5th. AMERICANO/BISQUET 🥯
Canción sugerida: Young by The Chainsmokers
💋🥯LOVE IS AN ISSUE 💋🥯
Yoongi terminó la sesión de fotos en la planta número dieciséis del edificio de ROUGE BLOOM y la sensación de alivio invadió cada una de sus células.
—Estupendo trabajo, como siempre.
Aplaudió Shin Hye antes de dirigirse teléfono en mano hacia su asistente personal. El chico esbozó una ligera sonrisa antes de permitir que le colocaran otra bata de seda en tonos azul pizarra mientras el resto del equipo era desmontado.
—¿Entonces, quedamos para las seis?
La voz afinada de Lee Haneul, cariñosamente apodada como Hannie, le trajo a la realidad. Por increíble que pudiera parecer ya contaba dos meses trabajando bajo la firma de Klass Publicit y FACE Entertainment, dos monstruosas empresas lideradas por el hombre a quien había registrado en su lista de contactos como Bísquet.
Aunque Jimin frunciera el ceño y fingiera asquearse por el apodo que le comparaba con una galleta de chispas de chocolate, registrarlo como Gatito Latoso solo para vengarse del de ojos color turquesa solo le ponía la guinda al pastel en la extraña relación que protagonizaban.
—Te estaría mintiendo si dijera que puedo ir. Lo siento Hannie, pero tengo planes para la tarde. Después de todo, hoy se cumplen dos meses desde que firmé con Klass.
Una perfecta letra O se dejó construir en los rosáceos labios de la castaña que fingió no ser afectada por el rechazo del chico arreglándolo todo con una tensa sonrisa.
—No pasa nada. De todas formas, solo era una salida con el resto de los chicos. Buena sesión la de hoy. Muero por ver la toma final.
—Yo también, cuídate de regreso. Parece que las lluvias de la primavera se van adelantar.
Le recomendó él antes de que la puerta del camerino se cerrara por completo. Yoongi aprovechó su soledad para retirar el maquillaje de su rostro y cambiar la fina tela de la camisa de vestir de la marca que solía promocionar por una de hilo en tonos azul claro y unos pantalones pitillo con las rodillas al descubierto.
Aun cuando había ganado en independencia a la hora de escoger su atuendo, aquella parecía ser su firma personalizada al igual que la colección de pulseras tejidas que Jungkook le regalara desde que tenía memoria para cada cumpleaños o acontecimiento especial.
Ese era otro aspecto de su vida que debía acreditarle a Jimin. Gracias a su donación de sangre la cirugía de su hermano había sido un éxito.
El menor contaba ahora con más tiempo para recuperarse, dedicándose únicamente a estudiar mientras el trabajo actual del más pálido cubría la mesada de su antiguo hogar, a pesar de las maldiciones que solían acompañar sus visitas cuando su madre estaba presente.
Yoongi hyung🐱
"Estoy casi al salir para invitar a Jimin ¿Crees que le guste la pulsera que te pedí le tejieras? Tengo mis dudas, él es tan... tan perfecto..."
El mensaje fue leído casi en el acto y las líneas azules que confirmaban que su hermano menor estaba escribiendo no tardaron en cambiar para revelar tres emoticones enfurruñados.
Kookie🐰
😤😤😤
"Hyungning, cuántas veces tendré que decirte que seas más seguro con tus sentimientos. Jimin hyung aceptará cualquier cosa que le lleves, incluso si no le gusta. Ese chico bebe los vientos por ti tanto como tú por él."
Yoongi se sonrojó al leer aquello. En esos momentos abandonaba los estudios de ROUGE BLOOM para esperar el taxi que le llevaría derecho a las oficinas donde trabajaba Park.
Aún vivía en el cuarto de desahogo del señor Bang y ayudaba de vez en cuando en el taller, aunque su agenda últimamente no tuviera muchos espacios.
Había conocido el departamento de Jimin por culpa de Jungkook en aquellos días martirizantes donde la recuperación del menor era aún más prioritaria, y ya habían dejado atrás la insulsa confrontación donde el rubio le recordaba que debía instalarse en un mejor sitio cuanto antes para poder descansar como era debido.
Yoongi solo destinaba su salario a cubrir las necesidades de su familia mientras aplicaba a un curso online de composición en su afán de recuperar la beca en la universidad.
