Día Cómodo #2
Espero que les guste~
Nota: Mi Headcanon personal, desde la peli, es que Karamatsu tiene pecas que oculta tras maquillaje :3
Nota-2: ¡Muchas gracias a quienes están leyendo! ^_^
Kara lucho contra la necesidad de removerse en su lugar, queriendo tirar del borde de su pantalón con nerviosismo pero sin poder hacerlo realmente por tener las manos llenas con las bolsas de las compras, solo pudiendo caminar de momento, esperando no tropezar con sus propios pies. Por alguna razón que no entendía del todo, el joven que casi le causa un paro cardiaco en el supermercado de repente fue su acompañante, hablando con tranquilidad y siendo muy amable al decir verdad.
Incluso se había ofrecido a ayudarlo con las bolsas a pesar de tener sus propias compras.
-¿Son 6?- el joven, que en algún punto se presento a si mismo con el apodo de Hiro, abrió los ojos con asombro. -¿Sextillizos?- Kara asintió, extrañamente satisfecho y orgulloso ante la expresión ajena, siempre era la mejor parte cuando hablaba de él y sus hermanos, una sorpresa que no había podido dar en mucho tiempo. -Auch, pobre de tu mamá- silbo, haciendo una mueca de dolor y el Matsuno solo pudo reír.
-Mi mamá es una mujer muy fuerte- inflo el pecho con orgullo. -Y muy paciente- agrego, agradeciendo al cielo o a quien fuera que le había dado tanta paciencia a su santa madre, quien en otras circunstancias, seguro ya los habría echado hace mucho. Ella era un ángel en su opinión.
-Me imagino que si- bufo, luciendo divertido y Kara se permitió sonreír, obligando a su cuerpo a relajarse del todo. Las charlas decentes con la gente no eran algo que le sucedía muy a menudo, así que se sentía un poco ansioso, en especial porque Hiro tenía una cierta aura de adulto joven y maduro relativamente armada, mientras él era un nini que aun vivía con sus padres. No sentía vergüenza, eso lo había perdido hace mucho, pero aun así, se sentía un poco pequeño a su lado y algo desnudo ante la falta de su usual ropa. Era una sensación rara.
-¡Ah!- Kara se enderezo con sorpresa cuando una mano de repente se encontró en su espalda baja, deteniéndose en seco junto a Hiro, quien en algún momento había movido todas las bolsas para sujetarlas con una sola mano. -¿Eh?- parpadeo, confundido, sintiendo las mejillas arder una vez más y alzando apenas la vista, sin atreverse realmente a mirar al otro a los ojos. Hace mucho que no se sentía tan nervioso y eso solo empeoraba al sentir la pesada mirada ajena encima suyo.
-Eres realmente adorable, ¿sabes?- sonrío, con un tono de burla ligera mezclada con diversión, y el Matsuno de azul solo pudo encogerse un poco en su lugar, avergonzado. Una cosa era coquetear vergonzosamente con gente desconocida, sabiendo que nunca iba a lograr nada realmente, pero otra totalmente diferente era recibir halados y cercanía de alguien de manera tan abierta. Su corazón se aceleraba, como el de un adolescente, no estaba hecho para esas cosas. -Ah...- Hiro sonrío, levantando apenas la vista para ver a quienes los observaban de lejos, pudiendo sentir el odio profundo y las claras advertencias silenciosas de que debía alejarse. -¿Tus hermanos son un arcoíris andante?- pregunto en un susurro que quedo entre ellos.
-¿Mis hermanos?- la mención apago un poco su nerviosismo y cuando miro, pudo notar rostros familiares muy mal ocultos en un triste intento de modo espía no muy lejos de donde estaban. -¡Son ellos!- deja las cosas que tiene con cierto apuro, sintiendo dolor por haberlas cargado tanto tiempo, y tropieza con sus propios pies, un brazo rodeando su cintura siendo lo único que evita que caiga encima de sus compras. -Gracias- suspira de alivio, molesto con su propia torpeza.
-No hay problema- y a pesar de todo, su brazo se mantiene rodeando la cintura del adulto de buzo azul, quien parece en realidad no darse cuenta del gesto.
Pero el resto de los Matsuno lo ven y es suficiente para enfurecerlos por alguna razón.
-¡Es un pervertido!- Osomatsu es el primero en salir de su mal escondite, señalando a Hiro de manera acusadora, este solo enarcando una ceja con cierta burla.
-¡Pervertido, pervertido!- Jyushimatsu salta con entusiasmo, su gran sonrisa luciendo tensa y los ojos algo vacíos, sosteniendo un bate sacado de la nada en una amenaza notable.
-Te matare- Ichimatsu tiene una expresión asesina en su rostro, con un aura oscura rodeando su cuerpo y haciendo que se viera algo aterrador, en especial con la capucha puesta y provocando cierta sombra.
-Ah, Karamatsu Nii-chan se ve muy joven- Todomatsu analiza al de azul con la mirada, este luchando contra las repentinas ganas que tiene de esconderse y no volver a salir, negándose siquiera a ver el rostro de su acompañante. -Podríamos hacerlo pasar como pedofilia- levanta su teléfono, el flash delatando su acción, pero no pareció molestase en disimular.
-Tienes razón, podría funcionar- Choromatsu parece mandar la parte cuerda de su cabeza al diablo y esta siguiendo el juego de sus hermanos, asintiendo tras el menor, totalmente de acuerdo.
