8} LIB
Último capítulo
(Justin)
Ella no vino a mi cuarto esa noche. Tampoco las siguientes. Durante el día se mantenía ocupada con su trabajo y sentía que se alejaba cada vez mas de mí. Veía la determinación en sus ojos. Al final, había tomado una decisión respecto a nosotros, y era romper cualquier rastro de nuestro viejo amor para siempre.
Comencé a aterrarme.
Nuestra amistad causaba solo un eco de dolor, porque en el fondo siempre guardaba las esperanzas muy bien cuidadas. Ahora, sin embargo, veía esas esperanzas quemarse cada vez que Chelle rehuía de mí. Yo debía adoptar una posición de inmediato. Luchar o alejarme. En la primera correría el riesgo de perderla y la segunda era imposible para mí. No podía vivir sin ella. No podía dejarla ir.
-Justin...
Quité la vista de la televisión. Michelle acababa de llegar de la editorial, y se estaba aflojando los altos tacos. Me miró solo un segundo antes de desviar sus ojos hacia cualquier otra parte.
Mi corazón dolía.
-Ya tengo todo arreglado. Creo que... creo que puedo irme a mi casa mañana.
Anunció.
Mi corazón se rompió.
Algún sonido de falso acuerdo brotó de mi garganta y mi amiga subió las escaleras a toda prisa. No sé cuantas horas pasaron, pero la habitación ya estaba en penumbra cuando reaccioné y me encontré a mí mismo, iluminado solo por el brillo de la televisión, rodeado de una negrura tan intensa como mis pensamientos.
(Michelle)
Suspiré de nuevo y di otra vuelta en la cama. No podía dormir sabiendo que abandonaría aquel lugar al día siguiente y me enfrentara a la realidad: las cosas no iban a ser lo mismo. No entre Justin y yo. Nuestro acercamiento había despertado en mí tantas cosas. Necesitaba ponerlas a dormir de nuevo. No éramos buenos el uno para el otro como pareja, y la única forma de evitar arruinar todo por completo era tomar distancia. No despegar nuestras vidas por completo pero un poco de distancia estaba bien.
Exhalé todo el aire que pude y lo solté lentamente, tratando de que el dolor que sentía se fuera con las partículas de oxigeno.
Mi corazón dolía.
La puerta de la habitación se abrió y me sobresalté. Me incorporé en la cama y observé la silueta de Justin en la oscuridad.
-¿Chelle?
Él encendió la luz y concentró sus pupilas en las mías.
-Necesito que me acompañes a un lugar...
Dijo.
Me quedé muy quieta. La perplejidad me golpeó cuando lo vi vestido con chaqueta, listo para salir al exterior en aquella noche.
-Por favor...
Suplicó.
Volví a hacer contacto visual. La desesperación era tan evidente en su expresión que no lo pude evitar.
Mi corazón se rompió.
Asentí lentamente y él me esperó afuera mientras me vestía. Caminamos en silencio hasta el garaje. Me sorprendió que, una vez dentro de este, Justin esquivara el auto y se dirigiera a el enorme bulto debajo de una sabana polvorienta. La dejó caer al suelo con un tirón y su vieja motocicleta quedó a la vista.
No hice ningún comentario. Él tampoco se explicó. Solo montamos en ella como si nunca hubiésemos abandonado ese hábito. Conduciendo con velocidad por las calles, el viento corriendo a mis costados como si estuviera flotando, no me importó aferrarme al cuerpo de mi amigo. Lo apreté con todas las fuerzas que no había empleado antes. Que jamás sentí antes.
Aparcó en el parque de Driven. Descendimos del vertiginoso vehículo y caminamos juntos, aún en silencio, entre los juegos para niños. No había mucha luz, pero la poca iluminación artificial y el brillo de los astros eran suficientes para nosotros, conocíamos aquel lugar.
(Justin)
Nos acercamos a una torre plástica desde donde salían varios deslizaderos. Subí al interior de la misma, aunque solo me hicieron falta pocos escalones. Cuando era niño, parecía gigante, más ahora que me he fortalecido descubro cuan pequeño era. Divisé a Michelle tratando de escalar un deslizadero. Apreté los dientes.
-Maldición, Chelle ¿no podrías simplemente utilizar las escaleras?
Mascullé, cuidando de que no resbalara.
A ella tampoco le costó llegar a la cima esta vez.
Dentro era espacioso, pero ambos nos sentamos en el piso, cerca de la abertura con forma de ventana.
-Aquí nos conocimos.
Soltó de repente.