Por eso terminaba olvidando aquel reclamo del de ojos color caramelo, convirtiendo el riesgo de llevarse una reprimenda en una adorable pelea donde el rubio exigía tener la última palabra.
Yoongi hyung🐱
"Tengo mis dudas en cuanto a eso. Sí los has visto ¿Verdad? No solo es hermoso físicamente hablando. Jimin se ha convertido en un pilar importante en mi vida en estos últimos meses. Nunca pensé necesitarle tanto y menos ser merecedor de su amistad. Es muy importante para mí. Tanto como tú lo eres, Kookie."
(...)
Kookie🐰
"Solo que tú no le quieres como un hermano, Yoon. Hay que estar ciego para no notar la química entre ustedes y que Dios me perdone por el comentario ponzoñoso, pero hasta madre que sí lo está percibió que con el tiempo serán algo más que amigos."
Ese pensamiento elevó una nube de nervios al estómago de Yoongi. No, Jimin nunca lo miraría más allá del pobre diablo que estaba intentando educar o de aquel gato callejero que a fin de cuentas era. Solo podía conformarse con ese amor platónico que le profesaba y nada más.
Aclarándose la garganta comprobó la llegada del taxi antes de teclearle a su hermano un escueto mensaje donde le pedía deseos de buena suerte en su pequeño plan de agradecimiento. Los nubarrones se paseaban en el cielo de Seúl, pero las gotas de lluvia aún no parecían emerger.
En una oficina de paredes acristaladas y sillones de cuero, un joven terminaba de consultar el último balance financiero de su empresa, masajeando sus sienes antes de rectificar los lentes que usualmente usaba para trabajar.
—Necesito tomarme un respiro o me saldrá un grano por estrés.
Estaba a punto de presionar el intercomunicador para pedirle a Lisa un expreso cargado cuando unos golpecitos fueron el preludio para que la puerta se abriera suavemente.
—¿Estás muy ocupado? Si es así puedo volver después...
La figura de Yoongi se hizo presente y una sonrisa gigante se dibujó en el rostro de Park.
—Estaba a punto de pedir un café. Pasa, por favor ¿Cómo te fue hoy en la sesión de fotos? Seok Jin dice que ya casi no necesitas ayuda para manejar a Shin Hye.
Comentó instándole a que tomara asiento en uno de los sillones que rodeaban la pequeña sala de visitas de la oficina. Yoongi sonrió tímidamente mientras sus dedos picaban por entregarle la pulsera que descansaba en el bolsillo de su pantalón.
Era tan surrealista estar allí dos meses después, hablando con tal grado de confianza con el chico que prácticamente le había acosado para salvar una campaña publicitaria que ahora rendía millones que no pudo evitar negar con la cabeza.
—¿Pasa algo?
Cuestionó el rubio enarcando una ceja y Yoongi se perdió en aquellos ojos tan suaves como la espuma de un capuchino. Los labios maduros, la nariz delicada, lo impecable que lucía en aquel traje gris perla.
La esencia a colonia cara y esa forma de barrer el cabello hacia atrás cuando estaba nervioso. Jimin se había quedado bajo su piel y él solo...
—Que hace dos meses yo estaba aquí como un ratón asustado buscando una oportunidad y hoy... hoy simplemente puedo verte como un amigo... el más querido de mis amigos...
No sabía cómo había podido pronunciar esas palabras sin titubear y la mención de la amistad dibujó una sombra en el rostro del rubio que se las ingenió para disfrazarla con otra educada sonrisa.
—Sí, la vida es sorprendente. Hoy eres una exitosa estrella del modelaje y aun es el comienzo. No pararemos hasta conquistar el mercado internacional. Ven conmigo.
La pequeña mano de Jimin terminó apresando la suya en un impulsivo agarre. Yoongi trató de ignorar el escalofrío que le atravesaba enredando los dedos entre los del de ojos color caramelo.
Ambos encontraron la parte trasera de la oficina aun con las manos entrelazadas. Allí una pizarra llena de stickers y reseñas marcadas con rotulador exponía la nueva empresa publicitaria en la que se proponía embarcar su "amigo."
