Capitulo 17
Estaba nerviosa por el viaje, mientras que mi amiga parecía estar más entusiasmada que yo.
Cristo y yo seguimos conversando haciendo algunos planes. Él ya había encontrado una cabaña, aunque no había querido decir dónde quedaba, él quería que todo fuese una sorpresa y eso hacía aumentar mi ansiedad.
La verdad es que me estaba costando concentrarme, lo peor es que Yoli no dejaba de repetir que perdería mi virginidad para ese fin de semana.
Aunque Cristo me dejó claro que no pasaría nada que yo no quisiera y me lo ha repetido al pasar de los días, no dejo de pensar lo que se sentiría entregarme a él. Tanto así que ya me estaba haciendo la idea y las noches que lograba dormir soñaba con ese encuentro.
Un mes después había llegado el día en el que me encontraría cara a cara con mi supuesto novio virtual.
― ¿Preparada? ―Pregunta Yoli con una sonrisa en sus labios y solo niego con la cabeza y ella ríe con más fuerza ―Deja de preocuparte, verás que la vas a pasar muy bien.
―No sé, ¿Qué pasa si después de ese viaje él ya no quiere estar conmigo?
―Deja de pensar estupideces, ese chico está loco por ti.
―Yo...
―Yo, nada―Interrumpe ―Más bien espero que tengas todo preparado y no vayas a llevar esas pijamas que te mandas y lleves lo que te compre.
―Eso no son ni pijamas, ni siquiera cubre mi trasero.
―De eso se trata tontica, de provocar que él te caliente el culito―Río negando con la cabeza.
―Estás loca.
―Bueno, aunque pensándolo bien realmente pienso que no las vas a necesitar.
― ¿Por qué lo preguntas?
―Por el hecho de que vas a permanecer más desnuda que con ropa.
― ¡Yoli! ―Tapo mi rostro sintiéndolo caliente ―No digas esas cosas que me arrepienta y termine cancelando todo.
―si llegases a cancelar todo te aseguro que te vas a arrepentir.
―No sé en qué me metí.
―No te pongas, así que lo que te vas a meter es algo bueno―cierro los ojos luchando por no reír y terminó con una carcajada.
―Eres mala.
―No, soy tu mejor amiga y estará esperando que llegues para que me cuentes como te fue.
―Pareces que lo que quieres es deshacerte de mí―Su rostro se sonroja confirmándolo todo ― ¿Acaso tienes algún plan con mi hermanito?
―Bueno, debemos aprovechar que vamos a tener el departamento solos―Encoge los hombros.
―Y yo que pensaba que estabas feliz por mí y lo único que quieres es deshacerte de mí―Hago un puchero y mi amiga me abraza.
―Sabes que no es así, me alegra mucho que por fin hagas algo para ti y no para los demás. Te mereces toda la felicidad del mundo.
―Eso espero y no termine con el corazón roto.
―Pues si llega a pasar estaré acá con varias botellas de tequila esperando y planeando donde enterrar a Cristo después de asesinarlo.
―Gracias―Mi móvil suena y abro los ojos al ver que es Cristo.
―Hola amor, ya estoy abajo― Agito las manos nerviosas.
―Ya bajo.
―Pregúntale si quiere subir―Dice Yoli a mi lado.
―Dile a tu amiga que lo haré cuando volvamos, ahora mismo tenemos que irnos para que no nos coja la noche ―Responde.
― ¿Acaso vamos a ir muy lejos?
―Lo siento, secretos del sumario―Ruedo los ojos ―Voy bajando.
―Te espero―Me quedó escuchando su respiración antes de colgar. Ni siquiera es él quien cuelga las llamas, simplemente espera a que yo lo haga.
― ¡Ahhh, tan divino! ―Yoli hace que despierte de mis pensamientos.
―Me tengo que ir.
― ¡Vete ya! No lo hagas esperar.
Tomo mi pequeña maleta y empiezo a caminar hacia la salida seguida de mi amiga, cuando llegamos al elevador la voy a abrazar y ella me empuja.
― ¿Qué haces?
―Pues voy a despedirme.
―Ah, no señorita. Yo iré a llevarte hasta la puerta de su auto. No quiero que piense que estás sola, él debe saber que si te hace daño voy a romperlo en pedacitos―Sonrió mientras negaba con la cabeza por sus locuras.
