Capítulo 3
Salgo de la pista con una gran sonrisa y mi corazón latiendo acelerado. Puedo jurar que siento una corriente eléctrica recorriendo desde mis pies hasta la punta de mis cabellos, la cual inició cuando Achilles me besó la mejilla. ¡Él me dió un beso! Y fue increíble, aunque seguro sería mejor si me lo hubiese dado en los labios... Un momento, ¿Qué cosas pienso? ¡No puedo pensar eso de mi mejor amigo!
Aunque si se trata de Achilles Bianchi, el debería ser la excepción de la regla.
De todas formas, ese es el mayor problema. Debido a que soy Lía Clayton, el ser más torpe del universo, no pude decirle quién soy para que me recuerde. Estaba tan nerviosa (y encantada) con él que se me pasó. Aunque eso no evitó que tuviera ese encuentro con él en el segundo tiempo. Y es que verlo tan frustrado y angustiado, me causaba un dolor en el pecho aplastante y debía ayudarlo de alguna forma.
Justo como esperaba mi jugador y su equipo ganaron, sumando otra victoria más a su historia. Y por supuesto, lo celebrarán como es debido en una fiesta. Y yo estoy invitada. Pienso en eso y un escalofrío recorre mi espalda. O sea, es una fiesta llena de alcohol y jugadores sexys, una combinación peligrosa. Y honestamente, no soy para nada fiestera. No sé desenvolverme en lugares así y tengo miedo de hacer algo tonto y quedar en ridículo. ¡Pero tengo que ir! No puedo dejar solo a Achilles, ni mucho menos desaprovechar la oportunidad de estar con él.
Dejo de pensar en todo esto cuando veo a mi hermano en la calle acompañado con el grupo que habíamos conocido al llegar aquí.
—¡Al fin estás aquí Lía, creí que algo te había pasado! —Se queja mi hermano mirándome con el ceño fruncido
—Tú hermano estaba preocupado por ti, parecía que le daría un infarto —comenta con voz burlona un chico cruzándose de brazos
—¡Oh por favor! Lo cierto es que yo también me hubiese quedado un rato más, aunque el partido ya hubiese terminado —añade la peliriza antes de reír abiertamente y yo solo me limito a encogerme de hombros
El grupo hablaron unas cuántas palabras más con Leo antes de despedirse y marcharse. Luego empezamos a caminar en vez de tomar un taxi ya que quizás podemos toparnos con alguna tienda de comida y comprar algo, ya tengo mucha hambre.
—Escucha mandarina, en la noche saldré ellos ¿Vale? Iremos a pasear por el bosque —comenta él mirándome por el rabillo del ojo sin dejar de caminar
—Oye, prácticamente los acabas de conocer. ¿No estás siendo muy confiado? —pregunto frunciendo el ceño. Responde rodando los ojos a la vez que bufa
—Por favor Lía, no somos críos. Ni mucho menos necesito que mi hermanita pequeña se preocupe por lo que hago con mis amistades —dice y vemos un carrito ambulante que vende churros con chocolate. De inmediato nos acercamos para comprar unos
—Bueno... porque yo también voy a salir esta noche —suelto sin más, esperando una buena reacción de su parte
—¿Vas a salir? ¿A dónde? —interroga mientras saca de su billetera unos dólares para pagar los churros y luego los coge entregándome uno
—Solo a pasear... Achilles me invitó —Muerdo la masa rellena de chocolate en seguida, llenando mis mejillas y mi paladar del dulce
—Ah, entonces ya hablaste con él. ¿Y te reconoció? —Me mira atentamente esperando mi respuesta
Yo solo guardo silencio unos segundos pensando en que decir.
No me gustaría mentirle, pero creo que contarle toda la verdad de lo ocurrido puede ponerlo nervioso. Leo es muy protector conmigo, y quizás saber que voy a una fiesta del equipo de hockey de Italia, y además, sin la seguridad de que ando con mi mejor amigo (Achilles) puede hacer que se niegue a la idea de que vaya.
De inmediato tengo lo que me parece la mejor respuesta y contesto— Mmm-hmm... —Miento asintiendo con la cabeza. Luego de tragar hablo por fin— S-Sí, ya sabes... hablamos un rato, y él me invitó para que pasaramos un tiempo juntos... —digo lentamente esperando que se lo crea
Mi hermano analiza mis palabras, pensándolo antes de suspirar y asentir con la cabeza. Pasa su brazo por encima de mis hombros y volvemos a nuestro camino.