Jimin le explicaba sus ambiciones con aquel brillo en la mirada destinado a derretirle el corazón. Sin poder medir el tamaño de su intensidad, la mano que tozudamente le sostenía le abandonó para convertirlo en un abrazo necesitado.
El rubio se quedó en blanco unos segundos. Sopesando si aceptarlo o no, su pecho parecía a punto de explotar, pero el aroma de Yoongi cosquilleándole en la nariz lo obligó a ceder.
—Yoonie... ¿qué pasa ahora?
—Nada... simplemente necesitaba decirte que no sabes cuánto te agradezco haber confiado en mí desde cero. De hecho...—Se separó para mirarle mejor, pero sus manos seguían rodeando la cintura del CEO en un gesto que para una tercera persona sonaría demasiado posesivo e inapropiado siendo solo empleado y jefe—Quería invitarte a tomar un café. Ya pasó la hora del almuerzo pero estoy seguro que aún no comes nada y... y... bueno, le pedí a JK que hiciera algo para conmemorar que un día como hoy me contrataste. No es de marca, es una baratija pero mi hermano, yo...
—Ya enséñame lo que trajiste, gatito latoso...
Las pequeñas manos se cerraron en las acaloradas mejillas de Yoongi. Que Dios le enviara un rayo y lo fulminara por ambicionar la sonrisa ladeada de Park Jimin mientras trabajaba por sacarlo de su pensamiento.
—Es esta... él me ayudó a escoger las cuentas...
Una pulsera tejida con pequeñas cuentas de plástico que simulaban pollitos dentro y fuera del cascarón quedó en su palma. Jimin sonrió al punto que sus ojos se convirtieron en dos pequeñas medias lunas.
—Haz lo honores entonces.
Una muñeca pálida adornada por brazaletes de plata quedó a la vista. Como era de esperarse, Yoongi tardó algunas eternidades controlando el temblor en sus dedos mientras se la colocaba. Jimin le observaba con los ojos entornados antes de ceder a su primer impulso de besarle la mejilla al chico.
—Me ha encantado, no me la quitaré nunca.
Sonrió aún más brillante y el pensamiento de llamarle "bebé" a Yoongi lo hizo acalorarse.
—Yo... esto... pensé... Ah... que bueno que te gustó... Y quieres... ¿Quieres ir a tomar ese café conmigo o...?
—Vamos. De todas formas hoy he tenido suficiente de la oficina.
Jimin se colgó de su brazo derecho antes de presionar el intercomunicador y pedirle a Lisa que cancelara lo que fuera que quedara pendiente esa tarde. Yoongi le indicó el local adonde había planeado llevarle e insistió en que fueran en taxi. Era su pequeño agradecimiento y no permitiría que Park pagara nada, por mucho que protestara.
—No es la gran cosa, pero sé que te gusta el café y aquí preparan unos muy buenos a precios razonables. Solía venir cuando recién empezaba la universidad. Conozco al encargado del local, Kim Namjoon.
El pálido no mentía cuando un muchacho moreno de dulce sonrisa los recibió en la entrada. El contraste era admirable. Jimin en su traje de hombre de negocios, sosteniendo la mano de Yoongi mientras sus mejillas se sonrojaban al ser presentado.
"Para no ser nada, como que ya te crees propietario del chico."
Recordaba las palabras de Taehyung y mientras escuchaba la animada conversación de Yoongi encontrando las estrellas en su mirada azul turquesa, ahora casi gris cortesía del día nublado en la ciudad, no podía estar más confundido.
Dos meses
Dos meses incluyéndolo en su horario. Dos meses, preocupado por la recuperación de su hermano o el lugar donde vivía. Casi sesenta días coleccionando sonrisas tímidas y expresiones de gatito cuando su corazón parecía atraído irremediablemente por la inocencia disfrazada con sensualidad que poseía Yoongi.
—¿Sales con alguien?
La pregunta de Park los dejó mudos a los dos. Ni siquiera él supo por qué le había cuestionado y menos la razón del tono algo autoritario que había empleado para interrumpir la narración del más joven sobre sus días de universitario. Yoongi enrojeció de manera visible pero se las arregló para tomarle las manos por encima de la mesa.
—No, y tú ¿Tienes a alguien en mente?