-¡Oigan, no!- Kara decidió intervenir, adelantándose después de esquivar las bolsas en el suelo. -¡Eso seria un delito, ni se les ocurra hacer esa tonteria!- ni siquiera tiene sus anteojos golpear a alguno de sus hermanos y no piensa tirarles el monedero, su mamá lo mataría si no vuelve con el vuelto. -¡Además, tengo la misma edad que todos, bastardos chismosos!- gruño, sin poder entender el repentino comportamiento de ellos pero sin pensarlo demasiado porque tenían la tendencia a ser bastante aleatorios, sus aventuras raras eran suficiente prueba de ello. -¿Qué?- frunce el ceño cuando ellos se le quedan viendo, moviendo la mano para tirar apenas del borde de sus shorts, sintiéndose analizado de una manera muy extraña. -Ni siquiera es mi atuendo "doloroso", no pueden quejarse- frunce el ceño, a la defensiva.
-...hay mucha pierna- parecen haberse puesto de acuerdo para decir eso.
-¡He usado shorts más cortos que este!- en serio que no los entiende.
-Yo creo que se ve muy bien~- Hiro, solo por el placer de molestar a quienes lo miraban con odio e intenciones homicidas, no dudo en comentar. Kara chillo, ahogado y lleno de vergüenza al escucharlo, sin sorprenderse cuando hasta sus orejas se pusieron rojas.
-¡No te metas!- y eso solo pareció alimentar la ira de los demás hermanos.
-Supongo que si ustedes quieren acusarme de pervertido y pedófilo, debería hacer que valga la pena- avanzo sin mucho problema, adorando ciertamente molestar a esos hermanos notablemente celosos y un poco encantado por la confusión obvia que venía del que estaba vestido de azul, como si no pudiera entenderlos. Tenía la sensación de que sus acciones tendrían consecuencias pero que Kara las disfrutaría. -¿No es así, lindo?- rodeo la cintura del de buzo azul con sus brazos, apoyándose en su hombros, mostrando una sonrisa llena de superioridad y burla. La cabeza de todos los Matsuno estaban que echaban humo, uno de ellos por vergüenza y nerviosismo, los otros de ira y celos.
-¡Jyushimatsu!- eso suena como una orden viviendo del Matsuno vestido de rojo.
-¡Pelota!- el de amarillo saca una pelota de la nada, que lanza con sorprendente facilidad y Hiro tiene suerte de tener buenos reflejos, alejándose del pobre chico que hace sonidos como de olla hirviendo justo a tiempo antes de ser golpeado. La pelota viaja a gran velocidad, estrellándose contra algo mucho más allá y provocando un fuerte ruido que llama la atención pero nadie parece realmente sorprendido.
-Vaya fuerza~- silbo Hiro con asombro ligero, levantándose y sacudiendo su ropa, aun luciendo orgulloso. Molestar hermanos protectores siempre era divertido, no puede negar eso.
-¡Ah!- el de azul reacciona ante el estruendo, agitando la cabeza como para despejar del todo su mente y golpeando apenas sus mejillas, obligando a que su vergüenza se calmara un poco. -¿Estás...?- tiene la intención de acercarse al joven, algo preocupado porque sabe cuanto puede doler realmente un golpe de alguien con la fuerza de su hermano, pero apenas puede dar un paso en su dirección antes de este mismo se interpusiera en su camino.
-Karamatsu Nii-san~- Jyushi tiene una gran sonrisa, luciendo más amigable y animado que antes, su bate guardado en algún misterioso lugar como siempre. -¡Mío!- sus manos ocultas bajo las largas mangas amarillas se extienden, alzando al mayor antes de que este pudiera quejarse siquiera y dando un salto de victoria. -¡Lo tengo!- los demás le aplauden por alguna razón.
-¡Bájame en este mismo instantes, Jyushimatsu!- chillo Kara, sin entender exactamente aun que rayos estaba pasando con sus hermanos. Estaban locos, en serio que si. -¡O-Oye, no! ¡Jyushimatsu!- lucho contra el agarre ajeno, incluso sabiendo que era inútil, optando por golpear la espalda ajena y extender sus manos en dirección a las compras en el suelo. -¡Las compras de mamá!-
-Nos encargamos, tranquilo- el de verde es quien se adelanta, junto al de rojo, que miran a Hiro con mala cara mientras se inclinan para agarrar las bolsas y volver con el resto de sus hermanos.
-¡Hasta nunca, pervertido!- ni siquiera lo miran al decir aquello, alejándose con toda la intención de volver a su hogar.
-¡No es un pervertido!- el de azul parece más un rehén pero de los resignados. -¡Lo siento mucho!- saluda al joven con expresión arrepentida, esperando que el pobre no estuviera demasiado ofendido por la actitud de sus hermanos y deseando que tuviera la oportunidad de disculparse correctamente algún día.
-Adiós- Hiro solo sonrío, saludando, bufando y riendo apenas el extraño grupo desaparece de su vista. El de azul le pareció lindo, por eso se acerco, pero el bonus de poder molestar a sus hermanos había sido algo repentino que sin lugar a dudas disfruto, incluso si eso se sintió peligroso. Solo podía esperar que Kara encontrara el papel con su numero de teléfono que coló en el bolsillo de su buzo para poder hablar y volver a encontrarse.
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