Es normal ver gente corriendo por los aeropuertos, es común que las personas no estén llegando a tiempo a sus vuelos, sin embargo, este no es el caso de cierto pelirrojo.

Raptor estaba corriendo con otro motivo, llegar lo más antes posible, pero no precisamente a un vuelo para un viaje ya premeditado. Todo en su cabeza todavía estaba revuelto más que cables debajo de la mesa del ordenador. "Esto no va a acabar así" se repetía constantemente mientras se cruzaba entre la gente. 

Mala suya que todo esto pasara justo cuando estaba en su viaje anual, no había estado pensando en nada, pensó que su discusión con Sparta fue tan común como las demás que con anterioridad habían tenido, pensó que sería algo que podría ignorar unos días. "Solo unos días, no va a pasar nada, si finjo como si no pasara nada, estamos bien, perfectamente", luego Sparta llamó y todo se fue al carajo.

"Hola Gonza..." Comenzó Sparta, la llamada había sido hace menos de 30 minutos, pero sentía que todavía seguía en ella, repitiéndose una y otra y otra vez. "No digas nada, ¿Esta bien?"

"No creo que nuestra relación vaya a algún lado, si no nos aceptan nos tendremos que separar. Sé que ambos tenemos miedo, todo está en contra nuestra, ya no podemos hacer nada. Creo que deberíamos terminar. Adiós Raptor" Y termino la llamada al instante, intento volver a llamarle, pero ya había sido bloqueado, al estar de vacaciones se le hizo difícil contactar a alguien para que lo pueda ayudar, en su cabeza solo se soltaban cosas erróneas que hacían que se lastimase a sí mismo. Lo amaba demasiado, tanto como para darse cuenta de que no quería dejarlo ir sin más.

—Hola, un boleto a Palma De Mallorca, España por favor.

—Mm... si, ¿me podría decir una fecha en específico? —El joven encargado observaba el pasaporte y los documentos del chico mientras checaba todo en el gran ordenador frente suyo.

—Lo más pronto posible.

El joven comenzó a teclear lentamente mientras veía atentamente los papeles y el computador. Raptor se empezó a desesperar.

—Chico, mira, estoy estrictamente apresurado, podrías simplemente reservar el vuelo —ya se estaba impacientando.

—Lo lamento, pero ese es el proceso.

—Voy a encontrarme con el amor de mi vida, antes que sea tarde. Por favor apresúrese.

—Que afortunado. Bien, hay un vuelo en una hora y 7 minutos, aún hay asientos, esto que estoy haciendo no me lo permiten, pero creo lo necesita. Lo cargaré a su tarjeta, tome, que no va a poder llegar.

—Eres demasiado amable, gracias —menciono mientras tomaba el boleto y se iba al hala norte, donde despegan los aviones, intentando no soltar todo lo que tenía en sus manos.

— ¡Suerte con ella!

— ¡Es un él pero gracias!

Ya no le importaba decirlo, en realidad, quería gritarlo.

El vuelo era largo, más de 9 horas sentado en su asiento impaciente a llegar y decirle por fin en persona todo lo que sentía. No podía dormir, su cerebro le decía que cada vez estaba más cerca de su amado. Las horas pasaron rápido, como si el tiempo estuviese a su favor. A comparación del aeropuerto de Medellín, el aeropuerto era pequeño, después de tomar todo lo que le pertenecía, bajo lo más rápido que pudo y salió del ahí, sabía donde estaba su casa, muchas veces le había mandado regalos, y no estaba tan lejos de donde estaba.

Frente a su casa por primera vez, se había imaginado miles de momentos en los que estaría allí junto a él, para conocer a su familia o simplemente recogerlo para ir a una aventura. Pero ahora era completamente diferente, aunque en su reloj se muestren las ocho de la noche eran las dos de la mañana. No tuvo reproche en tocar el timbre. De inmediato una luz se prendió en la sala y la puerta se abrió, una señora la cual parecía ser su madre abrió después de unos minutos.

— ¿Si?

—Disculpe, buenas noches, ¿puedo hablar con su hijo?

— ¿Y tú eres? Es de madrugada.

—Raptor, o Gonzalo, mucho gusto. Perdón, sé que es tarde, pero es algo urgente.

— ¡Andrés, quieren hablar contigo!

La señora cerró la puerta y llamo varias veces a su hijo hasta que este, aun en pijama, saliese.

—Raptor... —No se lo creía, estaba ahí, frente a él por primera vez.

—Sparta, antes que me digas algo quiero decirte que te amo, te amo tanto que no quiero que te vayas de mi vida, eres alguien muy importante para mí, tanto que sé que no quiero que te alejes de mí, te amo, y lo gritaré ¡Te amo! No me importa quién me escuche, no me importa lo que piensen los demás, tendrán que aceptar nuestro amor y no me importa si tengo problemas porque estaré con la persona que amo, y ese eres tú, te amo con toda mi alma, ¡Amo a un chico y no me arrepiento! —Lágrimas brotaban por los ojos de ambos y muchos vecinos se asomaban por sus ventanas para ver el "espectáculo nocturno"—. Eres una persona fascinante, y no quiero esconder que estoy con la persona más maravillosa que he conocido, como tú lo dijiste, «¿para qué estar juntos si es un secreto?», pues que el mundo se entere de que te adoro, que eres lo más especial para mí y que nunca quiero separarme de ti, porque estoy realmente enamorado de ti.

—Raptor, yo también te amo, te amo con toda mi alma y nunca te voy a volver a dejar te lo prometo.

Ambos se juntaron en un cálido abrazo.

— ¿Tenía que terminar contigo para que vinieras? —Sonrió.

—No, solo que no creí sentirme preparado para ver todo lo que deslumbra en ti —y ambos se unieron en un beso, un beso que era mágico, porque su amor no es como el de los cuentos de hadas, pero es mágico porque es verdadero y no tienen miedo a ocultarlo.

Love is love. 

—Mint.

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