Epílogo
-Es cierto que siempre se anhela poder compartir la vida y estar al lado de las personas que uno ama, pues al perder a un ser querido, nuestro corazón se llena de un inmenso vacío y profunda tristeza al saber que no podremos volver a ver a esa persona físicamente en este mundo.
Días más tarde, tuvo lugar finalmente un funeral en honor a Elliot Peterson. En el cementerio de South Park se reunieron parientes y amigos de le fallecide: entre ellos sus padres (en cuanto les hicieron oír la trágica noticia, no dudaron en regresar estrepitosamente de su "viaje de negocios"), Matt (quien debía regresar más temprano con tal de hacer las maletas, pues su mudanza se había adelantado por petición de su madre), Christophe, Gregory, demás miembros del Consejo Estudiantil, etc.
-Sin embargo, pese a los lamentos que hoy nos invaden, debemos comprender que nuestra querida Elliot se encuentra ahora mucho más cerca de nosotros de lo que podamos imaginar, ya que la muerte solo es un camino que nos dirige a un mundo libre de sufrimiento y dolor.
El chico medio-coreano apretó los puños en cuanto se usó el género equivocado para hablar de Elliot. Quería gritar, le pareció una gran falta de respeto que, incluso a pesar de haber fallecido, no se le tratase como merecía y como elle misme hubiese querido.
-Debemos saber que en algún momento nos reencontraremos en este nuevo mundo que aún no conocemos nosotros, como mortales. Dejemos, pues, la tristeza a un lado y sintámonos felices por nuestra amiga Elliot, ya que se encontrará cuidándonos y velando por nuestras almas desde donde esté. Ahora tenemos una consejera en el otro mundo que guiará nuestros pasos. Elliot Peterson no se ha ido de nuestro lado para siempre, simplemente ahora yace en ese otro mundo, descansando en paz. Y siempre permanecerá viva en nuestros corazones, hasta que finalmente nos reunamos con ella.
[...]
-Así que... te vas.
Una vez que el cuerpo de Peterson fue enterrado y la ceremonia finalizó, Gregory y Christophe se acercaron a Matt, quien estaba hablando previamente en coreano con su madre.
-Así es. Se suponía que nos íbamos a Changwon en cuanto me graduase. Sin embargo, mi madre ha decidido adelantar el viaje. Aun así, al menos he podido asistir al funeral.
-Claro –Gregory sonrió levemente, acariciando el hombro del muchacho-, y estoy seguro de que Elliot está enormemente agradecide de ello.
-Bueno, aún me queda aprender a tocar su ukelele –el pelinegro rió amargamente-; espero poder venir a visitarle al menos una vez al año, tendré que demostrarle que cumpliré la promesa.
-Más vale –dijo DeLorne, cruzándose de brazos-, a no ser que quieras que su fantasma te persiga hasta Corea del Sur quejándose de que no le hiciste caso.
-Ojalá fuese así.
Entonces, la madre del muchacho lo llamó desde lejos: era hora de partir.
-En fin, ya es la hora. Gracias por todo, chicos.
-Por supuesto, te echaremos de menos en el Consejo. Dudo que sea fácil sustituiros, pero espero que el cambio de aires te venga bien.
-Yo también lo espero. Aunque sigo pensando que eso de que el fantasma de Elliot me persiga podría ser una buena idea.
-No sé si será el fantasma lo que te persiga, pero probablemente tenga predilección por ti a la hora de "cuidar y velar por almas". Ya sabes, se veía a leguas que eras su chico favorito.
-¿E-eso creéis? –el sonrojo del chico de gafas fue inminente-. Bueno, debería discrepar con vuestra opinión, pero realmente tengo que irme.
-La verdad es que no me apetece escuchar a tu madre perseguirte por el cementerio gritándote a saber qué cosas en coreano –suspiró el mercenario.
-Yo tampoco tengo ganas de huir de ella ahora, precisamente. Ya tendré tiempo en Changwon.
Finalmente, nuestros protagonistas se despidieron por última vez de Matt Morris, quien les sonrió con pesadumbre desde el coche de su madre abrazando el ukelele, en el cual había escrito "A Elliot" con rotulador negro.
-Vaya, vaya, ¿pero qué tenemos aquí? –entonces, una Audrey de cabello recogido saludó a los muchachos desde detrás. Tanto los padres de Gregory como la señora DeLorne habían decidido acompañar a sus hijos a la ceremonia, pero habían preferido darles su espacio-. Que conste que os vi cogeros de la mano durante el entierro, ¿es algo nuevo, o me lo he perdido durante mi estancia en Hollywood?
-A-a ver, esto-... -Gregory intentó formular una oración coherente, pero ambos chicos se veían bastante avergonzados y sorprendidos ante la perspicacia de la rubia.
-Tranquilos, no voy a decir nada al respecto: es más, ya me lo imaginaba. Simplemente, me alegro mucho de que vuestras "dudas" se arreglasen por fin. ¿No es así, Gregory?
-Espera, ¿qué?
-Q-que conste que no hemos tenido esta conversación antes –murmuró un azorado Fields.
-Ya, claro. En fin, que estoy muy feliz por vosotros.
-P-pero si aún no estamos-...
Esta vez fue Chloé quien se aproximó a ellos, sin dejar de observar con ternura a su niño.
-Tú también lo has visto, ¿no es así?
-Audrey, has estado toda la ceremonia dándome en el hombro para que los mirase –suspiró DeLorne, causando que los jóvenes se mostrasen perplejos.
-Así que tú también sabes-...
-Sinceramente, de no ser por las habilidades detectivescas de la madre de Gregory, no me hubiese fijado en ciertos detalles. A decir verdad, nunca me paré a pensar que algo así podría suceder, y me costará un poco procesarlo, pero... Si mi hijo es feliz, yo también lo seré.
-¡M-mamá! –exclamó Christophe, rojo como un tomate a la par que el rubio dejaba escapar una carcajada y lo abrazaba. A pesar de ello, ambos se sentían realmente felices. Y aliviados, sobre todo.
-De hecho, Chloé –intervino Audrey-, en cierto modo me da bastante lástima, ¿sabes?
-... ¿Lástima?
-Así es. Me da algo de lástima que su primera cita vaya a ser una merienda en mi casa, como las de aquellas tardes en Yardale. Ya se lo dije a tu hijo, pero obviamente tú también vas a venir. Así que, si quieren magdalenas, van a tener que guardarse las carantoñas para cuando nosotras no estemos presentes.
-¡Mamá!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro