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Adolescente

Espero que les guste~

Nota: Por si no se entiende, Karamatsu adulto muere y de alguna manera, vuelve a su cuerpo de cuando tenía 14 o 15 años

Nota-2: Leyendo y averiguando un poco, estuve viendo el sistema de educación de Japón. Tienen Educación primaria (6 años de edad hasta los 12) y una Educación secundaria (12 años de edad hasta los 15) pero también tienen algo llamado Educación superior o Preparatoria (15 años de edad hasta los 18) a donde ingresan con un examen o algo así. No voy a meterme mucho en eso, solo hare menciones de Kara y los demás yendo a la escuela pero dejare esto aquí como información para mi y para ustedes xD

Nota-3: Mi primera intención fue usar al famoso Camión-kun pero algo más se me ocurrió y así quedo ^_^

Nota-4: Este es, sin duda, el cap más largo hasta el momento en este libro

Nota-5: Puedo admitir que...me emocione un poco de más :3

Se suponía que era una noche como cualquier otra, en una zona relativamente tranquila a pesar de toda la locura que podía suceder, con ellos seis caminando a paso lento hacia su casa. Todo iba bien, normal y mucho mejor de lo usual para los sextillizos Matsuno, que bromeaban entre ellos de manera juguetona y hablaban sin necesidad de insultos para variar, empujándose la responsabilidad entre ellos de armar el futón apenas llegaran y luchando por quien tomaría el primer turno para el baño. Nada nuevo al decir verdad.

Hasta que ellos salieron de la nada.

Un grupo, ladrones, armados al parecer y que por alguna razón, habían decidido robarles justamente a ellos, sextillizos desempleados que aun vivían con sus padres. Todo sucedió muy rápido, tanto para los ladrones como para los hermanos, como una especie de borrón loco y con cierto pánico que termina con un fuerte ruido que resuena, un disparo que viene del arma de alguno del grupo. Ellos se asuntan, al parecen no tenían la intención de que eso sucediera, dejando todo atrás para poder darse media vuelta y huir como unos cobardes que sudan de miedo, dejando a los sextillizos jadeando, por la sorpresa y la adrenalina que recorre sus sistemas. Ninguno se lo había esperado.

Kara parpadea, lento y pausado, sintiéndose repentinamente extraño y con un dolor punzante en su pecho que elige ignorar a favor de ver a sus hermanos, confundido por no poder escucharlos claramente por alguna razón. Osomatsu habla, de seguro preguntando el estado de los demás con preocupación y mirando a los menores entre ellos primero. Jyushimatsu salta, mostrando una gran sonrisa, demostrando abiertamente que esta bien a pesar de que su manos tiemblan por sentirse sacudido ante la situación. Ichimatsu se acurruca un poco más en su buzo, dando un ligero asentimiento, algo pálido pero aliviado. Choromatsu habla, notablemente ansioso y nervioso, notablemente asustado pero luchando por relajarse. Todomatsu solo asiente, silencioso y tímido, un poco asustado también pero mayormente bien.

El Matsuno de azul siente un momento de alivio y es entonces cuando la adrenalina de su encuentro en realidad empieza a desaparecer, lo suficiente como para que el dolor en su pecho sea mucho más notable, lo suficiente como para que se queje y llame la atención. Ellos lo miran y él no entiende la razón tras el horror puro en sus expresiones, no hasta que levanta débilmente su mano para tocarse el pecho, bajando la vista ante la sensación húmeda que llega a su mano.

Hay un sudor frío que recorre su espalda, con el miedo retorciendo su estomago. Puede ver sangre, una mancha rojiza en su buzo azulado favorito que solo parece hacerse más grande con cada segundo que pasa y entonces, la realidad golpea al joven adulto. Le dispararon, esta herido y se desangra.

