Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Adolescente #3

Espero que les guste~

Karamatsu termino por hablar de mucho más de lo que había pensado. Desde su último años, tenso y que termino en una pelea en su día de graduación que casi destruye por completo la relación de hermanos, hasta el día de muerte prematura y repentino despertar en su cuerpo más joven. Había mucho allí y aun así, ella lo escucho con atención, sin interrumpirlo en ningun momento.

-Vaya, esa...si que es una historia- Kimiko tararea en cuando el segundo mayor termina de hablar, luciendo entre asombrada y sorprendida.

-Una locura, ¿no?- tiro otra colilla de cigarrillo apagada en la bolsa junto a las demás, notando de manera distraída que era su quinta o quizás la sexta, haciendo una ligera mueca. No era la mayor cantidad que había consumido, no en comparación a sus 18 o sus momentos más feos de estrés y ansiedad, pero este era un paquete ajeno y sintió una punzada de culpa. Se lo tendría que compensar de alguna manera. -No te culparía si no me crees- y a pesar del alivio de haber hablando, desahogado si tenía que ser sincero, ahora quedaba ese ligero miedo de ser tratado de loco o algo así. 

-¿Bromeas?- ella pareció salir de su estado de sorpresa, enarcando una ceja en su dirección. -No sé si te diste cuenta pero este lugar es realmente raro- hizo un gesto en general, en referencia a donde vivían. -Hay un hombre mayor que solo usa calzoncillos, que se sabe que hace experimentos locos y grandes inventos pero nunca fue denunciado ni nada por estilo- Kara reconoce a Dekapan en esa descripción. -Hay un niño/adolescente/adulto, no tengo idea de que es porque nunca parece crecer o envejecer pero tiene la peor suerte de todas. Lo he visto ser perseguido por animales salvajes salidos de la nada, salir disparado para chocar contra algo en el cielo y estrellarse contra el suelo, solo para caminar por si mismo al hospital. Ese sujeto si que es un milagro andante- él sabe que se refiere a Hatabou. -Eso son solo algunas de las cosas raras que vi aquí y estoy segura de que han sucedido cosas más locas- se paso una mano por el cabello plateado y él no pudo decir mucho contra eso. Tenía razón. -Así que, por mucho que suene como algo poco creíble y totalmente sacado de un manga o un anime, diré que te creo-

-¿En serio?- y el alivio lo inunda por completo. Que alguien crea en su palabra, en especial cuando no tiene ninguna prueba a mano, es una sensación difícil de describir al decir verdad pero esta agradecido por ello.

-Por supuesto- ni siquiera duda, luciendo seria y segura de sus propias palabras. -Además, todo eso explicaría tu actitud de ahora- él la miro, ladeando la cabeza con curiosidad. -Desde mi punto de vista, eras tímido y bastante callado, creo que usualmente te veía seguir a uno de sus hermanos por algún lado...- Kara hizo una mueca. Había intentado muchas veces hablar con sus hermanos, intentar reconciliarse o al menos que le hablaran de frente pero todo siempre termino en un rotundo fracaso. -...pero eres muy diferente ahora. Más confiado y hablador pero al mismo tiempo, luciendo perdido y confundido. Creo que es difícil de explicar-

-Creo...que puedo entenderlo- si lo pensaba bien, era diferente a su versión adolescente y supuso que eso se debía notar, incluso si esa no era la intención. -Gracias- ella le sonríe y es entonces cuando el timbre suena, llamando su atención.

-Rayos, cambio de hora- ambos se movieron para levantarse con cierto apuro, él sacudiendo su pantalón por seguridad e inclinándose para agarrar las cosas en el suelo, mientras ella hacia lo mismo con su falda y se acomodaba la chaqueta, guardando los objetos en sus bolsillos una vez más. Caminando juntos para bajar y volver a clases. -Toma- Kimiko saco dos caramelos de su bolsillo, quitándole el papel a uno para llevárselo a la boca y extendiéndole el otro a su compañero.

-Gracias- lo acepto, esperando que el caramelo mentolado disimulara el aroma en su aliento pero oliéndose las manos. -Apesto a humo- ambos lo hacían y aun así, rieron, esperando que las siguientes horas pasaran más rápido.

Al terminar la jornada escolar, Karamatsu esta algo asqueado por los caramelos de menta, tiene aroma a jabón en las manos y lleva su chaqueta en brazos, esperando que el aroma no sea demasiado fuerte.

-¿Temes que tus hermanos se enteren de lo que hiciste?- Kimiko parece divertida por alguna razón, casi burlona pero de una buena manera, caminando a su lado y balanceando apenas su bolso de forma distraída.

-No, ellos no son el problema- mira de reojo a su alrededor al llegar al portón, haciendo una ligera mueca de decepción momentánea de no ver a ninguno de sus hermanos cerca, solo para sacudir la cabeza y animarse al notar que ambos estaban yendo en la misma dirección. Estaba caminando con su nueva amiga, eso era emocionante. -Mi mamá es el tema. Tendré muchos problemas si ella se entera-

-Dile que pasaste muy cerca de un grupo de fumadores o algo así- ella levanto su brazo, oliendo ligeramente la manga de su ropa. -Usare esa excusa con mi hermano y mi mamá- el aroma en ella no era tan fuerte, debido a que solo fumo uno para su suerte, pero estuvo muy cerca de Kara durante su momento de desahogo y el olor era algo pegajoso. -Antes de que se me olvide, dame tu teléfono- él parpadeo, revisando su bolso hasta que encontró el aparato de tono azulado, entregándolo sin mucha queja. -Te daré mi numero. Mándame mensaje si estar aburrido, quieres compañía o lo que quieras, para que podamos salir- se lo devolvió y el Matsuno sonrío, brillante. Esta vez, tenía una amiga en secundaria.

-¡Lo hare!- ella río, creyendo que él se veía por unos segundos como un niño que había recibido un regalo de cumpleaños.

-Me tengo que ir- señalo hacia otro camino después de alguna cuadras. -¡Adiós, Kara-chan! No duden en mandarme mensajes~- cruzo la calle y se alejo, el joven despidiéndose con un ligero ademán de mano, sintiendo una cierta emoción ahora por ir a la escuela al día siguiente. Tenía una amiga, alguien que le creyó sin mucho problema. Aun así, extrañaba un poco a Chibita si lo pensaba bien, quien había sido su único amigo durante años.

Espera que puedan volver a ser amigos ahora.

-Me voy a casa~- continuo su camino y tarareo una melodía, de una de esas canciones que había escrito especialmente para cantar con su hermano menor vestido de amarillo en el techo. A pesar de que el principio había sido un poco abrumador y repentino, se sentía mejor ahora, un poco más tranquilo y aunque no tenía muy en claro que se suponía que debía hacer, estaba decidido a continuar lo mejor pudiera. Haría algunas cosas diferentes esta vez.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro