Quemado #12
Espero que les guste~
Nota: ¡Al fin!
Karamatsu, ahora que que pasaba más tiempo rodeado de sus hermanos, puede ver la notable ansiedad que invade el cuerpo de su hermano vestido de verde. Lo puede ver en su despeinado cabello, muy diferente a su intento de siempre a estar impecable y presentable por pura seguridad, el cuello de su ropa ahora siempre torcido, al mismo tiempo que retuerce sus dedos hasta el punto en el que es doloroso solo verlo.
Choromatsu siempre fue el más estresado en ciertas ocasiones, en especial porque su mente parecía funcionar a gran velocidad y sin su permiso, solo empeorando su propia ansiedad. Lo había visto muchas veces, en especial en la escuela.
-Choromatsu- decide acercarse por su propia cuenta, logrando sobresaltarlo, mostrando una pequeña y amable sonrisa cuando el menor se voltea a verlo, luciendo casi temeroso por unos segundos antes de relajarse al verlo. -¿Estás bien?- se mueve para sentarse a su lado, mirándolo con curiosidad. Solo puede imaginar lo que esta pasando por la mente ajena.
-Yo...debería preguntarse eso, ¿no?- lo mira con nerviosismo -¿En serio estás bien con todo esto? ¿Con perdonarnos a todos?- hace un gesto y eso algo que de seguro estuvo en su mente durante un tiempo. -Quiero decir, lo siento. Realmente lo siento. Siempre intento tacharme a mi mismo de "responsable" pero soy tan basura como los demás. Te...ignore, te lastime, estoy seguro de que hice mucho más y aun así, nos perdonas a todos- se pasa una mano por el cabello, despeinándolo un poco más. Casi se parece a Ichimatsu. Esta divagando, soltando todo lo que viene a su cabeza de momento, luciendo cada vez más ansioso pero Kara lo permite de momento, teniendo la sensación de que su hermano necesitaba desahogarse un poco. -Lo siento, lo siento tanto- y ahí es cuando se detiene, luciendo agotado pero al mismo tiempo, un poco aliviado de haber podido hablar sin restricciones .
-Son mis hermanos- Kara habla cuando se da cuenta que el menor no va a decir más nada de momento. -Los amo lo suficiente como para darles una segunda oportunidad, en especial cuando veo que realmente quieren cambiar- aun usaban apodos entre ellos de vez en cuando, eran hermanos después de todo, pero nada malas intenciones y habían puesto ciertos limites cada uno. Kara no había sido llamado "Kusomatsu" o "Doloroso" en meses, era un alivio que nunca supo que podía sentir realmente.
-¿Es en serio?- ambos se sobresaltan cuando alguien más se une. Todomatsu luce casi como un niño, con los ojos brillantes por lagrimas que aun no derrama y las manos apretando la tela de su buzo, temblando. -¿Aun nos amas a pesar de toda la mierda que te hicimos?-
-El amor es extraño, querido Totty. No siempre tiene sentido- parpadeo, dándose cuenta de que eso casi sonó como su versión poética y exagerada. Supuso que ciertas costumbres no morían demasiado rápido. -¿No me aman acaso? ¿A pesar de todo?- se refería a todo. Las ropas brillantes que espera alguna vez poder volver a usar y su extraña forma de hablar que a veces le sale sin su permiso, de las cicatrices y su aspecto actual. En general, hablaba de si mismo en total.
-¡Por supuesto que te amamos!- las manos de Choro flotando, como si no se atreviera a agarrar siquiera el brazo de su hermano, la desesperación presente en su rostro.
-¡Te amamos, tonto Nii-san!- Todo esta llorando, estropeando su adorable rostro pero no parece importarle mientras avanza para dejarse caer junto al par, inclinándose para apoyar su frente contra el hombro del mayor. -Somos malos para demostrarlo pero...te amamos. Muchísimo- se acurruco contra el costado de su hermano, cuidadoso al agarrar la tela azul cielo para apretarla. Era mejor que agarrar su brazos, temiendo lastimarlo.
-¿Ven? El amor es raro- extendió su brazo libre hacia el de verde, quien en realidad acepto el gesto, arrastrándose para poder acurrucarse contra el Matsuno de azul, quien logro moverse lo suficiente como para aplastar a ambos entre sus brazos. Ellos lo abrazaron con fuerza y Kara tenía la extraña sensación de que no se movería de allí por un tiempo. -Los amo lo suficiente como para perdonarlos esta vez...- acaricio sus espaldas, sin molestarse realmente por las lagrimas que mojaban sus hombros. De cualquier manera, iba a tener que lavar su buzo. -...pero no abusen de eso- golpeo ligeramente sus nucas, en una advertencia ligera de que estaba hablando en serio sobre eso. Sus respuestas suenan ahogadas e inentendibles, así que solo tararea, acariciando sus espaldas en modo de consuelo, volteando apenas la cabeza al ver algo de reojo. -¿Quieren unirse?- enarca una ceja hacia el resto de sus hermanos que los miran fijamente, luciendo felices de seguro porque al fin, las cosas están bien entre ellos.
-¡Abrazo grupal!- Jyushi es el primero en abalanzarse, abrazando la espalda de Kara lo mejor que puede, y eso es suficiente señal para los demás, que se acercan para unirse también. Muy pronto, Karamatsu esta en medio de sus hermanos, un poco apretado y ahogado pero contento al mismo tiempo.
Kara esta marcado de por vida, con cicatrices en su piel y mente que nunca desaparecerán realmente pero su amor por sus hermanos es fuerte y están tan feliz de tenerlos a su lado. Confía en que ellos no volverán a darle la espalda.
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