-Oh...- Osomatsu esta allí de repente, invadiendo su espacio personal, hablando muy rápido y en pánico, sus manos temblorosas pero con un agarre firme sosteniendo a su primer hermano menor para ayudarlo a llegar al suelo al ver sus piernas temblar. Karamatsu pronto se encuentra recostado sobre su espalda, en medio de la vereda poco transitada, pudiendo ver las estrellas por unos segundos antes de que el rostro de su hermano se eleve por encima del suyo. Todomatsu se aleja, llorando abiertamente, mientras Choromatsu lucha por mantener la compostura y sus dedos temblorosos marcan el numero de emergencias, esperando poder conseguir ayuda.

-¡Resiste!- y el de azul lo esta intentando, en serio que si, pero es difícil. Apenas puede respirar, jadeando con cierta desesperación, sintiendo que el aire realmente no llega a sus pulmones pero que estos se siente llenos y pesados, con algo liquido que sube por su garganta y llega a su boca, amenazando con ahogarlo. Necesita mucha fuerza para toser, el liquido en su boca pronto manchando sus mejillas y barbilla. Es sangre, el joven adulto puede saborearla.

-¡Karamatsu!- lucha por concentrarse, parpadeando múltiples veces para aclarar su vista e intentando apartar las lagrimas, sin saber en que momento empezó a llorar, llegando a ver aquellos rostros tan parecidos al suyo pero diferentes a la vez, llenos de pánico y angustia, llorando abiertamente. Oso se mueve, colocando sus manos sobre la herida, haciendo una mueca ante la queja de su hermano menor pero sin hacer amague de alejarse, incluso cuando la sangre mancha sus manos y ropa.

-...cansado...- el segundo mayor se relaja, de alguna manera sabiendo que no tiene salvación, sintiendo que el cansancio opaca el dolor y la somnolencia repentina lo invade. Quiere cerrar los ojos y dormir. 

-¡Karamatsu Nii-san!- Jyushi se mueve para sostener una de las manos de su hermano, luchando por mantener su sonrisa en su rostro cuando este se mueve apenas para mirarlo pero sin poder contener sus lagrimas que salen casi como una especie de cascada. Se aferra con desesperación, ignorando las manchas rojas en las mangas de su buzo, deseando que eso fuera suficiente para que su hermano se quedara. -...Nii-san...- solloza, al borde de desmoronarse al verlo parpadear, demasiado pausado para su gusto. Parece que esta a punto de rendirse.

-¡Bastardo!- Ichi se mueve para estar junto a su hermano de amarillo, colocando sus propias manos sobre las ajenas para aferrarse también a su hermano herido, odiando las lagrimas que corren por sus mejillas. -¡No te atrevas a morir!- es una suplica más que una orden, luchando porque su expresión no decayera.

-...lo siento...- Kara les muestra la mejor sonrisa que puede, esperando poder demostrarles todo el cariño y arrepentimiento que tienen en ese momento, lo que solo logra que el llanto de todos empeore. El segundo mayor se siente mal por haberlos lastimado y causarle tanta angustia pero por sobre todo, se siente mal por dejarlos solo.

Se suponía que iban a ser 6 por muchos años pero al parecer, eso no se podrá y eso duele, para todos allí.

-...lo...sien...- su disculpa queda incompleta cuando el cansancio lo inunda por completo, su conciencia desvaneciéndose a pesar de sus mejores esfuerzo, cerrando sus ojos al mismo tiempo que su expresión se relajaba y su cabeza se termina de inclinar. El de violeta y amarillo solo sollozan abiertamente, aferrándose a la mano floja que se niegan a soltar. El de rosa, que se mantuvo alejado al no saber que saber, solo puede cubrirse el rostro con horror y llorar en silencio, con el de verde haciendo grandes gesto a la ambulancia que se acerca, secando inútilmente sus propias lagrimas con la manga de su buzo. El de rojo llora, con expresión determinada, manteniendo presión sobre la herida de su hermano hasta que los paramédicos lo tienen que apartar.

Karamatsu llega al hospital pero es demasiado tarde. Muere allí, dejando a los sextillizos Matsuno como quintillizos ahora, los cuales se abrazan y lloran a gritos por la perdida de uno de los suyos, hundiéndose en luto.

Sin que nadie pudiera verlo o saberlo, el alma de Karamatsu Matsuno no fue al infierno como muchos esperaban ni siquiera al cielo, sino que volvió al pasado por obra de algún ser celestial sin nada que hacer y con una idea en mente.

Para Kara, todo es confuso. En un momento, estaba hundiéndose en la oscuridad silenciosa y de repente, se sentía como si estuviera siendo arrastrado, llevado a la fuerza y en contra de su voluntad a algún lugar que no conoce de momento, sin poder hacer nada más que chillar y rezar. Su alma se siente sacuda cuando es bruscamente empujado, sintiéndose como si hubiera caído de golpe, una sensación loca y que lo llena de suficiente adrenalina para obligarlo a abrir los ojos.

Ser capaz de abrirlos es toda una sorpresa.

-Oh....- esta confundido, en especial cuando abre la boca y deja entrar una gran bocanada de aire que sentía necesaria, inflando su pecho hasta el limite y manteniéndolo así por un segundo antes de dejarlo escapar todo en un largo suspiro, asombrado de poder respirar. No lo entiende, se siente perdido, sabe que murió pero de alguna manera, de repente, esta vivo. Puede respirar y ahora que es consiente de ese detalle, puede sentir que tiene un corazón que palpita en su pecho, un poco acelerado pero esta allí, su signo de vida. -...cielos...- esta sacudido por todo lo que sucedió, no puede dejar de temblar y aunque una parte de si esta aliviado de estar vivo, quizás en su siguiente vida o algo así, hay otra parte que se siente triste. Sus hermanos se quedaron atrás.

O eso piensa, hasta que se voltea y se encuentra con una sorpresa.

-¿Eh?- en donde esta, esta apenas iluminado pero aun así, puede ver quien esta a su lado izquierdo. Es un rostro joven, realmente joven, de mejillas algo regordetas y acurrucado de costado, con las manos contra su pecho. Lo reconoce, incluso entonces, es Todomatsu. Extiende un dedo antes de poder evitarlo, empujándolo muy suavemente, haciendo que se removiera y se quejara pero sin despertarse. -¿Entonces...?- se sienta, mirando a su alrededor. Puede reconocer a cada uno de sus hermanos, quienes duermen de manera desorganizada, como si intentaran mantener una distancia entre ellos a pesar de que dormían en un mismo futón.

Durmieron así en su adolescencia, cuando las cosas estaban tan tensas entre ellos que no podían hablan sin pelear o mirarse sin terminar a los golpes.

-¿Qué...?- mira sus propias manos, pensativo. Son más pequeñas, esta seguro de que todo su cuerpo es más pequeño que su versión adulta, pero le faltan los callos endurecidos por su practica continua con la guitarra y las pequeñas cicatrices de sus aventuras en la cocina. -No puede ser, ¿o si?- duda pero termina por moverse, ansioso y nervioso al mismo tiempo, sintiéndose torpe mientras esquiva a sus hermanos y camina hacia la puerta tan silencioso como puede en medio de su apuro. Camina por el pasillo, llegando al baño, prendiendo la luz y cerrando la puerta solo por seguridad, respirando profundo para armarse de valor antes de atreverse a mirarse al espejo.

Es su rostro adolescente lo que le devuelve el reflejo. Tienes esas mejillas regordetas que perdió cuando empezó a hacer ejercicio a cierta edad, manchadas de pecas por la palidez de su piel ante la falta de toma de sol y es más bajo, puede verlo.