Fue increíblemente directo y Park alzó una ceja. Como en todas esas escenas clichés, Namjoon llegó con un americano helado para Yoongi y un expreso para Jimin, acompañado por una cesta de bísquets.
—Disfrútenlo. Es cortesía de la casa.
—Gracias.
Contestó el doncel sin apartar sus acaramelados ojos de Yoongi. No le importó el efecto que traería humedecerse los labios con la punta de la lengua sobre el otro chico cuando se atreviera a tentar a su suerte.
—Sí, hay alguien... pero él no es para mí... Nunca podría ser tan egoísta como para empañar su belleza.
Yoongi no pudo evitarlo y con una mueca de fastidio abandonó el contacto de sus manos con los cálidos dedos de Park para centrarse en su café como si fuera lo más interesante del mundo. Jimin había acabado de asesinar la pequeña esperanza que albergaba con esa conclusión y en el fondo, el rubio parecía disfrutar con el enfurruñamiento ajeno.
Para cuando se despidieron de Namjoon, el inicio de una suave llovizna decoraba las fachadas de los comercios de ese lado de la ciudad.
—Mi departamento no está tan lejos. Podemos ir andando.
Sugirió el CEO con cautela. Yoongi seguía sumido en sus pensamientos. Así que solo se encogió de hombros. La lluvia comenzó arreciar tres bloques más adelante, al punto de casi impedirles la visión.
—Te dará una neumonía si seguimos andando con esta lentitud. Súbete, puedo correr hasta tu edificio.
Jimin estuvo a punto de declinar la oferta, pero por otro lado la culpabilidad de haberle inoculado con el virus de los celos le carcomía.
Así que en silencio aceptó la espalda ancha que tanto había admirado en esos dos últimos meses, dejándose cargar como en esas icónicas escenas de los doramas donde los protagonistas tratan de avanzar bajo una romántica lluvia, uno a cuestas del otro.
La recepcionista del complejo donde vivía Jimin los observó con recelo al comprobar cómo sus huellas quedaban impregnadas en la alfombra camino al ascensor. Yoongi seguía siendo una especie de centro de calidez aun cuando el agua le calara hasta los huesos, destacando su figura, ahora más tonificada gracias a las exigencias de la marca que promocionaba.
Jimin chasqueó la lengua antes que el ascensor alcanzara la planta donde estaba su departamento. Su ceño se frunció con violencia al comprobar que Yoongi no parecía dignarse a seguirlo.
—Gracias por aguantar mi intento fallido de celebrar estos dos meses trabajando contigo. Ya estás sano y salvo en casa, así que yo me retiro.
Fue lo que dijo y las puertas del ascensor se hubieran cerrado de veras para enmascarar su rostro congestionado por lágrimas silenciosas si una mano adornada por anillos y una pulsera de curiosos pollitos de plástico no hubiera estado en medio.
Jimin bufaba mientras se atrevía a presionar el botón de parada del ascensor, solo para atraer al menor por el cuello de la empapada camisa.
—¡No puedo creer que seas tan lento!... Joder... bebé... ¡Tú eres ese inalcanzable para mí!
Yoongi se atrevió a mirarlo y fue entonces cuando todo cobró sentido para él. Que el infierno se lo tragaba vivo. No podía permitir que el rubio se retractara de aquella confesión forzada por su inmadurez.
Así que no le importó ser un desastre, mientras sus labios buscaban los de Park con desesperación. Jimin inhaló el aroma a tierra mojada mezclado con la colonia que ahora identificaba solo en Yoongi antes de dejarse conquistar por la lengua del chico.
Ambos respiraban en la boca del otro cuando el pitido de la parada del ascensor los sobresaltó consiguiendo que se separaran con brusquedad.
—Te... te deberías quedar esta noche... no haremos... no habrá, pero yo...
Tartamudeó como un adolescente el de hebras rubio trigo mientras las personas que habían llamado al ascensor hacían su entrada con miradas reprobadoras dirigidas a ellos. Yoongi salió sonriendo.
Cuando se aseguró que no había nadie en el pasillo, envolvió sus brazos alrededor de la cintura del CEO y le besó la coronilla mientras Jimin desbloqueaba la puerta de su departamento.
—Me quedaré donde tú desees. Me gustas mucho, bísquet.
💋🥯LOVE IS AN ISSUE 🥯💋
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