Ambas salimos y ahí está él, recargado en la puerta de una camioneta. Sus manos están metidas dentro de la chaqueta negra y lleva una gorra del mismo color con una sudadera y tenis deportivos. Cuando me ve sus ojos se abren y una sonrisa se extiende en sus labios.
―Hola― Digo nerviosa.
―Hola― su voz sale ronca y ambos solo nos quedamos observando sin decir una palabra.
―Espero que no se la vayan a pasar así mirándose como pendejos sin hablar nada―Se burla mi amiga.
―Lo siento― Cristo se rasca el cuello antes de acercarse y darle la mano a Yoli sin dejar de mirarme ―Soy Christopher.
―Hola―Mi amiga sonríe mirándome. No puedo evitar bajar el rostro, sintiéndome avergonzada.
―Bueno, es mejor que nos vayamos.
―Sí, sí―Cristo toma mi maleta saliendo del aturdimiento y va hacia la parte de atrás y la mete.
―Cuídate quieres―Dice mi amiga después de un abrazo ―Cuídala o iré por ti―Le señala a Cristo con el dedo.
―Con mi propia vida― No soy la única que se ha sonrojado.
―Eso espero o mi próximo contenido será de cómo hacer desaparecer a un hombre sin que se den cuenta―Los tres reímos y Cristo abre mi puerta y cuando entro mi amiga se acerca ―Que la pasen muy bien y tengan mucho sexo.
― ¡Yoli! ―Grito y Cristo suelta una carcajada.
― ¿Qué? No puedes seguir siendo virgen toda tu vida―Cierro los ojos deseando que la tierra me trague ―Aunque sé que no va a durar mucho tiempo.
―Vámonos por favor antes que baje a matarla―Digo sin abrir los ojos.
Mi amiga se despide de nuevo y escucho como la puerta se cierra. Cuando hay silencio frunzo el ceño antes de abrir los ojos despacio y me encuentro con la mirada de Cristo. Ambos estamos en la oscuridad del auto puesto que las ventanas están polarizadas y nadie puede ver hacia adentro. Me quedo mirándolo sin saber qué hacer hasta que vuelve a sonreír y acaricia mi mejilla.
―Eres más hermosa en persona ―Susurra despacio ―Me estoy muriendo por besarte.
―Entonces hazlo―su manzana de adán sube y baja antes de acercarse.
Cierro los ojos de nuevo sintiendo el pequeño roce sé sus labios. Mi boca se abre y su lengua se introduce haciendo contacto con la mía, un pequeño gemido sale de mi garganta y Cristo gruñe antes de tomar mi nuca y acercarme para profundizar más nuestro beso.
Me inclino hacia su asiento apoyando mi mano contra su pecho. Cristo me besa despacio y poco a poco va aumentando el ritmo haciendo que mi cuerpo empiece a experimentar sensaciones que nunca había sentido.
Es como si se calentara.
Nos separamos por falta de aire, abro los ojos y me encuentro con sus labios hinchados. Toco los míos antes de que él se acerque y quite mi mano dándome un pequeño beso.
―Es mejor que nos vayamos antes de que no podamos salir del auto―Aprieto mis labios asintiendo.
Cristo se acerca de nuevo y pasa el cinturón por mi pecho, detallo cada movimiento que hace y cuando mis ojos vuelven a los suyos sonríe de nuevo antes de darme un casto beso y volver a su sitio y ponerse el cinturón. Enciende el auto y empieza a conducir.
Suelto un suspiro y decido entretenerme mirando hacia la ventana. Cuando salimos de la ciudad, Cristo apaga el aire y baja las ventanas y así poder disfrutar más de la vista. Empezamos a conversar, él maneja sosteniendo mi mano y de vez en cuando la levanta y se la lleva a su boca para darle besos. Su gesto me encanta y no puedo evitar sentirme un poco nerviosa, unas horas después se empieza a sentir el frío por el clima. Las montañas en las puntas están cubiertas de nieve y el paisaje es mágico. Lo mejor es el aire puro que respiras.
Tuvimos varias paradas para comprar suministros para el fin de semana. Fue divertido ir a un gran supermercado con un carro y entre bromas y pequeños besos robados compramos comida y bebida.
También una que otra botella de vino.
Empezamos a subir por la carretera y me sentía maravillada con los pinos y de cómo el sol traspasaba por los espacios de su arbusto, dándonos la bienvenida a este maravilloso lugar.
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