Últimos dos capítulos.

-¡Chelle! ¡Baja de ahí ahora!

Ordené.

Ella se rió y siguió escalando el empinado tobogán. Bufé antes de empezar a escalar detrás de ella,para evitar que resbalara. Ser amigo de esa niña conllevaba altos riesgos.

Los dos llegamos a la cima con poca dificultad y nos sentamos uno frente al otro, al borde del deslizadero.

-¿Por qué nunca jugabas con otros niños antes de mí?

Inquirió ella repentinamente,mirándome con curiosidad.

-Ninguno de los otros necesita que le salve el trasero con tanta frecuencia como tú.

Respondí.

Ella rodó los ojos, murmurando:

-Exagerado.

-Es cierto. Para empezar, si yo no hubiera estado ahí el día que nos conocimos, probablemente aún tendrías huesos rotos.

Le recordé.

-Si tú no hubieras estado ahí el día que nos conocimos, no nos hubiéramos conocido, tonto.

Remarcó, divertida.

-Y tendrías huesos rotos.

Repetí, empecinado.

-Sí. Sería una Michelle con yesos y sin Justin.

Confesó.

Sonreí y señalé con la cabeza el lugar que acabábamos de escalar.

-¿Vamos juntos?

Ofrecí.

Ella asintió y nos posicionamos para deslizarnos hacia abajo. Pero entonces utilicé mi brazo como barrera para que Chelle no se moviera. Algo dentro mío me indicaba que debía responder sinceramente la pregunta que me había hecho antes devolver a tierra firme.

-En realidad... No me he acercado a otro niño antes porque... Cuando te juntas con alguien... una relación siempre tendrá algo de oscuridad, y tal vez... sentía miedo de cuanto podría lastimar eso.

Mis nervios eran visibles, sin embargo, me obligué a continuar hablando:

-Pero a veces conoces a alguien, y cuando la oscuridad aparece, quieres resistir, porque preferirías arriesgarte a ti mismo antes que vivir sin esa persona.

Me giré para mirar a mi amiga, quien me escuchaba atentamente.

-Y eso es. Hay personas por las que soportarías miles de años de oscuridad. Tú eres ese alguien para mí.

Terminé.

Michelle cerró sus manos, formando dos puños, y limpió sus ojos con ellos. Levanté las cejas,sorprendido.

-¿Estás llorando?

Me burlé.

-No.

Contestó, pero su voz delataba lo contrario.

Apoyó su cabeza en mi hombro y suspiró.

-Eres mi mejor amigo.

Envolví la cintura de mi novia con mis brazos y la levanté del suelo, llenando su rostro de besos.

-Necesito que te concentres en esos libros ¿de acuerdo?

Murmuré contra su boca.

Habíamos ido a la biblioteca, por los libros que contenían los temas requeridos para ingresar a la universidad. 

-Sí pero... aun tengo meses para estudiar, no es necesario empezar justamente hoy.

Su tono de voz holgazán me hizo sonreír  divertido.

Presioné mis labios contra los suyos y la volví a dejar en el piso.

-Tienes que esforzarte mas que eso para llegar a West Spring.

Determiné.

-Lo sé.

Sonrió.

-Hojéa ahora esos temas. Vendré por ti en la noche para que vayamos a tomar algo.

Avisé.

-Eso suena bien. Solo envía el mensaje y bajaré por mi ventana.

-Como siempre.

La abracé con fuerza. Nos quedamos un minuto entero fundidos en el abrazo, al parecer ninguno quería soltar al otro. Finalmente, nos separamos.

-Adiós.

Se despidió, pero no hizo amago a recorrer las pocas cuadras que la separaban de su hogar.

Observé sus brillantes ojos preocupados y sonreí con burla.

-Volveré, Chelle. Lo prometo.

Asintió y esbozó una sonrisa.

-Te amo, Jus.

Susurró.

Solté un largo suspiro, sintiendo como sus palabras me penetraban en la mente y transmitían paz por toda mi alma. Besé sus labios una última vez y monté mi motocicleta.

Aparqué frente a la casa de mis tíos minutos más tarde. Estaba preparado para entrar en la casa, tomar una ducha, compartir la merienda con mis primos. Aunque no cruzara más de un puñado de palabras con ellos, ahora encontraba agradable estar entre la familia.

Recorrí pocos metros del camino de entrada antes de que un hombre se interpusiera en mi paso.

-Bieber, tenemos que hablar.

Me apremió.

-¿Dunkan?

Inquirí, incrédulo.

-Acompáñame.

Me ordenó, tomando mi codo y arrastrándome a la calle.

Me solté con brusquedad de su agarre.

-Ya no me metas en tu mierda. Vete de aquí.

Espeté, enojado.

-Ésta es más tu mierda que la mía.

Replicó él, enfadado.

-No me jodas.

Me volví a la casa, pero el policía me detuvo nuevamente.

-Ya la tengo. Tengo la forma de hacer caer a ese maldito de Jeremy.

Dijo, casi desesperado.

-Entonces, buena suerte con eso.

Escupí.

-¿Sabías que averiguar sobre ti fue una de sus prioridades apenas abandonó la prisión, cierto? ¿Sabías que está detrás tuyo, o no?

Me tensé ante sus palabras. Era una posibilidad que yo contemplaba. Me maldije interiormente. Debería haberme encargado de eso antes.

Dunkan volvió a hablar, y esta vez se podía escuchar la tristeza más cruda en su voz.

-Yo no dejaré que el hijo de puta que arruinó la vida de mi hermanita menor vaya a gozar de tranquilidad que mi familia nunca tendrá.

Hice un esfuerzo por ocultar mi sorpresa y observarlo impasible.

Su hermana. Una de las tantas niñas que habían desfilado hacia sótano de mi casa.

La furia empezó a recorrer mis venas al rápido ritmo en que mi corazón bombeaba sangre.

Comencé a caminar hacia su coche, y él me siguió, con alivio aparente. Me coloqué en el asiento de acompañante y miré por la ventana.

Era hora de hacerle una visita a mi padre.

N/A: Hey. Bieber is Back llegó a los mil votos!!!! Yo nunca pensé que eso iba a pasar, y estoy muy feliz! Quiero agradecer a todos los que se toman el tiempo de leer, votar y comentar mis novelas. Lo aprecio desde el fondo de mi corazón! 

Love is Possible (Bieber is Back #2)

Tatiana Romina