—Si vas a estar con Achilles, está bien, ve. Confío en que él te cuidará. Pero sabes que si algo malo te llegara a pasar, él o cualquiera se las tendrá que ver conmigo ¿Entiendes mandarina? —explica con seriedad mirándome a los ojos
—Esta bien, gracias Leo... —Asiento enternecida por su actitud protectora y no digo nada más del tema, para evitar cometer accidentes. Al fin al cabo, ya conseguí mi objetivo.
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Ya son las 7:50 de la noche, y yo no puedo estar más nerviosa. ¿Y cómo no estarlo? Estoy sola, en la noche, en un lugar que desconozco, esperando por alguien que aún no llega. A cada minuto miro la hora en mi teléfono, buscando mil razones por las que Achilles no ha llegado.
La más lógica para mí, es que me dejó tirada. Quizás fui muy ilusa al pensar que él en serio quería llevarme a una fiesta cuando puede estar con mujeres mucho más guapas y atractivas que yo. Pensar en esa posibilidad, me destroza el corazón, pero tampoco es que quiera seguir creándome falsas ilusiones.
Han pasado muchos autos en frente de mí, pero ninguno se detiene. Hasta que un lujoso auto color rojo brillante se estaciona frente a mí y las dudas desaparecen por completo. Él baja del vehículo, vestido con una camisa blanca con las mangas recogidas hasta los codos y unos pantalones color beige con unos zapatos a juego.
No sé si soy yo pero una luz desciende sobre él en el momento en que lo veo y hasta oigo un coro angelical. ¡Se ve malditamente sexy! Estoy segura de que él se ve hermoso sin esfuerzo ninguno. Y pensar que yo tardé dos horas para decidir que ponerme. Luego de darle muchas vueltas opté por unos jeans negros rasgados en la parte de los muslos, una blusa con encajes blanca que deja mi vientre al descubierto, una chaqueta de cuero negra también y unos tacones bajos del mismo color.
—Buenas noches, preciosa —se acerca a mí lentamente mientras sonríe haciendo énfasis en la última palabra
—B-Buenas noches... —susurro suspirando levemente por dos razones: porque estoy aliviada de que llegó. Y la segunda es, porque él me quita el aliento
—¿Te hice esperar demasiado? —cuestiona cambiando su expresión a una preocupada— Lo siento
—No te preocupes. Lo importante es que ya estás aquí...
—¿Entonces estás lista?
—Ahm, e-eso creo, lo cierto es que no soy de ir a muchas fiestas —admito encogiéndome de hombros y mirándolo a los ojos
—No te preocupes, estaré contigo. Confieso que yo tampoco tenía muchas ganas de ir pero no quiero quedar mal con los chicos. Además ir contigo es un buen incentivo —Sonríe de lado a la vez que ladea la cabeza
—Tampoco estaba segura de que ponerme. No mencionaste que tipo de fiesta sería y yo sol-...
—Te ves hermosa principessa. Creo que con cualquier cosa que te pongas te verás genial —añade sin dejar ni siquiera que termine de hablar haciendo que mi corazón se acelere por sus palabras
—G-Gracias... tu también te ves muy bien
—Yo siempre sé como lucir bien —Y vuelve a ser el Achilles de siempre, haciéndome rodar los ojos mientras el pone las manos en su cintura con un gesto de seguridad
Río un poco divertida por su actitud sin apartar la mirada de él. Se ve tan radiante y fresco al mismo tiempo, Achilles siempre tubo un brillo natural. Tiene ese don de destacar en donde sea que esté, es algo que le caracteriza desde que le conozco.
Eso me hace pensar, que quizás este es el momento que tengo para hablar con él sobre, bueno, sobre nosotros. Mentiría si dijera que no he ensayado mis palabras un montón de veces en el espejo, pero de alguna forma cuando trato de recordar solo consigo confundirme más. Es algo tan complicado, y pensar que he esperado años por este momento.
—Oye —Su voz con ese hermoso acento italiano llama mi atención sacándome de mis pensamientos un momento— ¿Y aún... no me vas a decir tu nombre?
¿Con eso bastaría? ¿Es posible que solo con decirle mi nombre, el recuerde quien soy? Entonces... ¿Qué pasaría? ¿Cómo reaccionaría él? ¿Le alegrará?
En todo este tiempo, ambos hemos cambiado. Quiero decir, sé que yo he cambiado, nada es lo mismo desde que nos despedimos hace 4 años. Así que supongo que él también habrá cambiado. Asumir que es el mismo chico de antes sería un poco tonto. Entonces, lo mejor sería conocerlo un poco antes. Saber como se comporta, como es su actitud realmente, como es el Achilles que ahora está frente a mí.
