Quemado
Espero que les guste~
Nota: Basado en un Au donde Karamatsu queda con cicatrices de quemaduras
Nota-2: Para quienes no me conozcan, me gusta el drama, así que no se sorprendan mucho si me sale muy dramático ^_^
Karamatsu siente que su corazón se rompe cuando sus hermanos le dan la espalda a favor de las peras. Siempre supo que el amor de ellos hacia él era mínimo pero aun así, aquel gesto se sintió como un golpe de realidad directo al rostro que de alguna manera, dolía mucho más que las llamas que subían a un ritmo muy rápido y amenazaban con consumirlo. Hay dolor y tristeza que se mezclan en su pecho, con algo de traición y enojo, que se ven opacados por la repentina ola de depresión y cansancio que lo inunda. Ni siquiera intenta luchar contra las ataduras, ignorando la voz de Chibita en pánico, cerrando los ojos y esperando que el destino tuviera suficiente piedad en él como para depararle algo bueno.
Despertar es una gran sorpresa si debe ser sincero.
La conciencia vuelve de manera lenta, como despertar de un sueño profundo, pero hay arrepentimiento instantáneo cuando el dolor repentino llega a oleadas, maldiciendo entre dientes. Todo el cuerpo no sol le duele, le arde, la cabeza le zumba y le cuesta pensar, luchando por liberar sus manos, esperando poder de alguna manera cambiar la sensación. Siente pánico cuando no lo logra y de alguna manera, la desesperación y el dolor se vuelven agonía.
Queda inconsciente una vez más.
Karamatsu se siente tan perdido, no sabe donde esta o quien esta alrededor, el tiempo también es algo confuso porque no tiene muy en claro cuantas horas o días pasan, se siente flotante y confundido, sus despertares están llenos de dolor lo que solo aumenta su confusión y lo hace sentir tan perdido que es desesperante, solo para terminar hundido en la dulce y relajante oscuridad muchas veces.
Hasta que un día despierta y aunque el dolor aun esta presente, ardiente y punzante en cada parte de su cuerpo, es manejable. Es la primera vez en quien sabe cuanto que se siente realmente despierto, un poco más consiente incluso, lo suficiente como para notar que no esta en su cuarto. Todo esta horriblemente silencioso, a excepción de un extraño pitido cuyo origen no puede precisar de momento, y es blanco, muy blanco. No esta en su futón, la superficie en la que esta es mucho más blanda y su almohada se siente más mullida pero se siente apretado, como si se hubiera dormido con sus jean más ajustados y un buzo que realmente no le queda, incluso con un parche que tapa uno de sus ojos.
-...hospi...tal...- su garganta se siente en carne viva, algo que ignora a favor de observar lo mejor que puede a su alrededor, sin molestarse por su visión borrosa, y aunque le cuesta reconocer un poco su entorno, reconoce que esta en una habitación de hospital. Hay demasiado blanco para ser otro lugar y supone que el pitido insistente, que parece acelerarse un poco en ese momento, es un monitor para su corazón o algo así. Ha estado en el hospital antes, fue empujado del techo muchas veces, pero siempre había visto y escuchado de ese aparato en la tele, no entiende porque tiene uno.
Parpadea, luchando por aclarar del todo la visión del único ojo que parece tener disponible por ahora, cuando escucha movimiento y pronto, hay una mano en su pecho. Apenas presiona, solo lo suficiente como para hacerle saber que tiene compañía pero no como para empeorar el dolor que siente.
-Karamatsu- un rostro aparece en su linea de visión, lleno de angustia y preocupación mezclado con alivio y alegría. Matsuyo Matsuno esta allí, su mamá esta justo a su lado, con los ojos brillantes con lagrimas que pronto empezaran a correrán y luciendo casi como un ángel para el pobre adulto joven en la cama de hospital. Él quiere llorar de solo verla, abrazarla con fuerza pero no puede moverse.
-...mami...- su respiración también es rara ahora que esta un poco más despierto, como si le costara respirar y tiene la tentación de toser pero no la fuerza para hacerlo. Es una sensación rara. Jadea, notando casi de manera distraída que también parece tener algo que cubre su boca y nariz, una especie de mascara para respirar quizás, aunque no sabe si funciona realmente o no, aun le cuesta un poco respirar.
-Oh, mi bebé, mi pobre bebé- ella parece querer llorar también, apenas conteniéndose mientras le muestra una sonrisa temblorosa. Kara puede verla moverse, cree que esta acunando su mejilla con cariño maternal y aunque él en realidad no puede sentirlo realmente, se apoya en el toque sin pensar. No recuerda mucho, no tiene idea de que sucedió o que tan mal fueron las cosas como para que necesitara un hospital y su mamá estuviera tan angustiada pero su garganta arde y no tiene ánimos de siquiera intentar preguntar, así que solo disfruta de la máxima atención de la mujer. Cuando eres sextillizo, la atención de tu madre era algo que tenían que disfrutar al máximo antes de que alguno de tus hermanos hiciera algo tonto o algo así para que ella lo mirara.
Una imagen viene de repente a su mente, como una especie de recuerdo. Puede ver a sus hermanos parados en la ventana, con expresiones llenas de furia y cosas en sus manos que no duden en tirar. Jadea, lleno de repentino terror cuando un poco de su memoria vuelve a él. Fue secuestrado, golpeado y quemado, por eso esta allí.
-...mami...ellos...- se estremece de solo recordarlo, el pitido de la maquina que monitorea su corazón haciéndose más rápido. No sabe si sus hermanos están allí o no, no cree que estén realmente, pero a pesar de que los ama con todo su corazón, hay una parte de él que esta aterrada. Les tiene miedo, no quiere verlos.
-Shhhh, calma. Tranquilo, todo esta bien- Matsuyo se apresura a tranquilizarlo, manteniendo una mano en su pecho, sin hacer demasiada presión por miedo a lastimarlo pero poco dispuesta a dejarlo moverse de momento. -Solo somos tu y yo- le asegura con suavidad y algo en el interior de la mujer se rompe un poco al ver como su hijo se relaja ante eso. Sus hijos siempre habían sido bruscos entre si pero unidos a pesar de todo, no entiende en que momento las cosas fueron tan lejos. -Todo estará bien, tranquilo- ella se inclina para dejar un suave beso en su frente y a pesar de que Kara es un adulto, no puede evitar cerrar los ojos con deleite. El amor de su madre se siente como un bálsamo que alivia algo de su dolor y aunque aun se siente flotante, muy confundido, decide creen en las palabras de su madre. Ella nunca le mintió hasta el momento.
Se permite arrullar con una canción de cuna que no a escuchado en años y se hunde en la oscuridad, incapaz de ver a su madre llorar.
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