Capitulo 23
Nos quedamos hasta tarde con los chicos, bebiendo cerveza y riendo contando anécdotas frente a una fogata. Una hora después otros grupos se unieron y al final terminamos haciendo un grupo más grande.
Algunos comentaban que me tenían miedo por lo que estaba pasando y más que se decía que yo era la culpable y que eso hacía que no se acercaran a mí, pero después de conocerme se daban cuenta de que yo no era ningún peligro.
Mi novio se quedó esa noche a mi lado sin importar lo que dijeran, la verdad es que con los tragos que llevaba en la cabeza tampoco le di importancia. Yoli se la pasaba riendo con los otros dos amigos de Cris, quienes resultaron gay y pareja.
Uno de ellos fue el que me transmitió el mensaje de Cris el otro día.
Al otro día nos levantaron unos golpes en la puerta, cuando abrí los chicos venían un poco asustados.
― ¿Qué está pasando? ―Pregunta mi novio ya vestido.
― ¿Qué mierda es ese escándalo? ―Yoli entra a la sala con cara de resaca.
―Volvieron a atacar.
― ¿A quién?
―Julia, dicen que está en enfermería. Alguien golpeó su cabeza.
―Ahora va a quedar más estúpida de lo que es―Dice mi amiga haciéndonos reír.
Unos toques en la puerta llaman nuestra atención y mi amiga abre y observa a los dos hombres de seguridad que nos entrevistó.
― ¿Podemos pasar? ―Dice uno de ellos y cuando entra se sorprende al ver a los chicos en la sala.
― ¿Y ustedes qué están haciendo aquí? Pensé que estaban en su habitación.
―Nos quedamos anoche, ¿Hay algún problema? ―Dice Cris mirándolos intimida mente.
―No, pero entonces ¿Ustedes tres se quedaron anoche con la señorita Tara?
―Si―Dicen los tres al mismo tiempo.
― ¿Vieron a la señorita Tara salir en algún momento?
― ¿Por qué esas preguntas? ―Dice mi novio.
―Hubo otro ataque y acusan a la señorita Tara de ser la responsable.
― ¡¿Qué?!―Decimos todos al mismo tiempo.
―Ella no fue―Dice Cris
―Estuvimos con ella toda la noche―Miente Esteban, quien por fin me aprendí su nombre.
―Sí, ella no fue―Dice Miguel.
―Entonces queda claro que ella no fue―Le dice uno de seguridad al otro.
―Estaremos investigando, por favor permanezcan juntos para evitar problemas―Aconsejan antes de salir.
― ¿Qué mierda está pasando?
―Esto parece que alguien está tratando de culpar a Tara de lo que está pasando.
―Es mejor no dejarla sola―Dice Miguel.
―Sí, es mejor que estemos juntos―Dice Yoli.
Salimos al comedor para desayunar y de nuevo tenemos las miradas de todos sobre nosotros. Según vi en internet, muchos especulan que soy yo la que está haciendo todo esto. Los ignoro y me siento a desayunar.
― ¡Ustedes no nos pueden retener en este lugar! ―Dice una chica llamando la atención de todos.
―Lo siento, pero ustedes firmaron un contrato y hasta que no termine el evento no pueden irse―Dice uno de los organizadores-
―Sí, pero en ese contrato no decía que mi vida corría peligro―Dice otra chica.
― ¿Qué está pasando? ―Murmura, Yoli.
―No podemos seguir acá mientras esa mujer está en este lugar―Habla otra señalándome.
¿Qué?
Christopher y Yoli se levantan de su asiento.
―Chicos, por favor no―Les digo tratando que se calmen, aunque por dentro tengo ganas de llorar.
―No pueden culparte por algo que no has hecho―Dice mi amiga en tono alto.
― ¿Tienes pruebas de que ella lo hizo? ―Christopher se acerca a la chica que me señaló y ella da un paso hacia atrás.
― ¿Por qué la defiendes? ―Pregunta otra.
―Si, no deberías estar cerca de ella, puede hacerte daño.
― ¡Cállate, no sabes nada! ―Grita Yoli y está a punto de irse encima del grupo de chicas que me acusan y es detenida por Esteban y Miguel.
―Se pueden calmar por favor―Dice otro de los organizadores.
―No pueden acusar a una persona sin pruebas―Dice otro de los directivos.
―Todos la señalan a ella.
―Yo creo en su inocencia―Dice Miguel levantando la mano.
―Y yo―Dice Esteban.
―Y yo.
―Yo también.
―Yo.
Varias personas levantan la mano, es menos de la mitad, pero algo es algo.
―Por favor mantengan la calma que vamos a solucionar esto y la persona responsable tendrá su castigo.
―Sí, no solo la expulsión, sino que también tendrá cargos.
―Y no solo eso, sus cuentas en las redes sociales serán canceladas―Varios murmullos empiezan entre los participantes. Al parecer la expulsión y la cárcel son el menor de los problemas, pero si la cancelación de sus redes sería el fin de su carrera.
Los hombres de la productora salen dejándonos con el sabor amargo. Christopher y los chicos vuelven a nuestra mesa y comenzamos a desayunar.
―Cristo, tienes una llamada―Uno de los organizadores le entrega un móvil a Cris.
― ¿Quién es?
―Tu representante, dice que es urgente.
Se disculpa y toma el teléfono para hablar aparte.
Siento que las cosas van mal, así que les digo a los chicos que voy al baño. Sigo mi camino y voy por donde tomo Christopher para tomar su llamada. Lo veo a unos metros y me escondo detrás de unos matorrales.
― ¿A ti qué mierda te importa? ―Dice molesto ―Es mi problema, no el tuyo―Camina de un lado a otro ―No lo voy a hacer―Pausa ― ¿Me estás amenazando? ―Se rasca el cabello y se da la vuelta y logró ocultar antes que me vea.
Cris se aleja un poco más como si sospechara que alguien lo espía y esta vez no puedo ir detrás de él y vuelvo a la mesa. Unos minutos después él llega y su cara lo demuestra todo, ha discutido con su representante y puedo sospechar que es lo que está pasando.
Volvemos a mi habitación y Cris les pide a los chicos que se queden cuidándonos mientras él se ocupa de algo. No lo retengo, sé que está furioso y es mejor darle espacio.
Jugamos a las cartas y así pasamos el resto de la tarde y los chicos deben ir a cambiarse para ir a la cena. Yoli y yo nos quedamos preocupadas y cuando salimos solo Miguel nos espera.
― ¿Qué está pasando Miguel? ―Le pregunto al ver su mirada perdida.
―Nada, no te preocupes―Me detengo cruzando mis brazos.
―Dímelo, no quiero mentiras.
―No puedo, lo siento.
―Miguel, por favor. Sé qué tiene que ver conmigo.
―Han amenazado a Cristo con cortarles todos los contratos que tiene con sus patrocinadores―Dice y mis ojos se abren ―No solo eso, muchos de sus seguidores se han retirado por los rumores de una relación contigo―Mis ojos se llenan de lágrimas ―Lo peor es que él está en un proyecto para los niños de cáncer y si lo cancelan muchos de esos niños se quedan sin la esperanza de un tratamiento.
―No puede ser―Dice Yoli a mi lado.
―Lo sabía, sabía que esto pasaría.
―Él está dispuesto a renunciar a todo por ti―Niego con la cabeza.
―No lo va a hacer, ¿Dónde está ahora?
―En su cabaña, yo te acompaño.
Asiento y lo sigo. Tengo que hacer lo que tengo que hacer, así me destroce mi corazón y mi alma.
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