ofrecimiento y el segundo mayor duda unos segundos antes de aceptar, dejándose levantar y sentándose lo mejor que puede al lado de su hermano, quien lo abraza con mucho cariño. -Karamatsu Nii-san es un enorme pez ahora- lo dice con diversión, encantado por la gran y brillante aleta de tono azulado que ahora puede ver libremente.
-Según Dekapan, soy un tritón pero es básicamente lo mismo que una sirena- bufo, divertido por lo de pez.
-¿Nii-san fue sujeto de pruebas de Dekapan?- eso no era nada raro, para ninguno de ellos. Dekapan los conocía desde que eran niños y sabía perfectamente que tenía a 6 conejillos de indias que estarían dispuestos a lo que sea por dinero. Eso los hacia unos vendidos a todos, ¿no?
-Si pero esto no es temporal, será permanente hasta que él consiga lograr quitar este efecto- una cosa en la que el hombre estaba poniendo no mucho empeño según su punto de vista, porque parecía más interesado en estudiarlo, solo esperaba que no quisiera hacerle una autopsia o algo así de loco. Nunca se podía confiar del todo en un científico medio loco.
-¿Por qué lo guardaste como un secreto?- y eso era algo que había estado rondando en la mente del Matsuno amarillo desde que vio a su hermano sumergirse en el agua, con destellos de escamas azules siendo lo último que pude ver en ese momento antes de tener que sentarse y esperar, además de sentirse ansioso por no verlo con el pasar de los minutos que se convirtieron horas pero ese era un punto a parte. -No te hubiéramos criticado, todos somos sujetos de prueba de Dekapan- lo dice con total normalidad, como si eso no pudiera sonar raro para otras personas. -Además, te ves realmente genial~- y es tan sincero que Kara siente que su corazón se derrite de puro cariño.
-No fue vergüenza ni nada por el estilo, es que...- hizo una mueca, agitando apenas su aleta. Era bueno que el sol ya no estuviera en lo alto, así evitaba secarse demasiado rápido. -...no quería que Osomatsu se robara mi dinero, ni que Ichimatsu me ofreciera como sacrifico a sus gatos o que Todomatsu intentara venderme como animal extinto- Jyushi hace una mueca, asintiendo, entendiendo perfectamente. -Tampoco se lo podía decir a Choromatsu, no sabe como guardar un secreto ni para salvar su vida, y tu...- miro al menor, las aletas que tenía por orejas agitándose con cierto nerviosismo que se mezclaba con vergüenza. -...se lo habrías dicho a Ichimatsu de cualquier manera-
-Ah- Jyushi se tapa la boca con las manos, desviando la vista, incapaz de negar nada de aquello. -Lo siento mucho, Nii-san. Somos un desastre- es una verdad grande como una casa. -¿Es por eso que estuviste actuando raro en estos días?- lo cual tenía cierto sentido si lo pensaba mejor.
-Esto, viene con instintos salvajes- hizo un gesto hacia si mismo, haciendo una mueca. -Por mucho que sepa que son mi familia y los amo, aun son humanos y esto...- sacude la gran aleta que remplaza sus piernas. -...los considera enemigos de cierta forma, en especial cuando me atacan- la culpa volvió como una ola al recordar a su hermano de violeta. Esperaba que este no estuviera demasiado enojado o en serio iba a pensar seriamente a mudarse permanentemente al agua.
-Ichimatsu Nii-san fue malo contigo, así que te defendiste- algo que nunca habían pensado que sucedería alguna vez pero fueron testigo de ello. Había sido hasta aterrador ver la expresión salvaje de Kara, quien en realidad lucia dispuesto a hacerle daño a quien lo estuviera molestando pero ahora tenía más sentido su reacción. Se había sentido amenazado y atacado, así que siendo en parte salvaje, se había defendido. -Ninguno esta enojado, ni siquiera Ichimatsu Nii-san- hablo y Kara apretó los labios, resistiendo el impulso de morder su labio inferior con ansiedad al recordar que tenía dientes afilados ahora. -Solo están...confundidos y preocupados, te veías realmente asustado y...ese grito...-
-Lo sé, que desastre- hundió su rostro entre sus manos, las mejillas ardiendo de vergüenza. -¿Puedes decirles que lo siento?- lo mira, suplicante.
-¿Por qué no se lo dices tu?- ladeo la cabeza pero hay repentinamente frio en sus ojos y Kara suda con nerviosismo.
-Pensé...en darles algo de tiempo, ¿sabes?- entrelazo sus dedos, juagando con estos con ansiedad, desviando la vista pero un podía sentir la mirada fija del otro encima de su persona. -Quedarme aquí esta noche y nadar todo lo posible, los tritones no necesitan dormir demasiado al parecer, y volver en la mañana...después de hacer más pruebas con Dekapan- atrasar el encuentro con los demás todo lo posible, eso era lo que estaba haciendo. -Además, sin ofender a Ichimatsu pero...prefiero quedarme en otro lugar, lejos de él por el momento, sin darle la oportunidad de que me apuñale o algo así- hizo una mueca de horror de solo imaginarlo y el menor asintió ante eso, entendiendo el punto.
-En ese caso, ¡yo también me quedare!- Kara miro al otro con sorpresa, mientras Jyushi solo mostraba su usual y gran sonrisa, luciendo mucho más animado ahora. -Puedo dormir en la arena y mañana, después de ir con Dekapan, iremos con los demás ¡Ya veras que todos te perdonaran!-
-No, no, no, no- fue rápido en decir. -Tu iras a casa, te darás un baño con los demás y dormirás en el futón, puedes volver mañana por la mañana. Dormir en la arena seria horrible y hace mucho frío en las noches, de enfermarías y entonces, me sentiría peor- suspiro y el otro hizo un puchero. Entiende la razón tras las palabras ajenas pero eso no significa que sean buenas. -Vuelve mañana, ¿si?- sonrío, suave y amable, tomando las manos ajenas entre las suyas. A Jyushi no parece molestarle la ligera aspereza que viene con las escamas, devolviendo el apretón. -Te esperare aquí. Puedes traerme una toalla y ropa, incluso podemos ir a desayunar juntos- cuesta convencer a alguien tan terco como Jyushi pero al final, concierta insistencia, Kara se siente victorioso de lograrlo.
Se queda en esa roca, despidiéndose de su hermano de amarillo que se aleja con sus cosas entre brazos y no se detiene hasta que este desaparece de su vista. Solo entonces se permite suspirar y deslizarse hasta el agua, permitiéndose nadar una vez más.
Solo puede esperar que el mañana sea mucho mejor.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro