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Capítulo 13

El Topo se despertó, al parecer ya había amanecido. Aún estaba en la tienda de campaña, pero... Gregory no se encontraba junto a él, como hace unas horas. Debido a la ausencia de este junto a él, ahora se sentía frío. Solo.

DeLorne se incorporó, frotándose los ojos mientras bostezaba. Un escalofrío recorrió su espalda, por lo que analizó su pequeña tienda de campaña con la mirada en busca de su camiseta. Cuando estaba dispuesto a recogerla, vio que su teléfono móvil parpadeaba al lado. Un mensaje de Gregory.


-"He ido a South Park a por unas cosas, vuelvo en un rato. Por cierto, haces genial de 'cuchara grande'".


De repente, alguien entró en la tienda de campaña: hablando del rey de Roma.


-Buenos días -Fields venía cargado con una bolsa y una mochila, además de una refrescante sonrisa en su rostro. Por el contrario, el moreno estaba rojo como un tomate, observando la pantalla y releyendo aquel mensaje una y otra vez-. Eh, ¿estás bien? Deberías ponerte la camiseta, vas a resfriarte. Ah, por cierto, he traído el desayuno-...

-Eres un idiota, ¿acaso te crees gracioso? -dijo el francés sin pensar, sorbiendo los mocos. Gregory, entendiendo que se trataba del mensaje, dejó escapar una sonora carcajada.

-Pero es cierto, ¿no? Eres grande y cálido, y mientras dormías me abrazaste de repente. A saber qué estabas soñando, pero hacía frío: no iba a separarme de tu agarre así porque sí.


Mientras el inglés sacaba un termo lleno de café y unas galletas de la bolsa, el joven de ojos oscuros recogió de nuevo la camiseta y se la puso, murmurando en su idioma materno. Gregory llenó la taza y se la entregó a éste, quien, tratando de evitar cualquier contacto con el más bajo, la tomó.


-En fin, quería comentarte algo.

-Tienes toda mi atención -gruñó con desgana y cierto tono de sarcasmo, dando un gran sorbo a la caliente bebida. El rubio tomó una galleta.

-Es sobre, cómo lo digo... Sobre "esto".

-¿Esto?

-Así es. Llevas casi una semana sin dar señales de vida, tu madre está que mataría por verte. Cuando fui a South Park para comprar algo de desayunar, me crucé con ella. Creo que iba a la farmacia a por pastillas, pues se encontraba en un estado lamentable. Y me dieron ganas de llorar cuando, al verme, vino corriendo a abrazarme; no puedes imaginar el dolor que sentí cuando le dije que no sabía nada sobre tu ubicación, se me hizo casi imposible mentirle de tal modo. Ni siquiera se dio cuenta de que estaba saltándome las clases, eres lo único que hay en su cabeza ahora.

-Sabes que no voy a volver. Es su culpa por no haber abortado en condiciones cuando aún estaba a tiempo.

-Christophe, deja de decir estupideces. Eres su hijo, compórtate como tal.

-No tienes derecho a decirme cómo debo comportarme, ¿me oyes?


Lo único que acabó con el incómodo silencio que se había creado fue la vibración del teléfono del inglés.


-... Voy a quedarme contigo.

-¿Disculpa?

-Si no vas a regresar, no pienso volver a mirar a la cara a tu madre sin decirle "Chloé, sé dónde se encuentra tu hijo. Lo supe desde que se fue, pero es tan egoísta que me obliga a ocultártelo". Así que voy a quedarme aquí contigo, hasta que decidas irte a casa.

-Pero, ¿qué pasa con el instituto? Tu expediente académico-...

-Sí, es algo muy importante para mí, lo sabes mejor que nadie. Y no sé qué diantres habrá sucedido entre tu madre y tú, pero siento que lo estás pasando mal. Aunque no lo creas, te entiendo, y no voy a abandonarte. No otra vez. Así que, si ambos estamos solos, ¿por qué no estar solos juntos?

[...]

-¿Qué ocurre?

-... Lo siento, señora -el ama de llaves colgó el teléfono, dirigiendo una apenada mirada a Audrey, quien estaba cruzada de brazos con cierta preocupación-. No responde. Anoche se fue corriendo y no lo he visto desde entonces.

-¿Y crees que estará con Christophe?


Al oír aquello, la mujer tragó saliva. No quería preocupar a la madre de Gregory, pero era lo mejor.


-Verá... Al parecer, Christophe lleva desaparecido varios días. Tampoco asiste al instituto, y la señora DeLorne también está muy preocupada.

-¿Tal vez crees que-...? Claro, cómo no.


En cuestión de segundos, la señora Fields abandonó la casa; Evelyne corrió tras ella, y vio cómo se dirigía a la casa de DeLorne a toda prisa.

Al parecer, Audrey Fields se había presentado por la mañana en casa, esperando sorprender a su hijo tras haber pasado meses sin verlo en persona. Por lo visto, un miembro del reparto había tenido un accidente y no podrían retomar el rodaje hasta nuevo aviso: Audrey no dudó en regresar a casa por unos días y compensar a su hijo por los meses perdidos.

Y, quién sabe, tal vez Dexter Fields corriese la misma suerte que su esposa.

Cuando la rubia llamó a la puerta de la casa de DeLorne, una demacrada Chloé abrió la puerta. En cuanto cruzaron miradas, ambas se fundieron en un fuerte abrazo, mientras la de cabello oscuro rompía a llorar.

Ambas mujeres compartían una relación muy especial desde años atrás. Cuando Audrey y Dexter Fields se mudaron a Yardale desde Cardiff, Reino Unido, por motivos de trabajo, su pequeño Gregory se hizo amigo de Christophe, el niño de una jovencita que vivía al final de la calle. Por tanto, a medida que los críos estrechaban lazos, así hacían sus respectivas madres.

Audrey descubrió que Chloé había sido abandonada por su novio, tras dejar a su familia en Francia para irse a vivir con él a Yardale, y dejándola embarazada a los 19 años. Además, al haberse escapado con éste, Chloé acabó siendo rechazada por su propia madre, a la que no volvió a ver. El pequeño mundo de la joven comenzaba a desmoronarse, a medida que su depresión aumentaba y la hundía poco a poco, llevándola a un intento de aborto con una percha. Debido a que esto no funcionó, decidió tener al niño, al que llamaría Christophe. Aunque no lo creía, el bebé cambió su vida por completo: sí, criar a un niño sin ayuda en absoluto fue un fastidio y apenas tenía dinero para ello, pero ese mocoso llenó de alegría cada uno de sus días; cabe destacar que la chica había abandonado sus estudios por el que fue "el amor de su vida". Sin embargo, gracias a que Audrey y su marido se ofrecieron a ayudarla en todo lo posible, consiguió retomarlos mientras los Fields cuidaban de Christophe. Así, ésta consiguió un trabajo digno y fue capaz de mantener su pequeña familia como pudo.

Aún recordaba el día en el que DeLorne le contó a la señora Fields sobre el aborto durante un ataque de ansiedad, mientras los niños escuchaban tras la puerta. Eso fue el detonante para la destrucción de la relación entre Christophe y Chloé. A pesar de todo, Audrey la apoyó en todo momento, lo que las unió en una gran amistad.


-Acabo de llegar de Hollywood, pero Evelyne me ha contado lo sucedido -las mujeres se encontraban sentadas en el sofá. Chloé tenía la cabeza recostada sobre las piernas de Audrey, mientras trataba de controlar su respiración. La rubia acariciaba el cabello ajeno, intentando tranquilizarla-, sabes que podías haberme llamado.

-P-pero estabas fuera, no podía m-molestarte...

-Chloé, esto no es molestarme. No es malo pedir ayuda, y menos en una situación como ésta. Pero no te preocupes, vamos a encontrarle; es más, puede que, eventualmente, él mismo vuelva a casa. No debes perder la esperanza.

-¿Y si le ha p-pasado algo?

-Christophe es un niño muy fuerte, tú lo sabes bien. Probablemente solo esté escondido -tras unos momentos en silencio, la madre de Gregory tomó una de las manos de la francesa antes de proseguir-. De hecho, estoy casi segura de que no está solo.

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