La observé con cautela. Incluso sabiendo la verdad, Chelle no hablaba de nuestra niñez. Al principio lo hicimos para sanar las urgencias, pero luego no volvió a tocar el tema. Ni yo insistí en hacerlo.
-Sí.
Confirmé.
-Me salvaste.
Murmuró, observando el deslizadero por el que casi cae hace tantos años.
Resoplé. Habernos conocido había hecho de todo en su vida menos salvarla. Pensé.
-No. En serio. Me salvaste.
Repitió, entendiendo mi gesto. Sus ojos parecían llenos de sorpresa, como si ella acabara de hacer ese descubrimiento.
-Tú salvaste mi vida, Justin.
Exhalé con fuerza, derrotado por su insistencia.
-Solo evité que te rompieras unos huesos.
Repuse.
-No. Me refiero a... cuando me sacaste corriendo de la casa de Jeremy... yo no estaría aquí si no fuera por ti ¿No lo has pensado?
Explicó.
Me moví, tenso, y dirigí mi atención a las estrellas que se contemplaban a través de la ventana.
-Tú no hubieses estado en esa casa si no fuera por mí, en primer lugar.
Mi propia voz me culpaba de nuevo.
(Michelle)
Cerré los ojos y negué con la cabeza, pero no dije nada. Lo imité y miré la imagen del cielo que ofrecía la abertura. Estuvimos un rato en esa posición, nuestras cabezas asomadas por el agujero, mientras yo meditaba en los recuerdos que acaban de llegar a mí estando en el parque.
Volví a hablar.
-Tenías razón.
Afirmé.
Giré mi rostro al mismo tiempo que el giraba el suyo, quedando frente a frente.
-Por algunas personas resistirías todo. No importa lo que ellas crean que hicieron mal, o cuanto dolor haya a su alrededor, simplemente quieres resistir porque no podrías vivir sin ellas. Hay personas por las que soportarías miles de años de oscuridad. Tú eres ese alguien para mí.
Nuestras respiraciones entrecortadas se mezclaban en los escasos centímetros que nos separaban. Fue cuando la primera lágrima cayó por la mejilla de Justin que juntamos nuestros labios. Mi corazón explotó de inmediato. Todo en mi interior se puso a bailar.
Ya no podía negarlo.
Ya no podía negar.
Estaba enamorada de Justin Bieber. Volando mientras la electricidad mágica que desprendía nuestro beso encendía la vida de nuevo en mí.
Nos separamos. Él me miró con los parpados elevados y la boca entreabierta. Repentinamente se levantó y tiró de mí todo el camino devuelta a su casa. No me dejó de tocar ni un segundo, y me sostenía como si fuera a desaparecer cada vez que podía.
Llegamos precipitados a la puerta de su dormitorio.
-Dime que es real.
Jadeó, tomando mi cara entre sus manos y dejando cortos besos en mi boca.
Sonreí.
-Lo es.
Exhalé.
Me condujo hasta su mesa de noche. Abrió el cajón y sacó una cajita de terciopelo. Al correr la tapa, descubrió dos hermosos anillos.
Nuestros viejos anillos.
Mis ojos se anegaron en lágrimas y no pude contenerlas. Con rapidez, colocó una de las alianzas en mi dedo y la restante en el suyo. Unió nuestras manos, admirando aquella promesa.
Y comenzó a reír.
Siempre admiré sus ojos mieles, pero en ese momento terminaron de absorberme por completo. Ellos, por primera vez, parecían felices. Sin cargas. Libres.
Libres.
Volvió a besarme, y lo corté para decir:
-Entonces... estamos comprometidos a comprometernos otra vez.
Reí.
Él pareció asustado y negó con la cabeza.
-Oh no. No, no, no. Nada de enredos. Nada de cautela ¿en qué mes estamos? ¿es septiembre? Bien, nos casaremos en diciembre.
Los músculos de mi cuerpo se tensaron.
-¿No deberíamos hablarlo?
Sugerí nerviosa.
Justin volvió a negar con la cabeza y se acercó, ansioso por besarme, pero lo detuve.
-¿Vas a obligarme a casarme contigo?
Le recriminé.
-Sí. Mierda. Sí.
Respondió, examinando mi rostro con esa fascinación que me estremecía.
Fruncí el ceño, pero él detuvo mi argumento:
-¿Ya vamos a empezar a pelear, Chelle?
Se burló.
-Por supuesto que sí ¿no lo sabías? Estamos jodidos.
Le recordé.
Él mostró la sonrisa más enorme que jamás le haya visto, antes de decir:
-¿Jodidos y juntos?
Le sonreí devuelta:
-Jodidos y juntos.
Love is Back (fin)
Tatiana Romina
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