—Yo, no te lo diré... por ahora —murmuro en voz baja perdiéndome en el azul cristalino de sus ojos
Él pareció un poco sorprendido por mi respuesta, pero luego volvió a sonreír como si le hubiese dicho algo que le resultara sumamente interesante.
—Ya veo... entonces, supongo que tendré que ganarme el honor de escuchar tu nombre de estos lindos labios —susurra antes de acercar su mano y acariciar mi labio inferior con suavidad
F*ck, no sé si sea capaz de soportar esto durante mucho tiempo. Quiero decir, ya sé que debo estar sonrojada pero si sigue mirándome así mucho más tiempo las piernas comenzarán a fallarme.
—Vamos hermosa, la fiesta no llegará a nosotros, tenemos que ir a ella
—C-Claro, tienes razón —contesto volviendo en mí mostrándome un poco emocionada
Él a continuación toma con firmeza mi mano y me llev rápidamente hacia su auto
Abre la puerta para mí y subo, luego cierra y entra por el otro lado. Me miro en el reflejo de mi teléfono, para checar de nuevo mi maquillaje y peinado. Luego miro a mi acompañante con discreción, él cual está manejando con una expresión pensativa pero sin dejar de verse seguro y confiado en sí mismo.
¿Cómo demonios hace para verse tan bien siempre?
Como sea, lo mejor que hago ahora es concentrarme al máximo. No quiero hacer el ridículo, ni mucho menos quiero que esta sea una mala experiencia. Quiero decir, estoy con Achilles, ACHILLES, después de tanto tiempo. Es justo lo que quería claro... aunque un poco diferente.
Pero no voy a mentir, este pequeño secreto mío puede ser más divertido de lo que pensaba, y pienso sacarle provecho.
❄🌻❄⛸❄🌻❄
El viaje en auto no fue tan largo, tardamos menos de 10 minutos en llegar al lugar mientras Achilles y yo íbamos hablando de algunas cosas muy casuales. Aunque la verdad quién estaba hablando más era él, yo solo me dedicaba a escucharlo. Cuando estaciona nos bajamos del vehículo y comenzamos a caminar hacia la fiesta. Achilles me contó que se trataba de la casa de un amigo y jugador de su equipo, que además es rico así que la casa es enorme y espaciosa.
Tan solo al entrar las luces están apagadas y lo único que ilumina la sala son otras luces de color neón brillante. El lugar está lleno de personas tanto chicos como chicas, el olor a alcohol se respira en el aire y la música electrónica está puesta a todo volumen tanto que me sorprende que desde afuera no se escuche nada.
Eso de inmediato hace que me sienta muy tímida y pequeña. Ya dije que no soy nada aficionada a las fiestas de este tipo, y con eso me refiero a que nunca había estado en una. Ni mucho menos sin la compañía de alguno de mis hermanos. Solo me encojo de hombros mirando alrededor algo desorientada.
Gracias al cielo siento la mano de Achilles tomar la mía y de inmediato comienza a caminar llevándome consigo hacia la cocina. Aquí hay menos personas y la música se escucha solo un poco más baja.
—¿Esta todo bien? —Me pregunta mirándome con una sonrisa divertida
—S-Sí, ¿Por qué no lo estaría? —contesto con una sonrisita nerviosa mientras subo y bajo los hombros
—No lo sé. Sólo... por favor no te separes de mí en toda la noche ¿Sí? —añade con tranquilidad
—¿Qué pasa? ¿Tienes miedo de estar sólo? —interrogo arqueando una ceja curiosa por su respuesta
—Yo no tengo miedo principessa —Ríe a carcajadas y luego mira hacia una mesa donde hay ligeros aperitivos, snacks y vasos de plásticos de color rojo—. Oye, no quiero problemas ¿Vale? Dime que tienes al menos la mayoría de edad
—¿Recién ahora te preocupas por eso? —Ruedo los ojos para luego darle la razón asintiendo
—Entonces... —Él toma dos vasos, uno para él y me ofrece el otro– Vamos a brindar
Yo miro el contenido del vaso, y no hay que ser muy listo para saber que no se trata de Coca Cola.
—¿Por qué quieres brindar? —cuestiono volviendolo a ver
—Mhm... Por la amistad, la juventud... y el amor —responde alzando su vaso y mirándome intensamente con una sonrisa
Mi corazón se acelera en gran manera al oírlo, sobre todo la última palabra. Sonrío igual y lo imito alzando mi vaso para brindar antes de tomar un trago del líquido.
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