-¿No me morí acaso?- toca el espejo, alejándose ante la frialdad y termina por pellizcarse, sintiendo dolor. Hasta puede jurar que su pecho tiene una sensación que cree que es como el dolor fantasma, donde había sido herido. Eso sucedió, sus recuerdos están ahí, así que no tiene sentido el estar en su versión más joven. -¿Qué rayos sucedió?- no lo entiende y sin importar cuantas veces le de vueltas al asunto, nada tiene sentido. -¿Esto es...trama de uno de esos comics y animes de renacimiento?- ah, esta enloqueciendo. -¿No se supone que en ese caso debería renacer en otro cuerpo o en otra vida y no en una versión más joven de mi mismo?- muchas preguntas y dudas pero ninguna respuesta.

Nada tiene sentido.

-¿Qué se supone que debo hacer ahora?- termina por hacer sus necesidades, sintiendo un cierto dolor en su vejiga que se alivio rapidamente y sale del baño, caminando a paso lento hasta su habitación. Aun es muy temprano, aunque no tiene muy en claro cuanto falta para que los demás se despertaran pero no tiene idea de que hacer excepto sentarse allí, rodeado de sus hermanos al menos. -Supongo que no me queda otra más que continuar- hace una mueca. -¿Revivir mi último año antes de la graduación? ¿El peor de todos?- bufo para si mismo, abriendo la puerta y entrando, cerrándola tras de si. -No sé si tomarlo como una bendición o un intento de tortura- miro a sus hermanos dormidos, su último recuerdo de ellos viniendo a su mente. Llorando, desesperados, intentando y suplicando que se quedara. Hay algo en su interior se remueve, sus ojos ardiendo al mismo tiempo que sus manos se aferraban a su pijama, permitiendo que las lagrimas salieran. Siente culpa y tristeza, por la vida que perdió de cierta manera, pero alivio y alegría por poder aun estar a su lado, incluso si esta de vuelta a una de sus peores etapas.

Solloza, silencioso pero aun así, uno de los cuerpos en el futón se remueve.

-Maldita sea- es Osomatsu, Kara puede reconocer la forma tan particular en la que se le alborota el cabello. -Más te vale que tengas una buena razón para estar de acosador ahí o te juro que te mandare a dormir de un golpe- agito su puño en una amenaza clara, de mal humor de haber sido despertado tan temprano pero aun luciendo algo adormilado.

-Yo...- su primera intención es disculparse pero su voz se rompe y solo puede sollozar. Recuerda haber visto la desesperación en el rostro de su único hermano mayor, su voz que le ordenaba que resistiera y sus manos presionando la herida en ese momento. -...Nii-san...- quiere abrazarlo pero no sabe si esa versión de su hermano lo aceptara de buena gana.

-Oye- su tono cambia y se mueve para levantarse, acercándose con pasos cuidadosos. Tiene esa expresión llena de preocupación en su rostro, demostrando que incluso cuando no se están llevando bien exactamente entre todos, sigue siendo un hermano mayor. -¿Estás bien?- se inclina apenas para mirarlo, mostrando una pequeña sonrisa pero hay dolor en sus ojos, su corazón se retuerce al ver a uno de sus hermanos tan angustiado. -Puedes hablar con tu Nii-chan, siempre estoy aquí- y eso solo logra que Kara solloce como un niño, sintiéndose pequeño, incluso si tiene el alma de un adulto y el cuerpo de un adolescente. Para el mayor, ese llanto no es una broma o algo sin importancia, es serio, lleno de angustia y dolor que no sabe la causa tras eso. -Ven aquí- abre los brazos y el menor no duda en obedecer, medio derritiéndose entre los brazos que lo rodean. El segundo mayor solo hunde su rostro en el hombro ajeno y se aferra con fuerza a su pijama, sintiendo las manos de su único hermano mayor que acarician con cariño y dulzura su espalda. -Ya, ya. Nii-chan esta aquí, así que todo estará bien- Oso luce confundido y perdido pero aun así, intenta consolar a su angustiado hermano.

Los demás se sientan, despiertos y alerta, preocupa dos por el hermano que llora como si algo hubiera roto su corazón. Que rara forma de empezar el día.

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